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'''Análisis del discurso'''. Describir el discurso como práctica social implica una relación dialéctica entre un evento discursivo particular y la situación, la institución y la estructura social que lo configuran. Una relación dialéctica es una relación en dos direcciones: las situaciones, las instituciones y las estructuras sociales dan forma al evento discursivo, pero también el evento les da forma, a ellas. Dicho de otra manera: el discurso es socialmente constitutivo así como está socialmente constituido: constituye situaciones, objetos de conocimiento, identidades sociales y relaciones entre personas y grupos de personas. Es constitutivo tanto en el sentido de que ayuda a mantener y a reproducir el  statu quo social, como en el sentido de que contribuye a transformarlo (Fairclough y Wodak, [[1997]]: 258).
 
'''Análisis del discurso'''. Describir el discurso como práctica social implica una relación dialéctica entre un evento discursivo particular y la situación, la institución y la estructura social que lo configuran. Una relación dialéctica es una relación en dos direcciones: las situaciones, las instituciones y las estructuras sociales dan forma al evento discursivo, pero también el evento les da forma, a ellas. Dicho de otra manera: el discurso es socialmente constitutivo así como está socialmente constituido: constituye situaciones, objetos de conocimiento, identidades sociales y relaciones entre personas y grupos de personas. Es constitutivo tanto en el sentido de que ayuda a mantener y a reproducir el  statu quo social, como en el sentido de que contribuye a transformarlo (Fairclough y Wodak, [[1997]]: 258).
 
== La noción del discurso ==
 
== La noción del discurso ==
Hablar de discurso es, ante todo, hablar de una práctica social, de una forma de acción entre las personas que se articula a partir del uso lingüístico contextualizado,  ya sea oral o escrito. El discurso es parte de la vida social y a la vez un instrumento que crea la vida social. Desde el punto de vista discursivo, hablar o escribir no es otra cosa que construir pie-zas textuales orientadas a unos fines y que se dan en interdependencia con el contexto (lingüístico, local, cognitivo y sociocultural). Nos referimos, pues, a cómo las formas lingüísticas se ponen en funcionamiento para construir formas de comunicación y de representación del mundo real o imaginario. Ahora bien, los usos lingüísticos son  variados. Las personas tienen a su disposición un  repertorio comunicativo,  que puede estar formado por una o más lenguas, por diferentes variedades lingüísticas y por otros instrumentos de comunicación. La [[lengua]], como materia primera del discurso, ofrece a quienes la usan una serie de opciones (fónicas, gráficas, morfosintácticas y léxicas) de entre las cuales hay que elegir en el momento de (inter)actuar discursivamente. Esa elección, sujeta o no a un control consciente, se realiza de acuerdo con unos parámetros contextuales que incluyen la situación, los propósitos de quien la realiza y las características de los destinatarios, entre otros. Estos parámetros son de tipo cognitivo y sociocultural, son dinámicos y pueden estar sujetos a revisión, negociación y cambio. Como práctica social que es, el discurso es  complejo y heterogéneo, pero no caótico. Complejo, en cuanto a los diversos modos de organización en que puede manifestarse; también, en cuanto a los diversos niveles que entran en su construcción desde las formas lingüísticas más pequeñas hasta los elementos contextuales extralingüísticos o histórico-culturales; complejo, asimismo, en cuanto a las modalidades en que se concreta oral, escrita o icono verbal.
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Hablar de discurso es, ante todo, hablar de una práctica social, de una forma de acción entre las personas que se articula a partir del uso lingüístico contextualizado,  ya sea oral o escrito. El discurso es parte de la vida social y a la vez un instrumento que crea la vida social. Desde el punto de vista discursivo, hablar o escribir no es otra cosa que construir pie-zas textuales orientadas a unos fines y que se dan en interdependencia con el contexto (lingüístico, local, cognitivo y sociocultural). Nos referimos, pues, a cómo las formas lingüísticas se ponen en funcionamiento para construir formas de comunicación y de representación del mundo real o imaginario. Ahora bien, los usos lingüísticos son  variados. Las personas tienen a su disposición un  repertorio comunicativo,  que puede estar formado por una o más lenguas, por diferentes variedades lingüísticas y por otros instrumentos de comunicación. La [[lengua]], como materia primera del discurso, ofrece a quienes la usan una serie de opciones (fónicas, gráficas, morfosintácticas y léxicas) de entre las cuales hay que elegir en el momento de (inter)actuar discursivamente.  
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Esa elección, sujeta o no a un control consciente, se realiza de acuerdo con unos parámetros contextuales que incluyen la situación, los propósitos de quien la realiza y las características de los destinatarios, entre otros.
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Estos parámetros son de tipo cognitivo y sociocultural, son dinámicos y pueden estar sujetos a revisión, negociación y cambio. Como práctica social que es, el discurso es  complejo y heterogéneo, pero no caótico. Complejo, en cuanto a los diversos modos de organización en que puede manifestarse; también, en cuanto a los diversos niveles que entran en su construcción desde las formas lingüísticas más pequeñas hasta los elementos contextuales extralingüísticos o histórico-culturales; complejo, asimismo, en cuanto a las modalidades en que se concreta oral, escrita o icono verbal.
 
