Sanidad Militar

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Concepto:Doctrina médica militar que han marcado su decursar en la historia de la Revolución Cubana a partir del 10 de octubre de 1868.

Sanidad Militar. Las tradiciones humanitarias, éticas y patrióticas de los combatientes del Cuerpo de Sanidad Militar Mambisa durante la Guerra de los Diez Años y el Ejército Libertador como brazo armado-iniciador de la Revolución Cubana en 1868, los cuales respetaron siempre las leyes más universales relativas a la protección y el trato humano de los heridos, enfermos, prisioneros y población civil que estuvieron involucrados de una forma u otra en el conflicto armado entre el Gobierno de la República en Armas y el Régimen Colonial Español.

Surgimiento y desarrollo

El surgimiento y desarrollo del Derecho Internacional Humanitario y la Sanidad Militar en Cuba en el contexto de la Guerra de los Diez Años a partir de la digna posición y manejo de la situación hecha por Carlos Manuel de Céspedes, Padre de la Patria.

Se destacan los preceptos que han caracterizado a dichos principios del Derecho Internacional Humanitario desde la época inicial que marcó el nacimiento de la Nación Cubana. Se señala la necesidad de trasmitir estos valores y conocimientos a los profesionales y alumnos de medicina militar con vistas a contribuir a la actual Batalla de Ideas.

Cumplimiento del Derecho Internacional Humanitario

Los médicos militares y el personal sanitario en Cuba han tenido a lo largo de su historia un intenso aval participativo en el cumplimiento del Derecho de la Guerra (Derecho de los Conflictos Armados o Derecho Internacional Humanitario) basado en los fundamentos éticos y patrióticos de la doctrina médica militar que han marcado su decursar en la historia de la Revolución Cubana a partir del 10 de octubre de 1868.

Resulta, por lo tanto, de gran importancia que los oficiales, cadetes, sargentos, soldados y trabajadores civiles de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y en particular todo el personal de los servicios médicos, dominen los elementos históricos y de principios en cuanto al cumplimiento de las normas del Derecho Internacional Humanitario (DIH) por el personal de Sanidad Militar (SM) como una forma efectiva de aplicarlos a la “historia nueva”.

Precursor del Derecho Internacional Humanitario

El Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes, fue, sin lugar a dudas, el precursor del cumplimiento del DIH en las guerras de la independencia y en lo particular, el Cuerpo de Sanidad Militar Mambisa que a través de sus miembros aplicaron los principios humanitarios de una manera realmente extraordinaria para el contexto histórico existente entonces.

El DIH y los Servicios Médicos en Cuba tienen en común principios y normas como base: la prevención, la promoción, la protección, la restauración de la salud de los heridos, enfermos, prisioneros y población civil. Ellos surgieron en la Guerra de Independencia, volvieron a cumplirse por el Ejército Rebelde y deben reconocerse en la actual Batalla de Ideas.

Servicios Médicos

Se puede afirmar que si existe una esfera del trabajo de las FAR donde la aplicación del DIH tiene una vigencia permanente es precisamente en los Servicios Médicos, ya que su propósito supremo es asistir y garantizar la vida y trato humano a los combatientes y población civil en tiempo de guerra y en tiempo de paz.

Esta labor humanitaria se resume en la siguiente idea martiana: “Hay más gloria en sacar una espada del pecho de un herido, que en hundirle la espada hasta la empuñadura” Carlos Manuel de Céspedes fue uno de los más grandes humanistas americanos del Siglo XIX, su confianza en las capacidades del hombre, su profundo respeto al decoro humano, están presentes a través de toda su obra, así como su entrega total a la causa de la independencia de su Patria. En el Manifiesto de la Junta Revolucionaria de la Isla de Cuba, al dirigirse a sus compatriotas y a todas las naciones señalaba: “Al levantarnos armados contra la opresión del tiránico gobierno español, siguiendo las costumbres establecidas en todos los países civilizados.

