Seguros para administrar riesgos en Cuba

Seguros para administrar riesgos
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Los ciclones tropicales representan el riesgo natural de mayor trascendencia que sufre la economía cubana cada año.

Seguros para administrar riesgos. Los seguros tienen un papel de primer orden en el esquema general de la administración de riesgos de toda organización que pretenda sobrevivir a la batalla económica del mercado, ya que es la técnica que permite transferir la carga económica del perjuicio ocasionado por el siniestro a una entidad especializada a un costo razonable.

Administración de riesgos

El estudio de la Administración de Riesgos persigue los objetivos de proporcionar un entendimiento y una apreciación general de los principios y prácticas de administrar los riesgos para facilitar la elaboración de una estrategia óptima para la manipulación de los riesgos dentro de la organización. Pretendemos precisar los detalles y vías en que les puede ser útil a todos los factores actuantes en la economía nacional el dominio de estas técnicas, así como, familiarizar al empresario cubano con esta moderna práctica que cada vez gana más adeptos.

“Los riesgos no tienen ideología, están presentes en todas las formaciones económico sociales y por lo tanto, la vida se ha encargado de poner en su lugar a esta técnica, como mismo ha hecho con otras. A partir de esto, no tengo la menor duda de que el Seguro desempeñará un papel esencial en la administración financiera de nuestras empresas”[1]}}.

Los estudiosos de la administración de riesgos difieren en algunos de los aspectos del riesgo, aunque la mayoría acepta sus componentes fundamentales:

  • La incertidumbre. Se define como el desconocimiento de lo que va ha ocurrir, o la imposibilidad de pronosticarlo. Se relaciona con la posibilidad, que es una variable lógica (sí o no) y justifica en la teoría económica la obtención de los beneficios, en lo que se conoce como riesgo especulativo.
  • La frecuencia. Es la repetición en el tiempo, el intervalo que existe entre uno y otro siniestro que materializa el mismo riesgo, el número de ocurrencias por año. Se relaciona con la probabilidad, que es una variable matemática, mesurable, a la que se le puede asignar un valor determinado.
  • La severidad. Representa la cuantía de la pérdida que ocasiona el siniestro. Es el real daño o perjuicio que sufre la persona natural o jurídica, que soporta el siniestro sobre sí o sus bienes, matemáticamente se determina calculando la relación entre el valor siniestrado y el total del valor del bien expuesto al mismo. Es igualmente mensurable en unidades físicas, monetarias, etc. Se relaciona con el riesgo puro.

La enciclopedia Universal MARÍN (edición de 1990), define el riesgo como:

  1. Contingencia o proximidad de un daño.
  2. Cada una de las contingencias que pueden ser objeto de un contrato de seguro.
  3. En economía. Inseguridad, susceptible o no de ser medida, sobre los resultados de una organización económica.

El riesgo es la combinación de la probabilidad de ocurrencia de un suceso y sus consecuencias. Puede tener carácter negativo (en caso de ocurrir se producen pérdidas) o positivo (en caso de ocurrir se producen ganancias). En la terminología aseguradora, se emplea este concepto para expresar indistintamente dos ideas diferentes: de un lado, riesgo como objeto asegurado; de otro, riesgo como posible ocurrencia por azar de un acontecimiento que produce una necesidad económica y cuya aparición real o existencia se previene y garantiza el la póliza y obliga al asegurador a efectuar la prestación, normalmente indemnización, que le corresponde. Los caracteres esenciales del riesgo son: Incierto o aleatorio; Posible; Concreto; Lícito; Fortuito y Contenido económico.[2]

El concepto de riesgo es de gran importancia en la teoría económica, pues la meta de toda organización económica en condiciones de libre competencia consiste en la producción eficaz de mercancías por unos individuos para satisfacer las necesidades de otros.

