Teatro de niños

El Teatro con niños dentro del tejido teatral cubano
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Concepto:En el teatro para niños los niños son inspiración, estudio y destinatarios y el vínculo con la escena y su perspicacia está determinada por la propuesta escénica y por la capacidad de sus lecturas; pero en el teatro con niños los infantes tienen una posición activa obligada ante el juego que convierte en descubrimiento peculiar lo que sucede en ellos y con ellos, sobre todo porque pasa por sus cuerpos.

Historia

Reflexionar e indagar en el teatro con niños en Cuba obliga a una mirada totalizadora del tejido teatral cubano. En nuestro contexto teatral es más habitual relacionar al niño con el teatro que hacen los adultos para los infantes. Al menos, la mayoría de la historia, la teoría y consideraciones teatrológicas que hoy se atesoran y se producen tienen cierto despegue en esta zona y no en el teatro con niño, que continúa tildado de oportunista, facilista o de artesanía barata, como si todo ello no fuera aplicable también a cualquier producto artístico escénico.

SI algo tienen en común ambas variantes es sin dudas el universo del niño con sus intereses y necesidades y que el adulto continúa como eje de cual parte, de modo que ambos están sobre la misma cuerda. El mismo peligro de que el adulto se aleje y banalice en el teatro para niños lo tiene el hecho de que el adulto manipule cuando trabaja con el infante. De un lado la urgencia de tratar de ver el mundo como los niños y del otro expresar su mundo siendo ellos mismos los protagonistas.

El hecho de que el adulto se proporcionara una cultura para la infancia hacia finales del siglo XIX, -calzada ésta por la sicología que vino a aportar una orientación científica al arte en función de las etapas de la infancia y la juventud -movilizó el teatro para niños y con niños hacia una fuerza creativa convertida en arte que a penas está comenzando en la historia de la humanidad. Lo cierto es que el teatro para niños se ocupó de exponer lo eminentemente lúdico del teatro porque en lo que todos coinciden es que el juego es fuente generadora y clave para trabajar con el infante.

Hacer teatro es como jugar con las reglas, las leyes y la disciplina de un juego que implica goce individual y colectivo, experiencias extraordinarias, protagonismos, osadías, atrevimientos interesantes, sociabilidad, el probar las posibilidades de dar y recibir con esfuerzo y la increíble sensación de que estimen lo que haces dentro de la familia, amigos, conocidos y no. De modo que hacer teatro es todo lo que se exige que sea el teatro para niños y con niños.

En el teatro para niños los niños son inspiración, estudio y destinatarios y el vínculo con la escena y su perspicacia está determinada por la propuesta escénica y por la capacidad de sus lecturas; pero en el teatro con niños los infantes tienen una posición activa obligada ante el juego que convierte en descubrimiento peculiar lo que sucede en ellos y con ellos, sobre todo porque pasa por sus cuerpos. Cualquier cuestión que haya sido observada antes no importa porque para el niño es como si fuera nueva. De un lado la protección del adulto que se comporta como su igual y del otro la expectación del niño sobre si mismo y su igual.

Todo el sentido pedagógico, didáctico y formativo del teatro para la vida hace que el “proceso” protagonizado por el infante cobre extraordinaria importancia, por esa razón muchos consideran que lo importante es el “proceso de trabajo” (montaje de una espectáculo, talleres o encuentros) y no el “resultado” (Visto como espectáculo para mostrar ante el público). A mi modo de ver ambos tienen sus aciertos para el niño.

El proceso es un ritual de probada validez inminente al teatro donde se realizan descubrimientos tanto temáticos como de lenguajes para comunicar, que lleva consigo la transformación y el crecimiento de todos los participantes; en el teatro para niños se comporta pensando en el destinatario niño y en el teatro con niños co creando con el adulto.

Pero lo cierto es que un proceso interesante y profundo siempre tendrá posibilidades de ser mostrado de alguna manera y un buen espectáculo siempre tendrá como antecedente un proceso válido. Pudiera ocurrir que lo que sucedido durante el proceso de una puesta en escena tenga la validez que no presenta el espectáculo por disímiles razones, aunque generalmente cuando los niños viven un ritual socializador se sienten seguros de sí y deseosos de mostrar sus habilidades al encuentro inmenso que supone la interacción con el espectador aunque este no tenga una supuesta “calidad”.

