Sublevación de los Vegueros

Monumento erigido a la entrada de Santiago de las Vegas, en homenaje a los vegueros y tabaqueros.

El cultivo del tabaco se fue desarrollando en Cuba a lo largo del siglo XVII hasta convertirse en el más productivo de la Isla durante los primeros años del siglo XVIII.

Era una mercancía que se caracterizaba por ser durable, de reducido volumen y peso, que había ido adquiriendo buenos precios debido a la gran demanda existente en Europa, y que podía exportarse tanto por vía legal como mediante contrabando.

En la época el cultivo del tabaco se extendió considerablemente a tal punto que, ante el clamor de los cosecheros, fue autorizada su siembra en las cercanías de La Habana, lo cual se había prohibido varias décadas antes para dar preferencia a la agricultura de subsistencia.

En 1701 ascendió al trono de España el Duque de Anjou, de la Casa de los Borbones - nieto de Luis XIV, Rey de Francia – con el nombre de Felipe V, lo que trajo importantes cambios políticos y económicos en Cuba dirigidos a la centralización.

Desde principios del siglo el gobierno de España se propuso obtener crecidas ganancias que comprende el tabaco a bajo costo en Cuba vendiéndolo a elevados precios en Europa. Las grandes compras de tabaco las comenzó el gobernador Laureano de Torres en 1708, lo cual disgustó a los intermediarios.

En 1716 Vicente Rojas fue enviado a Cuba como nuevo Gobernador. Traía la encomienda de promover la extensión del cultivo, establecer el monopolio (estanco) del tabaco y eliminar a los intermediarios. Realizados los estudios pertinentes, en abril de 1717 se dicta el Real Decreto que estableció el mencionado monopolio.

La decisión causó gran descontento entre los vegueros, labradores independientes, que generalmente no explotaban mano de obra esclava. También se oponían a la medida los intermediarios y el clero, que temía la ruina de los campesinos y que no pudieran pagar las rentas de tierras que eran propiedad de los conventos.

Los intermediarios, a quienes el estanco del tabaco les arrebataba un lucrativo negocio, se aprovecharon del desarrollo de los vegueros, que se sentían apoyados por los frailes y otros terratenientes, para inducirlos a protestar violentamente y a pedir la supresión del monopolio.

Ante las perspectivas para la aplicación del estanco y la indiferencia que mostraban las autoridades frente a las solicitudes que se les hacían, los vegueros se decidieron por el uso de la fuerza; impidiendo la entrada del ganado destinado a abastecer de carne a la capital.

El 21 de agosto de ese año unos quinientos vegueros se concentraron en Jesús del Monte. Procedían de las localidades de Santiago de las Vegas, San Miguel del Padrón, Guanabacoa y otros lugares, y tenían el propósito de exigir al gobierno la revocación del estanco y que fueran enviados hacia España los funcionarios encargados de controlar su cumplimiento.

Al día siguiente; armados de machetes, picos y otros instrumentos de trabajo marcharon hacia la capital y entraron en ella sin hallar resistencia. Las tropas se encontraban acuarteladas y los sublevados impedían que se les suministrara comida, acciones que eran apoyadas por la población.

El Capitán General Roja se declaró impotente para dominar la situación. Renunció y embarcó rumbo a España acompañado de los funcionarios encargados de aplicar el estanco. Ante estos acontecimientos y la promesa de que se suspendería el proyectado monopolio los vegueros se tranquilizaron.

Al año siguiente viene a Cuba como nuevo Capitán General Gregorio Guazo Calderón, quien traía instrucciones de restablecer el estanco del tabaco, reformar el ejército y tomar medidas drásticas ante cualquier manifestación de protesta.

Prometió a los vegueros que compraría la totalidad de las cosechas y que pagaría con puntualidad, lo cual no se cumplió; debido a ello se produjeron dos nuevas sublevaciones: en junio de 1720 y en febrero de 1723.

Durante la última etapa se produjo un enfrentamiento armado entre los vegueros, de una parte, y las fuerzas de infantería y de caballería, de la otra; en el lugar en que actualmente se encuentra Rancho Boyeros. Un veguero resultó muerto, hubo varios heridos y once cayeron prisioneros. Trasladados a Jesús del Monte fueron encerrados en un lugar seguro y luego fusilados por orden del Gobernador Guazo. A continuación fueron colgados de los árboles que había junto al camino de Jesús del Monte, el más frecuentado de los que daban acceso a la capital.

Después de permanecer colgados durante dos días, “para que sirviera de escarmiento público” y cuando ya los cuerpos comenzaban a descomponerse el gobernador permitió que fueran sepultados. De las once víctimas ocho fueron enterradas en el cementerio que existía junto a la primitiva iglesia de Jesús del Monte, la historia ha recogido sus nombres:

  • Mateo Ravelo
  • Eusebio Pérez
  • José Canino
  • Blas Martín
  • Melchor Martín
  • Juan Quesada
  • Pedro González
  • Melchor Martín(otro).

Hubo algunos muertos más a consecuencia de las heridas recibidas y varias decenas de personas avecindadas en Guanabacoa, San Miguel del Padrón y Jesús del Monte desaparecieron, de las que nunca se supo más.

Esta sublevación quedó como símbolo de la rebeldía de los hombres de campo y como lejano pero importante antecedente de las protestas populares y de la lucha armada que aparecerían en el país en etapas posteriores.