La heterogeneidad lingüístico-discursiva no sólo no es caótica, sino que está regulada, más allá del plano gramatical, por una serie de  normas, reglas, principios o máximas de carácter textual y sociocultural que orientan a las personas en la tarea de construir piezas discursivas coherentes y apropiadas a cada ocasión de comunicación. Comunicación que se entiende, no tanto como un simple y mecánico proceso de transmisión de información entre dos polos, sino como un proceso interactivo mucho más complejo que incluye la continua interpretación de intenciones expresadas verbal y no verbalmente, de forma directa o velada.
 
La heterogeneidad lingüístico-discursiva no sólo no es caótica, sino que está regulada, más allá del plano gramatical, por una serie de  normas, reglas, principios o máximas de carácter textual y sociocultural que orientan a las personas en la tarea de construir piezas discursivas coherentes y apropiadas a cada ocasión de comunicación. Comunicación que se entiende, no tanto como un simple y mecánico proceso de transmisión de información entre dos polos, sino como un proceso interactivo mucho más complejo que incluye la continua interpretación de intenciones expresadas verbal y no verbalmente, de forma directa o velada.
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Esto implica tomar en consideración a las personas que usan esas formas; y que tienen una ideología, una visión del mundo, así como unas in-tenciones, metas o finalidades concretas en cada situación; unas personas que despliegan estrategias encaminadas a la consecución de esos fines. Como miembros de grupos socioculturales, los usuarios de las lenguas forman parte de la compleja red de relaciones de poder y de solidaridad, de dominación y de resistencia, que configuran las estructuras sociales, siempre en tensión entre la igualdad y la desigualdad, la identidad y la diferencia. Las identidades sociales de las personas complejas, variadas e incluso contradictorias se construyen, se mantienen y se cambian a través de los usos discursivos. Porque es en ellos donde se activan y se materializan esas caras que se eligen para cada ocasión.
 
Esto implica tomar en consideración a las personas que usan esas formas; y que tienen una ideología, una visión del mundo, así como unas in-tenciones, metas o finalidades concretas en cada situación; unas personas que despliegan estrategias encaminadas a la consecución de esos fines. Como miembros de grupos socioculturales, los usuarios de las lenguas forman parte de la compleja red de relaciones de poder y de solidaridad, de dominación y de resistencia, que configuran las estructuras sociales, siempre en tensión entre la igualdad y la desigualdad, la identidad y la diferencia. Las identidades sociales de las personas complejas, variadas e incluso contradictorias se construyen, se mantienen y se cambian a través de los usos discursivos. Porque es en ellos donde se activan y se materializan esas caras que se eligen para cada ocasión.
 
Todos los ámbitos de la vida social, tanto los públicos como los priva-dos, generan prácticas discursivas que, a la vez, los hacen posible. La vida académica, la sanidad, las relaciones laborales, los medios de comunicación de masas, la vida familiar, la justicia, el comercio, la administración, por poner sólo algunos ejemplos, son ámbitos que difícilmente se pueden i maginar sin el uso de la palabra: la conversación, el libro, la instancia, la receta, el prospecto, la entrevista, las negociaciones, la conferencia, el examen, el juicio, las facturas, las transacciones comerciales.
 
