Surgimiento del boxeo en Cuba

Boxeo
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Teofilo Stevenson 1.jpg
Otros nombres:Deporte de los puños
Primer partido:1681
Accesorios:Cabezeras, guantes, protector bucal
Miembros por equipo:2 púgiles por categorías de pesos en kg
Contacto:Si
Categoría:Deporte de combate
Duración del encuentro:Tres asaltos de tres minutos con un intervalo de 1 minuto en cada uno
Olímpico:Si

Surgimiento del boxeo en Cuba. El Boxeo llega a Cuba, desde los Estados Unidos en la primera década del Siglo XX. En el año 1910 el chileno John Budinich, quien hizo carrera pugilística en Estados Unidos, llegó a La Habana para ofrecer los servicios en la defensa personal. Algunos meses después, se crea en la capital de cubana la primera Academia de este deporte. En Agosto de 1912, se organizó la primera pelea.

Surgimiento del boxeo

El Boxeo (del inglés boxing), también llamado a veces boxeo inglés o boxeo irlandés, es un Deporte en el que dos contrincantes luchan utilizando únicamente los puños recubiertos con guantes, golpeando al adversario de la cintura hacia arriba, dentro de un cuadrilátero especialmente diseñado a tal fin, en breves secuencias de lucha denominadas asaltos o rounds y de acuerdo a un preciso reglamento.

El boxeo llega a Cuba, traspatio por entonces desde los Estados Unidos en la primera década del Siglo XX después de la fundación de la República en 1902. Comentan los historiadores de la época, como el griego Costas Broumas, que a principios de 1900 algunos caza talentos llegaron a Cuba para buscar púgiles entre los negros cortadores de Caña. Sin embargo, en el compendio editado en Miami por Willy del Pino, se plantea que en el año 1910 el chileno John Budinich, quien hizo carrera pugilística en Estados Unidos, llegó a La Habana para ofrecer los servicios en la defensa personal.

Algunos meses después, se crea en la capital de Cuba la primera Academia de Boxeo, contratado por el aristócrata Vedado Tennis Club. “Budinich combinaba las clases con exhibiciones públicas en el afán de incentivar a los jóvenes en el arte de los puños”.

En Agosto de 1912, se organizó la primera pelea entre Budinich y un norteamericano en la división welter -67 kilogramos- y aquello no pudo ser más desastroso pues el “profesor” fue noqueado en el segundo asalto. Aquel esfuerzo no tuvo una continuación sistemática por parte de las autoridades gubernamentales, lo cual dio al traste con los anhelos del argentino quien desapareció de los escenarios boxísticos de la Isla como mismo vino.

Primera instalación de boxeo cubana

En la mañana del 1915 se edificó The Stadium, primera instalación habilitada para el boxeo. También se efectuaron carteles en el Hipódromo Oriental Park, donde se celebró un pleito entre el pesado Jack Johnson y Jess Willard. A partir de ahí, en la capital del país, surgieron las arenas Colón y Galathea y hasta los dueños de teatros se involucraron en los carteles boxísticos.

Avances del boxeo en la isla

Aunque se proclamaron decretos y prohibiciones por parte de algunas autoridades, la verdad es que nunca se dejó de boxear y los carteles se trasladaban hacia el interior del país. Los púgiles cargaban con guantes, vendas, zapatillas a organizar giras. En el período que media entre 1913 y 1917, el boxeo se arraigó en toda Cuba.

En el periódico llamado Cuba, enclavado en la Calle Empedrado, en la parte vieja de La Habana, que organizó carteles de boxeo en el patio de la instalación y llegó a constituirse en uno de los sitios más concurridos de la capital dedicado a esos menesteres.

Al fallecer durante un combate el púgil Joe Marroquín en 1919, frente a Alex Publes, el alcalde de la ciudad suspendió mientras estuvo en el poder los carteles. La crónica de la época recogió las palabras textuales: "el boxeo es salvaje, bárbaro".

Un año después, se reanudaron los pleitos en el periódico y la Secretaría de Gobierno, cuando se percató del enorme filón económico que podía significar aquellas presentaciones decidió crear la Comisión Nacional de Boxeo, a lo cual se opuso el nuevo alcalde, Marcelino Díaz de Villegas, para quien las peleas constituían “espectáculo brutal y vicioso”.

