Registro Fósil del Cuaternario

Registro Fósil del Cuaternario
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Características
Clima:Variaciones climáticas

Registro Fósil del Cuaternario. El período Cuaternario comenzó hace 1.8 Ma, y se extiende hasta el presente. Está dividido en dos épocas: Pleistoceno (1.79 Ma) y Holoceno (11.5 miles de años). Está propuesta la validez y uso del periodo Cuaternario hasta el 2008, cuando sus pisos (Pleistoceno y Holoceno) quedarán incluidos dentro del Neógeno.

Paleogeografía

En este periodo el Archipiélago cubano adquiere sus Rasgos fisiográficos actuales, atravesando por las cambiantes condiciones climáticas que caracterizaron a la más reciente etapa de la vida y la evolución de nuestro planeta. La geografía de nuestra región experimentó significativas oscilaciones en el nivel marino, con la consecuente intensa dinámica en la relación entre las áreas de tierras emergidas y las áreas eventualmente inundadas por el mar, tomadas temporalmente por ciénagas y pantanos.

En las áreas emergidas, tienen lugar los procesos cársicos, dando lugar a la formación de este peculiar ambiente subterráneo, de una amplia extensión en la Cuba actual.

Vegetales fósiles

Las variaciones climáticas y el particular mosaico geológico y edáfico, que caracterizan al Cuaternario cubano, entre otros factores, debieron ser importantes elementos de influencia sobre la conformación de la flora actual de nuestro archipiélago.

El registro fósil de la flora cubana es relativamente escaso. Se destaca la presencia de plantas fósiles preservadas debido a la sustitución de la madera por sílice. En algunas rocas arcillo-arenosas aluvio-marinas aparecen escasos moldes de vegetales, generalmente sustituidas por una película de óxidos e hidróxidos de hierro.

Un caso interesante, es la excelente conservación de maderas, hojas y frutos, impregnados en asfalto natural, asociado a manantiales de asfaltita y grahamita, que forman chapapoteras en varios sitios de Cuba, como consecuencia del derrame de petróleo a la superficie terrestre, miles o millones de años atrás. Entre las principales especies reportadas se deducen taxones propios de sabanas (Pinus caribaea, Coccothrinax sp., Cordia galeottina y Thrinax radiata), cercanos a lagunas de agua dulce (Caraphyllum sp., Spondia lutea, Picus sp.) y otras propias de áreas costeras (Cordia sebestena y Chrysobalanus icaco).

En algunas ciénagas y pantanos costeros, se han formado turbas durante los últimos miles de años, con la preservación de partes potencialmente identificable de la vegetación autóctona. En las rocas arcillosas es común que se hayan preservados elementos vegetales microscópicos, tales como el polen y las esporas, aportados por vegetación herbácea, cortadera, mangles y yanas, etc; pero aún permanecen insuficientemente estudiados. Las turbas cubanas han arrojado una edad de unos 5 000 años, lo que indica que el proceso de formación de las ciénagas que las contienen, es relativamente reciente.

En varios sitios del país, relacionado con manantiales y corrientes de agua saturadas en carbonato de calcio, actualmente se forman en condiciones naturales normales, excelentes moldes de las diferentes especies de la flora propia de las áreas circundantes a esas fuentes, que quedan empotrados en capas sucesivas de travertina.

Entre el relleno sedimentario de las extendidas cavidades cársicas (cuevas, cavernas, solapas, casimbas, etc.) no es rara la aparición de carbón vegetal, y que en muchos casos, son testigos de la ocurrencia de fuegos producidos por causas naturales, en el pasado prehistórico no lejano.

A partir del Plioceno (últimos 10 000 años) es que llegan a Cuba, probablemente procedentes de América Central y a través de la cresta de Caimán, la mayor cantidad de componentes de las pluvisilvas, y además, se enriquecen las sabanas y matorrales xeromorfos. Entre otros, parecen haber arribado en esta época, Asteraceae, Rubiaceae (Psychotria) y Orchidaceae (Lepanthes y Pleuothallis). También siguieron esta vía, numerosos taxones originarios del continente sudamericano, aprovechando el cierre del Istmo de Panamá, tales como: Dillenaceae ([[Davilla), Eriocaulaceae (Paepalanthus), Cyperaceae.

