Suicidio

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Suicidio
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Concepto:Es cualquier acto u omisión que se efectúa con el deseo de quitarse la vida.

Suicidio. Acto voluntario, autoinfligido, de amenaza vital, que termina con la muerte. Se refiere al acto de quitarse la propia vida, y constituye una de las causas de muerte en el mundo, su ocurrencia se remonta a epocas remotas. Sin distinción de raza, edad, sexo o color.

Definición

Es el acto por el cual un ser humano decide ponerle punto final a su vida, generalmente, esta decisión límite llega como consecuencia de la vivencia de algún episodio traumático y que el individuo no logró superar.

Antecedentes

En todas las épocas, las culturas que han poblado el planeta han considerado el suicidio de distintas forma. Aunque algunas de ellas son similares.

Los Galios consideraban razonables el suicidio por vejez, por muerte de los esposos, por muerte del jefe o por enfermedad grave o dolorosa.

Las Tribus Africanas consideraban maligno y terrible el contacto físico con el cuerpo del suicida, incluso se quemaba la casa y el árbol donde se ahorcaba éste; el suicidio reflejaba la ira de los antepasados y se consideraba asociado a brujería; por otra parte, el cuerpo se enterraba sin los ritos habituales.

En los Antiguos Cristianos el suicidio era muy raro pues atentaba contra el V mandamiento. En La Biblia aparecen 8 referencias a suicidios: 3 de guerreros para no entregarse al enemigo, 2 en defensa de la patria, 1 al ser herido por una mujer, y 2 por decepción (Ajitófel y Judas).

En Grecia y Roma las referencias a los suicidios son innumerables y por diversos causas: por conducta heroica y patriótica, por vínculos societarios y solidarios, por fanatismo, por locura, por decreto (Sócrates), suicidio asistido por el senado.


En la Edad Media el suicidio era penado severamente por las leyes religiosas. El Concilio de Arlés (452) declaró que el suicidio era un crimen. El Concilio de Braga (563) lo sancionó penalmente al dictaminar que el suicida no fuera honrado con ninguna conmemoración, excluido del camposanto. Lo mismo sucedió en el Concilio de Auxerre (578). El cuerpo de los suicidas era trasladado con escarnio, enterrado en la encrucijada de los caminos, su memoria difamada y sus bienes confiscados.

Características

La mayoría de las personas que hacen algún intento de suicidio están ambivalentes respecto al deseo de morir; de hecho, el intento puede ser una demanda de ayuda y puede fallar porque es más fuerte el impulso de vida.

El suicidio consumado es el que tiene como resultado la muerte. La distinción entre suicidio consumado e intento suicida no es absoluta, ya que puede haber intentos de suicido en los que la persona actúe con tanta determinación que su decisión de matarse sólo se ve frustrada porque es descubierto y se aplican con éxito medidas de recuperación, mientras que otro intento suicida puede acabar teniendo un desenlace fatal porque la persona calculó mal sin tener plena intencionalidad de causarse la muerte.

El comportamiento autodestructivo puede ser directo, el cual incluye generalmente ideas suicidas, intentos de suicidio y suicidio consumado, o indirecto, caracterizado por exponerse a un riesgo que compromete la vida sin intención directa de provocarse la muerte, generalmente de forma reiterada y a menudo inconscientemente, con consecuencias que, en última instancia, pueden ser autodestructivas. Ejemplos de este tipo indirecto de conducta suicida son el consumo abusivo de alcohol y otras drogas, el hábito de fumar, comer excesivamente, descuidar la propia salud, provocarse automutilaciones, la adicción a someterse a múltiples intervenciones quirúrgicas, hacer huelga de hambre, llevar un comportamiento delictivo y conducir de forma imprudente.

Mecanismos que llevan a una conducta suicida

Los mecanismos psicológicos que llevan a una conducta suicida se parecen a los habitualmente implicados en otras formas de comportamiento autodestructivo, como alcoholismo, conducir temerariamente y actos antisociales violentos. A menudo, el suicidio es el acto final dentro de una conducta de ese estilo.

Las experiencias traumáticas durante la infancia, especialmente el dolor producido por un hogar roto o la ausencia de los padres, son notablemente más frecuentes entre personas con tendencia al comportamiento autodestructivo, quizá porque es más probable que tengan dificultades para establecer relaciones significativas y seguras. Son más probables los intentos de suicidio entre viudas maltratadas y víctimas de abusos en la infancia, como reflejo de un ciclo de deprivación y violencia en el seno de la familia.

