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'''Un verano en Tenerife (1958)'''. Obra escrita en prosa por la escritora Cubana Dulce María Loynaz Muñoz (1902-1997), que narra  sus vivencias cuando visitó Las Islas Canarias, entre 1947 y 1958, donde fue declarada hija adoptiva. El libro consta de 30 capítulos, con 266 páginas.
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'''Un verano en Tenerife (1958)'''. Obra escrita en prosa por la escritora cubana [[Dulce María Loynaz Muñoz]] (1902-1997), que narra  sus vivencias cuando visitó las [[Islas Canarias]], entre 1947 y 1958, donde fue declarada hija adoptiva. El libro consta de 30 capítulos, con 266 páginas.
  
== Capítulos ==
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== Argumento ==
Capítulo I: Las tres primaveras del Arcediano
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A través de todos sus capítulos la autora recoge la historia y la realidad de vida de los isleños, vista con sus propios ojos, realza la belleza de los paisajes, de su geografía, y del alma de sus habitantes,  con un lenguaje lleno de amor y poesía. Son crónicas de sus viajes a esas islas de las que era natural su esposo y que ella llegó a amar tanto como a su querida [[Cuba]].
  
Capítulo II: Verdad y casi verdad de las Islas Afortunadas
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==Consideraciones sobre la obra==
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¨Un verano en Tenerife¨ asombró al mundo literario, pues esta obra es bastante difícil de clasificar, dado a que algunos dicen que es un diario de viajes, otros que una novela e incluso hay hasta quienes hablan de una explícita labor periodista. De cualquier manera, la autora considera que es lo mejor que ha escrito durante toda su vida, un libro que siente no haber dedicado a su patria. Dado a este libro le dedicó la autora dedicó a [[Tenerife]], isla ubicada en el [[Océano Atlántico]] perteneciente a la Comunidad Autónoma de [[Islas Canarias]], [[España]], fue la tierra natal de su marido y como vivió allí durante tanto tiempo en su largo peregrinaje por el mundo, fue natural que le dedicara una de sus obras literarias. Eso sí la Loynaz, aparte de talentosa, era muy dedicada y si escribir la novela poética Jardín le llevó 7 años, NO es menos cierto que, escribir Un verano en Tenerife le llevó 5 años de su voluntariosa vida literaria.
Capítulo III: Breve Bojeo de las Islas
 
   
 
Capítulo IV: Y así empezó el verano
 
 
Capítulo V: Santa Cruz de Tenerife
 
 
Capítulo VI: Tenerife, la isla Bifronte
 
 
Capítulo VII: San Cristóbal de la Laguna
 
 
Capítulo VIII: La Orotava
 
 
Capítulo IX: Las alfombras de flores
 
   
 
Capítulo X: El sepulcro vacío
 
 
Capítulo XI: Nuestro Cónsul es dueño de un fantasma
 
Capítulo XII: El último Pirata
 
 
Capítulo XIII: Las islas sedientas
 
 
Capítulo XIV: La otra isla
 
 
Capítulo XV: El campesino canario
 
 
Capítulo XVI: La candelaria
 
 
Capítulo XVII: Taoro
 
 
   
 
   
Capítulo XVIII: El galeón enterrado
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[[Dulce María Loynaz]] además de poeta, narradora fue periodista, facetas a las que no podía renunciar por lo que es usual encontrar en este libro numerosos guiños a estos géneros, lo cual según la opinión del intelectual Luis Álvarez Cruz refleja que:  
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{{Sistema:Cita| ¨En este libro la verdad es la verdad, pero es, en fin de cuentas, una verdad poética. No es solo un bello libro, sino el más bello que se haya escrito sobre Tenerife¨. }}
 
   
 
   
Capítulo XIX: Las acuarelas de Bonnin
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Mientras que por su parte la autora dice: {{Sistema:Cita| ¨…Tenerife me impresiona extrañamente; mucho he viajado ya en mi vida y, sin embargo, no encuentro en mi memoria un poco de tierra para compararlo. El cielo es azul como el de Cuba, pero de Cuba ya no hay más que el cielo, aunque muchas gentes crean, no sé por qué razón, tal vez por su hermandada condición de islas, que ambos países guardan semejanza…¨ }}
 
   
 
   
Capítulo XX: Las cañadas
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Es precisamente esa similitud con Cuba la que la hace escribir uno de los libros más bellos, no sólo de la literatura de lengua española, sino probablemente del mundo entero,  por lo que este volumen ha sido traducido a idiomas como el francés, el italiano, el inglés, el serbio y el noruego.
 
