Traje Típico de África

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Traje típico de África
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Concepto:Traje típico de África es la indumentaria que expresa la identidad cultural de una región, pueblo, cultura o nación.

Traje típico de África Los trajes típicos de África, como en el resto de continentes, sufren importantes variaciones según el país, pero sobre todo según la zona del continente de la que se hable. Habría que diferenciar los trajes tradicionales de África que podemos encontrar en las zonas cercanas al mediterráneo de las vestimentas del cuerno de África o de todo el África Subsahariana.

Historia

Los trajes típicos de África, como en el resto de continentes, sufren importantes variaciones según el país, pero sobre todo según la zona del continente de la que se hable. Habría que diferenciar los trajes tradicionales de África que podemos encontrar en las zonas cercanas al mediterráneo de las vestimentas del cuerno de África o de todo el África Subsahariana.

El traje típico de cada región está claramente influenciado por cómo han debido hacer frente a las condiciones climatológicas de cada terreno, sobre todo con el sol abrasador de las zonas ecuatoriales y desérticas.

Puesto que la organización actual de los países no se corresponde con las culturas o las nacionalidades históricas de cada tribu -sino que es el resultado de la etapa colonial europea-, en un mismo país actual se pueden localizar varias etnias diferentes que, por lo tanto, tienen unos trajes típicos diferentes que identifican a cada una de ellas.

El traje tradicional de Marruecos o Argelia tiene unos componentes de influencia árabe debido a su proximidad con esta región, y el hecho de compartir religión. Aunque en Marruecos la vestimenta más autóctona es la de la tribu nómada bereber, en estrecha relación con su entorno desértico. Sin embargo, en las zonas subsaharianas, el traje tradicional conserva su esencia tribal en los países donde estas han tenido una importancia fundamental y son la base de la población. En otros se aúna este origen con los condicionamientos de la religión.

La apariencia se vuelve más sencilla en cuanto a variedad de materiales y telas conforme se va hacia el sur o el este de áfrica, pero en la mayoría de las ocasiones estos trajes típicos de África -que también tienen una función protectora, según la zona- se tiñen de color, algunos identificativos como el azul de los bereberes o el rojo de los masai, y en otros casos aparecen los diseños ancestrales de cada tierra. También es muy habitual que se complementen con tocados en la cabeza y con distintos tipos de abalorios, de metales o materiales naturales como la madera.

Son muchas las personas, especialmente jóvenes estudiantes, que nos piden información sobres el el "traje típico" o el "traje nacional" de un determinado país africano. Por esta razón creemos necesario exponer los criterios que se han seguido en esta sección dedicada al vestido en África.

Entendemos que ni en África, ni en ningún otro continente, existe un único "traje típico o nacional". Todos los países africanos, y la mayoría de los países del mundo, están compuestos por diferentes naciones o grupos étnicos con sus propias costumbres y, muchas veces, con diferentes formas y estilos de vestir.

Por otra parte, el vestido siempre ha estado sujeto a los cambios de la moda, aunque ésta cambiara, a veces, muy lentamente. En un mismo grupo étnico, ni tan siquiera en una misma aldea y en una misma época no todo el mundo viste de la misma manera. Aunque en cada época y en cada lugar se den ciertas características similares, siempre ha contado la aportación personal.

Por lo tanto, en los países en los que se ha puesto una fotografía podía haberse puesto otras totalmente distintas de otros Pueblos y épocas.

Evolución del Vestido en África

Hoy, estamos acostumbrados a los cambios constantes de la moda en el vestido, a la alternancia de estilos opuestos marcados por la industria de la moda. La moda, hace que el vestido, unas veces adorne el cuerpo ocultándolo y otras veces, se exhiba el cuerpo con un mínimo de tejido que lo resalte. Pero lo que es más nuevo, en muchos países del norte, es la libertad de cada persona para elegir el estilo de vestir que desee elegir. Pero esto es un fenómeno reciente. Cuando Europa trataba de controlar gran parte del mundo, los europeos seguían unos cánones mucho más rígidos, y la norma fundamental era que el cuerpo se debía ocultar, por lo que las ropas sólo dejaban mostrar la cara y las manos, y a veces, ni eso. Era considerado como inmoral el enseñar los brazos, las piernas o cualquier otra parte del cuerpo, y esto, aún en las playas.

