Napoleón Bonaparte
Napoleón I Bonaparte. Militar y gobernante francés, general republicano durante la Revolución y el Directorio, artífice del golpe de Estado del 18 de Brumario que le convirtió en Primer Cónsul de la República el 11 de noviembre de 1799. El 18 de mayo de 1804 fue proclamado Emperador de los franceses y coronado el 2 de diciembre; proclamado Rey de Italia el 18 de marzo de 1805 y coronado el 26 de mayo, ostentó ambos títulos hasta el 11 de abril de 1814 y, nuevamente, desde el 20 de marzo hasta el 22 de junio de 1815.
Durante un periodo de poco más de una década, adquirió el control de casi toda Europa Occidental y Central mediante una serie de conquistas y alianzas, y sólo tras su derrota en la Batalla de las Naciones, cerca de Leipzig, en octubre de 1813, se vio obligado a abdicar unos meses más tarde. Regresó a Francia y al poder durante el breve período llamado los Cien Días y fue decisivamente derrotado en la Batalla de Waterloo en Bélgica, el 18 de junio de 1815, siendo desterrado por los ingleses a la isla de Santa Elena, donde falleció.
Es considerado como uno de los mayores genios militares de la Historia, habiendo comandado campañas bélicas muy exitosas.
Sumario
Datos biográficos
Infancia y juventud
Napoleone di Buonaparte[1] nació el 15 de agosto de 1769 en Ajaccio, capital de la actual Córcega, en una familia numerosa de ocho hermanos, la familia Bonaparte o, con su apellido italianizado, Buonaparte. Cinco de ellos eran varones: José, Napoleón, Lucien, Luis y Jerónimo. Las niñas eran Elisa, Paulina y Carolina. Al amparo de la grandeza de Napolione -así lo llamaban en su idioma vernáculo-, todos iban a acumular honores, riqueza, fama y a permitirse asimismo mil locuras. La madre, María Leticia Ramolino, era una mujer de notable personalidad, a la que Stendhal eligió por su carácter firme y ardiente.
Napoleón, de carácter huraño y taciturno, se mantuvo apartado de sus compañeros. Le gustaba estar solo para meditar y sentía profunda aversión hacia los franceses, a quienes acusaba de ser los opresores de los corsos. No era muy buen estudiante y sólo le preocupaban las matemáticas, ciencia en la que progresaba asombrosamente.
Carlos María Bonaparte tenía dificultades económicas debido a fracasos en la abogacía, sobrellevados gracias a la posesión de algunas tierras. Sus dificultades se agravaron al tomar partido por la causa nacionalista de Córcega frente a su nueva metrópoli, Francia; congregados en torno a un héroe nacional, Paoli, los isleños la defendieron con las armas. A tenor de las derrotas de Paoli y la persecución de su bando, la madre de Napoleón tuvo que arrostrar durante sus primeros alumbramientos las incidencias penosas de las huidas por la abrupta isla; de sus trece hijos, sólo sobrevivieron aquellos ocho. Sojuzgada la revuelta, el gobernador francés, conde de Marbeuf, jugó la carta de atraerse a las familias patricias de la isla. Carlos Bonaparte, que religaba sus ínfulas de pertenencia a la pequeña nobleza con unos antepasados en Toscana, aprovechó la oportunidad, viajó con una recomendación de Marbeuf hacia la metrópoli para acreditarlas y logró que sus dos hijos mayores entraran en calidad de becarios en el Colegio de Autun.
Los méritos escolares de Napoleón en matemáticas, a las que fue muy aficionado y que llegaron a constituir una especie de segunda naturaleza para él -de gran utilidad para su futura especialidad castrense, la artillería-, facilitaron su ingreso en la Escuela Militar de Brienne a la edad de 10 años junto a su hemano José. Antes de entrar debía aprender francés, idioma que habló con un marcado acento italiano por el resto de su vida.
Tras su graduación en 1784, fue admitido en la École Royale Militaire de París. Aunque había buscado en un principio una formación naval, terminó estudiando artillería en la École Militaire. Después de su graduación en septiembre de 1785, fue comisionado como teniente segundo de artillería. De allí salió a los dieciseis años con destino a la guarnición de la ciudad de Valence.
Campañas iniciales
Napoleón sirvió en la guarnición de Valence y de Auxonne hasta el estallido de la Revolución francesa. Poco después de comenzar la revolución, Napoleón se encontraba en Córcega donde apoyó a la facción jacobina y obtuvo el rango de comandante segundo de la Guardia Nacional de Voluntarios de la isla. Después de entrar en conflicto con el líder nacionalista Pasquale Paoli (antiguo héroe de Napoleón), Bonaparte y su familia fueron obligados a huir a Francia, donde llegaron en junio de 1793.
