Aconcagua (cerro en Argentina)

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Aconcagua
Información sobre la plantilla
Aconcagua.jpg
Localización
CordilleraFrontal
País(es)Bandera de Argentina Argentina
Provincia(s)Mendoza
Características
Máx. cota6960.8 msnm[1]
TipoMontaña

El Aconcagua es un monte situado en la República Argentina, en el extremo sur de la cadena denominada Los Penitentes, dentro de la cordillera de los Andes. Con sus 6961 msnm[1] tiene el atributo del ser la mayor elevación del continente americano. Su gran altura, como la de otros cerros próximos, no corresponde a estructuras volcánicas activas como el Tupungato, sino que resulta del levantamiento tectónico de la cordillera. Lo custodian colosos de gran altura como el cerro Catedral (al noroeste, con 5200 msnm), el Cuerno (5450 msnm), el Bonete (5100 msnm) y otros ubicados en el valle de los Horcones Superior.

En el denominado Valle de los Horcones Inferior se encuentran los cerros Ibáñez (5200 msnm), el cerro Mirador (5800 msnm) entre los de mayor altura. Entre los 27° y los 33° 30’ no se observa vulcanismo cuaternario y la actividad sísmica se concentra en una franja delgada a lo largo del borde occidental, que coincide con la zona geotectónica más activa donde ocurren los grandes terremotos.

Historia

A ambos lados del coloso de América vivieron en la remota antigüedad los mapuches y los aymaras. Más tarde los incas, procedentes de la lejana ciudad de Cusco (en el actual Perú), invadieron estas regiones llevando consigo su cultura y su idioma el quichua. No hay datos, sin embargo, de sus correrías por la alta cordillera y la montaña quedó, al parecer, aislada de leyendas por la altura de sus pasos y la desolada inmensidad de las altas cumbres batidas por vientos glaciares.

Por extensión esta región es conocida también como los Andes cuyanos. Esto era al menos lo más difundido, pero a principios de 1985 y en una zona poco transitada por montañeros fue descubierta una momia incaica. El cuerpo, al parecer de un joven, fue sacrificado en el lugar (5000 msnm) y junto a él se encontraron ofrendas tales como plumas, estatuillas, etc.

Aún después de más de 300 años de dominio español, en el año 1817 el general José de San Martín, atravesó con su ejército los altos pasos fronterizos entre la Argentina y Chile por la región de los gigantes andinos: Aconcagua, Mercedario y Tupungato. Al norte y sur respectivamente del primero, pasó un numeroso ejército de más de 5300 hombres, con 9280 mulas y 1600 caballos, por collados a más de 4000 metros de altura y cayó inesperadamente sobre Chile, liberando a Chile del yugo español. La sorpresa de una ruta insospechada en una estrategia clásica, decidió el éxito de San Martín y el final de un largo dominio español en esta región de los Andes centrales. Un año después, San Martín partió para atacar por mar al ejército español reunido en Lima (Perú).

En 1835, el barco científico de Charles Darwin recaló en el puerto de Valparaíso. Este fue uno de los primeros hombres de ciencia en facilitar datos sobre la montaña. Con Darwin, el francés Pierre-Joseph Pississ y el citado José de San Martín, se brindaron los primeros estudios y datos científicos sobre el Aconcagua y su entorno, en la primera mitad del pasado siglo.

En 1833, el alemán Paul Gussfeldt, en condiciones de equipo extremadamente difíciles y prácticamente a la descubierta de itinerarios, inicia brillantemente la historia de la conquista de esta montaña, dentro de la precariedad de los medios de una andinismo incipiente. Con datos imprecisos de situación de la cumbre en la cartografía de la época, parte en febrero de Chile y logra alcanzar la altura de 6560 metros. Su notable aventura, a tan solo 500 metros de la cumbre abre el camino a futuras expediciones.

En 1896, la expedición dirigida por el científico y alpinista inglés Edward Fitz Gerald, busca una ruta distinta a la de Gussfeldt: ha llegado por la ruta argentina y ha entrado inicialmente por el Valle de las Vacas, buscando el pie de la montaña, desde Puente del Inca y Valle de los Horcones. Descubre la ruta que después será normal.