Así el niño atesora en el recuerdo una huella trascendente que puede diferir de lo que el adulto percibe de ese producto artístico, haciéndose medular lo vivido. Hacedores, niños participantes, padres y familiares se convierten en una comunidad única con un regocijo especial. Quizás debiéramos dejar de preocuparnos de que si el teatro con niños sea didáctico, puro divertimento o si es hegemonía del adulto sino que sea definitivamente teatro. Si lo es, entonces es importante para el niño y también para el adulto creador.

El teatro para niños en Cuba ha estado relacionado siempre con figuras importante de nuestra cultura, baste citar a Nicolás Guillén, Paco Alfonso, Vicente Revuelta y Dora Alonso en sus inicios y tantos grandes que le sucederían hasta hoy.

En Cuba el triunfo revolucionario en 1959 marca una etapa fundacional de gran efervescencia, se impuso la formación de las nuevas generaciones para una sociedad diferente. Son muchas e importantes las iniciaciones, sin embargo la Campaña de Alfabetización fue la más grandiosa porque permitió la lectura y el entendimiento y porque restituyó para el ser humano la capacidad de comunicarse. De este modo la educación y la cultura marcharon ineludiblemente juntas.

Escuelas Instructores de Arte

Nace la Escuela de Instructores de Arte pero también la Escuela Nacional de Arte y agrupaciones profesionales de teatro para adultos y niños. A finales del 69 nacieron los llamados “Grupos pedagógicos” que se sumarían a los ya fundados por el Departamento Nacional de Teatro Infantil y la Juventud en la persona de Nora Badía y la labor de los Hermanos Camejo junto a Pepe Carril en los años 61 y 62 en todo el país. Se profesionalizaron en esa ocasión ocho que integraron en su mayoría la primera escuela de titiriteros Buena Esperanza. Estos tenían la misión de vincularse a la escuela en programaciones, apoyar a los maestros en la labor cultural y servir de jurados de festivales pero no de trabajar con niños.


Muy pronto derivaron en agrupaciones artísticas manteniendo una fuerte carga, digamos educativa, como lo era casi todo el teatro de esos años. Ya en el propio 59 [Ignacio Gutiérrez] inspirado en lo que antes había experimentado en Bellas Artes, trabajó en un taller de teatro con niños llamado Los barbuditos que llegó a presentar varios espectáculos (Unos de autor y otros de de improvisaciones) en solo unos meses. Luego se ocuparía dos años con un Cine club en el Palacio Nacional de Pioneros, insertándose posteriormente en el teatro para niños como dramaturgo, maestro y director teatral.

Primeros graduados de la Escuela Instructores de Arte

En el año 1963 se graduaron los primeros instructores de teatro unidos a un curso emergente y en 1977 con el nacimiento del Ministerio de Cultura se arma una Dirección Nacional de Aficionados y surgen las Casas de Cultura.

En el movimiento profesional los años 70 y 80 trascurrieron cargados de superaciones y colaboraciones de saberes entre los creadores con la presencia e influencia fundamental de la Europa Socialista actualizada y organizada en cuanto al trabajo con niños. En toda esta etapa es posible advertir tanto en la dramaturgia de autor como espectacular al héroe colectivo, el enfrentamiento al enemigo común, prólogos, explicaciones y didactismos con ejemplos fallidos pero también con calidades, recuperación de tradiciones e incorporación de lo mejor de la literatura infantil sobre todo cubana.

Desde esta década se advierten espectáculos infantiles en las agrupaciones de teatro para adultos, opción que hasta hoy se mantiene como: Compañía Hubert de Black, Teatro Escambray, Mirón Cubano, Icarón y más recientemente el Mejunje y Estudio teatral La Chinche, Teatro Estro de Montecallado, son algunos ejemplos.

Ignacio Gutiérrez

Ignacio Gutiérrez en sus memorias cuenta que cuando estuviera en [Checoslovaquia] a mediados de los 60 junto al grupo de teatro para niños de Jiri Walker de Praga su estructura era la de un director general, dos artísticos, un escenógrafo, un dramaturgo, treinta actores y un pedagogo. Para el VII Festival de Teatro para Niños cubano- el primero competitivo -en 1981 se entregó un premio que se hizo llamar Premio a la obra de mayores valores artísticos, pedagógicos y psicológicos, que en esa ocasión se le entregó a El canto de la cigarra espectáculo de Los Cuenteros, una adaptación y puesta de Félix Dardo del cuento de Onelio Jorge Cardoso. Estas dos pinceladas nos da la medida de la importancia de la pedagogía en este período.