Teóricamente, se sacrifica la eficacia cuando la inseguridad forma parte del proceso de producción y distribución. Las primeras escuelas económicas consideraban el beneficio como la remuneración al trabajo personal del empresario, pero desde Adam Smith el beneficio se justifica por el hecho de asumir el riesgo. El régimen de competencia perfecta excluye la inseguridad y presupone una especie de omnisciencia sobre todos los factores que influyen en las variaciones de los precios. Tres son los medios que permiten estudiar la probabilidad de que ocurra el hecho:

  1. El cálculo matemático a priori.
  2. La aplicación de estadísticas de acontecimientos pasados a circunstancias presentes.
  3. La estimación que implica juicio personal.

La inseguridad que se puede medir con los dos primeros métodos no lo es en realidad, pues el seguro puede cubrir los riesgos y transformarlos en simples costes de producción. Sin embargo, las estimaciones están sujetas a error debido a la inseguridad impredecible en una sociedad económica, ya sea estática o evolutiva. Los cambios imprevisibles que nacen del capricho de los consumidores, los actos inesperados de la competencia y los cambios sociales pueden desembocar en beneficio o en pérdida.

Formas comunes de clasificar los riesgos

Existen muchas formas de clasificar los riesgos, aquí exponemos las más apropiadas a nuestro entorno y de más amplia utilización en la literatura sobre el seguro.

Desde el punto de vista jurídico el riesgo es una eventualidad prevista en el contrato, y al decir eventualidad lo es, tanto de la lejanía de la certeza, como de la imposibilidad, por tanto ha de ser Incierto o Posible, ha de presentarse en el futuro y no ser voluntad de las partes, y debe ser factible su determinación y cuantificación.

Los Riesgos puros son los que producen siempre una perdida, son los asegurables. Cuya realización siempre ocasiona un daño o pérdida. Ej.: el Robo, el Incendio, el Huracán, la Muerte, etc. Se pueden clasificar según el Interés asegurable en: de Personas, de Daños, y de Responsabilidad Civil. Mientras que según su comportamiento se clasifican en: Constantes, Progresivos, y Decrecientes.

Los Riesgos Especulativos son aquellos cuyo resultado puede producir una pérdida o una ganancia. Se analizan y valoran a la hora de realizar una nueva inversión, ya sea una apuesta, comprar acciones en la bolsa de valores, etc. Se aceptan voluntariamente esperando que se manifieste en su forma positiva, que obtengamos una ganancia. Implican una inseguridad.

Los riesgos puros, que son los que reciben toda la atención en la industria del seguro y por tanto los que analizamos en este libro se pueden clasificar en muchas formas, veamos algunos ejemplos:[3]
a) Riesgos que afectan a las personas.
b) Riesgos de las propiedades físicas.
c) Riesgos nacidos de actos criminales.
d) Riesgos nacidos de las leyes y de los contratos.
e) Riesgos consecuenciales.
f) Riesgos Marítimos.
g) Riesgos Profesionales.
h) Riesgos Financieros.

Se dice que un riesgo es asegurable cuando:

  • Es capaz de producir un daño factible de apreciación pecuniaria. Contenido económico. En los seguros de daños esta necesidad se delimita de forma específica y concreta. No así en los seguros de personas, donde el asegurador se obliga a pagar la suma pactada a priori.
  • Tiene un contenido concreto. Debe ser analizable desde el punto de vista cualitativo y cuantitativo. Naturaleza, situación y características específicas.
  • Está presente la incertidumbre. En cuanto a si va ha ocurrir (el incendio, el robo, etc.) o cuándo ocurrirá (la muerte).
  • La probabilidad de ocurrencia es diferente de cero y de uno, en la siguiente ecuación: Puesto que si es cero (0) nunca ocurrirá y no puede haber contrato en esas condiciones; mientras que si es uno (1) el riesgo se convierte en certeza y el contrato seria nulo.
  • Es lícito. El riesgo no puede ir contra las normas jurídicas y las buenas costumbres.
  • Es un hecho fortuito. Independiente a la voluntad de la persona que lo asegura. Ya que este elemento es quien le permite a la aseguradora hacer sus cálculos de frecuencia e intensidad, para valorizarlo y ponerle un precio que sea aceptable para el cliente.