Al siguiente año, en enero de 1897, durante la segunda expedición de Fitz Gerald, el guía suizo que le acompañara también en el intento anterior, Mathías Zurbriggen, el día 14 asciende en solitario, por primera vez en la historia del Aconcagua. Cuatro semanas más tarde en compañía de Stuart Vines y Nicolás Lanti, vuelve a vencerlo por segunda vez.

El primer argentino en llegar a la cima fue el teniente Nicolás Platamura, formando parte de una expedición italiana, este logro se llevo a cabo el 8 de marzo de 1934. Después de estas primeras ascensiones y hasta el año 1946, la montaña es coronada una veintena de veces por expediciones de distintas nacionalidades, de ellas la primera argentina corresponde al año 1942 y está totalmente compuesta por militares.

En 1949, se realiza la primera ascensión femenina por Adriana Bance de Link. En 1944, un grupo de tres andinistas chilenos dan la primera para su país. En 1934, se abre la primera ruta totalmente inédita desde la normal. Una expedición polaca, además de ascender por primera vez el Mercedario (6800 m, al norte del Aconcagua y en la provincia argentina de San Juan), explora el macizo hasta entonces poco conocido del Cordón de la Ramada, y entran al pie del Aconcagua por la Quebrada de Relinchos y por cara al este, abren una nueva ruta a la gran montaña, la cual a partir de ese momento recibe el nombre de Glaciar de los Polacos. Los integrantes de este grupo fueron Konstanty Narkiewicz-Jodko, Adam Karpinski, Jan K. Dorwaski, Stefan Daszynski, Stefan Osiecki y Víctor Ostrowski.

En 1953, Federico Marmillod, su esposa Dorly y los mendocinos Fernando Grajales y el teniente Francisco Gerónimo Ibáñez trazan otra vía, el filo sud-oeste, la que estuvo invicta hasta 1978.

No se detiene la exploración del Aconcagua, quedando al fin la fabulosa pared sur. Esta pared tiene 3000 metros de desnivel y es toda escalada en grados superiores, en roca y hielo, de dificultad extrema y con aplicación de escalada artificial por encima de los 6000 metros.

Cuando en 1954, el 25 de febrero los franceses Pierre Lesueur, Adrién Dagorý, Edmund Denís, Lucien Berardiní, Guy Poulet, al mando de René Ferlet, abrieron la vía del espolón central que lleva directamente a la cumbre, se conceptuó como mayor hazaña del montañismo técnico. En 1984, la francesa Marie Bouchard se convierte en la primera mujer que vence la pared. Con anterioridad, en enero de 1982, un grupo de yugoslavos dirigidos por Zarko Trusnovec, haciendo gala de un alto espíritu deportivo y una fina técnica, realiza la «directísima» de la cumbre sur (sur-sur).

Origen del nombre

Es de suponer que no habrá pasado inadvertida su inmensa mole a los pobladores primitivos, ya que se destaca netamente a la distancia de sus colosos vecinos. Su nombre evidentemente indígena y según los que afirman que es de origen quichua (el idioma de los invasores incas), derivaría de «acon cahuak», que se traduciría por ‘centinela de piedra’. Los que enraizan en el mapuche (la etnia que vivió miles de años al pie de la cordillera), afirman que viene de «aconca hué», expresión mapuche aplicada al río del mismo nombre, al que se le dice en Chile ‘viene del otro lado’, ya que antiguas creencias suponían que el río Aconcagua nacía en los faldeos del monte de igual nombre.

Ubicación geográfica

La cumbre más alta de América se haya emplazada en el departamento de Las Heras, perteneciente a la provincia de Mendoza (República Argentina). No constituye límite internacional de acuerdo al sistema "divertium acquarium" (‘divisora de aguas’), ya que sus aguas corren íntegramente hacia territorio argentino.