Así mismo llegaron a Cuba especies Laurásicas, como Quercus (Q. cubena) y Salix (S. caroliniana). Y más recientemente, entraron otras desde la península de La Florida, Fraxinus (F. carolina var. cubensis). Los estudios Paleobotánicos que pudieran confirmar estas consideraciones están aún por afrontarse en Cuba.

 
Troncos fósiles del Cuaternario.jpg

Animales

Las rocas marinas cuaternarias se disponen alrededor de casi todo el territorio cubano, en forma de franjas generalmente asociadas a las costas actuales, a escasos metros sobre el nivel del mar. Ellas contienen un registro fósil conformado por restos de organismos muy similares a los que habitan en la plataforma marina actual, mucho de ellos tienen sus especies vivientes en nuestro territorio.

Invertebrados fósiles

Abundantes conchas, caracoles, esqueletos calcáreos y otros elementos, fueron aportados por la rica fauna de invertebrados marinos que pululaban en aquellas aguas, en los últimos miles de años; muchos de los cuales aún viven en los variados medios de los mares poco profundos que bañan las islas, miles de cayos, bahías, lagunas y pantanos costeros, característicos de nuestro archipiélago.

En general, los estudios de los invertebrados fósiles cubanos requieren aún de mayor atención, y aunque algunos grupos ya han sido tratados en detalle, casi todos adolecen de una rigurosa actualización taxonómica.

Entre los invertebrados marinos más conocidos de este periodo se destacan los [[moluscos bivalvos, representados por cientos de especies de diversos géneros (Arca, Argopecten, Barbatia, Hyotissa, Cardium, Chama, Chione, Chlamys, Lima, Lopha, Lucina, Mytilus, Ostrea, Pecten, Spondylus, Tellina, Xenophora y otros); conservados en las rocas marinas más recientes.

Algo similar, ocurre con los moluscos gasterópodos marinos, contenidos en las calizas más jóvenes, donde se han reconocido numerosos géneros (Architectonica, Bulla, Cassis, Cancellaria, Cerion, Ceritium, Citharium, Conus, Cypraea, Diodora, Fissurella, Melongena, Natica, Nassarius, Nerita, Oliva, Polinices, Rissoina, Strombus, Regula, Tricolia, Turbo y otros), la mayoría de los cuales, están vivientes en los mareas que rodean a nuestra isla, y además, presentan varias especies cada uno.

Más raramente se han mencionado, entre los moluscos cuaternarios, la presencia de Escafópodos (Dentalium antillarum, Dentalium sp.); un grupo de fósiles prácticamente no tratado aún.

Otro grupo fósil común en las rocas marinas cuaternarias, es el de los Equinoides, con varios géneros (Brissus, Clypeaster, Echinoneus, Schizaster, Tarphypygus, Mellita y otros), a los que pertenecen varias especies vivientes.

En las rocas calizas formadas en los últimos cientos a decenas de miles años atrás, que se encuentran distribuidas, casi por completo, alrededor de las líneas de costas cubanas, a sólo unos metros de altura desde el nivel normal actual del mar, existen particulares asociaciones de corales (Acropora, Agaricia, Cladocora, Colpophyllia, Davia, Diploria, Eusmilia, Isophyllia, Madracis, Meandriana, Montastrea, Mycetophyllia, Porites, Siderastrea, Solenastrea, Stephanocoenia, Stylophora y otros), muy bien conservadas, fósilizadas in situ, donde muchas de las especies viven hoy en los fondos marinos someros.

También en la literatura se menciona una especie de Hydrozoos (Nellia oculata), un grupo fósil prácticamente no estudiado hasta el momento en Cuba. Entre los escasos crustáceos fósiles del Cuaternario se han reportado sólo dos géneros de cangrejos Decápodos (Calinassa sp. y Mitrax hispidu).