Conductas frente al riesgo

Toda persona puede, y de hecho lo hace, adoptar una posición determinada frente a los diferentes riesgos a que está expuesto, por eso es importante saber cuales son las posibilidades que tenemos, para lograr una eficaz administración de los mismos. Existen tres conductas a saber:

  • Indiferencia. No se toma ninguna medida previa a la ocurrencia del siniestro. En la práctica significa que asumiremos las pérdidas con nuestros recursos. Muchas personas confunden la indiferencia con la retención, debe notarse su principal diferencia, en la retención analizamos el riesgo y decidimos a priori el gasto y lo asumimos como un hecho (en caso que se produzca), mientras que en la indiferencia la asunción es a posteriori, sin saber a cuánto ascenderá la pérdida ni si tendremos con qué afrontarlo.
  • Prevención. Comprende todas las medidas materiales que seamos capaces de implementar que ayuden a disminuir tanto la frecuencia como la intensidad del siniestro. Un buen ejemplo de éstas son las medidas de seguridad en almacenes y comercios, las cuales en la mayoría de los casos está previsto su obligatorio cumplimiento.
  • Previsión. Comprende todas las medidas tendientes a organizar fondos financieros para enfrentar el daño que se asume como posible su ocurrencia. Puede hacerse de dos formas fundamentales; con fondos propios (auto-seguro), o con fondos externos, es decir lograr que otro se haga cargo de las posibles pérdidas que se espera afrontaremos, la forma más común de lograrlo es a través del Seguro. El autoseguro tiene el inconveniente que inmoviliza recursos financieros importantes que podrían ser dedicados a la actividad productiva de la entidad, además no permite la correcta dispersión del riesgo.

Administración de riesgos en la Macroeconomía

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La administración de riesgos se aplica también a la macroeconomía del país, para ello los organismos centrales del estado disponen de mecanismos apropiados para el control de riesgos, con los cuales no se protege una empresa o sector en particular de la economía, sino a toda ella en su conjunto. Como parte de la administración de riesgos a nivel nacional se establecen por los estados los planes para afrontar desastres.

El Sistema de Protección de la Población y de la Economía cubana está liderado por La Defensa Civil, la cual se diferencia de la de muchos países por su propia concepción, principios de organización, funcionamiento y participación masiva de la población al ser considerada un Sistema de Protección, siendo esta su principal diferencia con las organizaciones homólogas de otros países, donde el organismo de control de riesgos es sólo eso, una organización más que es llamada al ocurrir el siniestro, para lograr los objetivos comunes de preparar y/o proteger la economía ante los daños y pérdidas ocasionados por el evento. El Decreto Ley 170/97 es el documento legal que norma el manejo de desastres en Cuba, el cual esta estructurado de la siguiente manera:

a) Prevención, incluye tanto el estudio cuidadoso de los eventos potencialmente dañosos para su identificación y posterior clasificación según su intensidad, como la implantación de medidas de tipo físico que tiendan a disminuir la intensidad y/o la frecuencia de los mismos, cuando esto sea posible.
b) Preparativos, comprende todas las medidas organizativas de los recursos humanos y materiales que participarán en la aminoración del futuro daño. Incluye establecer las exigencias de seguridad y protección en general acorde al riesgo en análisis, la planificación detallada de las actividades de enfrentamiento, y el aseguramiento de los recursos y del personal técnico y de dirección para garantizar su realización
c) Respuesta, comprende las acciones que se irán ejecutando de forma escalonada, según el momento por las fuerzas y medios destinados a ellos, es la ejecución puntual de lo planificado según el momento específico del desarrollo del siniestro.
d) Recuperación, para esto también se prevén medios y fuerzas, comprende todas las acciones de tipo físico que tiendan a restituir lo dañado hasta alcanzar la normalidad que existía antes de ocurrir el siniestro, incluye todas las medidas a aplicar posterior al desastre para volver a la regularidad.

