Anosmia

Anosmia
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La carencia del sentido del olfato, como también la disminución a la apreciación del olor.

Anosmia. Carencia del sentido del olfato, también la disminución a la apreciación del olor.

Resumen

El olfato es uno de los cinco sentidos que conectan al ser humano con la realidad que le rodea y, quizás, el más infravalorado de todos ellos. Su función nos permite degustar los alimentos y mantenernos alerta ante peligros evidentes como escapes de gas, incendios u otras circunstancias similares. La alteración del mismo incapacita al individuo que la sufre para relacionarse con su entorno.

En este sentido, el principal trastorno es la total ausencia de la percepción olfativa. Lejos de parecer una disfunción anecdótica, la anosmia afecta hasta al 2% de la población. Esta cifra no puede despreciarse, pues otras anomalías sensoriales aparentemente más comunes, como la ceguera o la sordera, afectan al 2,2% y al 2,3% de la población, respectivamente, según desvelan desde el servicio de otorrinolaringología.

¿Sabía que la ausencia de olfato se llama anosmia? El desconocimiento es una de las principales características de esta enfermedad que afecta a un 1,5% de la población, cifra no despreciable si se toma en cuenta que la ceguera alcanza a un 2,2% y la sordera un 2,3%, y son las discapacidades más comunes. La anosmia no es frecuentemente diagnosticada, sólo en algunos casos tiene tratamiento y según un estudio influye profundamente en la calidad de vida de los pacientes, incluso se asocia a la depresión.

La incomprensión de este mal es un tópico preponderante: “No se considera como muy importante. Esto se demuestra en cosas como que en Estados Unidos existen miles de centros para tratar la ceguera y sordera, pero sólo hay 10 que se dedican al olfato. Se trata de un sentido primitivo que se relaciona estrechamente con los cambios conductuales. Influye en los estados de ánimo y calidad de vida, especialmente en el goce de la comida y disfrute del entorno.

No es fundamental para la supervivencia, pero para un anciano que vive solo, sentir un escape de gas puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.”

Existen diversas causas de la pérdida total o parcial (hiposmia) del olfato. La más frecuente son los cuadros virales, los cuales alteran los nervios ubicados en la parte alta de la nariz, que son los encargados de enviar los mensajes olfativos al cerebro. Estas alteraciones pueden ser temporales o permanentes, y de acuerdo al doctor Bravo, mientras más avanzada la edad, mayor la probabilidad de que el daño sea definitivo.

Las patologías asociadas a las fosas nasales, como la sinusitis, rinitis y poliposis, pueden constituir verdaderas barreras que impiden un adecuado olfato. “En la medida que se trate la enfermedad de base, estos casos son relativamente reversible”, explica el otorrino. Otra causa común de anosmia e hiposmia son los traumatismos, los que pueden afectar las raíces nerviosas de este sentido, provocando secciones de los nervios, que habitualmente son más permanentes.

Sólo un 3% de esta enfermedad es congénita; “se detecta muy tardíamente, a los 10 años en promedio. Son niños que se caracterizan porque comen poco y es muy raro hacer el diagnóstico”, afirma el especialista. Un grupo no despreciable lo forman los idiopáticos, es decir, sin origen conocido y se definen porque no corresponden a ninguno de los anteriores. Además hay que tener en cuenta, que así como los otros sentidos, con la edad, el olfato se va deteriorando, situación que en ocasiones se suma a las patologías antes descritas.

El tratamiento depende de la causa, pero ninguno es completamente eficiente: “Frente a las enfermedades nasales, se corrigen los factores desencadenantes. Los cuadros virales y traumatismo no presentan mucha solución porque no existe ninguna forma de recuperar los nervios. Para estos casos y los idiopáticos se prueba con corticoides inhalatorios, que a veces dan resultados”. Calidad de vida

Un estudio publicado en la revista Journal of the American Medical Association en mayo de 2001 da cuenta de las dificultades enfrentadas por las personas que sufren de anosmia en algún grado, en comparación con pacientes recuperados. Los mayores problemas son la incapacidad para detectar alimentos descompuestos (75% grupo enfermo versus 12% grupo recuperado), escapes de gas (61% versus 8%), humo (50% versus 1%), disfrutar la comida (53% versus 12%) y cocinar (49% versus 12%).

Otra dificultad importante (50%) fue la preocupación respecto de la higiene personal; el aliento y olor corporal. Según los investigadores este factor puede contribuir a la tasa de depresión registrada en las personas con discapacidad olfativa.