Principios dignos

Respetamos las vidas y propiedades de todos los ciudadanos pacíficos, aunque sean los mismos españoles, residentes... y en general, demandamos la religiosa observancia de los derechos imprescriptibles del hombre, constituyéndonos en nación independiente El Padre de la Patria, quien era un eminente abogado, llamó a hacer la guerra “siguiendo las costumbres” y promovió el trato justo al enemigo rendido, los prisioneros y la población civil a lo largo de la contienda, casi al mismo tiempo de haber sido publicado los documentos emitidos entre 1863 y 1864, con los que se daba a luz al DIH y el movimiento de la Cruz Roja Internacional en Ginebra (aunque no existen antecedentes documentales de que hubiese conocimiento de estos en el territorio cubano en esa época).

En uno de sus primeros documentos, fechado el 30 de octubre de 1868, el General en Jefe dicta las medidas pertinentes contra los malhechores que se aprovechan del estado insurreccional para fomentar el saqueo, el robo y el pillaje; planteaba: “...creyendo tal vez que la revolución puede permitir el desorden, se han entregado al pillaje y al robo por los campos, he dispuesto que se ejerza la mayor vigilancia posible, y se aprehendan inmediatamente a todo aquel que sea reo de alguno de estos actos”.

Por otra parte, tomaba también las medidas para el racionamiento y abastecimiento de las tropas cuando dispuso el 28 de noviembre de 1868 un decreto donde recogía distribuyan las raciones que correspondan a cada compañía, cuerpo de guardia o retén. (...) que esta orden tenga su más exacto cumplimiento dando cuenta a este Estado Mayor de cualquiera infracción que contra ella se cometa. Consecuente con sus ideas y principios humanitarios, al mes siguiente de iniciada la contienda bélica Céspedes, dictó un Bando de fecha 12 de noviembre de 1868 en el cual dispuso el perdón de los soldados españoles que se entregaran voluntariamente y estableció que serían juzgados por un Consejo de Guerra verbal y ejecutados militarmente los soldados y jefes de las fuerzas cubanas que violaran y efectuaran pillaje, indulto a los ciudadanos pacíficos.

El 14 de diciembre de 1868 Céspedes en una circular denuncia la barbarie de las tropas coloniales y el fusilamiento de un revolucionario ejemplar en la que expone: “... se me dice cortaron las orejas a los nuestros, y aún el ciudadano abanderado Ardila, “estando todavía vivo” sobre el campo de acción.

Funciones y figuras destacada de la Sanidad Militar

La historia quiso, por razones diversas, que muchos de los iniciadores de la epopeya revolucionaria fuesen abogados o profesionales de la salud, todos con una altísima cultura y vocación humanista y ética. También sin distingo de clase figuraron hombres y mujeres que no fueron médicos, ni farmacéuticos, ni dentistas, ni estudiantes, pero fueron practicantes de farmacia flebotomianos, auxiliares de sanidad y hasta curanderos, pues todos en aquellos momentos difíciles fueron útiles a la patria y se destacaron en los diferentes escenarios combativos, unos como jefes militares o soldados, otros como miembros activos o empíricos del Cuerpo de Sanidad Militar y en no pocas ocasiones ejerciendo ambas funciones en el campo insurrecto.

Cabe destacar la figura del doctor Félix Figueredo y Díaz, uno de los primeros conspiradores contra el régimen colonial que al iniciar Céspedes la Revolución en Yara, se une a las fuerzas de Donato Mármol. Luego se vincula extraordinariamente al General Antonio Maceo, del cual fue médico personal y amigo. Con él compartió como ayudante personal la gloriosa página de la Protesta de Baraguá de la Guerra.

Actuaciones destacadas

La actuación de Figueredo como médico es de notar en la atención de los heridos y enfermos tanto mambises como del enemigo. Los servicios médicos a su cargo estaban siempre cerca de los campos de batalla. Fue quien asistió a Maceo cuando estuvo gravemente herido.