En correspondencia con dicha norma, se han elaborado planes detallados para el Manejo de Desastres, para los principales riesgos catastróficos a que se enfrenta el país:

  • Huracanes, tormentas tropicales, intensas lluvias y penetraciones del mar, sismos, ruptura de las cortinas de las presas, sequías.
  • Derrame de hidrocarburos, accidentes químicos y radiológicos.
  • Epizootias, aparición de casos de cólera, plagas y enfermedades cuarentenadas.
  • Grandes accidentes del transporte, caída de aeronaves.
  • Incendios forestales.

Se trabaja por la incorporación en los planes de otros tipos de riesgos como los que aportan las nuevas tecnologías.

El desarrollo de la Administración de Riesgos ha hecho posible que el negocio del seguro gane en seguidores, al aumentar el conocimiento que de esta materia tenían los empresarios, al mejorar las relaciones entre asegurados y aseguradores. Resulta interesante comprobar cómo este asunto es también preocupación fundamental en otras economías, donde las medidas oficiales aplicadas refuerzan explícitamente el vínculo entre Control Interno, Administración de Riesgos y Perfeccionamiento de la Dirección empresarial.

En realidad, la mayoría deben ser usadas a la hora de implementar un programa de control de riesgos, por eso la mejor variante es lo que llamamos, un Control Integral Consciente, donde no debe caber la teoría de que la mejor combinación será siempre la más barata. No es lo mismo, desde luego, implementar un programa de control de riesgos en una gran empresa nacional, que en una pequeña entidad de ámbito local.

En este libro estructuramos el tema de la administración de riesgos según resulta del siguiente esquema, pues creemos que es la forma en que mejor pueda entenderse y por su lógica que lleva intrínseca la secuencia propuesta. El proceso lo hemos dividido en cinco etapas con sus respectivas subdivisiones para mejor comprensión.

Etapas en la administración de riesgos

Identificación del riesgo.

  • Evaluar los eventos producidos por acciones humanas.
  • Evaluar los eventos naturales.
  • Evaluar los eventos económicos.
  • Analizar las pérdidas de propiedad.
  • Analizar las pérdidas de ingresos netos.
  • Analizar las pérdidas de personas
  • Analizar las pérdidas por responsabilidad civil.

Análisis de las técnicas.

  • Control físico.
  • Control financiero. (Retención y/o transferencia)

Selección de la técnica.

  • Según el flujo de caja.
  • Según su intuición y/o experiencia.

Implementación de la técnica seleccionada

  • Según decisiones técnicas.
  • Según decisiones administrativas.

Control del proceso.

  • Establecimiento de normas.
  • Comparando el resultado con las normas.
  • Rectificando los resultados inaceptables.

Identificación de riesgos

Identificar los riesgos nos permite jerarquizarlos y clasificarlos según la categoría del daño, debiéndose priorizar los más significativos, pudiéndose incluso, desestimar los que no ocasionen pérdidas económicas importantes a la organización. Se pueden clasificar en; riesgos leves, riesgos de media intensidad, riesgos de alta intensidad y riesgos catastróficos.

La identificación debe ser tan completa como sea posible y tan extensa como lo permitan las fuentes de información disponibles. Existen fuentes externas donde se puede lograr una identificación de los riesgos característicos de cada entidad o sector de la economía donde se desenvuelve, para ello existen en el mercado entidades especializadas en estos análisis y a cuyos informes se puede tener acceso. Las fuentes internas son, no obstante, las más importantes que debe analizar el administrador de riesgos en su trabajo, entre las que se destacan los cuestionarios de identificación de riesgos, las entrevistas a los responsables de las áreas, el informe de balance general, el estado de resultados, el informe anual de ocurrencia de hechos significativos en la organización, y la inspección física de las áreas en análisis, y cualquier otro registro interno que recoja pérdidas ocurridas durante el año o sus consecuencias para la organización.

