Serafín Sánchez

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Serafín Sánchez
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Figura representativa de Sancti Spíritus en las luchas por la independencia.
Mayor General
NombreSerafín Gualberto Sánchez Valdivia
LealtadEjército Libertador Bandera de Cuba
Participó enGuerra de los Diez Años
Guerra Chiquita
Guerra Necesaria

Nacimiento2 de julio de 1846
Sancti Spíritus, Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento18 de noviembre de 1896
Paso de Las Damas, Sancti Spíritus, Bandera de Cuba Cuba
Causa de la muerteCaída en combate
Otros empleosAgrimensor, Maestro
CónyugeJosefa Pina Marín
PadresJosé Joaquín Sánchez Marín
Isabel María de Valdivia

Serafín Gualberto Sánchez Valdivia (Sancti Spíritus, 2 de julio de 1846 - Paso de Las Damas, 18 de noviembre de 1896). Combatiente de las tres guerras por la independencia de Cuba donde logro alcanzar el grado de Mayor General del Ejército Libertador cubano. Participó en la Guerra de 1868, Guerra Chiquita y Guerra de 1895, y en los intentos por recomenzar la lucha armada del Plan Gómez-Maceo. Durante su vida alcanzó los más altos honores militares, amigo entrañable y colaborador de José Martí y Máximo Gómez. Fue agrimensor y maestro.

Síntesis biográfica

Serafín era hijo del matrimonio formado por don José Joaquín Sánchez Marín y doña Isabel María de Valdivia y de Salas, que se había unido el 9 de abril de 1844 en la Iglesia Nuestra Señora de la Caridad de Sancti Spíritus. Ambos eran descendientes de dos viejas familias arraigadas en la villa por más de dos siglos, además, eran propietarios de fincas urbanas radicadas en la cabecera y de hacienda en Arroyo Blanco, Iguará, San Marcos, Jobosí, Jatibonico y San Felipe. Estas haciendas estaban dedicadas, fundamentalmente, a la cría de ganado, aunque también se dedicaban a la agricultura y contaban con un gran número de esclavos para su servicio y atención.

En 1845, el 28 de julio, nació la primera hija, Ana del Carmen, muerta a los pocos años y el 2 de julio de 1846 nació su primer hijo varón, al que ponen por nombre Serafín Gualberto.

El pequeño Serafín, a pesar de ser estudioso, era demorado en el aprendizaje, prefería la vida campesina, los paseos a caballo y las largas temporadas en la hacienda enlazando toros desde su montura.

El padre de Serafín alentaba, en parte, las aficiones campesinas de su hijo. Mantenía el criterio de que al propietario de fincas le convenía más la experiencia en las labores campesinas que la precaria instrucción de la época. A pesar de este punto de vista del padre, el hijo aprendió sus primeras letras en la escuelita de Arroyo Blanco.

Luego Serafín recibió clases del maestro y poeta espirituano don Calixto Echemendía y Moles. En 1862 fundaron los Padres Jesuitas un colegio en el antiguo Corazón de María, en éste continuó sus estudios Serafín que ya contaba con 16 años. Esto lo obligó a permanecer casi todo el curso en Sancti Spíritus, pero siempre las largas temporadas de vacaciones las pasaba en la finca de San Marcos.

Como todos los muchachos de su edad, Serafín acudía con otros amigos y compañeros de estudios, a bañarse al río Yayabo, o en el charco del Güije y algunos días al arroyo de la Guanábana, con estos pasatiempos disfrutaba el joven, pero siempre prefería sus temporadas en San Marcos. Allí tenía buenos amigos en Las Delicias, una finca vecina donde residían los Legón, jóvenes como él aficionados a la vida libre del campo. En San Marcos tenía dos amigos: José, esclavo, pero de la dotación de sus padres, y José Antonio, otro esclavo, pero de la dotación de los Legón. Este último sería más tarde su compañero en la guerra.

En estas temporadas en la finca de San Marcos, aprendería Serafín a montar a caballo como el mejor jinete. Disfrutaba este ambiente de campiña, junto a los peones del campo, a los esclavos, a los monteros. Gustaba de vestir como ellos, ropa dura, sombrero de guano y machete al cinto. Le gustaban las tareas del campo, la siembra y la recogida de los frutos del suelo. Serafín había sido formado para la vida del campo.