A través de la ayuda del compañero Saliceti, se convirtió en comandante de artillería de las fuerzas francesas que sitiaban la fortaleza realista de Tolón, que se había amotinado contra el terror republicano y había permitido el desembarco de una fuerza angloespañola. Napoleón definió y ejecutó una estrategia basada en el emplazamiento de baterías artilleras que crearan una superioridad total de fuego previa a los asaltos a los diferentes fuertes que protegían Tolón, que finalmente fue evacuada por la armada angloespañola. Su determinación, su capacidad de trabajo y su frialdad bajo el fuego le convirtieron en el héroe del sitio, tras lo cual fue nombrado general de brigada.
Cuando fue enviado a Génova por órdenes superiores en una misión secreta hacia julio de 1794, cae Maximilien Robespierre, convirtiéndose Napoleón en blanco de sospechas originadas por su amistad íntima con Augustin Robespierre, hermano menor de Maximiliano. Debido a esto fue arrestado por dos semanas, siendo liberado por falta de pruebas.
En 1795 Bonaparte se encontraba en París cuando el 3 de octubre realistas y contra-revolucionarios organizaron una protesta armada contra la Convención. A Bonaparte se le encomendó dirigir a un improvisado ejército en la defensa de la Convención en el Palacio de las Tullerías. Obtuvo algunas piezas de artillería con la ayuda de un joven oficial de caballería, Joachim Murat, que posteriormente se convertiría en su cuñado, y logró repeler a los insurgentes con una operación de cerco y aniquilamiento a cañonazos que dejó la capital anegada en sangre. Este triunfo le dio una gran fama y poder sobre el nuevo Directorio, particularmente sobre su líder, Paul Barras. Pocas semanas después, el 9 de marzo de 1796, se casa con la amante de Barras, Joséphine de Beauharnais.
La Campaña en Italia
A raíz de la protesta del Papa Pío VI por la ejecución del rey Luis XVI, Francia respondió anexionándose dos pequeños territorios papales aunque desoyó las órdenes del Directorio de marchar contra Roma y destronar al Papa.
En 1797, Bonaparte al mando del ejército derrotó sucesivamente a cuatro generales austríacos cuyas tropas eran superiores en número y forzó a Austria a firmar un acuerdo de paz. El resultante Tratado de Campoformio le dio a Francia el control de la mayoría del norte de Italia, así como el de los Países Bajos y el área del Rín. Una cláusula secreta prometía otorgar Venecia a Austria. Bonaparte marchó contra Venecia, ocupándola y acabando con más de 1.000 años de independencia. Posteriormente, en 1797, Bonaparte organizó los territorios ocupados en Italia en lo que se conoció como la República Cisalpina.
Las elecciones de 1797 dieron a los realistas mayor poder, lo que alarmó a Barras y sus aliados en el Directorio. Los monárquicos, por su parte, comenzaron a criticar a Bonaparte acusándole de haber saqueado Italia y de haberse excedido en su autoridad al negociar con Austria (lo cual en ambos casos era cierto). Bonaparte envió con prontitud al General Augereau a París para liderar un golpe de estado el 4 de septiembre, eliminando políticamente a los realistas. Esto devolvió nuevamente a Barras el control, pero ahora dependiendo de Bonaparte para permanecer en su cargo. Después de finalizar sus negociaciones con Austria, Napoleón regresó a París en diciembre siendo recibido como un héroe conquistador y la fuerza dominante en el gobierno, mucho más popular que sus Directores.
Expedición a Egipto
En marzo de 1798 Bonaparte propuso llevar a cabo una expedición para colonizar Egipto, en aquel entonces una provincia otomana, con el objetivo de proteger los intereses comerciales franceses y cortar la ruta de Gran Bretaña a la India. Napoleón mostraba una amenazadora propensión a ser la espada que ejecuta, el gobierno que administra y la cabeza que planifica y dirige, tres personas en una misma naturaleza de inigualada eficacia. Por ello, el Directorio columbró la posibilidad de alejar esa amenaza aceptando su plan de cortar las rutas vitales del poderío británico -las del Mediterráneo y la India- con una expedición a Egipto. Así, el 19 de mayo de 1798 embarcaba rumbo a Alejandría, y dos meses después, en la batalla de las pirámides, dispersaba a la casta de guerreros mercenarios que explotaban el país en nombre de Turquía, los mamelucos, para internarse luego en el desierto sirio. Pero todas sus posibilidades de éxito se vieron colapsadas por la destrucción de la escuadra francesa en Abukir por Nelson, el émulo inglés de Napoleón en los escenarios navales.
