Síndrome del niño emperador

Síndrome del niño emperador
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Es un trastorno que en la mayoría de los casos, son niños con un carácter violento, gritan, insultan a los padres y logran controlarlos e imponer sus exigencias.

Síndrome del niño emperador. A medida que los niños con este trastorno crecen, el síndrome se hace más evidente y puede derivar en maltrato y agresiones físicas, aunque hay que decir que en algunos casos los niños ya pegan desde pequeños, se comportan como verdaderos tiranos, es un síndrome complejo y profundo en el que los padres, sin querer, pueden participar activamente.

Conducta de la familia y el niño

En toda familia se deben definir las reglas y los límites entre el subsistema conyugal y el subsistema parental, dichos límites permiten proteger los dos subsistemas y evitar que un niño intente salirse con la suya siempre que lo desee. Llamar la atención, intentar controlar la situación, obtener todo lo que desean, estas son algunas de las metas de quienes padecen el Síndrome del niño emperador.

Características de este trastorno

El perfil de un Niño tirano o con Síndrome del niño emperador se caracteriza por ser un niño contestatario, inteligente, rápido, no acepta el límite de su autonomía y cuando no obtiene lo que desea se frustra y estalla. Lamentable actuación cuando los padres son afectuosos e intentan dedicar atención a los niños, les hablan como a iguales y les justifican todas las decisiones tomadas, es lo que se conoce como la democratización de la familia. Puede verse como algo positivo, pero recordemos que son niños y que pueden confundir la democratización con la creencia de tener derechos que en realidad todavía no poseen.

Evolución

Cuando son más mayores, los niños que padecen el Síndrome del niño emperador, pueden llegar a fingir que lamentan una situación o un hecho, cuando en realidad le da exactamente igual, está ausente de sentimiento para con sus padres y el resto del mundo. Son niños que se creen con derecho a exigir y recibir, lo peor es que este comportamiento puede terminar derivando en estado adulto a ser agresivos y violentos con sus parejas, amigos, se convierten en delincuentes y fracasados sociales.

Método para prevenirlo

Los padres pueden y deben atender a los síntomas iniciales, establecer unos limites claros y precisos, no permitir que la democratización se convierta en un modo de que puedan ejercer cierta autoridad, dedicarles más tiempo para que puedan desarrollarse emocional y moralmente, hablar mucho con ellos sobre las consecuencias de determinadas acciones o intentar fomentar la empatía entre otras actuaciones.

Opinión de los especialistas

Muchos especialistas en psicología plantean un debate sobre si el Síndrome del niño emperador es el resultado de una carencia educativa y formativa, si es un problema en el que están implicados los factores genéticos de naturaleza psicopática, si son simplemente niños malcriados y caprichosos cuyos padres se han excedido en la democratización, la mayoría de los expertos coinciden en que el síndrome guarda relación con la carencia educacional y la diferenciación de las reglas y límites que antaño predominaban en las familias.

Para el psicólogo criminalista Vicente Garrido, autor del libro “El Síndrome del emperador”, la explicación es la siguiente: “El elemento esencial del Síndrome del emperador es la ausencia de conciencia. Son niños que genéticamente tienen mayor dificultad para percibir las emociones morales, para sentir empatía, compasión o responsabilidad, y como consecuencia tienen problemas para sentir culpa”, además afirma que estos niños tienen problemas para poder empatizar, aprender lecciones de moralidad, tener compasión o ser responsables, del mismo modo tienen problemas para poder sentirse culpables cuando hacen algo incorrecto, al respecto sería interesante retomar la lectura del post inteligencia emocional.

Conducta que asumen los protagonistas

No son mayores de edad, pero son los verdaderos jefes de la familia. No son delincuentes comunes, pero pegan, amenazan, roban, agreden psicológicamente... Son los protagonistas del llamado "Síndrome del emperador", un fenómeno de maltrato de hijos a padres que se ha instalado con fuerza en la sociedad.

Este tipo de violencia no es nueva, pero en los últimos años su incidencia se ha disparado: desde el año 2000, los casos de este tipo de maltrato se han multiplicado por seis, con cerca de 6 mil 500 denuncias recibidas por la Fiscalía General del Estado Español el año pasado.

Estos datos podrían reflejar sólo la punta del Iceberg del problema, por la resistencia de los padres a denunciar a sus propios hijos. La pasada primavera, un caso sacó a la luz pública esta situación: una madre asturiana rogó a los servicios sociales que se ocuparan de su hija, cuyo comportamiento violento: golpes, robos, amenazas, ya no era capaz de resistir ni de resolver, sin embargo, éste no es un caso característico, la tendencia de los padres es a encubrir el problema.

En otros países, el fenómeno se ha tratado durante más años y los datos sobre su incidencia son más preocupantes. Un estudio realizado en Estados Unidos advierte que la violencia, no exclusivamente física, de adolescentes hacia sus padres, tiene una incidencia de entre el 7 y el 18 por ciento en las familias tradicionales, en las monoparentales llega hasta el 29, mientras que las estadísticas canadienses aseguran que uno de cada 10 padres son maltratados.

Razones que pueden motivar esta conducta

Los expertos señalan innumerables causas genéticas, familiares y ambientales que ayuden al desarrollo de este síndrome.