En los inicios de la siguiente década, el dueño de los diarios La noche y La Lucha, creó una academia para niños y adolescentes entre 8 y 15 años. El fin no era solo la práctica del pugilismo sino para promocionar a los libelos. Al ganador de cada pelea se le daban 25 ejemplares y 10 al perdedor, para que luego salieran a pregonarlos y con ello obtenían su paga por el pleito. Así se iniciaron las peleas de “aficionados” de cuya cantera surgirían más tarde varios campeones del profesionalismo. La peregrina idea prendió, se sumaron numerosos clubes privados a la sazón y se creó, finalmente, la Unión Atlética Amateur de Cuba, patrocinadora de los campeonatos efectuados entre 1922 y 1926, de los cuales salieron numerosas figuras, entre ellas Eligio Sardiñas -Kid Chocolate- el más grande boxeador profesional cubano, figura de renombre en el mundo, junto a otros como Kid Gavilán, José Mantequilla Nápoles, Ultiminio Ramos, Luis Manuel Rodríguez, quienes con el tiempo quedaron atrapados y fueron absorbidos por el profesionalismo.

En aquella primera etapa, hasta 1926 se presentaba una dualidad entre amateurs y profesionales. Los primeros, constituían la cantera de los segundos, lo cual impedía al país poder presentar talentos en Juegos Olímpicos u otras competiciones internacionales.

Hacia la década de 1930 La Habana era considerada la segunda plaza boxística del mundo. La Arena Colón fue la carpa en la cual se escenificaban numerosos pleitos. Lugares prominentes también ocuparon las provincias de Oriente, como: Santiago de Cuba, Holguín, Manzanillo, Baracoa, Guantánamo, Jiguaní y Palma Soriano), y en la zona occidental Matanzas.

A finales del año 1926 se funda la primera empresa dedicada a la comercialización del boxeo de la Isla. Sin embargo, no es hasta 1933 en que se crea la United Promotors Corp, encargada del negocio de los guantes y de la concertación de pleitos en otras naciones. La gran maquinaria del boxeo profesional se ponía en marcha en Cuba.

Durante esa década y la siguiente empezaron a “nacer” gimnasios y sitios de competencias, entre los más prominentes: las arenas Galathea, Colón, Polar, Comercial, Cristal, Miramar Garden, Trejo, Cuba, el Gimnasio Kid Chocolate, el Palacio de los Deportes y el Coliseo de la Ciudad Deportiva. Surge también la Asociación Guantes de Oro, dedicada al amateurismo pero no como promotora de los mejores valores deportivos entre los jóvenes, sino como imprescindible cantera del boxeo profesional, que ya empezaba a constituir jugoso negocio.

Cuba nutrió el boxeo profesional con numerosos púgiles entre los que sobresalieron Kid Chocolate, campeón mundial en dos divisiones y Kid Gavilán, también titular del orbe profesional. Otras luminarias de aquella época en el deporte rentado fueron Kid Charol, Relámpago Sagüero, Kid Tunero, El Niño Valdés, Ciro Morasen, La Diabla Díaz, Puppy García y una interminable lista, los más, acabados por la maquinaria del mercantilismo deportivo.

Hubo también entrenadores de renombre como Luis Felipe Pincho Gutiérrez (preparador de Eligio Sardiñas), Antolín Chino Gobín, Higinio Ruíz, Luis Sarría, Félix Massud, los hermanos Manolo y Marzo Hernández y muchos otros que, en su momento, prepararon amateurs y profesionales.

Desde la década del veinte y hasta finales de los años cincuenta, los exponentes del boxeo cubano exhibieron su estilo atípico, capaces de cordearse de tu a tu con lo mejor del mundo. Cierto que por entonces existía una notable influencia del boxeo estadounidense, lógico, pero los peleadores cubanos poseían y eran portadores de elementos de la cultura y tradiciones de la Isla.

En el libro Cultos Afrocubanos, el escritor, poeta y etnólogo Miguel Barnet plantea, refiriéndose a los grupos de esclavos de procedencia Bantú que fueron asentados en Cuba, expresó: “Tenían, para ciertas diversiones profanas, unos tambores llamados yuca... con ellos se acompañaban en el baile del propio nombre y en los juegos pugilísticos de mani (representa una lucha pugilística basada en golpes con el codo o el antebrazo), y en el cual el contrincante es siempre miembro de un bando contrario. Se jugaba en toda la Isla. Se apostaba dinero a los puños e incluso, era practicado por algunas mujeres muy fuertes”.

Esta cita ofrece la medida de lo autóctono de ciertas manifestaciones y características que se dan en los púgiles del patio como resistencia, agilidad y fuerza física.

Incluso, ha comentado en diversas ocasiones el profesor Alcides Sagarra Carón, “la forma de pelear de Kid Chocolate ha influido notablemente en muchos de nuestros boxeadores, de ahí que se le considere como un antecedente de la actual Escuela Cubana de Boxeo, pues constituye la unión entre dos épocas raigalmente diferentes del pugilismo en nuestro país”.