Los actos suicidas suelen deberse a motivaciones múltiples y complejas. Los principales factores causales consisten en trastornos mentales (sobre todo depresión), factores sociales (frustraciones y pérdidas), anomalías de personalidad (impulsividad y agresividad) y trastornos físicos . A menudo hay un factor que es la gota que desborda el vaso, generalmente la ruptura de una relación importante.

Suicidio y depresión

Depresión

La mayoría de los suicidios tienen lugar durante una crisis depresiva. El suicida siente un dolor emocional que se le hace irresistible, se siente desesperado, piensa que nada cambiará en el futuro, que no puede contar con nadie que le dé su apoyo y no ve más salida a su problemas.

Síntomas de la depresión

  • Tristeza persistente. Puede romper a llorar sin saber por qué.
  • Desesperación, impotencia, sensación de falta de
  • Pesimismo y culpa.
  • Fatiga o pérdida de interés en actividades ordinarias, incluido el sexo. Falta de entusiasmo.
  • Alteración en los patrones de sueño y alimentación.
  • Irritabilidad. Se enfada fácilmente por pequeñas cosas que antes no le molestaban.
  • Ansiedad y ataques de pánico.
  • Dificultad para concentrarse, recordar o tomar decisiones.
  • Pensamientos, planes o intentos de suicidio.
  • Síntomas físicos persistentes o dolor que no responde a ningún tratamiento.
  • Aislamiento. Incapacidad o falta de interés en comunicarse.

Factores de la ocurrencia de suicidio

Suicidio

Existen diversos factores que conllevan al suicidio

  • Factores psicológicos: Personalidad impulsiva y con baja tolerancia al fracaso, dependientes y con expectativas excesivamente ambiciosas o irreales.
  • Factores patológicos: Trastornos del ánimo (depresión, enfermedad bipolar, distimia), trastornos psicóticos, obsesivo-compulsivos, trastorno limítrofe.
  • Factores biológicos: Trastorno neuroquímico.
  • Factores clínicos: Enfermedad terminal, cirugía reciente sin éxito, dolor no controlado, tumores (especialmente craneales), deformaciones (especialmente faciales), amputaciones graves e invalidantes.
  • Factores demográficos: edad, sexo, estado civil, ocupación, razas, grupos sociales y religión.
  • Factores etiológicos agudos: Depresión grave, desesperación, pérdida significativa (muerte, separación, pérdida económica, etc.), interrupción de medicación, intoxicación por alcohol o drogas.
  • Antecedentes familiares: Mayor riesgo cuando hay antecedentes por posible contaminación psicológica e historial de enfermedad psiquiátrica .

Tratamiento

Muchas personas que han hecho un intento de suicidio son ingresadas en el departamento de urgencias de un hospital en estado comatos. Una vez confirmada la ingestión de un fármaco potencialmente letal, habrá que adoptar las medidas oportunas para que el paciente elimine el medicamento, evitar su absorción y acelerar la excreción; así pues, se iniciará un tratamiento sintomático para salvar la vida al paciente y, de conocerlo, se dará el correspondiente antídoto . Toda persona con lesiones que comprometan su vida debe ser hospitalizada para tratar las heridas y debe pasar una evaluación psiquiátrica. La mayoría de los pacientes están suficientemente bien para ser dados de alta tan pronto como se ha tratado el daño físico, pero a todos ellos se les debe ofrecer una alternativa de seguimiento.

La evaluación psiquiátrica debe llevarse a cabo lo antes posible. Pasado el intento de suicidio el paciente puede negar la existencia de problemas, ya que la intensa depresión que le llevó al suicidio puede ir seguida de una transitoria elevación del estado de ánimo, un efecto de catarsis que probablemente explica por qué es tan raro repetir un intento de suicidio inmediatamente después del primero. No obstante, existe un alto riesgo de que más tarde se llegue a consumar un suicidio, a menos que el paciente resuelva sus problemas.