Su amor a la tierra le inclinaba a realizar estudios de Agrimensura, los cuales inició cuando abandonó las aulas de los Padres Jesuitas. Serafín se había convertido en un joven muy buen mozo, de alta estatura, apuesto, de trato generoso y amable. Con Mariano Uribe comenzó sus estudios de Agrimensura. Luego se trasladó a Matanzas por breve temporada. Se preparó rápidamente para iniciarse solo por los caminos de su profesión, con la que aspiraba a labrar su futuro.

Los años pasaban y Serafín comenzó a preocuparse seriamente por su porvenir. No quería continuar la existencia parasitaria al abrigo económico de su padre. Tenía pocas esperanzas de continuar su preparación como agrimensor, aunque poseía una memoria prodigiosa y le gustaba estudiar; empezó a interesarse por la proposición que le hizo su cuñado Sabás Raimundo Zabalía, para que ejerciera de maestro en una escuelita de su propiedad en Morón. Finalmente, así lo decidió, se trasladó al Partido de Morón, donde residía su hermana Domitila, esposa de Sabás. Allí, en una de las casas más grandes del poblado, había establecido el cuñado un colegio. Serafín recorría a caballo la distancia que lo separaba de Morón, partiendo de la finca de sus padres en San Marcos.

Esta fase de la vida de Serafín, como maestro de una escuelita de campo, sería una de las etapas que más contribuyó a conformar la personalidad del futuro general. Transmitir las primeras letras al que nada sabía, requería honda dedicación y el espíritu bondadoso del joven se desbordó en esta tarea. También enseñaba a los niños lecciones de educación cívica. Sus propias condiciones de hombre justo y cabal, se revertían día a día en sus alumnos, formando en los niños convicciones.

Participación en la Guerra de 1868

Serafín Sánchez en la Guerra Grande

En la Guerra de 1868 se alzó el 6 de febrero de 1869, en Los Hondones, Sancti Spíritus, al frente de 45 hombres. Tuvo su bautismo de fuego en el Ataque a Mayajigua, el 10 de febrero de 1869, donde recibió heridas leves. Seguidamente participó en el ataque a Chambas y a mediados del propio mes de febrero quedó subordinado al General Brigada Honorato del Castillo, jefe de la recién creada División de Sancti Spíritus, a quien acompañó a la Asamblea de Guáimaro (10 de abril de 1869) como su ayudante, con grado de Teniente. Junto a su jefe combatió en Las Coloradas, Las Yanas, Judas Grandes, Santa Gertrudis, El Jobo y la finca San José.

Al morir Honorato (20 de julio de 1869), pasó a las órdenes del General Brigada Angel del Castillo, en unión de quien libró combate en Júcaro (Pitajones), el 13 de agosto de 1869.

Acompañaba a su jefe cuando éste cayó en el Ataque a Lázaro López, el 9 de septiembre de 1869. A continuación estuvo subordinado al General Brigada Cristóbal Acosta, hasta diciembre de 1869; al General Brigada Marcos García, hasta mediados de 1870; al Coronel José Payán, hasta comienzos de 1871; y al General de Brigada Francisco Villamil, quienes, sucesivamente, ocuparon la jefatura de la división de Sancti Spíritus.

A comienzos de 1870 tomó parte en el Combate de Atollaosa y poco después en el de El Jíbaro, y en febrero de 1871 en el de La Ceniza. El 25 de julio de 1871 cruzó la trocha de Júcaro a Morón, en dirección a Camagüey, enfermo y acompañado solamente por cuatro hombres. Allí se incorporó a las fuerzas villareñas que habían hecho el cruce cuatro meses atrás, bajo el mando de Villamil. Continuó hacia Holguín formando parte de una columna bajo el mando de Payán. Después de recorrer algunas zonas de Oriente regresó a Camagüey para ponerse bajo las órdenes del Mayor General Ignacio Agramonte, quien propuso su ascenso a Capitán, el cual fue aprobado por el gobierno el 15 de noviembre de 1873. Bajo el mando directo del General de Brigada José González Guerra, participó en el Combate de Jimaguayú (11 de mayo de 1873), donde cayó Agramonte. Con el nuevo jefe de las fuerzas camagüeyanas y villareñas, Mayor General Máximo Gómez, combatió en Las Yaguas, Santa Cruz del Sur, La Sacra y Palo Seco. El 3 de febrero de 1874 fue ascendido a Comandante. Durante 1874 combatió en Naranjo-Mojacasabe y Las Guásimas. El 6 de enero de 1875 pasó la trocha de Júcaro a Morón, junto con Gómez, para iniciar la invasión a Las Villas. Iba al frente de un batallón de infantería. Ya en tierras villareñas incrementó sus fuerzas con nuevos ingresos. Tomó el fuerte Barricada, incendió el Ingenio Constancia y atacó el Fuerte Rosa María.