Todos los ámbitos de la vida social, tanto los públicos como los priva-dos, generan prácticas discursivas que, a la vez, los hacen posible. La vida académica, la sanidad, las relaciones laborales, los medios de comunicación de masas, la vida familiar, la justicia, el comercio, la administración, por poner sólo algunos ejemplos, son ámbitos que difícilmente se pueden i maginar sin el uso de la palabra: la conversación, el libro, la instancia, la receta, el prospecto, la entrevista, las negociaciones, la conferencia, el examen, el juicio, las facturas, las transacciones comerciales.
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Así pues, abordar un tema corno el discurso significa adentrarse en el entramado de las relaciones sociales, de las identidades y de los conflictos, intentar entender cómo se expresan los diferentes grupos culturales en un momento histórico, con unas características socioculturales determinadas. Entender, en fin, esa conversación  que arranca desde los inicios de la humanidad y que va desarrollándose a través de los tiempos, dejando huellas de dialogicidad en todas las manifestaciones discursivas, desde las más espontáneas y menos elaboradas hasta las formas monologales, mono gestionadas y más elaboradas.
 
Así pues, abordar un tema corno el discurso significa adentrarse en el entramado de las relaciones sociales, de las identidades y de los conflictos, intentar entender cómo se expresan los diferentes grupos culturales en un momento histórico, con unas características socioculturales determinadas. Entender, en fin, esa conversación  que arranca desde los inicios de la humanidad y que va desarrollándose a través de los tiempos, dejando huellas de dialogicidad en todas las manifestaciones discursivas, desde las más espontáneas y menos elaboradas hasta las formas monologales, mono gestionadas y más elaboradas.
 
==Diferentes disciplinas implicadas en el análisis del discurso==
 
==Diferentes disciplinas implicadas en el análisis del discurso==
 
El hecho lingüístico se ha convertido en un tema de gran interés para muchas disciplinas que se sitúan dentro del ámbito de las llamadas ciencias humanas y sociales.  Crystal ([[1987]]: 412), por ejemplo, ofrece una lista de quince «campos interdisciplinares» en los que los saberes lingüísticos se articulan con los de otras disciplinas. En las páginas que siguen presentaremos de forma breve aquellas perspectivas que, de forma más clara, orientan los enfoques adoptados en esta obra (para una presentación más detallada, véase Tusón, [[1996]]b). Desde principios del siglo [[XX]], la antropología lingüística (Duranti, [[1997]]) se ha interesado muy especialmente por la relación entre lengua, pensamiento y cultura. Lo que desde esta posición se plantea es que existe una estrecha interdependencia entre las lenguas y los miembros de los grupos culturales que las hablan. Así, por ejemplo, lo demuestran los recientes estudios sobre las estrategias discursivas de cortesía utilizadas, al parecer, en todas las culturas pero de manera específica en cada una. Podríamos decir que la antropología pone el acento en la diferencia, en la diversidad, mientras que hay otras disciplinas que ponen el acento en lo común y universal. La etnografía de la comunicación corriente antropológica que empieza a desarrollarse a mediados de los años sesenta (Gumperz y Hymes, [[1964]], [[1972]]) plantea que la competencia lingüística se ha de entender como una parte del conjunto de conocimientos y habilidades que componen la  competencia comunicativa, a su vez parte de la competencia cultural.
 
