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Manuel Campo Sosa
El abnegado y valiente capitán del ejercito libertador Manuel Campo Sosa nació en Jagüey Grande en 1868, cuando ya había concluido la guerra de 1868, era de origen campesino y sus padres se llamaron Manuel y Mónica. Su niñez y juventud transcurren en la etapa de la “Tregua facunda” y bajo el oprobioso y despótico régimen colonial español. Pronto el joven Campo se incorpora a labores como montero en el pastoreo de ganado. Es enviado junto a otro compañero al territorio del Oeste de la trocha militar de Júcaro a Morón con la misión de familiarizarse con la zona para brindar cobertura para los preparativos de la guerra del 95 que se gestaba. Trabajó de montero cerca de Ciego de Ávila, cambiándose constantemente de hacienda y así pues conocer el futuro teatro de operaciones. Luego del estallido de la insurrección se alza en esta zona el 16 de julio de 1895. Perteneció al régimen de caballería “Castillo” que operaba en forma estacada en la citada trocha. Sus grados hasta ganar los de capitán lo obtuvo del propio general Máximo Gómez por sus méritos en las acciones de guerra. El generalísimo tuvo de Manuel Campo alta estima por su devoción a la causa de la libertad y la independencia de la patria. Se distinguió por su disciplina y en los momentos más difíciles era escogido por el general en jefe como práctico de confianza. Cruzó la Trocha de Júcaro a Morón por seis ocasiones en misiones oficiales ordenadas por Máximo Gómez. Una de las acciones más brillantes fue su marcha con la invasión a occidente donde participa en los combates de “Mal del tiempo”, “Calimetes” y otras operaciones bélicas libradas por el ejercito libertador evidenciando su estirpe en Matanzas, le mataron el caballo y bajo una verdadera lluvia de bala tuvo el arrojo de quitar el equipo a su cabalgadura, auxiliado en el empeño por el coronel Leopoldo del Calve, su amigo inseparable desde los días más difíciles de la lucha. Regresa a esta zona y participa en la campaña de la reforma a partir de 1896 hasta el término de la guerra. Estuvo a cargo de la escolta del hospital de sangre mambí en La Vega, en las cercanía de Río Grande y Majagua.
En plena contienda en 1896 contrae matrimonio con Petronila Egüez González hija de doña Emilia González, jefa del hospital de sangre citado. Un tiempo antes le había nacido su primera hija en una relación amorosa en las cercanías de Ciego de Ávila, a esta la llamó Consuelo. Con Petronila tuvo nueve hijos, dos de los cuales fallecieron siendo aun niños y adolescentes.
En 1898 en la intervención norteamericana en la “Guerra del 95” se frustran la independencia patria y comienza una nueva etapa: la implantación de la república Neocolonial y al retirarse las tropas españolas de Ciego de Ávila y organizarse el gobierno civil, desempeña la jefatura de la Policía Municipal con el grado de capitán durante cuatro años, cargo al cual renuncia por haberse cometido una injusticia al dejarse impune el asesinato de Facundo Aragón, un mestizo amigo del capitán Campos.
Por esta etapa, compra la finca “La Aurora” con el dinero recibido de la paga del licenciado ejercito libertador. Se dedica a las labores agrícolas y se retira definitivamente. Estuvo en su finca hasta 1933, se había separado de su esposa y ésta y sus hijos se establecieron en La Habana a donde él hacía reiterados viajes antes de su partida definitiva a dicha capital por problemas de salud. Definitivamente va ha residir con su familia.
Fue un hombre de carácter recto y formal pero muy jocoso, abierto al humorismo y un eterno enamorado de la mujer cubana.
Fallece en La Habana en el hospital de la Policía nacional el 11 de abril de 1949. Se rindieron los honores que ha su cargo correspondió y conformaron la guardia de honor queridos compañeros de lucha, amigos y familiares en los Salones del Consejo Nacional de Veteranos donde fue velado. Sus restos fueron sepultados en el cementerio de Colón.
