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última versión al 09:16 14 oct 2019

Rafael Guízar y Valencia
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Obispo de la Iglesia católica
Rafael Guízar y Valencia.jpg
Rafael Guízar, canonizado por la Iglesia católica
Información personal
Nombre secularGuízar Valencia, Rafael[1]
Nacimiento26 de abril de 1878
Cotija de la Paz,
estado de Michoacán de Ocampo,
México Bandera de los Estados Unidos Mexicanos
Fallecimiento6 de junio de 1938 (60 años)
México D. F.,
México Bandera de los Estados Unidos Mexicanos
PadresPrudencio y Natividad

Rafael Guízar y Valencia (Cotija de la Paz, 26 de abril de 1878 - Ciudad de México, 6 de junio de 1938) fue el primer obispo mexicano e hispanoamericano canonizado por la Iglesia católica.

Síntesis biográfica

Primeros años

Nació en Cotija, estado de Michoacán y diócesis de Zamora, México, el 26 de abril de 1878.

Sus padres, Prudencio y Natividad, fervientes cristianos, dieron a sus 11 hijos una esmerada educación religiosa.

Hacia el sacerdocio. Su primer apostolado

Huérfano de madre a los nueve años, Rafael hizo sus primeros estudios en la escuela parroquial y en un colegio regentado por los padres jesuitas. Maduró durante esos años su vocación al sacerdocio y decidió seguir la llamada de Dios. En 1891 ingresó en el seminario menor de Cotija y en 1896 pasó al seminario mayor de Zamora. El 1 de junio de 1901, a la edad de 23 años, fue ordenado sacerdote.

En los primeros años de ministerio sacerdotal, se dedicó con gran celo a dar misiones en la ciudad de Zamora y por diferentes regiones de México. Nombrado en 1905 misionero apostólico y director espiritual del seminario de Zamora, trabajó incansablemente para formar a los alumnos en el amor de la Eucaristía y la devoción tierna y filial a la Virgen.

Perseguido por la fe

En 1911, para contrarrestar la campaña persecutoria contra la Iglesia, fundó en la ciudad de México un periódico religioso, que fue pronto cerrado por los revolucionarios. Perseguido a muerte, vivió durante varios años sin domicilio fijo, pasando toda especie de privaciones y peligros. Para poder ejercer su ministerio, se disfrazaba de vendedor de baratijas, de músico, de médico homeópata. Podía así acercarse a los enfermos, consolarlos, administrarles los sacramentos y asistir a los moribundos.

Misionero incansable

Acosado por los enemigos, no pudiendo permanecer más tiempo en México por el inminente peligro de ser capturado, pasó a finales del 1915 al sur de los Estados Unidos y al año siguiente a Guatemala donde dio un gran número de misiones. Su fama de misionero llegó a Cuba, donde fue invitado para predicar misiones populares. Su apostolado en esa isla fue fecundo, y ejemplar fue también su caridad con las víctimas de una peste que diezmó en 1919 a los cubanos.

Obispo de Veracruz

El primero de agosto de 1919, mientras realizaba en Cuba su apostolado misionero, fue preconizado obispo de Veracruz. Consagrado en la catedral de La Habana el 30 de noviembre de 1919, tomó posesión de su diócesis el 9 del año siguiente. Los dos primeros años los dedicó a visitar personalmente el vasto territorio de la diócesis, convirtiendo sus visitas en verdaderas misiones y en obra de asistencia a los damnificados de un terrible terremoto que había provocado destrucción y muerte entre la pobre gente de Veracruz: predicaba en las parroquias, enseñaba la doctrina, legitimaba uniones, pasaba horas en el confesionario, ayudaba a los que habían sido víctimas del terremoto.

Su misión episcopal. Nuevas persecuciones

Una de sus principales preocupaciones era la formación de los sacerdotes. En 1921 logró rescatar y renovar el viejo seminario de Jalapa, que había sido confiscado en 1914, pero el gobierno le incautó otra vez el edificio apenas renovado. El obispo trasladó entonces la institución a la ciudad de México, donde funcionó clandestinamente durante 15 años. Fue el único seminario que estuvo abierto durante esos años de persecución. En 15 años pasaron por sus claustros un total de 300 seminaristas.