También en esta etapa se produjo algo único que ha influenciado hasta hoy, el Sicotíteres en el grupo Ismaelillo de Boyeros, una experiencia de trabajo conjunto entre sicólogos, actores y educadores, donde el actor ya fuera en una escuela o en un círculo infantil, muchas veces con la presencia de los padres o familiares, armaba historias que improvisaba con patrones ya establecidos de alguna conducta a enfrentar, o hacía actuar un niño con problemas, e incluso a padres. Se abordaban temas como la timidez, el egoísmo, la agresividad, la mentira, la inapetencia, la enuresis. Esto se hacía con títeres o juguetes y quedaron algunos textos escritos. Hoy tenemos conocimiento que Christian Medina en su grupo Retablo tienen experiencias de esta índole.


Desde siempre las agrupaciones teatrales profesionales han tenido las escuelas y los espacios comunitarios junto a los teatros como alternativas de programación, se agencian espectáculos de sala y otros que puedan suceder en cualquier espacio- este aspecto en específico tiene su historia y sus consideraciones. Quizás un ejemplo concreto lo sea el proyecto teatral para niños Juglaresca Habana conducido por Bebo Ruiz que privilegia el pequeño formato y el fundamento del juglar, cuestión que trasladó a sus enseñanzas en la escuela de instructores de la capital.

Pero, si tenemos que hablar de teatro en relación a la escuela y la comunidad es necesario referirse a los Instructores de Arte. Estos también fueron los destinos de sus escuelas desde su formación en 1961. Muchos de los instructores de la primera etapa derivaron en los artistas e intelectuales que hoy sostienen la cultura cubana. Para el cambio de estructura del 89 muchos pasaron a proyectos artísticos profesionales debilitándose sobremanera esta fuerza y se termina por cerrar la escuela en la mitad de los 90. Al separarse los consejos provinciales y nacionales de teatro profesional y aficionados en las nuevas estructuras que asumió la cultura en Cuba, los instructores se vuelcan en la etapa convulsa del período especial.


Panorama Cultural y Político acontece en 1992

En el panorama cultural y político acontece en 1992 el Congreso de la UNEAC y en 1994 el de la UPEC donde se destaca la importancia del periodismo y los artistas e intelectuales se crecen en el diálogo ante la globalización cultural. En 1999 sucede el Encuentro de directores municipales proporcionando un papel cardinal a la base. Nacen los promotores culturales y la campaña `por la devolución del niño Elián González desata una batalla de ideas colocando la labor cultural en defensa de su rescate, manifestándose el valor educativo e ideológico de la Revolución y sobre todo lo cultural unidos profesionales y aficionados.

Nuevamente ante el peligro inminente y el derrumbe del campo socialista sobreviene una etapa fundacional. El teatro para niños profesional calza y dignifica su presencia y demuestra la fortaleza de su fundamento artístico y su capacidad ante la adversidad, no obstante su festival es eliminado (el último fue el XI en 1990 en Santiago de Cuba) surgiendo entonces dos importantes eventos: el Taller Internacional de Teatro de Títeres y el Festival de teatro para niños y de títeres de Guanabacoa con muestras de trabajo de todo el país, espacios de reflexión y superaciones. También por estos años, en específico en 1993 ocurre en Cuba el Congreso de la ASSITEJ.


La Colmenita

Desde el 90 nace La Colmenita de Juan Carlos Cremata bajo al tutela de Berta Martínez con una peculiar amalgama de jóvenes actores, músicos, deportistas y plásticos que comenzaron haciendo teatro para todo tipo de público pero que muy pronto derivó en teatro con niños producto de la fascinación que junto a su madre Iraida Malberti y su hermano hicieran en el programa televisivo Cuando yo sea grande. En 1994 fue el primer espectáculo con niños.

A principio de los 90 se incorpora Ignacio Gutiérrez al Teatro Nacional para de alguna manera continuar su experiencia inicial de Los Barbuditos. Se unen también adolescentes y jóvenes para 13 talleres, según el propio Ignacio “para ayudarlos a pensar… el teatro como medio para el ser humano” sin embargo, la organización en la enseñanza terminaba en montajes de espectáculos.