Con esta mentalidad es como llegaron los europeos a África, y se encontraron, al sur del Sahara, con que las sociedades que allí vivían tenían unos hábitos en el vestir, diametralmente opuestos a los suyos. Frente a la obsesión europea por ocultar el cuerpo, encontraron unos pueblos que no solo mostraban con orgullo el cuerpo, sino que utilizaban todo tipo de adornos para resaltarlo. Pero no se sorprendieron al descubrir que en el mundo había otras culturas de las que se podía conocer y aprender nuevas cosas, sino que se escandalizaron de que no todo el mundo se atuviera a su moral uniformada, y trataron de imponer sus normas y costumbres.

Después de continuas campañas para cambiar los hábitos en el vestido, los europeos fueron introduciendo sus propias modas o creando otras nuevas (camisas de manga corta, pantalón corto, saharianas, etc.), llegando a convertirse, las formas de vestir de las ciudades europeas, en moda de las élites más europeizadas del occidente africano, mientras en el África septentrional, se iban imponiendo o manteniendo el estilo de los países islamizados del norte. Pero también siguen manteniéndose algunas modas autóctonas, como serán el bubú de los países del oeste, o el estilo yoruba, los burnus de Marruecos, la chilaba sudanesa o los kanzu y kofia de los territorios swahili.

A grandes rasgos, durante los años 30, pueden considerarse tres grandes zonas desde el punto de vista de la indumentaria. En el África meridional y oriental, el estilo europeo, como ropas de prestigio, comienza a reemplazar a las imitaciones de los uniformes militares que hasta entonces estaba generalizado. La moda, parte de la costa tanzana, se propaga hacia el interior hasta Malawi y Zambia, y desde Nairobi a Kenya, Uganda, Rwanda y Burundi. En ese tiempo, los estilos son muy diferentes en el África austral, especialmente en Angola y Mozambique. El pantalón corto y la camisa de manga corta o sahariana se convierten en ropas de trabajo normales en las ciudades, mientras que en las zonas rurales se siguen manteniendo los paños o la combinación de éstos y vestido europeo. Poco a poco, el paño de las mujeres va siendo sustituido por las ropas utilizadas en las misiones. El vestido europeo es tan aceptado que, por ejemplo en Namibia, un estilo de la Europa central del siglo XIX se convierte con el tiempo, en el una especie de ropa étnica entre los Nama y los Herero. La moda africana masculina no ha conservado los gustos militares como expresión de pertenencia étnica salvo entre los Zulu y los Nguni. Otra innovación es la amplia túnica blanca o roja de los pastores de las iglesias independientes africanas, seguramente, tomando como ejemplo las ilustraciones de la Biblia. En regiones del Este de África, en particular en Kenia y Sudan meridional, el arte corporal tradicional y la ausencia o escasez del vestido masculino sobreviven hasta nuestros días. De hecho, en la medida en que era posible conseguir nuevos medios de ornamentación, se ha visto elaborarse en Kenia variantes más espectaculares del arte corporal.

En esos años, en las costas del África occidental y ecuatorial, los modelos europeos de vestidos femeninos no han sido aceptados, manteniendo su prestigio el paño, sea de fabricación local o importada. Los motivos decorativos de los paños deben atenerse a los gustos locales y la industria textil europea se atiene a esas preferencias de su clientela africana. Los modelos son lanzados en las grandes ciudades por las cortesanas (a menudo vestidas por los importadores) y por las mujeres de la élite africana. El vestido de fiesta masculino en la costa occidental de África se ha mantenido insensible a la influencia de las ropas europeas, pero las ropas de las ciudades europeas son adoptadas por los cuadros, los universitarios y los empleados administrativos. Al mismo tiempo, en el África ecuatorial, llega a ser el vestido de la alta sociedad, pero mucho menos en la Rep.Dem. Del Congo que en las colonias francesas. Sin embargo, el bubú ha mantenido su lugar en el Sahel e incluso se ha extendido hacia el sur. En verdad, las modas europeas han penetrado aquí mucho menos que en el África oriental y meridional.

En el norte del continente, en general, se han mantenidos sus estilos propios y los adornos corporales (pintura hena). Las mujeres han adoptado las ropas europeas en las grandes ciudades, pero llevadas bajo el haik, o como en Marruecos donde la ropa europea ha sido llevada bajo un burnus o incluso bajo una chilaba y con babuchas. Los hombres, en cambio, han adoptado los vestidos de trabajo europeos y, en Egipto la ropa europea es desde hace mucho tiempo el vestido corriente de las clases medias y elevadas. En ese tiempo, años 30, en Egipto, se pone en entredicho el tradicional tarbush. Poco después de 1935, este tipo de gorro o es denunciado por los que se consideran más progresistas que ven en él un signo de servilismo. A la par de esta postura, el dramaturgo Tawfik al-Hakim encabeza un movimiento contrario que defiende el tarbush firmemente. Hoy día, sin embargo, ha desaparecido, llevándolo únicamente, algunos hombres de negocios de estilo conservador.

Tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial, a partir de 1945, el nacionalismo ha utilizado el vestido como una manifestación más de sus ideas. Curiosamente, los diferentes nacionalismos africanos han criticado más aún que los europeos la desnudez y la ornamentación de la piel. Han criticado las costumbres nacionales, a menudo de manera muy consciente como en Sierra Leona, pero al mismo tiempo, han creado modas o formas que han convertido en especies de vestidos nacionales. Nkrumah fijó el estilo del vestido nacional en 1957 y las élites del oeste de África le siguieron. Las ropas de fiesta yoruba, los bubús de Kano o de Bamako han llegado a ser expresiones de nacionalismo. De ahí que algunas formas tradicionales de los estilos del vestido, los peinados y algunos adornos corporales hayan conocido una nueva juventud, sobre todo cuando las nuevas élites han llegado a ser bastante ricas para servirse del vestido como de un indicador de su status social. Los estilos de peinado y los productos de belleza europeos adoptados por las mujeres eran abominables a los ojos de los nacionalistas. En la Rep.Dem. del Congo, Mobutu impuso el ábacos por un decreto poniendo fuera de la ley el vestido europeo y especialmente la corbata. El ábaco era una expresión de autenticidad, símbolo de igualdad, de virilidad, de simplicidad. En su origen estaba inspirado por la ropa maoísta. Con el tiempo, sin embargo, a medida que la diferenciación de clases se afirmaba en Kinshasa desde 1970, el ábacos volvió a expresar, por la calidad del tejido y del corte, un signo del status social.

La moda del paño ha vuelto al África ecuatorial y central, pero con estilos y motivos más elaborados que en otro tiempo. Sin embargo, en Afrique oriental y meridional, las mujeres de clase alta se han opuesto a su reaparición en la ciudad. Las modas a la europea se han desarrollado mucho más en Nairobi que en Dakar. En el conjunto, el nacionalismo se ha expresado menos por el vestido que por otros medios. En el norte de África, el hecho más remarcable ha sido la tentativa de volver al velo de las mujeres en las ciudades de Egipto como signo de practicar la religión. En Libia y en Túnez, han asistido al renacimiento de un vestido nacional derivado de los antiguos vestidos de los shaykh rurales.

Por otra parte, nace una producción de ropa "típica" dirigida al mercado exterior. Las camisas floreadas de hombre, bubú bordados, bolsos, etc. comienzan a ser utilizados, primero por expatriados y más tarde, se extiende hasta los afro-americanos y sus simpatizantes en los Estados Unidos. Se montan empresas para producir vestidos autóctonos pero con destino la exportación en Costa de Marfil (Senufo), en tanto que en Lesotho comenzaba a producir paños para el mercado turístico, en Botswana tejidos impresos y tapices en Mali.

Adornos corporales

El África tradicional ha conocido una grandísima variedad de estilos en la ornamentación personal, bien mediante modificaciones de la apariencia física (escarificación, tatuaje, pintura corporal, el peinado,...), bien mediante el vestido y la bisutería (por ejemplo, la chilaba en países del norte, loa grandes collares maasai, el turbante,...). Estos estilos han servido para expresar las diferencias de sexo, edad, estado civil, religión, etnia, posición social o una determinada circunstancia (trabajo, fiesta, duelo,...).

Estos estilos han estado siempre sujetos a los cambios de la moda. Así, durante la primera mitad del siglo XX, en Ruanda, el estilo de cabello que causaba furor entre los hombres de la alta sociedad consistía en una alta copa de pelo que dejaba caer tirabuzones a los lados. A finales del siglo XX, era obligado entre los jóvenes Kuba el llevar unos altos sombreros de copa.

Hoy, cuando entre la juventud de muchos países del norte, las modificaciones físicas del cuerpo (pirsin, tatuajes, pendientes,...) son la última moda y símbolos de modernidad, puede resultar extraño que durante la época colonial, dichos adornos, especialmente la pintura corporal y la desnudez fueron considerados como bárbaros y signos de falta de civismo. Esta forma de pensar y las continuas campañas para que se adoptaran las formas y vestidos europeos, fueron modificando muchas de las modas y costumbres existentes en África, e hizo que apenas se estudiara ni recopilaran los hábitos a este respecto. A continuación se presentan algunas muestras de la ornamentación corporal vigentes en la actualidad en algunas sociedades africanas.

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