Podemos determinar tres fuentes potencialmente dañosas como causantes de riesgos, las acciones humanas donde el vandalismo y la negligencia son los más importantes, los fenómenos naturales como la sequía, las plagas y enfermedades, los huracanes, etc. que tanto daño ocasionan en nuestro país, y los eventos económicos como la inflación y las crisis, etc.

Control físico de riesgos

Existen varias posibilidades disponibles de control de riesgos dentro del proceso de la Administración de Riesgos, debemos conocer estas diferentes posibilidades para entender qué papel desempeña cada una de ellas, para poder utilizarlas racionalmente e incrementar así los objetivos sociales y económicos de la organización, al menor costo posible. En una clasificación general pueden agruparse en dos grandes grupos todas estas técnicas de Administración de riesgos:

  • Las técnicas de control físico de los riesgos.
  • Las Técnicas de control financiero de los riesgos.

Al tratar de minimizar las consecuencias de los riesgos, los que están siempre presentes, en una organización, debemos adoptar primeramente una postura preventiva, como enfatiza el Decreto Ley 170/97, Sistema de Protección de la Población y de la Economía del País. Al análisis de estas técnicas dedicaremos este momento. Son medidas de control aplicables a todos los tipos de pérdidas conocidas, e implican las siguientes medidas:

  • Eliminación de la exposición.
  • Prevención de las pérdidas.
  • Reducción de las pérdidas.
  • Segregación de los bienes, en sus dos variantes; Separación y Duplicación.

Control financiero de riesgos

En última instancia, lo que se persigue con cualquier programa de administración de riesgos, no es más que evitar gastos o aumentar la entrada de fondos a la organización objeto de dicho programa, por eso, elegir las técnicas adecuadas de Administración de Riesgos para cada posibilidad de pérdida puede considerarse como una decisión de inversión. La organización “invierte” en diversas técnicas de Administración de Riesgos que prometen “rendimientos” en la forma de seguridad, reducciones en pérdidas efectivas y rebajas en el costo de resarcir estas pérdidas por seguro u otras técnicas de financiación de riesgos.

Todas las técnicas de financiación, se pueden definir como Técnicas de Previsión, las que implican establecer un mecanismo para garantizar el poder disponer de una fuente segura de financiamiento para todas aquellas pérdidas que ocurran a la organización, independientemente de las medidas de control físico de los riesgos que se hayan establecido. Esta fuente de financiación puede ser tanto interna como externa a la organización.

La Retención. La retención de riesgos, es la técnica que determina la utilización de fondos que provienen de la propia organización para afrontar las pérdidas accidentales que ocurran. Fondos que han sido creados a priori, según los estimados de pérdidas. Veremos ahora varias formas de retención de riesgos y los factores que deben tomarse en cuenta para llegar a un equilibrio apropiado entre las varias formas de retención de riesgos y la transferencia de riesgos para cubrir las pérdidas lo más económicamente posible.

Las técnicas de retención de riesgos pueden clasificarse de varios modos, la más conocida se basa en los procedimientos que la organización usa para crear estos capitales internamente, de esta manera, las técnicas de retención de riesgos comprende:

Gastos corrientes. Se pueden pagar pérdidas como gastos corrientes. Siempre que se considere, después del análisis de los riesgos, que se trata de una pérdida asumible y que no traerá grandes tropiezos, o incluso la quiebra a la organización. Claro que para ser factible debe contarse con una solvente cuenta corriente, no sólo a la hora de realizar los cálculos, sino, especialmente al momento de ocurrir el siniestro. Se debe analizar el peor escenario posible para el peor momento del período en el flujo de caja de la entidad. En nuestro país muy pocos pueden aplicar esta variante, salvo para los riesgos que acarrean daños insignificantes.

Reservas. Implica establecer una reserva para pagar las pérdidas que ocurran, con recursos propios. Su mayor inconveniente es que se inmovilizan fondos de la organización.