En 1995 Ignacio funda en[ Angola] un grupo de teatro con niños llamado Sorpresa y a su regreso retoma esta labor en la Biblioteca Nacional José Martí curiosamente haciendo teatro con los trabajadores y sus niños, es decir con toda la familia. Con TN 94 quedaría Luvel García quien hacía funciones de asistente dirección asumiendo los talleres de teatro con niños, antecedente del proyecto Zunzún que se sostienen hasta la actualidad.

La Andariega

En 1996 nace La Andariega en Camaguey liderada por el actor Luís Orlando Antune y el poeta A. Richard para una combinación de de dirección artística y dramaturgia con espectáculos y trabajos muy ligados a la danza y al teatro de relaciones pero también de sala, todo ello con niños, adolescente y jóvenes. En esta década comienza a manifestarse lo individual dentro de la colectividad, una vuelta profunda hacia la identidad y la autoestima del niño y el joven dentro de la dramaturgia de autor y del espectáculo sobre todo en el marco profesional.

En medio de “La batalla de ideas” del nuevo milenio para el curso 2000-2001 regresa la segunda etapa de las Escuelas de Instructores apoyadas por la UNEAC, una en cada provincia. En el 2004 tienen su primera graduación y se ubican a laborar de manera inédita en las escuelas primarias y secundarias y posteriormente en pre universitario y algunas universidades. Nace la Brigada José Martí que conduce su propio movimiento. Nuevamente el dilema si son creadores o pedagogos del arte como si para formar en el arte no fuera necesario serlo.

El Equipo de Teatro del Departamento de Creación del Consejo Nacional de Casas de Cultura en la persona de la pedagoga y directora de teatro Celia Rosa Hernández da un vuelco al teatro de aficionados en el país teniendo como soporte fundamental los nuevos instructores y el enlace necesario con los metodólogos privilegiando la superación. El Festival Nacional de Teatro Olga Alonso celebrado en Fomento Santi Espíritu, se convierte en uno de los eventos teatrales más importantes del país.

La inserción de la vanguardia artística de teatro junto a músicos y plásticos muestra su valía en la alianza con sus colegas. Por Fomento pasaron agrupaciones como: Los Cuenteros, Teatro EL Público, Vivarta, Pálpito, Icarón, la Salamandra pero también las propuestas de profesionales con trabajos con instructores como Océano y Teatro de sur.


Brigada José Marti

La Brigada José Martí organiza un Festival Nacional de Instructores que muestra la fuerza creativa y la calidad de las propuestas como vanguardia joven del país con un teatro dueño de sus destinos que no tienen que esperar por un director como los egresados de la ENA y el ISA. Grupos organizados por ellos mismos y otros vinculados a instructores de otras etapas anteriores o profesionales del teatro como : Histrión de Pinar del Río, Anda Teatro de la Isla de la Juventud, Teatrón lunático de La Habana, el Taller de teatro joven de Papalote y el de Teatro de sur en Matanzas, Odravi y A las tablas de Villa Clara, El carro de Tespis, Faro Teatro y Teatro del sol y la luna de Cienfuegos, Teatro de las puertas y Lumen teatro de Holguín, Opsis y Teatro del alma de Guantánamo entre los ya clásicos de instructores que se suman como Casandra de Pinar del Río, Olga Alonso de La Habana, Cubiche de Santa Clara y Casiguaya de Las Tunas.


Teatro Universitario

El Teatro Universitario de la Universidad de La Habana y de Ciencias Informáticas, Aire frío y Senda de Ciencias Médicas de La Habana y Holguín junto a los Conjuntos Artísticos de Montaña de las FAR entre otros arma todo este tejido fundamentalmente en las últimas décadas.

Nace la licenciatura en Instructor de arte y la necesidad de conocer y confrontar la labor del instructor hace que surja el Taller de Experiencias que ha logrado atesorar algunas de ellas para consultarlas. Curiosamente muchos instructores y promotores logran cursar el Diplomado de teatro para niños y de títeres del ISA guiado por Freddy Artíles (1999 al 2006). Pero se suspenden los festivales nacionales de pioneros y el teatro con niños queda en el anonimato de las provincias, los municipios y muchos permanecen solo en el marco de la escuela o de un Consejo Popular.