   
 
   
Capítulo XXI: Guajara
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¨Un verano en Tenerife¨, la cual para muchos no es nada más y nada menos que: ser una deuda de cariño con la tierra de su esposo que la adoptó como hija y de alguna manera con nuestros antepasados, muchos ellos oriundos de Islas Canarias. NO obstante este libro hermoso no puede ser sólo una deuda de amor, sino que nos ofrece infinitas lecturas de la vida de los seres humanos de un contexto único en la historia de una parte del mundo y como toda obra de arte genial mezcla magistralmente realidad e imaginación con el objeto de comunicar respetando variados puntos de vista, pero sin olvidar eso si, los puntos de contactos posibles entre el isleño de Canarias y el cubano. Como es habitual en otros de sus libros de Dulce María Loynaz, la prosa propone al lector  una auténtica experiencia poética, una lectura de primera mano de los hechos, donde el viaje de metáfora a metáfora finalmente realza la realidad visible y la invisible. Hay que destacar que muy pocos son los escritores que se atreven a utilizar recursos poéticos para construir una prosa con elementos periodísticos, algo muy difícil en literatura donde romper los cánones no es tan fácil como muchos creen. Por otra parte en las paginas de la obra encontramos el deseo de transmitir que el tiempo es un engaño, y el espacio, otro engaño mucho peor, en el mundo moderno.
 
   
 
   
Capítulo XXII: El volcán
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La prosa de Dulce María no se compone tan sólo  de palabras hermosas y frases demasiado bien redactadas, sino que es sin lugar a dudas una invitación constante a experimentar nuestra realidad de modo diferente, de modo que lo que tenemos siempre delante de los ojos no pierda la sensibilidad poética, la fuerza vital que ofrece a los corazones una vida llena de poesía. La escritora, quien además de narradora fue poeta siempre se destacó por una prosa excesivamente poética y aún consciente del peligro de mezclar dos géneros literarios en su novela ¨Un verano en Tenerife¨ también le sumó varias técnicas de periodismo. De alguna manera su bello libro de viajes es una revolución literaria y estética que  lleva en sí las esencias de la expresión poética, además es un juego con lo preestablecido con una manera única de asumir las reglas y al mismo tiempo escapar a ellas sin perder la identidad en la escritura. Para ello la Loynaz utiliza magistralmente variantes de narrador que sin dudas enriquecen la lectura, de esta marea está presente la voz en primera persona para narrar sus vivencias reales de sus visitas por las islas, con la voz de investigador historiográfico que nos informa sobre la historia de las Islas Canarias, sus primeros pobladores y las características principales de su geografía. Otra de las voces narrativas utilizadas para guiarnos en la novela, la cual es sin dudas la más ingeniosa, es la que diluye historia y la leyenda a través de pequeñas relatos que forman parte de la tradición oral española y a su vez no dejan de ser la historia íntima y emotiva del historiador primero de las islas.
 
   
 
   
Capítulo XXIII: El puerto de la cruz
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Sin dudas ¨Un verano en Tenerife¨ es un viaje al conocimiento de la riqueza de los demás a través de la [[poesía]], donde el [[mar]], las [[rosas]] o [[flores]], la [[luz]] y la [[naturaleza]] son elementos que se unen para sazonar pequeños relatos, que logran transgredir lo cotidiano para ofrecerle un matiz de leyenda. No por gusto esta obra trasciende el estatus de novela y libro de viajes para convertirse en la mejor carta de presentación del canario o el isleño, analizando no sólo su psicología, sino su manera de mostrarse al mundo, lo que permite que el texto resista los avatares de tiempo y pueda leerse hoy con total actualidad. Y aunque son muchas las virtudes de la obra, considerada por muchos “excelente guía literaria”, el principal logro estilístico del libro siempre será la calidad de la prosa. Un género que en la autora cubana Dulce María Loynaz, es mestizo como lo es el cubano mismo, pero que tiene la rara cualidad de representar lo mejor de la literatura escrita en habla española de todos los tiempos.
 
Capítulo XXIV: Tres poetisas en Tenerife
 
 
Capítulo XXV: Nombres para una isla
 
 
Capítulo XXVI: Hotel Florida
 
 
Capítulo XXVII: Una semana fuera del mundo
 
   
 
Capítulo XXVIII: Calados y Bordados
 
 
Capítulo XXIX: Fiestas Lustrales, músicas y danzas
 
 
Capítulo XXX: Adiós
 
  
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== Fuentes==
== Argumento ==
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Loynaz, Dulce María. Un verano en Tenerife.Registro de Información. Biblioteca Ciro Redondo García. Artemisa
A través de todos sus capítulos la autora recoge la historia y la realidad de vida de los isleños, vista con sus propios ojos, realza la belleza de los paisajes, de su geografía, y del  alma de sus habitantes,  con un lenguaje lleno de amor y poesía. Son crónicas de sus viajes a esas islas de las que era natural su esposo y que ella llegó a amar tanto como a su querida [[Cuba]].
 