Lo circundan por el oeste y suroeste la Quebrada y el Valle de Los Horcones, que sirven de lecho al río del mismo nombre; por el lado sur la Quebrada de Horcones inferior; por el norte y el este el Valle de Las Vacas, corriendo por el río homónimo; sobre el faldeo del este nace el arroyo de los relinchos que va a engrosar las aguas de río Vacas.

El monte Aconcagua no es un volcán, es un ancho pedestal de sedimentos marinos, cubiertos por una masa volcánica andesítica que forma parte de su cumbre; es un elevado macizo que culmina en dos cumbres, norte y sur, siendo la más elevada la primera de ellas. Se encuentra aproximadamente entre los 70° de longitud oeste y los 32° 40’ de latitud sur, en su totalidad de territorio argentino. Sobre su altura exacta existe alguna controversia dada por la diversidad de sistemas de medición y los márgenes de error de los mismos.

De acuerdo a las mediciones de la Comisión Geodésica de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires tiene una altura de 6961 m, con un error de 1 metro. En los alrededores se encuentra una gran cantidad de cumbres que superan los 5000 metros, en los cuales es posible aplicar toda clase de técnicas, de la ascensión simple hasta la escalada de roca y hielo.

Geología

Rutas del Aconcagua

Hay que distinguir entre plegamientos y levantamientos de la Cordillera de los Andes. Todo el plegamiento andino se hizo durante el cretáceo medio, pero sólo parte de su levantamiento siguió durante el tercio con la de una penillanura, que posteriormente fue levantada a 3000 metros de los Andes Centrales.

El hundimiento del Valle Central ocurrió durante el plioceno superior, antes de las grandes glaciaciones y parece continuar aún. En realidad, tanto el levantamiento de los Andes como el hundimiento del Valle Central se han hecho lentamente (incluso a escala geológica) y posiblemente en numerosas fases. Como la mayor parte de los Andes Centrales, este nudo está constituido por lavas ácidas: porfiritas de granos visibles, pero sin fenocristales. Se las atribuye al cretáceo, pues más al este (en el Polleras y el Alto Yeso) están entreveradas las capas calizas muy ricas en fósiles del cretáceo inferior.

La potencia de estas capas de porfirita es de más de 3000 metros y su estratificación horizontal, salvo en la parte sureste, en donde caen hacia el este para pasar a ser verticales en el Cerro Tronco. Durante el jurásico, aparecieron capas de lavas volcánicas muy espesas: Porfiritas en los Andes Centrales, pórfidos, cuarcíferos en la Patagonia. Del cretáceo se encuentra hoy en la Pampa Patagónica sedimentos continentales (esquistos), alternando con marinos (calizas y arenizcas). En los Andes Centrales, siguen durante el cretáceo inferior las efusiones de porfirita con algunos depósitos de caliza fosilífera (a veces transformada posteriormente en yeso) y areniscas. Durante el cretáceo medio (senonense) se depositan los conglomerados marinos de Quiriquina en algunos puntos de la costa.

En el tercio inferior (eoceno) es continental, per en el tercio medio (oligoceno)hubo una gran invasión marina. Durante el final del mioceno y el plioceno inferior suceden las grandes efusiones, de andesitas, traquistas y basaltos, tanto en el cordón fronterizo central como en todas las mesetas patagónicas al este de la cordillera. El nudo del Nevado Juncal (frontera argentino-chilena) corresponde esencialmente a una alta meseta rectangular de 21 x 8 kilómetros, alargada en sentido noreste suroeste, de altura que oscila entre 3600 y 4600 metros, con dos baluartes en sus extremidades: el Nevado Juncal al noroeste y el grupo del Cerro de Plomo al suroeste. Esta alta meseta está casi enteramente cubierta por cinco grandes ventisqueros. El Glaciar Escondido, los tres Glaciares Olivares y el Glaciar Juncal Sur.

El primero fluye hacia el norte y los otros cuatro hacia el sur. El clima de los Andes, en general, está determinado por varios factores; las corrientes marinas de Humboldt y Patagónica, los vientos y orografía. Las Corriente de Humboldt (fría) y Patagónica (templada)bañan a las costas norte y sur de Chile respectivamente. Resulta así que el clima de los Andes Centrales lo determina los vientos y su orografía, y dado que el viento predominante es el suroeste seco, durante el verano no hay precipitaciones y ni siquiera nubes.