También se reconocen Icnitas conservadas en las rocas y sedimentos cuaternarios y recientes, representadas por perforaciones y galerías, debidas a la actividad de un molusco perforador (Lithophaga). Las icnitas en general son comunes en muchas rocas cuaternarias costeras actuales; ya descritas en el área antillana, pero aun sin atención en nuestro país. Peculiar resulta la preservación de excrementos fósiles, llamados Coprolitos. Estos fósiles se conocen en los sedimentos cavernarios, y presentan especial preservación en los depósitos de Asfaltitas naturales, debido a la rápida impregnación que sufren por el hidrocarburo, llegando a su completa sustitución composicional y hasta una cierta recristalización mineral.

Más raramente, también suelen aparecer conchas de moluscos pulmonados costeros, vivientes, (Cerion, Ligus, Planorbis), conservadas entre las Paleodunas cuaternarias.

También, en los depósitos arcillosos, recientes o actuales, formados en las cavidades cársicas cubanas, son muy comunes y abundantes las acumulaciones de conchas de las ricas poblaciones de moluscos pulmonados terrestres, que habitan en nuestro país, más de 1400 especies, donde llegan a formarse, debido al arrastre pluvial, verdaderas Lumaquelas o Coquinas de cientos y miles de ejemplares; que también pudieran ser útiles en estudios ecológicos comparativos u otros.

Moluscos gasterópodos pulmonados recientes.jpg

Vertebrados fósiles

La mayor riqueza, que exhibe el registro fósil cuaternario cubano, la brinda quizás el peculiar y diverso material fósil producido por la Megafauna de vertebrados terrestre, que habitó nuestro territorio en los últimos cientos de miles y miles de años atrás. Asimismo, se destacan los restos óseos de los grandes perezosos, los diversos roedores, las gigantescas aves depredadoras y cañoneras, los pequeños y gigantes insectívoros, los numerosos murciélagos, reptiles y anfibios, entre otros animales desaparecidos en el pasado reciente. Los depósitos fosilíferos cuaternarios más extendidos en Cuba son aquellos los acumulados en las cavidades cársicas.

Entre los fósiles más llamativos del Cuaternario cubano, se destacan los primates, que ya habían aparecido en el registro fósil del Mioceno cubano, y que están representados, también en el Pleistoceno, por una especie de mono aullador (Paralouatta varonai).

Los Megaloníquidos, con ancestros miocénicos también, durante el Pleistoceno poseen varias especies fósiles de diferentes tipos de perezosos ([[Megalocnus rodens, [[Parocnus browni, Neocnus gliriformis, Neocnus major y Acratocnus antillensis), todos extintos actualmente, aun cuando al parecer, cohabitaron junto al hombre primitivo que pobló la islas antillanas.
Edentados megaloníquidos del Cuaternario.jpg

Otro grupo, con parientes miocénicos en el registro fósil cubano, es el de los roedores. Un aspecto muy interesante de este grupo, es la alta diversidad de especies fósiles que exhibe en el Cuaternario. Abundantes, son los restos de Jutías, con varios géneros y especies fósiles, los Caprómidos ([[Capromys, Mesocapromys y Geocapromys), las que superan en cantidad a las especies vivientes en Cuba, y además los Equímidos (Brotomys) o ratas espinosas.

En los depósitos fosilíferos cubanos, han sido reconocidos dos tipos de Insectívoros, unos considerados gigantes, como es el Almiquí (Solenodon arredondoi), y otros, muy pequeños, llamados Musarañas (Nesophontes). Estos mamíferos de características primitivas, tienen un descendiente viviente (Solenodon cubanus), pero las demás especies sólo se conocen extintas.
Insectívoros fósiles y vivientes del Cuaternario.jpg

Los Murciélagos actualmente son un grupo de mamíferos voladores muy diverso en el territorio cubano, y el registro fósil así lo atestigua también, pues se conocen varios géneros y especies (Pteronotus pristinus, Mormoops magna, Cubanycteris silvai, Phyllops vetus, Phyllops silvai, Desmodus puntajudensis). La mayoría de las especies fósiles no tienen representantes vivientes.