Paradójicamente es a través de la participación de Cuba en la AITA (Asociación de Teatro Amateur) primero con Rolando Hernández y después con Zulema de Armas-que toma le presidencia del la región del Caribe - donde suceden certámenes importantes en los que la participación de nuestro movimiento de teatro con niños se expresa. Fue así en el Festival Internacional de Teatro de Niños en el 2004, un Encuentro de las regiones del Caribe y Latinoamérica con foro de trabajo incluido, presentaciones y talleres en el 2005, así como una Pasantía con profesorado del Consejo Nacional de Casas de Cultura y profesionales en la que se incluyen instructores de todo el país. En el 2008 Fomento se dio con carácter internacional a razón de este vínculo. Solo asistió como habitual La Andariega como teatro con niños.

Hacia finales de los 2000 en los recortes económicos del país vuelve Fomento a Festival provincial y se pierde la confrontación, surgiendo entonces encuentros regionales que fluctúan en sistematicidad y la Brigada José Martí cambia de estructura. A ello se le suma que a partir del 2008 la [Misión Cultura Corazón Adentr]o en [Venezuel]a absorbe buena cantidad de esta fuerza, desarticulándose muchas de estas agrupaciones y por supuesto la labor con la comunidad se reestructura, convirtiéndose la misión en un espacio de prolongación de lo aprendido. Pero en el 2010 nacen dos becas de creación del CNCC: “Ignacio Gutiérrez” para un taller con niños y “Bebo Ruíz” para un espectáculo con cualquier edad y se articula entonces el Premio Escaramujo de la BJM para valorizar el trabajo del instructor de arte. También hoy la UNIMA y La ASSITEJ junto a la Cátedra Freddy Artíles del ISA intentan incorporar en alguna medida esta zona del teatro “no profesional”

Teatro con niños

Se mueve en disímiles espacios de creación tangibles y no pero alcanzados todos según la voluntad creativa y de sostenimiento sin importar desde donde se haga. Hablo de interacciones que tienen que ver con lo escénico, desde talleres de un encuentro, de un ciclo corto u otro con seguimiento que toma carácter de agrupación estable de trabajo. De estos ejemplos está inundado el país y pueden encontrarse desde la Casa de Cultura o cualquier otra institución cultural, la escuela, un consejo popular o municipio.


Desde las escuelas se da en turnos de clases como parte del sistema de estudio o en grupos de creación fuera del horario escolar y se muestra como es tradicional en matutinos, efemérides, galas o festivales. La atención y las posibilidades fluctúan según desde donde labore el instructor. También hay agrupaciones o encuentros estables de promotores o instructores de generaciones anteriores con capacidad de aglutinar y movilizar a niños y padres junto a otras especialidad, fundamentalmente la danza y la música.

Se hace teatro con niños también desde los proyectos comunitarios de UNEAC-CIERIC, en las guerrillas de trabajo de la Cruzada teatral de Guantánamo, La Guerrilla de los teatreros de Granma, desde los cinco Conjuntos artísticos de montaña o desde las iniciativas de artistas como Cacho con al Brigada Marta Machado entre otros ejemplos.


Teatro años 80

En los años 80 en Cuba se plantea el arte de contar cuentos como propuesta para la escena, antes se insertó a las bibliotecarias y maestros muy vinculados a las campañas por las lecturas y sus beneficios culturales y educacionales. Con la Cátedra Iberoamericano de Narración Escénica y el proyecto Contarte de la UNEAC, así como la presencia de cuenteros populares y narradores espontáneos se transita con nombres como María Teresa Freire, Eliseo Diego, Francisco Garzón Céspedes, Mayra Navarro, Haydee Arteaga y Elvia Pérez para insertarse en la primera década del nuevo siglo definitivamente en la vida cultura con una Cátedra Cubana de narración Oral y un sin número de eventos.

Por toda la isla están presentes también los niños, incluso en festivales y programaciones. También la variante escénica del circo se trabaja con niños con ejemplos hermosos y fuente importante de ingreso en la [Escuela Nacional de Circo], destacándose las provincias de Ciego de Ávila, La Habana y Santi Espíritu fundamentalmente.