Las precipitaciones siempre son en forma de nieve en las grandes alturas y la lluvia es casi desconocida. Los días de sol, entre las 10 y las 14 horas, la temperatura del aire, en la proximidad del suelo, sube fuertemente. Encima de una llanura, se producían celdas de convección verticales. En la cordillera, la ascensión del aire se hace a lo largo de los valles y de las faldas de los cerros, que actúan como verdaderas chimeneas. La presión en las cumbres baja considerablemente. Esta brisa (del Valle) provoca, por la tarde, la formación de cúmulos. De enero a abril el aire es tan seco en los Andes que, a pesar de existir la brisa del valle, los cúmulos no llegan a producirse. De noche ocurre lo contrario y una brisa fría sopla desde la Cordillera sobre el Valle Central.

Hacia los 35° latitud sur, se determinan las altas cumbres y la zona en que, salvo raras y breves tormentas, el verano es totalmente seco. Esta parte de la Cordillera Andina se caracteriza por tres fenómenos:

  • La omnipresencia de campos de penitentes por encima de los 4000 o 5000 metros, debido a la estación seca prolongada.
  • El poco desarrollo de los neveros. Los glaciares se alimentan exclusivamente por recongelación y no por compresión de la nieve.
  • La abundancia de los glaciares subterráneos cubiertos por material de acarreos.

Clima

La escasa humedad, los bajos porcentajes de oxígeno y los fuertes vientos son sólo algunas de las características más sobresalientes del clima de este cerro. Los principales causantes de temporales y los encargados del mal clima son fundamentalmente los vientos húmedos expulsados por el Anticiclón del Pacífico, que corren hacia el Sur y se elevan hacia el Oeste chocando contra la masa montañosa de la Cordillera, enfríandose y donde su humedad se vuelve nieve en las altas cimas de los Andes. En el Aconcagua se encuentran no sólo temporales de nieve y viento, sino que por su ubicación geográfica las tormentas más temidas son las eléctricas. Las crestas de la montaña (el sector noroeste y la cima) son los lugares más visitados por las chispas eléctricas (rayos) dificultando la estadía y ascensión.

En el Aconcagua soplan fuertes vientos del Oeste (a más de 5500 msnm) que sumados al gran tamaño del cerro forman el inmenso y famoso hongo. Este se ubica en la parte superior del Aconcagua y se puede apreciar desde Plaza de Mulas, creando un hermoso paisaje y un terrible pronóstico negativo de fuertes vientos y precipitaciones en altura. Acercarse o introducirse en esos momentos sería mortal. Cuando se aproxima es aconsejable abandonar la parte superior de la montaña.

Aún con buen tiempo (en verano) se registran por la noche sobre los 5000 msnm temperaturas de –20 °C (–0,4 °F). En la cima la temperatura común es de –30 °C (–22 °F).

Pero cuando el Aconcagua es visitado por el mal tiempo y por las masas de aire del Sur, en Plaza de Mulas se mantiene una temperatura aproximada de –18 °C (–0,4 °F), mientras que en los campamentos de altura es común tener –25 °C (–13 °F). Igualmente gran parte de las noches y los días a 4200 msnm (campamento base), se puede estar en pantalones cortos, mientras que en la cima se puede llegar a estar con un simple polar, estos puntos son la referencia exacta de que a veces el clima no es tan duro y riguroso.

Es conveniente que el andinista siempre esté preparado para estos cambios climáticos repentinos En el transcurso del invierno el Aconcagua no es visitado. Su temperatura nunca asciende los 0 °C (32 °F), además de ser azotado por fuertes vientos y temporales de nieve constantes. En los lugares sombríos de la montaña se registran temperaturas extremadamente bajas. Una ascensión al Aconcagua en invierno sería una prueba psicofísica muy importante y para eso se necesita un buen equipo, además de mucha confianza y experiencia.

Fuentes