Esta técnica es muy buena pero sólo está al alcance de unos pocos, no es recomendable para economías emergentes, ya que sólo se puede usar este dinero reservado, para pagar las pérdidas previstas como posibles, algunos creen que lo importante es crear el fondo y en la práctica lo utilizan ante cualquier tipo de emergencia o necesidad. En nuestro país es totalmente inoperante en el ámbito empresarial, de ahí la importancia de utilizar otras técnicas alternativas.

Préstamos. El pedir préstamos a entidades crediticias es otra técnica de retención de riesgo posible, pero se considera muy arriesgada. Algunas organizaciones, con anticipación a cualquier pérdida, pactan una línea de crédito que se entienda adecuada para resarcir las pérdidas predecibles. Un primer aspecto negativo al contar con fondos tomados a préstamos, es que el crédito establecido con anticipación puede resultar insuficiente para cubrir una serie de pérdidas mayores. Por otro lado, si la organización espera hasta que la pérdida haya ocurrido para obtener fondos a crédito existe un peligro aún mayor, de que la pérdida accidental que la organización quiere resarcir con fondos tomados a préstamo puede reducir la capacidad de ganancia de la organización considerablemente ya que estos préstamos pueden ser imposibles de obtener, u obtenibles solamente a tipos de interés muy elevados.

Aseguradora Cautiva. Otra fuente de fondos para resarcir pérdidas retenidas, es el uso de un asegurador cautivo. La financiación de pérdidas a través de un asegurador afiliado propiedad de una asociación o de la organización misma, es evidentemente financiación interna porque los fondos usados para resarcir las pérdidas en una sucursal de un grupo de empresas entrelazadas, provienen de otra sucursal.

Transferencia por seguro

Para sufragar las pérdidas que ocurren, la organización puede contar con dos opciones a saber; los fondos producidos internamente, retención del riesgo, y los fondos externos, transferencia del riesgo.

La transferencia de riesgos, generalmente se realiza, al comprar una póliza de seguro de una aseguradora. Aunque en algunos casos se puede transferir el riesgo sin utilizar el mecanismo del seguro, esto último lo veremos más adelante. Tratándose de pequeñas pérdidas, la mayor parte de las organizaciones prefieren no asegurar, sino retenerlas completamente. En la mayoría de las situaciones, sin embargo, el Seguro es una medida adecuada y factible a todas las entidades, para la mayoría de ellas la decisión de comprar un seguro contra un tipo específico de pérdida estriba en la seguridad financiera que aporta y la adecuada relación costo – beneficio.

Seguridad Financiera: Toda organización debe escoger una combinación de medidas de financiación de riesgos que eleve al máximo la productividad de la misma, que sea compatible con un grado de certidumbre aceptable a la administración superior, donde los fondos estén disponibles para resarcir todas las pérdidas accidentales que ocurran. La compra de un seguro, generalmente no aumenta la productividad de la entidad. La parte de la prima de seguro que se aplica a los gastos administrativos y las ganancias del asegurador, generalmente hacen que el seguro sea una alternativa de financiación de riesgos más costosa que la retención de riesgo.

Por consiguiente, en el contexto de la seguridad financiera y la productividad, la decisión básica de asegurar debe concentrarse en la seguridad financiera, es decir, si el seguro aumentará considerablemente la probabilidad de que los fondos estarán disponibles para resarcir determinadas pérdidas accidentales. Si el seguro contribuye de un modo significativo a este propósito, la compra de cierta cantidad de seguro se justifica a pesar de su mayor costo en comparación con la retención de riesgos.

Cuando se trata de pérdidas mayores la administración tiene menos confianza en la retención. Solamente cuando la administración tiene absoluta razón para confiarse en que cualquier pérdida predecible pueda financiarse internamente, debe rechazar totalmente el seguro, o cualquier otro método de transferencia de riesgos.

Costos - Beneficios. Otro enfoque a la hora de tomar la decisión básica de asegurar, es el de ponderar los beneficios que han de recibirse por el seguro en comparación con los costos de éste. Según este enfoque el seguro se compra solamente si los beneficios que pueden esperarse son mayores que los costos. Este tipo de análisis generalmente se limita a los beneficios y costos financieros.