El 29 de junio de 1875 recibió el ascenso a Teniente Coronel. En el primer semestre de 1876 operó en la jurisdicción de Trinidad, donde libró, entre otros, los Combates de Portillo, Güinía de Miranda, San Luis y Polo Viejo. A mediados de ese año regresó a la jurisdicción de Sancti Spíritus, donde recibió el mando del Regimiento Honorato. Cuando Gómez renunció al mando del Departamento de Las Villas (1 de octubre de 1876), entregó a él todos los fondos financieros, lo que demostró la gran confianza que siempre le tuvo. Fue nombrado jefe de la Brigada de Sancti Spíritus, subordinado al nuevo jefe, Mayor General Carlos Roloff. El 18 de noviembre de 1876 resultó herido levemente en Sabanas Grandes de Jobosí, y al siguiente año sostuvo los Combates de Paso de la Cabaña, Pozo Azul (Las Varas), El Guayo, La Campana; venció a las guerrillas de Cabaiguán y El Gato, Corral Nuevo, Loma de La Papaya y Guayos, atacó a Banao y el Fortín de Paredes.

El 1 de octubre de 1877 fue ascendido a Coronel y el 18 de diciembre de ese año libró su última acción de envergadura en esta guerra al atacar a un convoy español que se dirigía de Sancti Spíritus al fuerte de Taguasco. El 28 de febrero de 1878 depuso las armas en Ojo de Agua, acogiéndose al Pacto del Zanjón.

Permaneció en Sancti Spíritus y esporádicamente en La Habana. En diciembre de 1878 comenzó a gestionar con el alto mando español una salida decorosa para el entonces Coronel Ramón Leocadio Bonachea, quien aún combatía en la jurisdicción de Sancti Spíritus sin ninguna posibilidad de éxito. Simultáneamente conspiraba preparando un nuevo alzamiento en Las Villas, para lo cual empleaba el seudónimo de Magón. El 8 de diciembre de ese año el Mayor General Calixto García, presidente del Comité Revolucionario de Nueva York, le envió el diploma de General de Brigada y el nombramiento de jefe del movimiento revolucionario en la jurisdicción de Sancti Spíritus.

Guerra Chiquita

Fue firmante del manifiesto proclamado por Bonachea en Hornos de Cal (Jarao), el 15 de abril de 1879.

El 9 de noviembre de 1879 se alzó en la región de Sancti Spíritus para dar inicio a la Guerra Chiquita en Las Villas, junto con los Alzamientos de Remedios y Sagua la Grande. El 12 de diciembre de 1879, Calixto, desde Nueva York, lo ascendió a mayor general. Ante la difícil situación que atravesaba, el 9 de enero de 1880 lanzó una patriótica proclama convocando a los villareños a las armas. Fracasado todo intento de revitalizar la guerra, el 1 de agosto de 1880 embarcó por la costa norte de Remedios hacia Estados Unidos América. A los pocos días de estancia en Nueva York, decidió establecerse en República Dominicana, donde permaneció más de once años. Allí colaboró con el Plan Gómez-Maceo (1884-1886).

Emigración

En 1892 regresó a Estados Unidos América para colaborar con José Martí en el Partido Revolucionario Cubano.

Estos años de emigrado político fueron para Serafín una importante escuela. Leía incansablemente cuanto libro llegaba a sus manos, además comenzó a manifestarse como escritor, colaborando con los periódicos locales y en El Yara de Cayo Hueso. Después escribiría artículos contra el anexionismo y el autonomismo, tendencias políticas radicalmente opuestas a sus ideales de independencia absoluta para Cuba.

