Toma de Jobabo
En la medida en que fueron formulándose las denuncias de la población, los prisioneros iban ocupando su lugar en el calabozo para ser juzgados por sus crímenes y abusos. Había que verlos, tan “humildes”; ninguno había hecho nada, nadie mató, nadie atropelló, todo era calumnias, ellos eran buenos y los había hasta “revolucionarios”, todos querían ser nuestros amigos, a casi todos les éramos familiares.
Los vecinos de Tunas y sus alrededores se concentraron frente al Cuartel (la Capitanía) para aplaudir el triunfo revolucionario y pedir justicia contra los asesinos que allí estaban, ya no solo de la Capitanía sino de los puestos de la guardia rural de Jobabo, Bartle y Manatí. También los manferreristas y policías iban convirtiéndose en “huéspedes” de aquel lugar en la medida en que les “salían” las noticias de sus crímenes, que ellos consideraban tan sepultados como sus víctimas. Al día siguiente se nos comunicaba lo que sin dudas constituyó para nosotros el más alto honor: la decisión de que nos incorporáramos a la Columna del Comandante en Jefe para realizar la histórica marcha hacia la capital del país, formando parte de la caravana de la Libertad. La vida y los hechos se han encargado de demostrar de manera palmaria lo justo y certero de la expresión de nuestro Comandante en Jefe el día que llegamos a la capital: “Estamos en un momento decisivo de nuestra historia. La tiranía ha sido derrotada. La alegría es inmensa y, sin embargo, queda mucho por hacer todavía. No nos engañemos creyendo que en lo adelante todo será fácil. Quizás en lo adelante todo sea más difícil. “ Sobre este acontecimiento el Comandante Eduardo Sardiña Labrada (Lalo) recuerda: Después de la llegada de la columna 12 al territorio tunero y haber rechazado varios intentos de los guardias de cruzar de Camagüey hacia la provincia de Oriente y sostenidos prolongados combates en el tramo de la carretera central comprendido entre la división de Oriente-Camagüey y el crucero Domínguez, a 7 kilómetros de la ciudad de las Tunas, posterior al derribo del puente divisorio entre las dos provincias el día quince de Diciembre y dejar liberado a Bartle el día dieciséis, se creaba una situación donde la liberación de Jobabo, cuartel enclavado al suroeste de nuestro territorio, aún cuando los guardias se mantenían acuartelados, era una anomalía inaceptable y constituía un imperativo no sólo militar sino también político. Por tales razones se decidió el ataque el 29 de diciembre de 1958. Para la citada acción se decidió agrupar a varios de los pelotones de la columna, aún cuando fuera necesario traer algunos desde lugares relativamente distantes, como fue el caso del pelotón de Ango Sotomayor, situándolo en la loma de Pepe Bello para evitar la entrada de refuerzos por la carretera Tunas-Jobabo, mientras que el Capitán Juan Olivera se ubicó en la carretera de Holguín. Reagrupadas las fuerzas se llevó a cabo un ataque combinado que incluía además el cerco y las emboscadas contra el refuerzo que eventualmente podía llegar fundamentalmente desde la dirección de Camagüey, donde siempre había columnas del ejército tratando de cruzar hacia oriente, previsto todo se decidió el movimiento donde cada pelotón y escuadra ocuparía el lugar indicado, durante la noche del veintinueve, hasta esperar la señal del ataque. Previamente se habían coordinado los esfuerzos con los elementos más cercanos del frente Camagüey, fundamentalmente para que apoyaran la acción esencialmente en la dirección Elia-Jobabo, esta coordinación dio sus frutos cuando el treinta de Diciembre el enemigo fue capturado durante su huída, en el lugar conocido por La Zorra, ya en territorio de Camagüey, donde participaron compañeros del citado frente. De esta forma, dicho a grandes rasgos, a más de cuatro décadas, cuando ya se hacen borrosas las cosas y hasta se pierden los detalles, se liberó el pueblo de Jobabo y obtuvo su merecida victoria después de tantos esfuerzos por librarse de los esbirros que tanto daño le hicieron… Adalberto Blas Ruiz, -Bulito-, combatiente de la Columna No.12, extrajo de su memoria: El capitán Juan Olivera estaba ubicado con su pelotón en la carretera de Holguín, Ango Sotomayor en la Loma de Pepe Bello, Ernesto Labrada en el Tecal, Salvador Sosa, Roger García y Silvio García, dentro del poblado y fundamentalmente en el cuartel, el pelotón de Marcos Carmenates también estaba en diferentes posiciones en el interior del pueblo, yo ocupé el centro telefónico conjuntamente con Agustín Aldana y otros compañeros con Lalo al frente. Blas Peralta, combatiente de la 1ra escuadra del pelotón dirigido por el capitán Salvador Sosa, comentó: Yo integraba la 1ra escuadra dirigida por el 1er teniente Rodolfo Pérez. El jefe de la 2da era Armando Hechavarría (F) y de la 3ra Sergio Ferriol. La entrada para la toma del cuartel de Jobabo la hicimos por la carretera de Las Tunas, la escuadra a la que yo pertenecía fue asignada para la orilla del río Jobabo, límite con Camagüey en aquel entonces, próximo al puente, del lado del pueblo para evitar la entrada del refuerzo del enemigo y la huída de los batistianos, conjuntamente con otras fuerzas de la propia columna No.12, y del lado de allá del río estaban tropas del comandante Víctor Mora. Las dos escuadras restantes de mi pelotón quedaron posicionadas para la toma del poblado y el cuartel, integradas por los pelotones de Silvio, Roger García y Marcos Carmenates. Sé que los guardias se escaparon por unas alcantarillas y fueron capturados en La Zorra.