  
== Fuente ==
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*[http://www.lajiribilla.cu/articulo/un-verano-en-tenerifeLa Jiribilla: Un verano en Tenerife (fragmentos)]
Un verano en Tenerife. Dulce María Loynaz
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*[http://www.centroloynaz.cult.cu/index.php/2010/12/09/un-verano-en-tenerife-editorial-letras-cubanas-1994/ Centro Cultural Dulce María Loynaz: Un verano en Tenerife]
Ficha del libro Un verano en Tenerife.
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*[http://www.centroloynaz.cult.cu/index.php/2011/01/31/la-prosa-de-dulce-maria-loynaz-camino-poetico-hacia-otros-mundos/ Centro Cultural Dulce María Loynaz: La prosa de Dulce María Loynaz: camino poético hacia otros mundos]
Registro de Información. Biblioteca Ciro Redondo García. Artemisa
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*[http://www.cubaliteraria.cu/autor/dulce_maria_loynaz/est_criticos.html Cubaliteraria: Estudios Críticos Dulce María Loynaz]
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*[http://www.cubaliteraria.cu/img/ambito/prosa.pdf Cubaliteraria: Prosa Dulce María Loynaz]
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*[http://www.mujeres.co.cu/nuevo/index.htm Revista Mujeres: La poetisa cubana: Dulce María Loynaz]
  
[[Category:Literatura_cubana]]
+
[[Categoría:Literatura de Cuba]][[category:libros]]

última versión al 21:35 30 oct 2022

Un verano en Tenerife
Información sobre la plantilla
Un-verano-en-tenerife.jpg
Obra escrita por la escritora cubana Dulce María Loynaz
Autor(a)(es)(as)Dulce María Loynaz
Editorial:Letras cubanas
EdiciónSegunda Edición
ISBN959-10-0156-8
PaísCuba
PremiosPremio Cervantes 1992

Un verano en Tenerife (1958). Obra escrita en prosa por la escritora cubana Dulce María Loynaz Muñoz (1902-1997), que narra sus vivencias cuando visitó las Islas Canarias, entre 1947 y 1958, donde fue declarada hija adoptiva. El libro consta de 30 capítulos, con 266 páginas.

Argumento

A través de todos sus capítulos la autora recoge la historia y la realidad de vida de los isleños, vista con sus propios ojos, realza la belleza de los paisajes, de su geografía, y del alma de sus habitantes, con un lenguaje lleno de amor y poesía. Son crónicas de sus viajes a esas islas de las que era natural su esposo y que ella llegó a amar tanto como a su querida Cuba.

Consideraciones sobre la obra

¨Un verano en Tenerife¨ asombró al mundo literario, pues esta obra es bastante difícil de clasificar, dado a que algunos dicen que es un diario de viajes, otros que una novela e incluso hay hasta quienes hablan de una explícita labor periodista. De cualquier manera, la autora considera que es lo mejor que ha escrito durante toda su vida, un libro que siente no haber dedicado a su patria. Dado a este libro le dedicó la autora dedicó a Tenerife, isla ubicada en el Océano Atlántico perteneciente a la Comunidad Autónoma de Islas Canarias, España, fue la tierra natal de su marido y como vivió allí durante tanto tiempo en su largo peregrinaje por el mundo, fue natural que le dedicara una de sus obras literarias. Eso sí la Loynaz, aparte de talentosa, era muy dedicada y si escribir la novela poética Jardín le llevó 7 años, NO es menos cierto que, escribir Un verano en Tenerife le llevó 5 años de su voluntariosa vida literaria.

Dulce María Loynaz además de poeta, narradora fue periodista, facetas a las que no podía renunciar por lo que es usual encontrar en este libro numerosos guiños a estos géneros, lo cual según la opinión del intelectual Luis Álvarez Cruz refleja que:

¨En este libro la verdad es la verdad, pero es, en fin de cuentas, una verdad poética. No es solo un bello libro, sino el más bello que se haya escrito sobre Tenerife¨.