A pesar de que el registro fósil de las Aves en Cuba, es relativamente escaso, exhibe una amplia diversidad; aun cuando la delicada naturaleza del material óseo de este grupo, tiende a desfavorecer su fosilización. Un amplio grupo de aves, aparece en los depósitos cavernarios de nuestro país, muchas de ellas vivientes en las regiones de donde se han registradas.

Es así que se han descrito en estado fósil una diversidad de géneros y especies relativamente alta, entre las que se cuentan: las gigantes aves depredadoras y carroñaras, como los Búhos (Bubo, Pulsatrix, Ornimegalonyx oteroi), los Gavilanes (Buteo, Geranoaetus, Amplibuteo, Titanohierax, Gigantohierax), las Carairas y los Halcones (Caracaora, Milvago, Falco), los Cóndores (Buitres del Nuevo Mundo), (Gymnogyps) y las Lechuzas (Tyto noeli, Tyto riveroi). Además, aparecen restos óseos fósiles de otros tipos de aves, como las Cigüeñas y Cayamas (Ciconia, Mycteria), los Teratornos (Teratornis), las Grullas (Grus), las Gallinuelas (Nesotrochis), los Alcaravanes (Burhinus), los Zarapicos (Capella), los Guacamayos (Ara), los Guabairos y Querequetés (Siphonorhis) y los Tapaculos (Scytalopus).

Los restos de reptiles fósiles son comunes en los sedimentos cavernarios del Cuaternario cubanos. Con frecuencia aparecen la Tortuga, conocida sólo por sus restos fósiles (Geochelone cubensis), y el cocodrilo antillano (Crocodylus antillensis). Además, en muchos casos son frecuentes los restos de Iguanas (Cyclura) y Majaes (Epicrates), y también, se registran lagartos, sapos, ranas y otros pequeños invertebrados; en general son grupos muy poco estudiados en estado fósil en nuestro país.

Los fósiles de vertebrados marinos cuaternarios son raros, se mencionan fragmentos de huesos entre conglomerados, de cantos de calizas, corales, conchas de moluscos marinos y terrestres, [[oolitos y Pseudolitos; al parecer acumulado como productos del aporte aluvial a la cuenca marina somera.

La mayor parte de los vertebrados terrestres cubanos, extintos y vivientes, tienen sus ancestros en la parte meridional de América del Sur. Los insectívoros, en cambios, parecen haber arribado desde Norte América; de donde es típico este grupo de animales. Los demás grupo de vertebrados muestran orígenes variados, en dependencia de los mecanismos de dispersión de cada uno, entre otros factores. Sobre algunos grupos el conocimiento actual aún es limitado, y merecen en general, mayor atención.

Por último, principalmente, en los depósitos de las cuevas cubanas, se han conservado los restos esquelétales de nuestros aborígenes, a veces mezclado con otros fósiles más antiguos y con los relictos de sus propias herramientas y dieta; los cuales son objetos de estudio de la Arqueología, la Antropología y la Arqueozoología, disciplinas éstas, también históricas y de la vida, pero que pretenden reconstruir el pasado histórico, y con las cuales generalmente, es confundida la Paleontología, dedicada como se ha visto, a estudiar el pasado prehistórico.

Fuente

  • Rojas Consuegra Reinaldo. Sinopsis del Registro Fósil de Cuba, 2006. Tesis de Doctorado. Museo Nacional de Historia Natural.
  • López-Almiral, Antonio. 2006.
  • Iturralde-Vinent, Manuel Antonio. Paleogeografía de Cuba, 2004. Museo Nacional de Historia Natural.
  • Enciclopedia Encarta. 2005.
  • Escala del Tiempo Geológico, 2004. Gradstein et al., 2004.