Como estrategia y médico militar puso en práctica los principios que según el DIH se establecen para los conflictos armados (necesidad militar, limitación, distinción y proporcionalidad). Ante el intento de la Toma de Bayamo por los españoles, el Licenciado en Farmacia Pedro Manuel Maceo Infante, fue uno de los primeros en la acción incendiaria al tomar una tea y quemar su botica y la casa de sus hijos antes de que pasara a manos del enemigo. En ese momento Maceo Infante se incorpora a las fuerzas insurrectas como jefe de sanidad.

Esta actuación, al dirigir prácticamente el incendio de Bayamo se le reconoce como una necesidad militar imperiosa, es decir, como un principio que justifica las medidas en casos de necesidad para vencer al enemigo y que se acepta en las normas del DIH. La historia independentista cubana está plagada de actuaciones de principios, tanto en el plano del derecho como en el accionar de la sanidad militar.

En la Sierra Maestra

Más cercano en el devenir histórico, se ha de destacar la posición del Comandante Ernesto Che Guevara cuando tuvo lugar el ataque al Cuartel de La Plataen la Sierra Maestra el 17 de enero de 1957 (considerado el primer combate victorioso del Ejército Rebelde), luego de atender lo mejor posible a los heridos del enemigo (3 de ellos de mucha gravedad), ordenó dejarlos al cuidado de los soldados prisioneros y se retiraron.

Después de finalizada la guerra, en su relato acerca de este combate expresó: “...siempre contrastaba nuestra actitud con los heridos y la del ejército, que no sólo asesinaba a nuestros heridos, sino que abandonaba a los suyos.(...). Allí, con mucho dolor para mí, que sentía como médico la necesidad de mantener reserva para nuestras tropas, ordenó Fidel que se entregaran a los prisioneros todas las medicinas disponibles para el cuidado de los soldados heridos, y así lo hicimos.

Por otro lado, el propio Comandante Ernesto Che Guevara en su posición de jefe, también actuó teniendo en cuenta el principio de la necesidad militar imperiosa, cuando en la toma de Santa Clara a finales de 1958 dirigió la acción del derribo del tren blindado con abastecimientos logísticos, incluido los medicamentos y medios médicos.

Aporte de las mujeres cubanas

Significación relevante tiene el aporte de las mujeres cubanas, en todas las etapas de la lucha revolucionaria, al comportamiento en la Sanidad Militar muchas de ellas se sacrificaron y sufrieron con estoicismo todos los dolores para prestar servicios médicos como enfermeras o curanderas: Mariana Grajales Cuello, María Magdalena Cabrales Fernández, María Isabel del Rosario Díaz, Adela Azcuy Labrador, María de la Concepción Agramonte Boza, Micaela Castillo y Estrada, Bernarda del Toro Pelegrín, Caridad Bravo, Cirila López, Lila Walring, Rosa Castellanos y Castellanos y muchas otras perdidas en el anonimato. Ellas cumplían por intuición, de manera ejemplar, sin ninguna distinción, con los principios aprobados en Ginebra en 1864.

Mariana, madre de los Maceo, ejerció como enfermera cuidando a los heridos de los combates, a sus propios hijos, cubanos y españoles, y animaba a sus compatriotas a pelear. De Mariana escribió Martí: “en sala no hay más culta matrona, ni habrá en la guerra mejor curandera”. Hoy el personal de los Servicios Médicos de las FAR se compone en una gran parte por mujeres en disímiles especialidades, las que también han practicado este deber humanitario en el cumplimiento fundamentalmente de las misiones internacionalistas.

De cómo hacer la guerra con asistencia médica constituyó un principio de la gesta libertadora desde sus inicios, pues después de fundada la República en Armas el 10 de abril de 1869 en la Asamblea de Guáimaro, la Cámara de Representantes dictó una Ley de Organización Militar, dándole forma al Ejército Libertador para llevar a cabo la guerra y proteger a sus víctimas.

Fuente

mil10303.pdf