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*[[Diccionario Enciclopédico de Historia Militar de Cuba]]. Primera parte (1510 - 1898). Tomo III. Expediciones Navales. Acontecimientos políticos-militares. [[Ediciones Verde Olivo]], Ciudad de La Habana, 2014. Página 138. Colectivo de autores del [[Centro de Estudios Militares de las FAR]] (CEMI).
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*[[Diccionario Enciclopédico de Historia Militar de Cuba]]. Primera parte (1510 - 1898). Tomo III. Expediciones Navales. Acontecimientos políticos-militares. [[Ediciones Verde Olivo]], Ciudad de La Habana, 2014. Página 88. Colectivo de autores del [[Centro de Estudios Militares de las FAR]] (CEMI).
  
 
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Revisión del 19:32 14 may 2020

Secuestro y rescate del obispo Altamirano
Información sobre la plantilla
Fecha:1604
Lugar:Bandera de Cuba Cuba
País(es) involucrado(s)
Bandera de Cuba Cuba

Secuestro y rescate del obispo Altamirano. El obispo de (Santiago de) Cuba, fray Juan de las Cabezas Altamirano, se encontraba de visita en Yara, cuando el corsario francés Gilberto Girón lo capturó y exigió un elevado rescate por el prelado. Gregorio Ramos, alcalde de Bayamo, reunió a una veintena de voluntarios, entre los que se destacó el esclavo criollo Salvador, hijo de Golomón; emboscó al francés, lo derrotó y dio muerte al corsario, vengando así la afrenta. El episodio es una manifestación temprana de la autosuficiencia defensiva de las aisladas villas cubanas por parte de sus pobladores.

Historia

En abril de 1604, el obispo Juan de las Cabezas Altamirano se hallaba de visita en el hato de Yara, cuando el corsario francés Gilberto Girón, fondeado en el golfo de Guacanayabo, probablemente contrabandeando, recibió información de que el alto prelado estaba a su alcance. Desembarcó el francés con 26 de sus hombres en Manzanillo y, después de realizar una atrevida marcha nocturna, al amanecer llegó a Yara, donde sorprendió a sus pobladores, mató a dos de ellos, secuestró al obispo y a su administrador, el canónigo Puebla, los llevó de mala manera a bordo de su nave y exigió por ellos un rescate de 20 000 escudos, mil cueros de res y cien arrobas de carne salada.

Otros dos contrabandistas, también fondeados frente a Manzanillo, el italiano Pompilio Gaetano y su pariente Jacques, salieron fiadores del rescate en lo que los colonos reunían la suma exigida, por lo que Girón devolvió a tierra al obispo, pero retuvo al canónigo.

Dos de los bayameses —el alcalde Gregorio Ramos y el italiano Jácome Milanés— eran partidarios de la solución armada del problema y levantaron una partida entre los vecinos de la región, integrada por 24 monteros, labradores y mineros, entre los que figuraban, además de los dos jefes, un portugués, un canario, varios peninsulares y criollos; blancos, indígenas y negros; nobles, empleados, siervos y esclavos; jóvenes y viejos, armados con una espingarda, espadas, alabardas, chuzos, partesanas, lanzas, machetes, puñales y cuchillos; todos marcharon hasta las playas de Manzanillo.

Allí se emboscaron fuera del alcance de la artillería de la nave corsaria y enviaron a un negrito criollo a bordo, quien pidió al francés que bajara a tierra para entregarle el rescate. La tripulación receló; pero Girón se dejó llevar por la soberbia, acudió a la cita y descargó sus armas contra el monte, coyuntura que aprovecharon Ramos y los suyos para entrar en el combate cuerpo a cuerpo, al arma blanca. La acción estaba indecisa, cuando un esclavo criollo, de nombre Salvador, en duelo singular con el capitán corsario, le dio muerte de una lanzada en el pecho. De inmediato, otro de los milicianos degolló al caído, lo que sembró el pánico entre los franceses, quienes emprendieron la huida bajo la tenaz persecución de los bayameses, que dieron muerte a la mayor parte de ellos y apuñalaron a un español que estaba a bordo de la nave e intentó huir a nado, probablemente un colaborador e informante de los corsarios.

Consecuencias

Cuatro años después, el 30 de julio de 1608, el canario escribano del cabildo de Puerto Príncipe, Silvestre de Balboa Troya y Quesada, compuso un poema épico, titulado Espejo de paciencia, primera obra literaria escrita en Cuba cuyo texto se conserva, en la cual relató los hechos. El rescate del obispo Altamirano fue uno de los incontables episodios en los que la población civil de la isla de Cuba se vio forzada a empuñar las armas en defensa de sus fueros a falta de tropas permanentes.

Fuentes