Academia francesa

Academia francesa
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Institución con sede en Bandera de Francia Francia
Académia francesa.jpg
Fundada por el Cardenal Richelieu
Fundación:1635
Tipo de unidad:Sociedad
País:Bandera de Francia Francia
Dirección:París
Sitio web
Sitio Oficial

Academia francesa. Es la primera de las cinco academias del Instituto de Francia.

Fundación

Fundada por el Cardenal Richelieu en 1635, durante el reinado de Luis XIII. Durante varios años, cierto número de caballeros ilustres, tales como Godeau, de Gombeaud, Giry, Chaplain, Habert, de Serizay, y el Abad Cerisy de Malleville, se encontraban una vez por semana en la casa de Conrart, con el propósito de discutir asuntos literarios. Gracias a los esfuerzos del Abad de Boisrobert, la existencia de esta sociedad llegó a ser conocida por el Cardenal Richelieu, quien concibió la idea de hacer de este ente una institución nacional.

Funciones

El objetivo de la Academia fue establecido en cuanto a definir las normas a fin de cuidar por la pureza de la Lengua Francesa. Por lo que cumple un doble papel.

Velar por la lengua francesa

Su primera misión le fue conferida en su origen por sus estatutos. Para llevarla a cabo, la Academia trabajó en el pasado para fijar la lengua y hacer de ella un patrimonio común a todos los franceses y a todos aquellos que practican la lengua francesa. En efecto, el artículo XXIV de los estatutos precisa que «la función principal de la Academia será la de trabajar con todo el cuidado y toda la diligencia posibles para dar unas reglas seguras a nuestra lengua y volverla pura, elocuente y capaz de tratar las artes y las ciencias». En la actualidad, actúa con el fin de mantener las «calidades» y seguir las evoluciones que considera necesarias. La Academia define así el «buen uso». Lo hace a través del Diccionario de la Academia francesa, que fija el uso de la lengua, pero también a través de sus recomendaciones y de su participación en diferentes comisiones de terminología. La Academia francesa se opone a toda mención de las lenguas regionales en la constitución, según una declaración del 12 de junio de 2008, mención que, según los académicos, llevará a Francia a ratificar la Carta Europea de las Lenguas Minoritarias o Regionales.

Mecenazgo

Su segunda misión, el mecenazgo, no prevista originariamente, ha sido posible gracias a las donaciones y los legados que le han sido concedidos. La Academia otorga alrededor de sesenta premios literarios al año, de entre los cuales el Gran Premio de literatura de la Academia francesa. El Gran Premio de la Francofonía merece una mención especial; se otorga anualmente desde 1986 y atestigua el interés constante de la Academia por la expansión de la lengua francesa en el mundo. La Academia concede también subvenciones a sociedades literarias o científicas, obras de caridad, ayudas a familias numerosas, a viudas, a personas desfavorecidas, así como un cierto número de becas: Zellidja, Neveux, Corblin, Damade.

Historia

Al principio, los académicos tenían sus reuniones en la casa de Conrart, luego en la de Seguiré, después de la muerte de Luis XIV, se llegó a contar con salones amplios con provisiones, dependientes y sirvientes. En 1635 la Academia Francesa fue formalmente establecida por medio de las cartas de patente reales. El número de sus miembros fue fijado en cuarenta, y se estableció la organización, la que ha sufrido pocos cambios desde entonces. A la cabeza de la Academia estaban los oficiales: un director, que presidía las reuniones; un canciller quien tenía custodia de los archivos y del sello; y un secretario perpetuo, quien preparaba el trabajo y mantenía los registros. El secretario perpetuo fue nombrado de por vida con un salario de 6,000 francos por año. El director y el canciller fueron al principio nombrados por dos meses. En la actualidad se eligen por un período de tres meses.

Todos eran considerados miembros regulares, y recibían un salario anual de 1,500 francos. La forma en la que se eligen miembros ha cambiado varias veces desde 1635. En la actualidad, cuando un académico muere, los candidatos que se consideran con méritos para llenar la vacante, presentan su candidatura. Los nuevos miembros son electos por mayoría del cuerpo completo de integrantes. Un año más tarde, tiene lugar su recepción pública. En los primeros años, los miembros de la Academia fueron católicos.