Mientras que por su parte la autora dice:

¨…Tenerife me impresiona extrañamente; mucho he viajado ya en mi vida y, sin embargo, no encuentro en mi memoria un poco de tierra para compararlo. El cielo es azul como el de Cuba, pero de Cuba ya no hay más que el cielo, aunque muchas gentes crean, no sé por qué razón, tal vez por su hermandada condición de islas, que ambos países guardan semejanza…¨

Es precisamente esa similitud con Cuba la que la hace escribir uno de los libros más bellos, no sólo de la literatura de lengua española, sino probablemente del mundo entero, por lo que este volumen ha sido traducido a idiomas como el francés, el italiano, el inglés, el serbio y el noruego.

¨Un verano en Tenerife¨, la cual para muchos no es nada más y nada menos que: ser una deuda de cariño con la tierra de su esposo que la adoptó como hija y de alguna manera con nuestros antepasados, muchos ellos oriundos de Islas Canarias. NO obstante este libro hermoso no puede ser sólo una deuda de amor, sino que nos ofrece infinitas lecturas de la vida de los seres humanos de un contexto único en la historia de una parte del mundo y como toda obra de arte genial mezcla magistralmente realidad e imaginación con el objeto de comunicar respetando variados puntos de vista, pero sin olvidar eso si, los puntos de contactos posibles entre el isleño de Canarias y el cubano. Como es habitual en otros de sus libros de Dulce María Loynaz, la prosa propone al lector una auténtica experiencia poética, una lectura de primera mano de los hechos, donde el viaje de metáfora a metáfora finalmente realza la realidad visible y la invisible. Hay que destacar que muy pocos son los escritores que se atreven a utilizar recursos poéticos para construir una prosa con elementos periodísticos, algo muy difícil en literatura donde romper los cánones no es tan fácil como muchos creen. Por otra parte en las paginas de la obra encontramos el deseo de transmitir que el tiempo es un engaño, y el espacio, otro engaño mucho peor, en el mundo moderno.

La prosa de Dulce María no se compone tan sólo de palabras hermosas y frases demasiado bien redactadas, sino que es sin lugar a dudas una invitación constante a experimentar nuestra realidad de modo diferente, de modo que lo que tenemos siempre delante de los ojos no pierda la sensibilidad poética, la fuerza vital que ofrece a los corazones una vida llena de poesía. La escritora, quien además de narradora fue poeta siempre se destacó por una prosa excesivamente poética y aún consciente del peligro de mezclar dos géneros literarios en su novela ¨Un verano en Tenerife¨ también le sumó varias técnicas de periodismo. De alguna manera su bello libro de viajes es una revolución literaria y estética que lleva en sí las esencias de la expresión poética, además es un juego con lo preestablecido con una manera única de asumir las reglas y al mismo tiempo escapar a ellas sin perder la identidad en la escritura. Para ello la Loynaz utiliza magistralmente variantes de narrador que sin dudas enriquecen la lectura, de esta marea está presente la voz en primera persona para narrar sus vivencias reales de sus visitas por las islas, con la voz de investigador historiográfico que nos informa sobre la historia de las Islas Canarias, sus primeros pobladores y las características principales de su geografía. Otra de las voces narrativas utilizadas para guiarnos en la novela, la cual es sin dudas la más ingeniosa, es la que diluye historia y la leyenda a través de pequeñas relatos que forman parte de la tradición oral española y a su vez no dejan de ser la historia íntima y emotiva del historiador primero de las islas.

Sin dudas ¨Un verano en Tenerife¨ es un viaje al conocimiento de la riqueza de los demás a través de la poesía, donde el mar, las rosas o flores, la luz y la naturaleza son elementos que se unen para sazonar pequeños relatos, que logran transgredir lo cotidiano para ofrecerle un matiz de leyenda. No por gusto esta obra trasciende el estatus de novela y libro de viajes para convertirse en la mejor carta de presentación del canario o el isleño, analizando no sólo su psicología, sino su manera de mostrarse al mundo, lo que permite que el texto resista los avatares de tiempo y pueda leerse hoy con total actualidad. Y aunque son muchas las virtudes de la obra, considerada por muchos “excelente guía literaria”, el principal logro estilístico del libro siempre será la calidad de la prosa. Un género que en la autora cubana Dulce María Loynaz, es mestizo como lo es el cubano mismo, pero que tiene la rara cualidad de representar lo mejor de la literatura escrita en habla española de todos los tiempos.

Fuentes

Loynaz, Dulce María. Un verano en Tenerife.Registro de Información. Biblioteca Ciro Redondo García. Artemisa