Para lograr la seguridad financiera una vez que se ha decidido transferir el riesgo, con una adecuada relación costo – beneficio, el administrador de riesgos debe escoger la aseguradora y su representante que mejor satisfaga sus necesidades, debe determinar el valor a asegurara, y debe establecer los deducibles adecuados.

Elegir al Asegurador. Después de determinar sus necesidades en cuanto al seguro, el administrador de riesgos debe escoger con quien va a negociar la póliza. La elección apropiada requiere de criterios adecuados para escoger cuando hay varios aseguradores. En Cuba existen dos aseguradoras, de las cuales en algunos ramos es posible obtener diferentes productos que satisfacen una misma necesidad y por tanto aplicable este concepto de selección, sin embargo en otros ramos no hay tal posibilidad de elección pues la póliza en cuestión sólo es obtenible de una de ellas.

Transferencia sin seguro

La transferencia de riesgos sin seguro puede definirse como el traslado de la carga financiera y/o la Responsabilidad Civil por los riesgos de pérdidas accidentales de la entidad a otra organización, cuya actividad principal no implica la aceptación de tales transferencias, ya que no es una aseguradora. El ente cuyos riesgos se transfieren se denomina cedente o transferidor, y la entidad a la cual la carga se transfiere se llama cesionaria o transferida.

Cuando se utiliza para el control de los riesgos de daños físicos, la característica distintiva de esta transferencia es que se logra a través de una relación contractual, mediante la cual el ente cesionista se deshace de toda responsabilidad por las pérdidas posibles que provengan de determinado riesgo. Mientras que para la financiación de riesgos se realiza a través de un acuerdo contractual, según el cual la entidad cesionista ha de recibir fondos para resarcir esas pérdidas, quedando la Responsabilidad Civil en sus propias manos.

Para los riesgos de responsabilidad civil, la transferencia de riesgo sin seguro, mediante la utilización de subcontratistas y concesiones, probablemente ofrecería una protección limitada a la organización original. La transferencia del riesgo sin seguro es una de las técnicas de Administración de Riesgos menos usada, porque:

  • La Administración de riesgos generalmente se concentra en decisiones de financiación de riesgos a base de una elección entre el seguro y la retención.
  • Existe la opinión de que la transferencia de riesgos sin seguro es una trampa para los ingenuos.
  • La utilización efectiva de la transferencia de riesgos sin seguro exige además la participación efectiva del departamento jurídico, en vez de uno, involucra dos departamentos.

A pesar de esa desatención, las transferencias de riesgos sin seguro son importantes y en ocasiones muy útiles en un programa de control de riesgos efectivo. Es difícil estudiar las transferencias de riesgos sin seguro, debido a su base legal incierta, la diversidad de tipos de transferencias, y las diversas estrategias para su realización eficaz. Una transferencia sin seguro puede implicar una transferencia de la carga financiera, de los riesgos del transferidor (cedente) o de la responsabilidad civil de las mismas. Esta distinción es esencial porque manifiesta las dos utilizaciones de la transferencia sin seguro:

  • El control físico del riesgo, que implica la reducción al mínimo de las pérdidas que amenazan al transferidor. Esta exige la transferencia al cesionario de la responsabilidad civil final por las pérdidas potenciales del transferidor.
  • La financiación de riesgos, que implica el costear las pérdidas del transferidor. Aquí se transfiere solamente la carga financiera de las pérdidas potenciales del transferidor, quien mantienen la responsabilidad civil del daño.

La libertad para contratar comprende el derecho de las partes contratantes de incluir cláusulas en el referido contrato, que sin violar los principios generales del derecho, regulen la responsabilidad y la carga financiera por las pérdidas sufridas por los contrayentes. Todas las transferencias sin seguro son, efectivamente, el ejercicio de este derecho. De ahí la importancia de contar con un buen asesor jurídico en la organización.

