Acción Católica

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Acción Católica
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Desfile de Acción Católica por la Plaza de España de Zaragoza hacia 1940.jpg
Fecha:1922


Acción Católica es una forma de apostolado en la que los laicos se asocian para el anuncio del Evangelio a todas las personas y ambientes, de acuerdo con las necesidades de la Iglesia católica en cada tiempo y lugar.

Historia de la Acción Católica

Pío XI la definiría como «la participación de los seglares en el apostolado jerárquico». Ya en 1870 el cardenal Manuel García Gil encomienda al barón de La Linde la creación de una Asociación de Católicos. Años más tarde se organiza a nivel de España la Obra de los Congresos Católicos para unir la acción de los católicos. A finales de siglo florecen en todas las diócesis aragonesas los Círculos Católicos. Pero la A.C. adquiere su moderna fisonomía a partir de la llamada de León XIII a los católicos españoles (Christianae Sapientiae), de acuerdo con las directrices de Pío X a los católicos italianos (II Fermo Proposito) y según los objetivos y estructura dados por Pío XI (Ubi Arcano).

Los orígenes de la Juventud de A.C. en Aragón son la Juventud Social Católica de finales del XIX y la A.C.N.P. de principios del XX. D. Pedro Doset crea (1925) la Juventud Parroquial de S. Pablo, a la que siguen los centros de jóvenes de A.C. de La Seo y de Santiago de Zaragoza. Tras la II Asamblea de las Uniones Diocesanas de J.A.C. (Zaragoza, 1930), mosén Francisco Izquierdo Molíns asume la consiliaría y prodiga su acción en los pueblos de la diócesis de Zaragoza y en Barbastro con D. José Grau. Simultáneamente aparece la J.A.C. en Teruel a raíz de las charlas de D. Enrique Vicente y Tarancón, y en Huesca con la actuación de D. Estanislao Tricas Sipán. En Tarazona no se organizará hasta 1939; en Jaca será el obispo D. Juan Villar y Sanz quien, recogiendo experiencias anteriores, constituirá (31-X-1940) la Junta Diocesana de A.C.

La Asociación de Acción Social de Mujeres (desde 1917 en Zaragoza, desde 1923 en Huesca, y desde 1932 en Tarazona) se convertirá en 1935 en Confederación de Mujeres de A.C. (después se llamarán simplemente Mujeres de A.C.). La rama femenina de J.A.C. se va organizando en Aragón casi a la vez que la masculina.

La rama de los hombres será la última en nominarse A.C., aunque fue la primera en actuar. En 1931 no se juzgó oportuno reconocer como A.C. a la Asociación de Padres de Familia, empeñada entonces en la defensa de la enseñanza religiosa en las escuelas. Las bases de los H. de A.C. fueron aprobadas en 1939 y al año siguiente están ya en todas las diócesis aragonesas, salvo en Tarazona (1945). Zaragoza se anticipó algunos años (1934).

En 1940, D. Pedro Altabella funda el Centro Recreativo y de Formación Social de Jóvenes Obreras, del que se hace cargo al año siguiente D.Joaquín Aznar. De aqui surgió más tarde el Stadium de El Olivar. En 1945 se crea la Casa de Jesús Obrero, en 1946 la de Jesús Maestro. La Acción Católica especializada prosigue con la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC y HOACY) y la J.O.A.C. (que incorpora a la Juventud Obrera Católica (J.O.C.)). Luego irán apareciendo la J.E.C. (estudiantes), la J.I.C. (independientes: oficinistas, A.T.S...) y finalmente la Juventud Agrícola y Rural Católica (J.A.R.C.).

