Vicente Gelabert

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Vicente Gelabert
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Notable concertista valenciano
NombreVicente Gelabert Santoja
Nacimiento6 de mayo de 1884
Alcoy, Alicante, Bandera de España
Fallecimiento13 de noviembre de 1942
Quemado de Güines, Villa Clara, Bandera de Cuba
Causa de la muerteColapso Cardíaco y Hepatitis Alcohólica.
OcupaciónGuitarrista

Vicente Gelabert Santoja. Notable concertista valenciano, que unió de forma extraña su vida a la cultura musical cubana, alumno del genial Francisco Tárrega, introductor de la guitarra como instrumento de concierto en Cuba y fecundó precursoramente la escuela cubana de guitarra. Ha dejado una estela de admiración y respeto en quienes tuvieron en suerte haberlo conocido y escuchado personalmente.

Datos biográficos

Nace el 6 de mayo de 1884, en la calle Caramanchel # 6 primer piso, en la ciudad de Alcoy, provincia de Alicante, en España.

Desde joven estudió música en Barcelona. Tárrega el más grande de los guitarristas de todas las épocas, fue su maestro y amigo, León Farret y Vicente Pastor le dieron clases de solfeo, el compositor Felipe Pedrell le enseñó armonía en Tortosa, leía febrilmente a Kant, Goethe y Niestzsche, lecturas que para él completaron su enseñanza musical. Es admirador de Beethoven, Bach, Chopin, Albéniz y Debussy

De piel fina, muy blanca, con la tez encendida, de grandes entradas en el pelo lacio y algo rubio, mirada con ojillos vivarachos, entre grises y azules. No muy alto de apariencia más bien diminuta.

Con su llegada a Santiago de Cuba en 1905 (a los 40 años de edad) no fue difícil apreciar el evidente auge de la guitarra como instrumento acompañante en la música popular cubana. Por eso la presencia de Gelabert en la región oriental cubana, en los albores del actual siglo, despierta no solo admiración sino un gran interés dentro del propio ambiente popular, y es entonces que, ante el reclamo de los primeros interpretes de la trova tradicional, una limitada cantidad de guitarras fueron traídas a Cuba por comerciantes españoles.

Él despertó en muchos el interés por la guitarra clásica y alertó que para dominarla debía comenzarse por estudiar música. El mismo no enseño teoría y solfeo. Sólo transmitiría aspectos técnicos de la ejecución, negándose a una enseñanza mecánica que llevara de un modo facilista a poseer un repertorio limitado en las posibilidades de aprendizaje. Por esto no dedicó mucho tiempo a la enseñanza y cuando lo hizo escogió a unos pocos alumnos.

Cuando en Cuba era difícil aún la ejecución correcta de la guitarra clásica ya Gelabert había recorrido la isla ofreciendo infinidad de inolvidables conciertos en plazas, teatros, parques y algunas casas de familia. Es, a su vez el primer guitarrista que da a conocer el difícil repertorio de Tárrega considerado el padre de la guitarra moderna.

Entre las piezas que interpretaba se encuentran “Adelita”, “Capricho árabe” y “Recuerdos del Alambra”. No se ocupó nunca de llevar a la pauta ninguna de sus tantas obras, su única composición conocida es una malagueña que se tituló “Alcoy”, con trascripción e interpretación de Violeta Carvajal, su magnifica alumna.

Mientras estaba en Holguín conoce una muchacha con la que contrae matrimonio y se fueron a Guantánamo, en la primera semana de la luna de miel esta fallase producto a la influenza que asolaba entonces a la isla.

Rechazo veinte mil pesos de la RCA Víctor a cambio de grabar un disco, porque “yo no enlato mi música, mis interpretaciones no son sardinas”, mientras las dispendiaba espontáneo al amor y la memoria de los sensibles.

Algunos conciertos

En 1914 Vicente realizó su primer concierto en Antilla, hoy municipio de Holguín, repitió varias veces el recorrido que abarcaba los poblados de Mayarí, Cueto y Guaro, anunciado con la expectativa de una leyenda que comenzaba por la veleidad de dejar plantado algún auditorio si no sentía necesidad de tocar, ya que el sonaba su guitarra cuando sentía la necesidad de decir algo, o haciéndolo por el contrario en el bar, en las casas, sin prevención ni invitaciones, si así lo quería.

A finales de 1932 o principios de 1933 (no se conoce una fecha exacta), ofrece un primera y única actuación en el Teatro La Caridad, este no volvió a tocar más allí para el público villaclareño, esta actuación despertó un furor por el aprendizaje de la guitarra en Santa Clara.

Donde hallaba una posada lo escuchaban encerrarse y pasar horas de la noche buscando la transparencia de las emociones, tirando leve de las cuerdas, pero sólo tocaba en público allí donde algo le desordenara las cuitas o donde alguien desfigurara la dulzura recóndita en el entorno de la guitarra.

