Recreación sana

Recreación sana

Recreación sana. El concepto de una recreación sana se ha ido extendiendo por todo el país y ya cuenta con innumerables seguidores. Implica un aprendizaje desde el disfrute, que contribuye a la formación y desarrollo integral de la persona, desde diversas dimensiones: cognitiva, física, espiritual, cultural y social, y que excluye comportamientos de riesgo que dañan al ser humano, la sociedad o el medio ambiente.

Falsas concepciones: Explicación mínima, pero necesaria.

No confundirse: la recreación sana no exige compromiso. Es aquello que nace espontáneamente pero que, en un individuo mejor preparado, le aporta sabiduría en cualquier esfera del conocimiento. Explicación dócil: no hay diferencia entre aprender a nadar o jugar al fútbol, y relajarse frente a un buen cuadro o una entretenida película.
Aprender es ganar puntos en cualquier dimensión que contribuya al desarrollo del hombre: desde el sector psíquico e intelectual hasta el físico y social.
Una persona mejor preparada generará, sin duda, un futuro mejor. Y la recreación sana apunta en este sentido. Implica libertad, espontaneidad, diversión, entretenimiento, goce y relajación de las tensiones cotidianas, pero con una perspectiva saludable.

Conductas correctas: Diversión que se alarga 

La recreación sana propone también conductas correctas, no por obligación, sino por conciencia y consideración hacia los otros y también hacia uno mismo. ¿Cuántas veces se ven impedidos de poder disfrutar de una estancia vacacional porque algún irrespetuoso perjudica a todos, rompiendo, maltratando o sencillamente perjudicando la propiedad colectiva? ¿O alguien que ha bebido demasiado se ha ido a las manos por cualquier razón y ha echado al traste una fiesta prometedora? ¿O tal vez contamine la playa con desperdicios que atentan contra la salud de todos? ¿Acaso estos no se dan cuenta de que también los infractores son afectados?
Cultivar valores éticos es de beneficio para todos. Se garantizan así mejores opciones, mayor satisfacción y, por consiguiente, bienestar en las diversiones. Cada cual es su mejor maestro.
No hacer a otros lo que no te gusta que te hagan, pudiera ser una buena divisa.
Estar conscientes de que se pretende vivir en un mundo mejor pudiera ayudar a comprender la importancia nuestras acciones. Ser felices y espontáneos no implica destrozar algo o realizar actos que luego puedan afectar a otros.
Interiorizar esto es, indudablemente, un paso gigantesco para convertirse en mejores seres humanos.

Los sitios, las ganas, las cosas.

Muchos son los espacios alternativos que han ido desplazando las tradicionales festividades: campismos, Joven Club, centros de recreación, plazas para aficionados y otros han renovado su concepción, desde los carnavales, hasta los conciertos de importantes agrupaciones que abundan en todas las regiones de la isla, aunque existen deficiencias por vencer, se están generando en el país capacidades que ayudan a paliar estas dificultades. La unión de muchas organizaciones con un fin común debe continuar brindando sus frutos para aprovechar nuestro tiempo libre de una manera mejor.

Sana y larga vida a la recreación 

Avanzar es la palabra. Avanzar en todos los sentidos: desde materiales hasta espirituales. Diversión sana es simplemente diversión, pues todo aquello que atente contra nuestra salud deja de ser recreación para convertirse en freno, en insatisfacción. Se debe comprender, aunque cada día lo notemos cuando vamos a la escuela o al trabajo, que no estamos solos. La diversión, sea individual o colectiva, siempre implica a otros directa o indirectamente. Ser consecuentes con nuestra manera de pensar más allá de estereotipos o modas, es el único camino posible para hallar un espacio donde recrearnos, donde liberar la carga y el cansancio y canjearlos por la risa y la alegría.
Crecer, divertirse, aprender: eso es recreación sana, es decir, eso es, simplemente, recreación.

Fuentes 

Somos Jóvenes No. 256. Julio 2006