Teletrófono

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El teletrófono es el nombre que le dio el inventor italiano Antonio Meucci a su versión del teléfono en 1870. Aunque ya desde 1856 había construido el primer telefono electromagnético. Alexander Graham Bell fue el primero en patentarlo en 1876, a diferencia de Meucci, que no tuvo los recursos para hacerlo ante la Oficina de Patentes de EE.UU. y que sólo pudo, en 1871, presentar una breve descripción, pero no formalizar la patente.

El 11 de junio de 2002 el Congreso de Estados Unidos aprobó la resolución 269 por la que reconoció que el inventor del teléfono había sido Meucci y no Bell.

La primera experiencia del italiano Meucci con la telefonía fue durante su estancia en Cuba. Allí experimentó con el empleo de la energía eléctrica para tratar diferentes tipos de enfermedades y dolencias. En 1849, mientras se preparaba para atender a uno de sus pacientes, hizo varias conexiones con alambre de cobre. Colocó un extremo en la boca del enfermo y le pidió que sostuviera el otro extremo. Mientras, él se situó en la habitación contigua y se colocó bajo la lengua una tercera terminal de cobre. La cuarta terminal se unió a un magneto y, cuando puso este dispositivo en funcionamiento, la descarga hizo saltar de su silla al paciente. Meucci escuchó las vibraciones, bajo su lengua, de las palabras pronunciadas por su paciente. Años más tarde perfeccionó su invención y, con dos troncos de conos de cartón provistos en su base de un diafragma membranoso unidos por un hilo de cobre, consiguió establecer una comunicación con otra persona situada en la casa de enfrente. Este nuevo sistema de comunicación fue bautizado como teletrófono. A diferencia del teléfono desarrollado por Bell, el prototipo de Meucci utilizaba el principio de la resistencia variable, que fue retomado en los comienzos de la electrónica de los sistemas más avanzados de audio.

Meucci fue perfeccionando el teletrófono y llegó a instalar una línea de comunicación permanente entre su laboratorio y el dormitorio de su esposa. En 1871 había desarrollado un teletrófono que funcionaba perfectamente. Para patentar su invención necesitaba 250 dólares, dinero que no tenía a su disposición. Sólo pudo pagar un documento oficial (caveat) que describía las características del teletrófono y concedía a Meucci la prioridad en el desarrollo de un aparato capaz de transmitir a distancia la voz humana. En 1874 decidió presentar su prototipo a la compañía Western Union que no se interesó por el proyecto.

Dos años más tarde, Alexander Graham Bell hizo pública su patente del teléfono. Ante esta situación, Meucci inició un juicio contra Bell por plagio. El fallo judicial (1877) dio la razón al científico italiano y condenó a Bell por fraude. Esta sentencia fue ratificada por la Corte Suprema de Justicia y anuló la patente de Bell. Pero el caveat de Meucci caducó y no pudo renovarlo por no tener dinero; momento que aprovechó Bell para obtener su patente.

Como reconocimiento póstumo, el Congreso de EE.UU. aprobó el 11 de junio de 2002 un documento en el que se reconocía a Meucci como inventor del teléfono.

Fuentes