Sin embargo, dentro de las limitaciones impuestas por las normas públicas y las buenas costumbres, las estipulaciones de una transferencia sin seguro se limitan solamente por la astucia de los contrayentes y la disposición de una parte de costear o responder por las pérdidas de la otra parte contratante. Por consiguiente, cláusulas eximentes y cláusulas de amparo o de dejar a salvo se incluyen en gran número de contratos y documentos de venta, a pesar de que el ente que hace incluir la cláusula comprenda que es poco probable que resulte ejecutable, y a pesar del peligro de que un contrato en el cual varias partes contratantes han puesto sus propias estipulaciones, pueda contener transferencias sin seguro contradictorias. Esta creciente utilización sin restricción de las transferencias sin seguro ha dado lugar a dudas respecto a su eficacia y ha llamado la atención de los juristas sobre la importancia de utilizar convenientemente esta técnica de transferencia de riesgo.

Disyuntiva del Control en la Administración de Riesgos

Casi todos los Administradores de riesgos se oponen en la práctica a que evalúen su trabajo por medio de las medidas usuales, como la productividad, estudios de tiempo y movimiento, o estudios de producción. Afirman que la Administración de riesgos es un campo único de modo que no es conveniente aplicarle medidas de ejecución que se usan para los procedimientos más convencionales de producción, ventas o investigación y desarrollo.

Específicamente, la mayor parte de los administradores de riesgo han rechazado estándares de resultados de ejecución basados en, por ejemplo, el número de pérdidas sufridas por una organización o el importe de su presupuesto de seguro. Creen que las pérdidas son demasiado susceptibles a fluctuaciones y al azar para ser un indicador seguro de la eficacia del departamento de control de riesgo. El importe del presupuesto de seguro tampoco se considera como una medida de ejecución apropiada porque ese presupuesto es significativo solamente cuando se compara con las pérdidas accidentales de la organización. Una reducción en los gastos de seguro no representa una mejor ejecución del departamento de Administración de Riesgos, ya que si la organización está reteniendo los riesgos que debe asegurar, seguramente sufrirá un perjuicio económico.

Muchos de ellos rechazan el estándar de procedimiento como medida conveniente de control en la ejecución de la administración de riesgos. Sostienen que el número de conferencias sobre seguridad, competencia de habilidades realizadas, las inspecciones internas, no son importantes. Lo que importa, según ellos, es que todos los riesgos de pérdidas importantes sean descubiertos, analizados y tratados eficazmente, sin importar cómo se logra este objetivo.

Puesto que no están totalmente contentos con los estándares de resultados, ni con los estándares de procedimiento como medios de evaluar sus actividades, muchos Administradores de riesgos tienen una actitud muy ambivalente para el control de sus actividades por parte de la administración superior. Quieren que sus aportes a la organización se reconozcan, pero no desean que la apreciación de su función dependa de tales factores inciertos como el número de pérdidas sufridas o la cantidad de papeleo producido por su departamento.

Véase también

Referencias bibliográficas

Fuentes

  • Borrás Atiénzar, Francisco; Martínez Riverón, Rafael, y Caraballo Espinosa Ana María.: CUBA: Banca y Seguro. Universidad de La Habana. Edita CAM España 1998.
  • Castelo Matrán, Julio y Guardiola Lozano, Antonio.: Diccionario MAPFRE de Seguros. Editorial MAPFRE. 4ta edición ampliada por María Luisa Castelo Marín y Julio Torralba Martínez. Madrid 2008. ISBN: 978-84-9844-106-2.
  • Cruz Pasos, Rosell.: Seguros y administración de riesgos en Cuba. EAE, OmniScriptum Gmbh & Co. KG Saabrücken, Alemania 2013. ISBN: 978-3-959-07558-2.
  • Cruz Pasos, Rosell. Hitos del Seguro en Cuba. EAE, OmniScriptum Gmbh & Co. KG Saabrücken, Alemania. 2016, ISBN: 978-3-639-78118-2.
  • Vaughan, E. J. (): Risk Management, New York: Wiley. 1997.