El hecho lingüístico se ha convertido en un tema de gran interés para muchas disciplinas que se sitúan dentro del ámbito de las llamadas ciencias humanas y sociales.  Crystal ([[1987]]: 412), por ejemplo, ofrece una lista de quince «campos interdisciplinares» en los que los saberes lingüísticos se articulan con los de otras disciplinas. En las páginas que siguen presentaremos de forma breve aquellas perspectivas que, de forma más clara, orientan los enfoques adoptados en esta obra (para una presentación más detallada, véase Tusón, [[1996]]b). Desde principios del siglo [[XX]], la antropología lingüística (Duranti, [[1997]]) se ha interesado muy especialmente por la relación entre lengua, pensamiento y cultura. Lo que desde esta posición se plantea es que existe una estrecha interdependencia entre las lenguas y los miembros de los grupos culturales que las hablan. Así, por ejemplo, lo demuestran los recientes estudios sobre las estrategias discursivas de cortesía utilizadas, al parecer, en todas las culturas pero de manera específica en cada una. Podríamos decir que la antropología pone el acento en la diferencia, en la diversidad, mientras que hay otras disciplinas que ponen el acento en lo común y universal. La etnografía de la comunicación corriente antropológica que empieza a desarrollarse a mediados de los años sesenta (Gumperz y Hymes, [[1964]], [[1972]]) plantea que la competencia lingüística se ha de entender como una parte del conjunto de conocimientos y habilidades que componen la  competencia comunicativa, a su vez parte de la competencia cultural.
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Esta perspectiva exige plantearse la diversidad, la heterogeneidad intrínseca de las comunidades de habla, tanto en lo que se refiere a aspectos sociales como a aspectos lingüístico-comunicativos. Descubrir las normas de carácter sociolingüístico— que subyacen a esa diversidad es una de las tareas de esta disciplina. Así pues, lo que caracteriza, o cohesiona, a un grupo humano es el hecho de compartir un repertorio verbal y comunicativo y unos patrones o  hábitos de uso de ese repertorio, que es variado y heterogéneo. La cohesión existe cuando se establecen  redes de comunicación relativamente estable y estrecha entre las personas. Esta visión de la sociedad centra su atención en la interacción  comunicativa entendida como el lugar a partir del cual se puede entender la realidad sociocultural de los grupos humanos, organización que se puede observar a través de los  eventos o acontecimientos comunicativos  (véase 1.2) en torno a los cuales se estructura y se desarrolla la vida social de la comunidad.
 
Esta perspectiva exige plantearse la diversidad, la heterogeneidad intrínseca de las comunidades de habla, tanto en lo que se refiere a aspectos sociales como a aspectos lingüístico-comunicativos. Descubrir las normas de carácter sociolingüístico— que subyacen a esa diversidad es una de las tareas de esta disciplina. Así pues, lo que caracteriza, o cohesiona, a un grupo humano es el hecho de compartir un repertorio verbal y comunicativo y unos patrones o  hábitos de uso de ese repertorio, que es variado y heterogéneo. La cohesión existe cuando se establecen  redes de comunicación relativamente estable y estrecha entre las personas. Esta visión de la sociedad centra su atención en la interacción  comunicativa entendida como el lugar a partir del cual se puede entender la realidad sociocultural de los grupos humanos, organización que se puede observar a través de los  eventos o acontecimientos comunicativos  (véase 1.2) en torno a los cuales se estructura y se desarrolla la vida social de la comunidad.
 
== El discurso oral==
 
== El discurso oral==
 
En una de las disertaciones de K'ung Fu-tzu, el maestro chino K'ung, que vivió entre los siglos vi y v antes de Cristo y que en [[Europa]]  desde el Renacimiento se conoce con el nombre de Confucio, se lee lo siguiente: «Quisiera no hablar. [...] ¿Habla acaso el cielo alguna vez? Las cuatro estaciones siguen su curso y cien seres nacen. ¿Habla acaso el cielo alguna vez?» Podemos quedar extasiados ante la profundidad de este pensamiento. Pero sólo lo conocemos porque alguien lo ha escrito. Y el sabio K'ung lo ha podido formular porque tenía las palabras a su disposición. Sin palabras nadie es nada; ni sabio, ni poeta, ni proverbio alguno podría elogiar el silencio (De Mauro, [[1980]] : 16).
 
En una de las disertaciones de K'ung Fu-tzu, el maestro chino K'ung, que vivió entre los siglos vi y v antes de Cristo y que en [[Europa]]  desde el Renacimiento se conoce con el nombre de Confucio, se lee lo siguiente: «Quisiera no hablar. [...] ¿Habla acaso el cielo alguna vez? Las cuatro estaciones siguen su curso y cien seres nacen. ¿Habla acaso el cielo alguna vez?» Podemos quedar extasiados ante la profundidad de este pensamiento. Pero sólo lo conocemos porque alguien lo ha escrito. Y el sabio K'ung lo ha podido formular porque tenía las palabras a su disposición. Sin palabras nadie es nada; ni sabio, ni poeta, ni proverbio alguno podría elogiar el silencio (De Mauro, [[1980]] : 16).
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Ese complejo sistema de comunicación y de representación del mundo que es el lenguaje humano se materializa a través de dos medios, el medio oral y el medio escrito que dan lugar a dos modalidades de realización: la oralidad y la escritura. En este capítulo y en el siguiente abordaremos las características específicas de ambas modalidades. Con ello pretendemos plantear los rasgos más sobresalientes de esas dos realizaciones en, que se manifiesta el lenguaje humano poniendo quizá más el acento en las diferencias aunque sin olvidar su estrecha relación.  
 