Llegada de Gelabert a Quemado de Güines

Una tarde entro Gelabert a la fonda de Amaranto Alfonso en Quemado de Güines y le pidió alojamiento y comida a cambio de su música. Amaranto gustaba de la guitarra, pero más que por esto le dijo un poco jodedor: “a ver, toca algo”, es de esta manera que por primera vez los acorde de “Adelita” abrieron alas en Quemado. Al terminar su ejecución, el español colocó la guitarra sobre sus piernas y alargando la mano derecha al emocionado oyente pronunció con cierto orgullo su nombre: Vicente Gelabert, para servirle.

Discípulos de Gelabert

Alrededor de la personalidad de Gelabert, a pesar de ser bohemia y alcohólica, se agruparon muchas personalidades e intérpretes de guitarra, entre ellos los españoles residentes en Cuba, Don Rafael Pastor (Cataluña, 1870-1947) y Félix Rafols (Barcelona, 1894-1961), quienes le admiraron siempre como el más ilustre intérprete no sólo de Tárrega, sino además de otros autores universales. Ambos le alertaron en más de una ocasión para que reorientara su vida y elevara su difusión de la maestría de Tárrega, tan necesario a la guitarra legada por España a la América, donde había derivado a lo popular en el payador argentino, el huaso chileno, el ranchero mexicano, el jibarito puertorriqueño y el trovador yucateco y cubano. Gelabert les repondía:
“Es una buena tarea, ¿no les parece?, cométanlo ustedes. Ella y yo seguiremos unidos sin recompensas de gloria”.

No se puede afirmar que Gelabert trajo la guitarra a Cuba. Vino con la suya y con el arte y la maestría de Tárrega, para unir su destino al de la isla caribeña. Virtuosismo vivo, sus interpretaciones servían como lección a muchos que se le acercaban y que aprendieron hasta donde les fue posible asimilar, aunque ocultaban por mezquindad o ignorancia el tutelaje.

Eusebio Delfín Palmiras (1893-1965), autor de “Tú que has hecho”, más conocida como “En el tronco de un arbol” y posiblemente uno de los más cultos integrantes de la trova tradicional cubana, fue uno de los trovadores que no negaron nunca haber sido aprendices de Gelabert.

Quizás la única que llego a asimilar y dominar el virtuosismo de Gelabert con la guitarra de concierto fue Violeta Carvajal Rodríguez, la cual se presentó en un brillante concierto ofrecido ante la Sociedad Guitarrística de Cuba, en la sala Pro Arte Musical, de La Habana.

Otro agradecido alumno fue Amaranto Alfonso, quien lo acogió como a su familia y le dio residencia en su hospedaje de Quemado de Güines hasta que murió, de el heredó algunas lecciones y su guitarra, que hoy se conserva en el museo municipal de Quemado.

Muerte

El último de deseo de Gelabert no pudo cumplirse, su muerte fue un acontecimiento público

El 13 de noviembre de 1942 (a los 58 años de edad) en la mañana lo encontraron muerto en un cuarto cerca del hospedaje de su amigo Amaranto Alfonso. El medico que lo asistió certificó Colapso Cardíaco y Hepatitis Alcohólica.

El vagamundo vivió algunos años en Quemado de Güines y a unas semanas de acostarse por última vez confesó a los amigos que sentía el deseo de morir allí y ser acompañado solo por unos íntimos, que no quedara su huella en el mundo.

Lo tendieron en el bar donde acostumbraba ir, hasta que mas tarde asistió el presidente de la Asociación de Colonos y ofreció el local de la institución para trasladar el velorio a un lugar más amplio. Allí se encontraron en avenencia las caras de todas las clases sociales.

A las nueve de mañana encogida y cenicienta partió el entierro, presidido por el Alcalde y escoltado por la Banda Municipal, el ataúd en una carroza y sobre el la guitarra, era el único entierro al que no iba ningún familiar del muerto.

Mese después, por suscripción popular, centavo a centavo, le construyeron un humilde monumento.

En la actualidad

La última guitarra pulsada por el bohemio guitarrista español, se conserva en el Museo de Quemado de Güines.

Muy cerca tendido junto a él como un fiel guardián, descansa Amaranto. Cada dos años, en el día de quemadense, se renuevan las ofrendas florales al artista y a su pobre y generoso mecenas.

En La Habana, en el municipio Diez de Octubre, se le dio a una calle el apellido de Vicente Gelabert, en memoria a un concierto que ofreció allí.

En el museo de Quemado de Güines se conservan documentos, su última guitarra y los periódicos que recogen la crónica del acontecimiento público de su muerte en un pueblito entonces analfabeto y modesto, perdido en la campiña de Cuba.

Fuente

  • Documentos del archivo del Museo Municipal Francisco Peraza Delgado de Quemado de Güines.
  • Revista Semestral # 38 Signos, Julio – Diciembre de 1989. Santa Clara, Villa Clara.