El aspecto más inusual de dicha expedición es la inclusión de un buen número de científicos, lo cual, según algunos, reflejaba la devoción de Bonaparte a los principios e ideas del entonces periodo de Ilustración. Otros, sin embargo, lo vieron como una maniobra propagandística que sólo buscaba ocultar las intenciones imperiales de Napoleón. Bonaparte también emitió proclamas en las cuales se representaba como liberador del pueblo egipcio, oprimido por el yugo otomano y alabando los preceptos del Islam. Esta maniobra no fue exitosa dado que el pueblo egipcio siempre vio a los franceses como una fuerza de ocupación.
De camino a Egipto, la expedición de Bonaparte conquistó a traición Malta el 9 de junio, expulsando a la Orden Hospitalaria. Desembarcó en Alejandría el 1 de julio de 1798, eludiendo temporalmente a la Armada británica. Aunque los franceses ganaron la decisiva batalla de las Pirámides (con un ejército de 25.000 hombres enfrentados a 100.000 del enemigo), toda la flota francesa (a excepción de dos naves) fue destruida por el almirante Nelson en la Batalla del Nilo.
Con su ejército atrapado en Egipto, el objetivo de Bonaparte de fortalecer su presencia en el Mediterráneo se vio frustrado, si bien logró consolidar su poder en Egipto, no sin sofocar antes diversas revueltas populares. Bonaparte ordenó que en Egipto la servidumbre y el feudalismo fuesen abolidos y los derechos básicos de los ciudadanos garantizados. Bonaparte fue llamado por los egipcios Sultán Kebir, el Sultán de Fuego. La situación propició el desarrollo de importantes estudios sobre el Antiguo Egipto entre los que se destaca el descubrimiento de la Piedra de Rosetta.
A comienzos de 1799 condujo al ejército francés sobre la provincia otomana de Siria y derrotó a las fuerzas superiores despachadas por la Sublime Puerta en diferentes batallas, pero su ejército sucumbió ante las plagas (en especial la peste bubónica) y la carencia de suministros.
Con la situación en Egipto estancada y la cada vez mayor inestabilidad en Francia, Bonaparte abandonó el país en una goleta rumbo a Francia, dejando al mando al general Kléber. El revés lo dejó aislado y consumiéndose de impaciencia ante las fragmentarias noticias que recibía de Europa. Allí la segunda coalición de las potencias monárquicas había recobrado las conquistas de Italia y la política interior francesa hervía de conjuras y candidatos a asaltar un Estado en el que la única fuerza estabilizadora que restaba era el ejército. Por fin se decidió a regresar a Francia en el primer barco que pudo sustraerse al bloqueo de Nelson, recaló de paso en su isla natal y nadie se atrevió a juzgarle por deserción y abandono de sus tropas, mientras subía otra vez de Córcega a París, ahora como héroe indiscutido.
Referencias
- ↑ Lo nombraron al nacer Napoleone di Buonaparte, años después cambió su nombre por el afrancesado Napoléon Bonaparte.
Bibliografía
- Aubry, Octave (1994). Vida privada de Napoleón. Ed. Anaya & Mario Muchnik. ISBN 84-7979-154-3.
- Browlee, Walter (2001). La armada que venció a Napoleón. Akhal. ISBN 84-460-1607-9.
- Chardingi, Louis (1989). Napoleón el hombre: una radioscopia de su vida. Madrid: Edaf. ISBN 84-7640-354-2.
- Cosmelli Ibáñez, José (noviembre de 1983). Historia Moderna y Contemporánea [35º]. Buenos Aires: Editorial Troquel S.A.. ISBN 950-16-6348-5.
- Cronin, Vincent (2007). Napoleón Bonaparte: una biografía íntima. Santiago: Zeta. ISBN 9568144715.
- Horne, Alistair. El tiempo de Napoleón. Editorial Debate. 2005. ISBN 84-8306-632-7.
- Ellis, Geoffrey. Napoleón. Ed. B. Nueva. 2002. ISBN 84-7030-747-9.
- Cases, Conde de las. Memorial de Napoleón en Santa Elena. Ed. Fondo de Cultura Económica de España. 2003. ISBN 84-375-0566-6 (edición incompleta).
- Manfred, Albert. Napoleón Bonaparte. Globus, Madrid, 1995. ISBN 84-8223-076-X.
- Monografía de Napoleón Bonaparte publicada en el Portal Biografías y Vidas.
- Artículo sobre las batalla donde participó Napoleón Bonaparte publicada en el Portal Biografías y Vidas.