Entre los hombres más distinguidos que fueron integrantes de la Academia, se encuentran: Corneille, Racine, Boileau, La Bruyère, d'Aguesseau, Bossuet, Fénelon, Fléchier, Mabillon, Lamoignon, Séguier, Fleury, Delille, Chateaubriand, Lamartine, de Barante, de Tocqueville, Berryer, Lacordaire, Dupanloup, de Falloux, Gratry, Montalembert, Ampère, Pasteur, de Bornier, Cardinal Perraud, todos ellos, hijos fieles de la Iglesia. Entre otros miembros católicos de la institución debemos mencionar a: Brunetière, Coppée, de Mun, Lamy, Mézières, Duc de Broglie, René Bazin, Comte d'Haussonville, and Thureau-Dangin.

El número total de miembros de la Academia Francesa de 1634 a 1906 ha sido de 500. De ellos, catorce fueron cardenales, nueve arzobispos, y veinticinco obispos, tres pertenecieron a familias reales: Conde de Clermont, Lucien Bonaparte y Aumale. Un miembro: A. Thiers, fue Presidente de la República Francesa; quince fueron primeros ministros; cuarenta y nueve, ministros; treinta y seis embajadores; veinte, duques y similares; seis fueron de la nobleza española; treinta y nueve, caballeros de la orden del rey, del Santo Espíritu, o de San Luis; once caballeros de la Goleen Fleece; y treinta grandes cruces de la Legión de Honor.

Veinticuatro miembros fueron electos a la Academia Francesa antes de que llegaran a tener veintitrés años de edad; veintitrés fueron electos a los setenta años de edad, antes de que se llevara a cabo su recepción; quince murieron antes de alcanzar la edad de cuarenta y cinco; dieciocho tenían noventa años de edad cuando murieron, y dos vivieron para ser centenarios.

En 1793, la Convención suprimió la Academia Francesa, también la Academia de Inscripciones, la de Bellas Letras, la de Ciencias, la de Pintura y Escultura, y la de Arquitectura. Ellas fueron reestablecidas en 1795, bajo el nombre del Instituto Nacional, compuesto de tres secciones: la primera que cubría el área de ciencias físicas y matemáticas, la segunda la de moral y ciencia política, y la tercera la de literatura y de bellas artes.

De ese período data incluso el uniforme, el cual es usado por los miembros del instituto en ceremonias públicas y para funciones solemnes. Consiste el mismo en un abrigo, collar y hombreras en verde, un sombrero con plumas negras y adornadas con tricolores.

Napoleón Bonaparte, luego de su elección como Primer Cónsul, dio una nueva organización al Instituto, el cual desde entonces está compuesto por cuatro secciones. La primera es la de ciencias, correspondiendo ésta a la ex Academia de Ciencias; la segunda a la de Lengua Francesa y Literatura, correspondiendo ésta a la ex Academia Francesa; la tercera, la de Historia y Literatura Antigua, correspondiendo ésta a la Academia de Inscripciones; y la cuarta, la de Bellas Artes, correspondiendo a la anterior Academia de Bellas Artes.

En 1806 Napoleón I le otorgó al Instituto, el Colegio de las Cuatro Naciones. Aquí fue donde la Academia llevó a cabo sus sesiones, y aquí estableció sus oficinas y biblioteca. El edificio recibió el nombre de Palacio del Instituto. Luis XVIII oficialmente reestableció el nombre de Academia. Luis Felipe le agregó una quinta sección al instituto, bajo el nombre de la Academia de Moral y Ciencias Políticas.

Desde ese entonces no se han realizado modificaciones en la organización del instituto. Por tanto, al presente se incluye:

  • la Academia Francesa;
  • la Academia de Bellas Artes;
  • La Academia de Inscripciones y Bellas Letras;
  • la Academia de Ciencias;
  • la Academia de Moral y Ciencias Políticas.

Influencia de la Academia francesa

Algunos críticos le han criticado cierta tendencia a dañar y estar contra la originalidad.

Sin embargo, la opinión general de los académicos es que ha corregido el juicio, purificado el gusto, y formado la lengua de los escritores franceses. Arnold, en su ensayo “La Influencia Literaria de los Académicos” alaba tal entidad como una corte suprema de letras y una referencia de la opinión educada. Se le adscriben muchas de las más conocidas características de la lengua francesa, su pureza, delicadeza y flexibilidad.

Organización

Por la ley de programa para la investigación (2006), la Academia francesa es una persona jurídica de derecho público con un estatuto particular gestionado por sus miembros en asamblea. Elige a su secretario perpetuo que, como su nombre indica, ejerce hasta su fallecimiento o su dimisión. Esta permanencia le convierte en el personaje más importante de la institución. La asamblea elige igualmente, cada tres meses, un presidente encargado de presidir las sesiones.

Fuentes