Los anuarios y guías diocesanas posteriores a 1940 constatan la implantación de la A.C. en todo Aragón: juntas diocesanas y uniones diocesanas en las sedes episcopales, centros de A.C. en todas las poblaciones mayores de mil habitantes. Los centros parroquiales son la base de la organización: cada uno tiene un sacerdote-consiliario y una junta directiva. Desde 1945 todas las ramas tienen su escuela de propagandistas y las Juventudes han organizado las secciones de Aspirantes y de Benjamines como vivero de los futuros militantes. Durante 25 años, la A.C. aragonesa protagoniza las manifestaciones religiosas de una Iglesia que se recupera tras los años de la República y de la guerra civil: misas dialogadas, generalización del misal «para uso de los fieles», divulgación de la doctrina social de la Iglesia, retiros y ejercicios espírituales, campaña contra el hambre, semanas de la madre, misiones, vocaciones, distribución de la hoja parroquial, catequesis, resurgimiento de las cofradías de Semana Santa, etc. En 1940 se congregan en Zaragoza 20.000 jóvenes de toda España para la conmemoración del centenario de la venida de la Virgen del Pilar. En 1948, 4.000 jóvenes aragoneses se suman a los cien mil que peregrinan a Santiago.

Especial mención hay que hacer de las variadas iniciativas que, con el nombre de obras de proyección apostólica, tienden a influir en los ambientes más afectados por el cambio social: creación de Centros Parroquiales y escuelas-hogar en muchos pueblos. Por su trascendencia, cabe destacar las «grandes obras» de la A.C., sobre todo en Zaragoza: Stadium Casablanca, Venecia y El Olivar, patronatos de Torrero y Virgen de la Esperanza, Hogar Cristiano, Filmdux, Radio Popular, Madre Admirable, colonias de Aliaga, campamento de la Virgen Blanca; pero también en Teruel: Polideportivo Moratilla, Casa Social, cine Victoria, Constructora de Viviendas, Casa Santa María de Albarracín; en Huesca, dos grandes obras malogradas: el Centro Cultural Alcoraz y la Escuela Superior de Cultura Religiosa; en Tarazona, el Centro de Cultura Popular; en Jaca, la Casa Diocesana; y en Barbastro, los campamentos de montaña...

El sorprendente movimiento de los Cursillos de Cristiandad, iniciado en Palma de Mallorca a raíz de la peregrinación a Santiago, se extendería en la segunda mitad de los 50 por todo Aragón gracias a la A.C., sobre todo de los hombres, que, a su vez, recibiría de ellos un fuerte impulso espíritual.

Tras la celebración del Concilio Vaticano II se vio la necesidad de reorganizar el Apostolado Seglar. La VI Asamblea de la Conferencia Episcopal Española (28-XI-1967) aprobó los nuevos Estatutos de la A.C., previendo una A.C. general, abierta a toda clase de fieles, y otra especializada. Numerosos militantes abandonaron la A.C. al ver frustrada su esperanza por el inmovilismo eclesiástico. Pero durante todos estos años la A.C. había preparado y promovido a destacadas personalidades en la vida pública.

La organización de A.C. (hombres y mujeres), reducida en número de centros y militantes, continúa en todas las diócesis aragonesas. El último libro de mosén Francisco Izquierdo, Militantes en acción, es como un testamento para vigorizar las filas de la A.C. en consonancia con los nuevos tiempos. Hay nuevas iniciativas. Las Juventudes, fusionadas en una sola rama, funcionan hoy también como una coordinadora de otros grupos juveniles.

Bibliografía

Boletines eclesiásticos, anuarios y guías de las diócesis aragonesas; prensa local aragonesa; Ecclesia; Estatutos de la A.C. de 1926, 1934 y 1967; publicaciones de la A.C. de Zaragoza: Vamos, Hombres, Mujeres, Siembra. Izquierdo Molins, Francisco: Manual de los Jóvenes de A.C.; Zaragoza, 1850. Id.: Militantes en Acción; Zaragoza, 1970. Sánchez Marqueta, José M.: Los Hombres en la A.C.; Madrid, 1953. Aína Naval, Leandro: Teoría y Práctica de los Círculos de Estudio; Zaragoza, 1948.

Fuentes