Eran como 38 batistianos; hubo un muerto. La mayoría de ellos estaban armados con Spingfield (…)
Pepe García jefe de un grupo guerrillero integrado a la tropa del comandante Víctor Mora recordó: Estando acampados con el Comandante Víctor Mora en el lugar conocido como la Arrocera Bartés, en Sabalo, próximo a la costa sur, éste recibió un aviso del comandante Lalo Sardiñas, el 30 de diciembre de 1958 acerca de la toma de Jobabo. A mí me ordenaron ir para la zorra ese mismo día. Todavía era temprano cuando me ubiqué en los Cuatro Caminos, en el que comunica a Berrocal con el habanero. Alrededor de las tres de la tarde unos compañeros me avisaron que venían los guardias a campo traviesa; la gente de Lalo venía detrás. Nosotros los interceptamos, eran más de 30 guardias, no recuerdo la cantidad exacta, traían granadas y espingfield y unos cuantos tiros, no se cuantos. A La Zorra se apareció Lalo, se llevó a los batistianos, incluyendo el armamento y las municiones. Después seguí con Víctor por el sur, el 1ro de enero nos encontrábamos en El estribo, con Julio Camacho, jefe del Movimiento 26-7 en Camagüey, ya disfrutábamos la alegría del triunfo. Después de analizar con profundidad y notar la coincidencia de los testimonios ofrecidos por la máxima dirección de la Columna No.12 “Simón Bolívar”, algunos de sus jefes o segundos jefes de pelotones, integrantes de ellos y otros protagonistas de aquella epopeya, y las restantes fuentes consultadas, podemos resumir que en Jobabo esa fuerza llevó a efecto un ataque combinado bajo las órdenes del Comandante Eduardo Sardiña Labrada ,Lalo, asistida por la Columna No. 13 “Ignacio Agramante”, dirigida por el Comandante Víctor Mora, de la cual participaron los capitanes Pepe García y Pepe Botello. En su concepción estratégica, el orden combativo fue el siguiente: Columna 12 El capitán Juan Olivera, con su pelotón, se situó en la carretera de Las Tunas, en dirección a Holguín, y allí continuó impidiendo el movimiento del enemigo hacia el territorio jobabense en esta ocasión. El capitán Salvador Sosa situó la 1ra escuadra a la altura del río Jobabo, del lado del poblado. Los capitanes Silvio García y Marcos Carmenates, con parte de sus respectivos pelotones, quedaron emboscados en el lugar conocido como Las Caballerías, en el terraplén de Jobabito, para impedir la posible llegada de los refuerzos procedentes de Camaguey. Los restantes combatientes de ambos pelotones ocuparon posiciones frente al cuartel, en el poblado, a ambos lados del bosque de tecas, la pista de aterrizaje y el aserrío, conjuntamente con los pelotones de Ernesto Labrada, Salvador Sosa, Róger García. Con excepción de los efectivos que se situaron en lugares estratégicos, todos accionaron conjuntamente y de forma combinada, según el cause de los acontecimientos como se concibió el ataque. El Comandante Lalo Sardiña, junto con Gregorio Ortiz Porras, Chichí; Agustín Aldana, Adalberto Ruiz (Bulito) y otros compañeros de la comandancia tomaron el centro telefónico. Columna No.13. El Comandante Víctor Mora estaba ubicado en la Arrocera Bartés, cercana a la costa sur. A Pepe García le fue asignado Cuatro Caminos en el sendero que comunica a Berrocal con el Habanero, no muy distante del río Jobabo; a orilla de éste, cerca de la primera escuadra del Capitán Sosa, fue situado Pepe Botello. Los batistianos fueron convocados a la rendición desde el primer momento y no aceptaron, por lo que el combate duró toda la noche del 29 y parte del día 30 de diciembre de 1958. Las opiniones más generalizadas coinciden en que los disparos cesaron alrededor de las dos de la tarde, cuando los efectivos del régimen, a pesar de los dos rebeldes que quedaron custodiando esa salida, lograron escapar por el alcantarillado del central y fueron apresados en La Zorra, por fuerzas combinadas de las Columnas 12 y 13, lo cual demostró la efectividad del plan trazado. A partir de aquel dia comenzó una nueva etapa en la historia de la localidad: Jobabo en Revolución.