El boxeo en la mayor de las Antillas tiene tres grandes momentos: el reinado del profesionalismo, el inaugurado con el advenimiento de la Revolución y la creación del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER) y el surgimiento y desarrollo de la Escuela Cubana de Boxeo, como consecuencia directa de los momentos precedentes.

La Escuela Cubana de Boxeo, se inscribe en el sistema deportivo cubano, la cual es producto de los esfuerzos del Instituto Nacional de Deporte, Educación Física y Recreación, INDER, creado el 23 de febrero de 1961, con un carácter popular y masivo, quedando eliminado para siempre el oprobioso y humillante Boxeo profesional.

En la Isla, desde 1961, al crearse el organismo deportivo cubano y masificarse la practica deportiva, se echaron los cimientos de lo que, con el lapso de unos veinte años, se convirtió en la Escuela Cubana de Boxeo, reconocida en el mundo entero.

El deporte en general, y el boxeo en particular, se engarzan en un sistema armónico desde la base hasta la nación. Cuba dispone de más de 30 mil entrenadores deportivos en todos los niveles de la enseñanza e, incluso, presta su colaboración en cerca de 50 países de todos los continentes.

En el caso del boxeo, la labor está basada en la unidad del colectivo y este es el más importante “secreto” del sistema de trabajo de esa disciplina en Cuba.

Exitos de Cuba

En haber sabido constituir y mantener a un colectivo técnico integral: entrenadores, médicos, psicólogos, fisioterapeutas, sociólogos... donde se les han asignado responsabilidades a los más aventajados por la preparación y desenvolvimiento, bajo las premisas de la superación constante asentada en principios pedagógicos.

En 1962 los boxeadores cubanos se proclaman ya como campeones centroamericanos, lo cual es la primera señal de que el camino a recorrer no sería en vano. Apenas se cumplían tres años del triunfo revolucionario y las nuevas concepciones de masividad en el deporte arrojaban sus primeros frutos. Vendrían los triunfos de Enrique Regüeiferos, Rolando Garbey y Caminero.

Ya para 1971 habían transcurrido doce años desde la prohibición del amateurismo y diez de la creación del INDER, donde Cuba se erige como campeón Panamericano de la disciplina durante los Juegos Panamericanos de Cali, Colombia. Al año siguiente, durante los Juegos Olímpicos de Munich, en la República Federal Alemana, tres púgiles cubanos se alzan con los títulos en las respectivas divisiones: el gallo Orlando Martínez, el welter Emilio Correa y el superpesado Teófilo Stevenson.

No se trata de un fenómeno aislado con la búsqueda de talentos o en la formación de atletas de laboratorio. Es la labor armónica que abarca todos los sistemas de enseñanza del país, a los profesores de educación física y a los preparadores y los colectivos técnicos, quienes conforman la infraestructura del deporte nacional.

A los boxeadores se les cataloga y mide por la inteligencia, condición válida para cualquier deporte. Debe estar dotado de cualidades para practicarlo. Dominar los componentes de la voluntad (dos de ellos, la valentía y la decisión, resultan vitales) y saber que se trata de un deporte extremadamente exigente, para el cual el atleta debe prepararse muy bien, por el hecho de constituir una disciplina de confrontación directa, como el resto de los deportes de combate.

El boxeador debe cuidarse mucho, constantemente, y sin que nadie deba decírselo o recordárselo. No fumar, no ingerir bebidas alcohólicas, no trasnochar, son requisitos indispensables. Debe desarrollar la inteligencia mediante el estudio y la superación constantes. Esas cualidades se le inculcan en la Isla a todos los atletas y, muy en particular, a quienes practican el boxeo.

El país cuenta con deportistas, en activo y retirados, que son licenciados en Cultura Física, Ingenieros, Psicólogos, Especialistas en Medicina Deportiva. Otros hacen la Maestría. Todos los que están en activo estudian el bachillerato o en niveles universitarios. Por ejemplo, en la llamada Finca de los Boxeadores, en la localidad de Wajay, en las afueras de La Habana, se imparten clases hasta bachillerato y luego los atletas son promovidos a la enseñanza superior en la especialidad que escojan. Ese es uno de los grandes logros de la Escuela Cubana de Boxeo: la superación constante del colectivo y la unidad, como premisas básicas para obtener buenos resultados tanto nacionales como internacionales.

Véase también

Fuentes

  • Alcides Sagarra Carón. ( 2009): Ciencia, tecnológica e innovación en la escuela cubana de boxeo.