Síndrome de Munchausen

Revisión del 12:15 10 ene 2011 de Cienfuegos11 jc (discusión | contribuciones) (Características)
Síndrome de Munchausen
Información sobre la plantilla
260px
Clasificación:Simulación repetida de enfermedades físicas, usualmente agudas, aparatosas y convincentes, por una persona que vaga de un hospital a otro en busca de tratamiento.
Región de origen:Distribución regional del pulmón


Síndrome de Munchausen
. Los pacientes con síndrome de Munchausen son capaces de simular muchas enfermedades físicas, tales como infarto de miocardio, hematemesis, hemoptisis, abdomen agudo o fiebre de origen desconocido. La pared abdominal de uno de estos pacientes puede mostrar una encrucijada de cicatrices o incluso haberle sido amputado un dedo o una extremidad. La fiebre se debe a menudo a abscesos producidos por el propio enfermo, y el cultivo, generalmente de Escherichia coli, indica la fuente del microorganismo infectante.

Características

Estos pacientes son capaces de simular muchas enfermedades físicas tales como infarto de miocardio o fiebre de origen desconocido. A veces acaban convirtiéndose en una inacabable responsabilidad para los servicios médicos o quirúrgicos, pero, no obstante, el problema fundamental es el psiquiátrico, mucho más complejo que una simple simulación engañosa de síntomas, y vinculada a graves trastornos emocionales. Los pacientes pueden tener rasgos de personalidad histriónicos, a la vez que son inteligentes y con recursos. Saben como simular una enfermedad con sofisticada habilidad. Se diferencian de los simuladores en que sus mentiras y simulaciones son conscientes, pero las motivaciones para fingir la enfermedad son en gran medida inconscientes.Son evidentes los sentimientos de culpa.

Habitualmente, existe una historia precoz de abuso emocional y físico. Los pacientes parecen tener problemas de identidad, sentimientos intensos, control inadecuado de los impulsos, sentido de la realidad deficiente, episodios psicóticos breves y relaciones interpersonales inestables. La necesidad de que se les preste atención es pareja a la incapacidad de confiar en figuras de autoridad, a las que manipulan y provocan o someten a prueba continuamente. Son evidentes los sentimientos de culpa y la necesidad de castigo y expiación asociada.

El síndrome de Munchausen por delegación consiste en una extraña variante del cuadro en que generalmente se utiliza a un niño como paciente sustituto. Los padres falsifican la historia y pueden lesionar al niño con fármacos, añadir sangre o contaminantes bacterianos a las muestras de orina, etc., para simular una enfermedad; solicitan asistencia médica para el niño, mostrándose siempre profundamente consternados y protectores. A menudo el niño está gravemente enfermo, con frecuencia requiere hospitalización y puede llegar a morir. Hay diversos trastornos facticios que pueden asemejarse al síndrome de Munchausen. Los pacientes se pueden provocar conscientemente los signos propios de la enfermedad, por ejemplo, produciéndose traumatismos en la piel o inyectándose a sí mismos un alergeno al que saben que son sensibles. Entonces solicitan atención médica, pero sabotean el tratamiento con una enfermedad autoinducida o autoperpetuada. Estos pacientes se diferencian de los del síndrome de Munchausen en que tienden a simular sólo una enfermedad, sólo lo hacen durante períodos de estrés psicosocial importante, no tienden a ir de hospital en hospital o de médico en médico y, por lo general, pueden ser tratados con buenos resultados.

Causas

Habitualmente, existe una historia precoz de abuso emocional y físico. Los pacientes parecen tener problemas de identidad, sentimientos intensos, control inadecuado de los impulsos, sentido de la realidad deficiente, episodios psicóticos breves y relaciones interpersonales inestables. La necesidad de que se les preste atención es pareja a la incapacidad de confiar en figuras de autoridad, a las que manipulan.

Tratamiento

En los pacientes de síndrome de Munchausen el tratamiento rara vez es fructífero. Acceder a las manipulaciones del paciente alivia su tensión, pero provoca una escalada, sobrepasando en última estancia lo que los médicos pueden o están dispuestos a hacer. Enfrentarse al paciente o negarse a sus demandas de tratamiento da lugar a reacciones de enfado que le llevan a cambiar de hospital. El paciente acostumbra a rechazar el tratamiento psiquiátrico. Sin embargo el tratamiento suele reducirse al reconocimiento de la enfermedad y a evitar los procedimientos que impliquen riesgo como la medicación excesiva.

Se recomienda confrontar a estos pacientes sin culpabilizaciones ni reproches. El médico debe mantener la condición de enfermedad real, indicando simultáneamente al paciente que si coopera, pueden resolver el problema subyacente. A menudo habrá que implicar a algún miembro de la familia, con quien abordar el problema como una enfermedad, no como un engaño; es decir, no se explica a la familia cuál es el mecanismo preciso de la enfermedad.

Fuentes