Ese complejo sistema de comunicación y de representación del mundo que es el lenguaje humano se materializa a través de dos medios, el medio oral y el medio escrito que dan lugar a dos modalidades de realización: la oralidad y la escritura. En este capítulo y en el siguiente abordaremos las características específicas de ambas modalidades. Con ello pretendemos plantear los rasgos más sobresalientes de esas dos realizaciones en, que se manifiesta el lenguaje humano poniendo quizá más el acento en las diferencias aunque sin olvidar su estrecha relación.  
 
La modalidad oral es natural, consustancial al ser humano y constitutiva de la persona como miembro de una especie. Se produce en y con el cuerpo, aprovechando órganos del sistema respiratorio y de diferentes partes de la cabeza: labios, lengua, fosas nasales (observemos que el nombre de una de esas partes la lengua s e utiliza en muchos idiomas, como en español, para denominar la materialización de ese instrumento de representación del mundo y de comunicación que es el lenguaje humano). También los movimientos de los ojos, diferentes expresiones faciales y otros movimientos corporales forman parte importante de la oralidad, así como las 28 LAS COSAS DEL DECIR «vocalizaciones» (sonidos bucales aunque no lingüísticos) y otros «ruidos», tal como veremos más adelante.
 
La modalidad oral es natural, consustancial al ser humano y constitutiva de la persona como miembro de una especie. Se produce en y con el cuerpo, aprovechando órganos del sistema respiratorio y de diferentes partes de la cabeza: labios, lengua, fosas nasales (observemos que el nombre de una de esas partes la lengua s e utiliza en muchos idiomas, como en español, para denominar la materialización de ese instrumento de representación del mundo y de comunicación que es el lenguaje humano). También los movimientos de los ojos, diferentes expresiones faciales y otros movimientos corporales forman parte importante de la oralidad, así como las 28 LAS COSAS DEL DECIR «vocalizaciones» (sonidos bucales aunque no lingüísticos) y otros «ruidos», tal como veremos más adelante.
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La modalidad escrita no es universal, es un invento del ser humano, se aprende como un artificio que utiliza como soporte elementos materiales como la piedra, el bronce, la arcilla, el papel o la pantalla del ordenador. Los órganos del habla se sustituyen aquí por instrumentos como el punzón, la caña, la pluma o el teclado guiados por la mano. Corno señala Ong ([[1982]]), supone una tecnología de la que derivan otras.
 
La modalidad escrita no es universal, es un invento del ser humano, se aprende como un artificio que utiliza como soporte elementos materiales como la piedra, el bronce, la arcilla, el papel o la pantalla del ordenador. Los órganos del habla se sustituyen aquí por instrumentos como el punzón, la caña, la pluma o el teclado guiados por la mano. Corno señala Ong ([[1982]]), supone una tecnología de la que derivan otras.
 
==Fuentes==
 
==Fuentes==

Revisión del 10:15 22 abr 2015

Análisis del discurso
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Análisis del discurso. Describir el discurso como práctica social implica una relación dialéctica entre un evento discursivo particular y la situación, la institución y la estructura social que lo configuran. Una relación dialéctica es una relación en dos direcciones: las situaciones, las instituciones y las estructuras sociales dan forma al evento discursivo, pero también el evento les da forma, a ellas. Dicho de otra manera: el discurso es socialmente constitutivo así como está socialmente constituido: constituye situaciones, objetos de conocimiento, identidades sociales y relaciones entre personas y grupos de personas. Es constitutivo tanto en el sentido de que ayuda a mantener y a reproducir el statu quo social, como en el sentido de que contribuye a transformarlo (Fairclough y Wodak, 1997: 258).