En el 2010 se realiza en el Equipo de Teatro del Consejo Nacional de Casas de Cultura un registro de teatro con niños que arrojó muchas agrupaciones de teatro con niños de disímiles años de fundada, pero cuando vamos al repertorio constamos que sus producciones se reducen a pocos espectáculos en los que los participantes entran y salen. En su mayoría incorporan talleres dentro de sus procesos de montajes o de vida. Los textos coinciden con los cuentos clásicos de Cenicienta, La cucarachita Martina y La caperucita roja. También la presencia de José Martí, Nicolás Guillén, Onelio Jorge Cardoso, Dora Alonso. Es típico encontrar los Pelusines de Dora y El gato simple de Fidel Galbán. También El mundo al revés de Freddy Artiles, El sabio de Bebo Ruíz, Los tres pavos reales de Ignacio Gutierrez, Ruandi de Gerardo Fulleda León, el Sicotíteres de Cheli Lima y la cuentística de Ercilia Sardaña en La noche así como la de Nelson Simón y Neisi Felipe.

Cuando nos detenemos a analizar estas selecciones descubrimos que se trata de los volúmenes que más llegan a las provincias gracias a las Ferias del libro con grandes tiradas como ocurrió con EL clavel enamorado una compilación de Esteban Llorach con Gente Nueva y los Pelusines que compiló Freddy Artiles. Ocurre en menos medida o prácticamente nula con las editoriales que se ocupan de publicar texto para niños como Ediciones Matanzas, Vigía, otros de Gente Nueva, la Revista Tablas y Ediciones Alarcos.

Los nombres de las agrupaciones con niños pueden tener una larga lista, digamos: El hombrecito verde, Ángeles del futuro, Son del río, Edad de oro, Arlequín, Girasol, Los pequeños príncipes, Pompones, Titereteando, entre otros que se diluyen mientras comienzan otros. Sin embargo, a mi juicio hay dos agrupaciones que para mi hacen visible el teatro con niños en Cuba que son La Colmenita (inspiradora y generadora de proyectos con niños en el país) y La Andariega ambas con una condición digamos institucional con profesionales al frente. Ellas desde sus particulares, la una vinculada a la música y la otra a la danza generan eventos, dramaturgias originales y calidades de espectáculos. Pero también sostienen entrenamientos, talleres con equipos de trabajo acoplados con posibilidades de presentarse en certámenes del mundo profesional y con implicaciones internacionales.

Finalmente apuntamos que la labor del líder es esencial. Ese creador, llámese instructor, maestro, artista o animador es un ser especial porque al lidiar con el niño también lo hace con la familia, la escuela y el entorno.

Paolo Beneventi en su volumen Introducción a la historia del teatro para niños y jóvenes plantea que “Animador no se es, sino que se llega a ser en la medida en que desacondicionando a los demás se es capaz de desacondicionarse a sí mismo”. Estas palabras entrañan algo más que conocimiento y praxis sino una actitud mental y física que solo se alcanza con madurez, confianza y exigencia de si mismo.

Hay mucho por desentrañar de estos mundos porque finalmente tampoco basta profesionalidad y oficio sino se encuentra algo que decir. El comprender cómo se mueve el mundo es primordial, porque muchas veces el niño consume y vive de una manera y en el teatro ve y hace otra ¿Cómo hacer que el teatro se relacione con la verdad de su mundo si el niño tiene necesidad de creer en la historia que cuenta?.

Se discute todo el tiempo qué es lo que está bien o mal pero eso solo es posible averiguarlo atreviéndonos a expresarnos con puntos de vistas y tratamientos escénicos diferentes ¿Cuál es el teatro con niños ideal? ¿Cuál es el que se debe hacer, el fantástico o el real? ¿Talleres o espectáculos? ¿Procesos o resultados? ¿Tiene el niño y el joven cubano de hoy una agresión comercial? ¿Si la tiene, de qué manera se manifiesta? ¿Por qué se evita si es algo que el niño observa y sucede y él necesita organizarlo? ¿Qué es lo que el espectador niño o joven espera o se lleva de un espectáculo hecho por adultos o por sus iguales? ¿A qué grado de asepsia llevamos al producto artístico que destinamos al infante y por qué?

Estas y otras tantas preguntas nos rondan y nuestro deber es buscar las respuestas. De eso se trata.

Fuente

  • Blanca Felipe Rivero/ Consejo Nacional de Casas de Cultura/ Ministerio de Cultura de Cuba