La evaluación psiquiátrica permite detectar algunos de los problemas que contribuyeron al intento de suicidio y ayuda al médico a planificar el tratamiento oportuno. Dicha evaluación consiste en establecer una relación para intentar comprender el acto suicida, sus antecedentes y las circunstancias en que se produjo, así como al objeto de valorar la problemática actual y captar con precisión la calidad de las relaciones personales y familiares, que a menudo son relevantes en el intento de suicidio; el psiquiatra hará también una evaluación completa del estado mental del paciente, con especial acento en la detección de una depresión u otro trastorno mental o de una adicción al alcohol u otras drogas, que requiera tratamiento específico además de la intervención en la crisis; dentro de la tarea de evaluación, hay que hacer una entrevista con el cónyuge o la pareja y los familiares o amigos más cercanos, además de ponerse en contacto con el médico de cabecera.

Repercusión

Todo acto suicida tiene una notable repercusión emocional sobre todos los implicados. Médico, familia y amigos quizá sientan culpa, vergüenza y remordimientos por no haber prevenido la consumación del suicidio, así como rabia hacia el fallecido o hacia otras personas. No obstante, deben ser conscientes de que no son omniscientes ni omnipotentes y que el suicidio, a fin de cuentas, era inevitable. El médico puede aportar una ayuda inestimable a la familia y a los amigos del suicida para manejar sus sentimientos de culpa y aflicción.

El efecto de un intento de suicidio frustrado es similar. Sin embargo, familiares y amigos tienen ocasión de elaborar sus sentimientos respondiendo adecuadamente a la demanda de ayuda de la persona.

Prevención

Se debe tomar en serio cualquier amenaza de suicidio o acto suicida. Algunos intentos de suicidio o suicidios consumados son una sorpresa para los familiares y allegados, pero en la mayoría de los casos el individuo había enviado claras señales de advertencia a parientes, amigos, personal médico o a los voluntarios de algún centro telefónico de urgencias para prevención de suicidio. La función de estos voluntarios, entrenados específicamente para su tarea, consiste en intentar que el potencial suicida se identifique, mantener una conversación, evaluar el riesgo y ofrecer ayuda para los problemas inmediatos; además, pueden solicitar a terceros (familiares, médicos o policía,) asistencia urgente en una crisis, así como intentar encauzar a la persona suicida hacia los oportunos recursos para tratamiento y seguimiento. Este tipo de intervención de ayuda con personas potencialmente suicidas resulta lógico, pero no hay datos de peso que indiquen que contribuye a reducir la incidencia de suicidio.

A todo paciente deprimido hay que preguntarle cuidadosamente sobre ideas de suicidio. Carece de fundamento el miedo de que plantear esa pregunta, aunque se haga con tacto y delicadeza, pueda servir para inculcar la idea de autodestrucción en el paciente. Por el contrario, sacar el tema ayuda al médico a hacerse una idea más clara de la profundidad del cuadro depresivo, alienta la conversación constructiva y transmite que el médico es consciente de la honda desesperación del paciente. Las escalas de calificación de depresión pueden ayudar a determinar si hay un riesgo serio de suicidio.

El riesgo de suicidio es mayor al principio del tratamiento antidepresivo, cuando la inhibición y la indecisión han mejorado, pero todavía existe un estado de ánimo depresivo, sólo parcialmente aliviado. Los resultados tempranos del tratamiento pueden, por tanto, capacitar al paciente para actuar autodestructivamente con mayor agilidad mental. En consecuencia, siempre que se receten medicamentos psicoactivos hay que hacerlo con prudencia y en cantidades controladas. Uno de los síntomas de depresión puede ser el insomnio, en cuyo caso, tratarlo con hipnóticos sin tratar la depresión subyacente no sólo es ineficaz, sino incluso peligroso.

En personas que amenazan con suicidarse inmediatamente, el deseo de morir es ambivalente y a menudo transitorio; ése puede ser el caso, por ejemplo, de un paciente que telefonea para decir que está a punto de tomar una dosis letal de cierto fármaco u otro que amenaza con arrojarse al vacío desde las alturas. El médico o la persona a quien el suicida ha pedido ayuda deben apoyar el deseo de vivir.

Bibliografía

  • Manual Meck 10ma edición (Diccionario Médico)
  • Cuba. Ministerio de Salud Pública. Dirección Nacional de Estadísticas. Temas de estadísticas de salud: mortalidad por suicidio y el intento suicida en Cuba. Situación actual. La Habana: Servimpres, mayo 2000:2-15.
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Fuentes

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  • Perez Barrero SA; Mosquera D. El suicidio. Prevencion y Manejo. Ediciones Pléyades. En prensa. España
  • MINSAP. Programa Nacional de Prevencion del Suicidio. 1989. Cuba
  • Periódico Granma

Enlaces externos