De los dieciocho años que regentó la diócesis, nueve los pasó en el exilio o huyendo porque lo buscaban para matarlo. Dio sin embargo muestras de gran valor llegando a presentarse personalmente a uno de sus perseguidores y a ofrecerse como víctima personal a cambio de la libertad de culto.

Su tortuosa relación con su sobrino Marcial Maciel

En enero de 1936, Guízar llevó al afeminado adolescente Marcial Maciel Degollado (15) a vivir a su casa, dentro del seminario de Veracruz (que debido a las guerras cristeras fungía en la ciudad de México), diócesis en la que Guízar era obispo. Debido al afeminamiento del niño, su padre alcohólico había abusado de él, y había alentado a sus hermanos mayores a hacer lo mismo, «para sacarle lo afeminado». Con el fin de «hacerlo hombre», el padre envió al niño a trabajar en los campos de azúcar. Varias décadas más tarde, Maciel le confesaría en la intimidad a una de sus propias víctimas de abuso que desde el primer día los conductores de mulas en el rancho de su padre abusaron sexualmente de él. Durante tres años Maciel fue «protegido» ―como se decía en esa época― del padre Rafael, aunque vivieron en habitaciones separadas.[2]

En diciembre de 1937, mientras predicaba una misión en Córdoba (Veracruz), 290 km al este de la ciudad de México, el padre Rafael sufrió un ataque cardíaco que lo postró para siempre en cama. Desde el lecho del dolor dirigía la diócesis y especialmente la vida de su problemático sobrino, mientras preparaba su alma al encuentro con el Señor, celebrando todos los días la santa misa.

Muerte

Rafael_Guízar.jpeg

El 5 de junio de 1938, una violenta pelea entre ambos contribuyó a la muerte de este tío abuelo materno, que sufrió un ataque al corazón.[2]

El día anterior a la muerte del obispo Guízar, se le había escuchado gritar enojado a Marcial Maciel. Estaba reprendiendo fuertemente a su sobrino de dieciocho años después de que dos mujeres vinieran a la casa del obispo para quejarse de Maciel, que era su vecino. El padre Orozco, que estaba entre el grupo original de niños que fundó la Legión de Cristo en 1941, dijo que escuchó que las mujeres se habían quejado de los extraños ruidos que Maciel hacía con los niños que había traído a su casa para enseñarles religión. Dijo que los funcionarios del seminario culparon a Maciel del ataque al corazón de su tío.
Jason Berry y Gerald Renner Vows of silence: the abuse of power in the papacy of John Paul II (2004)[3]

Uno de los antiguos colaboradores de Maciel ―que cuando era seminarista fue abusado por Maciel― durante una de las relaciones sexuales le oyó vanagloriarse de haber envenenado con cianuro a su tío abuelo, el obispo Rafael Guízar Valencia, que avaló la carrera eclesiástica del ambicioso sobrino en el convulso México de los años 1930.[4]

El 6 de junio de 1938 falleció en la ciudad de México de un paro cardiorrespiratorio.

Al día siguiente fueron trasladados sus restos mortales a Jalapa. El cortejo fúnebre fue un verdadero triunfo: todos querían ver por última vez al «santo obispo Guízar».

Beatificación y canonización

Gracias a las gestiones de su sobrino nieto, el obispo Marcial Maciel (1920-2008) ―amigo personal y protegido del papa Juan Pablo II, quien para protegerlo desoyó el clamor de las víctimas de abuso sexual de Maciel (entre ellos dos de sus seis hijos habidos con tres mujeres diferentes, dos de ellas menores de edad)― el 29 de enero de 1995 Rafael Guízar fue beatificado por el papa en la Basílica de San Pedro.

El 28 de abril de 2006 el papa Benedicto XVI ordenó que se promulgara el decreto «super miraculo» para proceder a la canonización sin necesidad de comprobar aunque fuese un solo milagro. Fue el primer obispo de Latinoamérica canonizado.

Sepultado en la catedral de Jalapa, su sepulcro es meta de peregrinación de miles de peregrinos que piden su intercesión.

Fuentes