Carlos Peiró, psicólogo de la Unidad de Orientación a la Familia de la Comunidad de Madrid, menciona, entre ellas, "el abandono de las funciones familiares, la sobreprotección y sobre exigencia simultáneas, los hábitos familiares determinados por la escasez de tiempo, la ausencia de autoridad, la permisividad y, sobre todo, la falta de elementos afectivos, como la calidez en la relación con los hijos. Se les educa más en otros entornos sociales que en la familia, algo que no ocurría hace tan sólo una década".

Sin embargo, para otros expertos, aspectos familiares o sociales, como la permisividad o la ausencia de autoridad, no son suficientes para explicar este fenómeno. Así lo cree Vicente psicólogo criminalista y autor de Los hijos tiranos: el síndrome del emperador.

Un padre excesivamente permisivo tiene como resultado un hijo caprichoso e irresponsable, pero no un hijo violento. La permisividad puede echar a perder a un niño: hacerse vago, juntarse con malas compañías, cometer delitos, pero si hay violencia es como resultado de un proceso de deterioro personal por falta de educación, generalmente al final de la adolescencia, explicó.

La clave está en que estos niños "son incapaces de desarrollar emociones morales como la empatía, el amor o la compasión, lo que se traduce en dificultad para mostrar culpa y arrepentimiento sincero por las malas acciones".

Por ello, asegura que el "Síndrome del emperador" tiene causas tanto biológicas -dificultad para desarrollar emociones morales y conciencia- como sociológicas, ya que, en la actualidad, "se desprestigia el sentimiento de culpa y se alienta la gratificación inmediata y el hedonismo.

Lo que para muchos es una falta de disciplina que se soluciona con un "cachete a tiempo", es, sin embargo, un problema mucho más profundo que exige "ayudar a que el niño desarrolle una conciencia sólida; ésta es la mejor policía. Y ello se logra aplicando castigos razonables, pero firmes, y explicando las razones morales y prácticas que supone su mala acción. En los casos más graves es, por desgracia, casi imposible", lamenta Garrido.

Principales víctimas

Los escasos estudios realizados en España sobre este fenómeno no permiten elaborar un perfil exacto de las familias que acogen a un niño o joven con el "Síndrome del emperador". Sin embargo, los expertos coinciden en una mayor incidencia en las familias monoparentales.

"La mayoría de los casos se da en madres que vuelven a tener otra pareja". Uno de los pocos estudios realizados al respecto es "La violencia de los jóvenes en la familia, una aproximación a los menores denunciados por sus padres", elaborado por el Centro de Estudios Jurídicos de Cataluña.

El informe asegura que la madre es la víctima en el 87 por ciento de las ocasiones que se produce este tipo de violencia, y que principalmente recibe agresiones físicas, aunque también son habituales las verbales. En el 13,8 por ciento de los casos, el estudio refleja que la intimidación se produjo con un cuchillo o un arma similar.

La edad media de los menores denunciados por este tipo de violencia es inferior a la de otros delitos. Mientras que en estos últimos es de 17.5 años, en el "Síndrome del emperador" es de 16 años. Sus protagonistas, además, no suelen tener historial delictivo.

Una última característica es que esta violencia familiar tiene una incidencia sensiblemente superior en hijos adoptados frente a los biológicos.

Identificación del Síndrome

  • Incapacidad para desarrollar emociones morales como empatía, amor, compasión, auténticas, esto se traduce en muchas dificultades para mostrar culpa y arrepentimiento sincero por las malas acciones.
  • Incapacidad para aprender de los errores y de los castigos. Ante la desesperación de los padres, no parece que sirvan regaños y conversaciones, él busca su propio beneficio, parece guiado por un gran egocentrismo.
  • Conductas habituales de desafío, mentiras e incluso actos crueles hacia hermanos y amistades.

Cómo enfrentarlo

1.- Desarrollar de manera intencionada y sistemática las emociones morales y la conciencia de los hijos, dándoles oportunidades para que practiquen actos altruistas y que extraigan lecciones morales.

2.- Establecer límites firmes que no toleren la violencia y el engaño.

3.- Prestar ayuda para que desarrollen habilidades no violentas que satisfagan su gran ego.

Escuelas especiales

Hay una escuela especial en Córdova, Argentina, para educar a los padres que tienen un hijo que ha demostrado reiteradamente una conducta poco adecuada. Al igual que los programas televisivos, la finalidad es la reeducación de los padres para evitar el comportamiento del niño.

A través de varias sesiones semanales, los padres dialogan y debaten sobre los temas que afectan principalmente en la conducta de sus hijos, mientras, los niños son asistidos por los psicólogos o psiquiatra] de la Unidad de Salud Mental.

La idea es mostrarles a los padres el camino adecuado para eliminar los problemas y alcanzar una adecuada relación afectiva con sus hijos mediante la enseñanza de cómo deben comportarse evitando que el niño les gane terreno. Los progenitores deben ganarse el respeto del niño y esta es sin duda una tarea, en ocasiones ardua.

Uno de los problemas más frecuentes de este centro, según las palabras de los especialistas que allí ejercen, es la problemática que presentan algunos padres en la negación absoluta de formar parte de la escuela de padres. Dejan al niño para que los médicos lo traten y creen que ellos no son parte del problema, por tanto no asisten a dichas clases. Precisamente este comportamiento muestra la necesidad de aprender a ser padres.

Fuentes

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