La noción del discurso

Hablar de discurso es, ante todo, hablar de una práctica social, de una forma de acción entre las personas que se articula a partir del uso lingüístico contextualizado, ya sea oral o escrito. El discurso es parte de la vida social y a la vez un instrumento que crea la vida social. Desde el punto de vista discursivo, hablar o escribir no es otra cosa que construir pie-zas textuales orientadas a unos fines y que se dan en interdependencia con el contexto (lingüístico, local, cognitivo y sociocultural). Nos referimos, pues, a cómo las formas lingüísticas se ponen en funcionamiento para construir formas de comunicación y de representación del mundo real o imaginario. Ahora bien, los usos lingüísticos son variados. Las personas tienen a su disposición un repertorio comunicativo, que puede estar formado por una o más lenguas, por diferentes variedades lingüísticas y por otros instrumentos de comunicación. La lengua, como materia primera del discurso, ofrece a quienes la usan una serie de opciones (fónicas, gráficas, morfosintácticas y léxicas) de entre las cuales hay que elegir en el momento de (inter)actuar discursivamente. Esa elección, sujeta o no a un control consciente, se realiza de acuerdo con unos parámetros contextuales que incluyen la situación, los propósitos de quien la realiza y las características de los destinatarios, entre otros.

Estos parámetros son de tipo cognitivo y sociocultural, son dinámicos y pueden estar sujetos a revisión, negociación y cambio. Como práctica social que es, el discurso es complejo y heterogéneo, pero no caótico. Complejo, en cuanto a los diversos modos de organización en que puede manifestarse; también, en cuanto a los diversos niveles que entran en su construcción desde las formas lingüísticas más pequeñas hasta los elementos contextuales extralingüísticos o histórico-culturales; complejo, asimismo, en cuanto a las modalidades en que se concreta oral, escrita o icono verbal. La heterogeneidad lingüístico-discursiva no sólo no es caótica, sino que está regulada, más allá del plano gramatical, por una serie de normas, reglas, principios o máximas de carácter textual y sociocultural que orientan a las personas en la tarea de construir piezas discursivas coherentes y apropiadas a cada ocasión de comunicación. Comunicación que se entiende, no tanto como un simple y mecánico proceso de transmisión de información entre dos polos, sino como un proceso interactivo mucho más complejo que incluye la continua interpretación de intenciones expresadas verbal y no verbalmente, de forma directa o velada.

Esto implica tomar en consideración a las personas que usan esas formas; y que tienen una ideología, una visión del mundo, así como unas in-tenciones, metas o finalidades concretas en cada situación; unas personas que despliegan estrategias encaminadas a la consecución de esos fines. Como miembros de grupos socioculturales, los usuarios de las lenguas forman parte de la compleja red de relaciones de poder y de solidaridad, de dominación y de resistencia, que configuran las estructuras sociales, siempre en tensión entre la igualdad y la desigualdad, la identidad y la diferencia. Las identidades sociales de las personas complejas, variadas e incluso contradictorias se construyen, se mantienen y se cambian a través de los usos discursivos. Porque es en ellos donde se activan y se materializan esas caras que se eligen para cada ocasión. Todos los ámbitos de la vida social, tanto los públicos como los priva-dos, generan prácticas discursivas que, a la vez, los hacen posible. La vida académica, la sanidad, las relaciones laborales, los medios de comunicación de masas, la vida familiar, la justicia, el comercio, la administración, por poner sólo algunos ejemplos, son ámbitos que difícilmente se pueden i maginar sin el uso de la palabra: la conversación, el libro, la instancia, la receta, el prospecto, la entrevista, las negociaciones, la conferencia, el examen, el juicio, las facturas, las transacciones comerciales.

Así pues, abordar un tema corno el discurso significa adentrarse en el entramado de las relaciones sociales, de las identidades y de los conflictos, intentar entender cómo se expresan los diferentes grupos culturales en un momento histórico, con unas características socioculturales determinadas. Entender, en fin, esa conversación que arranca desde los inicios de la humanidad y que va desarrollándose a través de los tiempos, dejando huellas de dialogicidad en todas las manifestaciones discursivas, desde las más espontáneas y menos elaboradas hasta las formas monologales, mono gestionadas y más elaboradas.