El año de 1883 fue de intenso trabajo revolucionario para él, que era uno de los más impacientes por renovar la lucha armada. Organizaba entre los emigrados cubanos en Santo Domingo un club revolucionario, al que le puso el nombre de Lares y Yara.

Fue cercano colaborador de José Martí en su emigración, donde se destacó como escritor, periodista y poeta. De su persona e infatigable labor Martí expresó:
«El General Serafín Sánchez es digno del amor de los cubanos por el valor que ha empleado en su servicio, por la dignidad con que vive en el destierro del trabajo de sus manos y por la pasión republicana que le dirige el brazo heroico. He aquí a un buen ciudadano

Guerra del 95

Fue uno de los jefes del frustrado Plan Fernandina. El 7 de julio de 1895 partió de Pine Key, Florida, como segundo jefe de la expedición del vapor James Woodall, junto con Roloff. El día 24 desembarcaron con 130 hombres, por la playa de Tayabacoa, límite entre las jurisdicciones de Trinidad y Sancti Spíritus. Organizó la Primera División Cuarto Cuerpo, que comprendía las jurisdicciones de Sancti Spíritus, Trinidad y Remedios, y se puso al frente de ella. Poco después tomó el fuerte de Taguasco y libró el Combate de Los Pocitos, cerca de Siguaney. El 18 de septiembre de 1895, el Consejo de Gobierno, elegido dos días antes en Jimaguayú, le ratificó el grado de mayor general, pero con fecha 24 de febrero de 1895. Cinco días más tarde recibió heridas de bala en las dos piernas durante el Combate de Las Varas (Pozo Azul). El 3 de noviembre de 1895 se unió a Gómez en La Reforma y junto con él libró las acciones del fuerte Pelayo y Río Grande, y asistió a su encuentro con la columna invasora al mando del Mayor General Antonio Maceo, el 29 de noviembre de 1895, en el potrero de Lázaro López. En noviembre de 1895 tomó interinamente el mando del Cuarto Cuerpo de Las Villas, en el cual fue nombrado oficialmente el 1 de diciembre de 1895. Al siguiente día se unió a la columna invasora en su marcha a occidente.

En esa etapa se destacó en las acciones de Iguará, Casa de Tejas, Boca del Toro, El Quirro y Mal Tiempo. Continuó con las acciones de La Entrada, Coliseo y Calimete, en Matanzas, donde tuvo una brillante participación.

Me han matado, no importa, que siga la marcha

El 1 de enero de 1896, Gómez le ordenó regresar a Las Villas para reorganizar el Cuarto Cuerpo. El día 8 de febrero de 1896 sostuvo el exitoso Combate de Manajanabo (Biajacas Gordas) y el 21 de ese mes fue nombrado inspector general del Ejército Libertador, lo cual llevó a su conocimiento mediante un comunicado del lugarteniente general del Ejército Libertador, el 18 de marzo de 1896. El 12 de abril de 1896 se hizo cargo de la inspección general. Doce días después pasó la trocha de Júcaro a Morón en dirección a Oriente, para ocuparse de sus nuevas funciones. El 1 de julio de 1896 dirigió una importante circular a todos los jefes, hasta el nivel de brigada, que regulaba diversos aspectos del funcionamiento y la disciplina del Ejército Libertador. Los meses de agosto y septiembre los pasó en Camagüey, cerca del Consejo de Gobierno. El 10 de octubre de 1896, en homenaje a esa efemérides, cruzó nuevamente la trocha de Júcaro a Morón en dirección a Las Villas. Sostuvo los encuentros de Boca del Toro, Sitio de Condado y Calabazas.

El 18 de noviembre de 1896, cuando cruzaba el Río Zaza por el Paso de las Damas, el enemigo arremetió contra la columna que lo acompañaba y, al recibir un impacto de fusil que le atravesó los pulmones, tuvo fuerzas para exclamar:
«Me han matado, no importa, que siga la marcha

Así cayó uno de los grandes jefes de las guerras por la independencia de Cuba, en las que participó en más de 120 combates.

Enlaces relacionados

Fuentes

  • Diccionario Enciclopédico de Historia Militar de Cuba. Primera Parte (1510-1898). Tomo I. Biografías, Ediciones Verde Olivo, La Habana, 2004.
  • Apuntes biográficos del Mayor General Serafín Sánchez Valdivia. Perfil libre. (1986). La Habana: Ediciones Unión.