Diferentes disciplinas implicadas en el análisis del discurso

El hecho lingüístico se ha convertido en un tema de gran interés para muchas disciplinas que se sitúan dentro del ámbito de las llamadas ciencias humanas y sociales. Crystal (1987: 412), por ejemplo, ofrece una lista de quince «campos interdisciplinares» en los que los saberes lingüísticos se articulan con los de otras disciplinas. En las páginas que siguen presentaremos de forma breve aquellas perspectivas que, de forma más clara, orientan los enfoques adoptados en esta obra (para una presentación más detallada, véase Tusón, 1996b). Desde principios del siglo XX, la antropología lingüística (Duranti, 1997) se ha interesado muy especialmente por la relación entre lengua, pensamiento y cultura. Lo que desde esta posición se plantea es que existe una estrecha interdependencia entre las lenguas y los miembros de los grupos culturales que las hablan. Así, por ejemplo, lo demuestran los recientes estudios sobre las estrategias discursivas de cortesía utilizadas, al parecer, en todas las culturas pero de manera específica en cada una. Podríamos decir que la antropología pone el acento en la diferencia, en la diversidad, mientras que hay otras disciplinas que ponen el acento en lo común y universal. La etnografía de la comunicación corriente antropológica que empieza a desarrollarse a mediados de los años sesenta (Gumperz y Hymes, 1964, 1972) plantea que la competencia lingüística se ha de entender como una parte del conjunto de conocimientos y habilidades que componen la competencia comunicativa, a su vez parte de la competencia cultural.

Esta perspectiva exige plantearse la diversidad, la heterogeneidad intrínseca de las comunidades de habla, tanto en lo que se refiere a aspectos sociales como a aspectos lingüístico-comunicativos. Descubrir las normas de carácter sociolingüístico— que subyacen a esa diversidad es una de las tareas de esta disciplina. Así pues, lo que caracteriza, o cohesiona, a un grupo humano es el hecho de compartir un repertorio verbal y comunicativo y unos patrones o hábitos de uso de ese repertorio, que es variado y heterogéneo. La cohesión existe cuando se establecen redes de comunicación relativamente estable y estrecha entre las personas. Esta visión de la sociedad centra su atención en la interacción comunicativa entendida como el lugar a partir del cual se puede entender la realidad sociocultural de los grupos humanos, organización que se puede observar a través de los eventos o acontecimientos comunicativos (véase 1.2) en torno a los cuales se estructura y se desarrolla la vida social de la comunidad.

El discurso oral

En una de las disertaciones de K'ung Fu-tzu, el maestro chino K'ung, que vivió entre los siglos vi y v antes de Cristo y que en Europa desde el Renacimiento se conoce con el nombre de Confucio, se lee lo siguiente: «Quisiera no hablar. [...] ¿Habla acaso el cielo alguna vez? Las cuatro estaciones siguen su curso y cien seres nacen. ¿Habla acaso el cielo alguna vez?» Podemos quedar extasiados ante la profundidad de este pensamiento. Pero sólo lo conocemos porque alguien lo ha escrito. Y el sabio K'ung lo ha podido formular porque tenía las palabras a su disposición. Sin palabras nadie es nada; ni sabio, ni poeta, ni proverbio alguno podría elogiar el silencio (De Mauro, 1980 : 16).

Ese complejo sistema de comunicación y de representación del mundo que es el lenguaje humano se materializa a través de dos medios, el medio oral y el medio escrito que dan lugar a dos modalidades de realización: la oralidad y la escritura. En este capítulo y en el siguiente abordaremos las características específicas de ambas modalidades. Con ello pretendemos plantear los rasgos más sobresalientes de esas dos realizaciones en, que se manifiesta el lenguaje humano poniendo quizá más el acento en las diferencias aunque sin olvidar su estrecha relación. La modalidad oral es natural, consustancial al ser humano y constitutiva de la persona como miembro de una especie. Se produce en y con el cuerpo, aprovechando órganos del sistema respiratorio y de diferentes partes de la cabeza: labios, lengua, fosas nasales (observemos que el nombre de una de esas partes la lengua s e utiliza en muchos idiomas, como en español, para denominar la materialización de ese instrumento de representación del mundo y de comunicación que es el lenguaje humano). También los movimientos de los ojos, diferentes expresiones faciales y otros movimientos corporales forman parte importante de la oralidad, así como las 28 LAS COSAS DEL DECIR «vocalizaciones» (sonidos bucales aunque no lingüísticos) y otros «ruidos», tal como veremos más adelante.

La modalidad escrita no es universal, es un invento del ser humano, se aprende como un artificio que utiliza como soporte elementos materiales como la piedra, el bronce, la arcilla, el papel o la pantalla del ordenador. Los órganos del habla se sustituyen aquí por instrumentos como el punzón, la caña, la pluma o el teclado guiados por la mano. Corno señala Ong (1982), supone una tecnología de la que derivan otras.

Fuentes