Respecto a este tema, el estudio muestra que un 87% del grupo recuperado dijo estar satisfecho con su vida, en contraste con un 50% de los enfermos. Un 3% del grupo recuperado y un 34% de los afectados afirmaron estar insatisfecho con su vida. El descontento se incrementa según aumenta el grado de anosmia, pero las diferencias no tuvieron relación con el sexo, edad, educación ni trabajo.

Otra investigación realizada por la Universidad de Pennsylvania concluyó que las disfunciones químico-sensoriales afectan la calidad de vida; los afectados reducen su peso, apetito y bienestar psicológico. El caso de los ancianos es ejemplarizador: la pérdida del gusto y el olfato les produce deficiencias nutricionales e inmunológicas.

Causas

Los trastornos pueden ser:

Trastorno, Características y Causas.

Anosmia (Pérdida o reducción del sentido del olfato) Es generalmente el resultado de una insignificante obstrucción o congestión nasal. Sin embargo, en algunas ocasiones puede ser un síntoma de un trastorno neurológico o puede ser idiopática (no se puede identificar la causa). Las personas que sufren este padecimiento, perciben los alimentos insípidos, ya que la distinción entre un sabor y otro se basa en gran medida en el olfato. Proceso natural de envejecimiento.

  • Fosas nasales irritadas por un resfriado. Infecciones graves de las fosas nasales.
  • Radioterapia.
  • Traumatismo craneal.
  • Rinitis (inflamación de la membrana mucosa de la nariz).
  • Sinusitis.
  • Tumores nasales y de áreas vecinas.
  • Pólipos nasales (formaciones carnosas de la membrana mucosa nasal).
  • Desviación del tabique nasal.
  • El consumo cocaína, tabaco o vasoconstrictores.

Disosmia (distorsión en el sentido del olfato hace que los olores inocuos huelan mal. Infección en los senos nasales.

  • Lesión parcial de los nervios olfatorios.
  • Infecciones en la boca, las cuales producen un mal olor que es percibido por la nariz.
  • Depresión.
  • Epilepsia.

Ageusia (reducción o pérdida del sentido del gusto) Generalmente es ocasionada por trastornos que afectan la lengua. Resfriado común.

  • Gripe.
  • Faringitis viral.
  • Envejecimiento.
  • Boca seca.
  • Tabaquismo intenso. (Especialmente los que suelen fumar pipa).
  • Deficiencia de vitaminas (vitamina B12) o minerales (Zinc).
  • Lesiones en la boca, nariz o cabeza.
  • Gingivitis.
  • Parálisis de Bell (disminución en la capacidad para mover la cara).
  • Síndrome de Sjögren.
  • Radioterapia en la cabeza y el cuello.
  • Medicamentos anticancerosos o antidepresivos.

Disguesia (Distorsión del gusto) Puede ser consecuencia de los mismos factores que propician la pérdida del gusto.

  • Las quemaduras de la lengua pueden destruir temporalmente las papilas gustativas.
  • Parálisis de un lado de la cara causada por un mal funcionamiento del nervio facial.
  • Depresión.

Otras enfermedades

Este tipo de trastornos, también pueden acompañar o indicar la existencia de enfermedades o condiciones como:

  • Obesidad.
  • Diabetes
  • Hipertensión
  • Mala nutrición
  • Enfermedades degenerativas del sistema nervioso, como: Parkinson y *Alzheimer.

Diagnóstico

Es necesario realizar:

  • Historia clínica completa
  • Examen físico: valoración de la nariz, cavidad oral y faringe.
  • Endoscopia nasal y laringoscopia.
  • Pruebas de laboratorio: para descartar posibles alergias o problemas de sinusitis.
  • Una Resonancia Magnética (RM) o Tomografía Computarizada (TC).
  • Pruebas que cuantifiquen la pérdida olfatoria y gustativa (como medir la concentración más baja de una sustancia química que la persona pueda reconocer y comparar los gustos y olores de diferentes sustancias).
  • Tratamiento.

Tratamiento

El tratamiento será determinado por el médico y va a depender de la causa que provoca el trastorno, por ejemplo:

  • Si el problema es de tipo obstructivo, hay que corregir el defecto (desviación del tabique nasal o pólipos nasales).
  • En caso de alergia, el médico indicará un tratamiento específico para atacarla.
  • Cuando es causada por infecciones virales, mejora generalmente en tres o seis meses.
  • Si fue provocado por algún medicamento, el médico lo suspenderá inmediatamente.
  • Aunque es un trastorno poco común y muchas veces se inicia de manera imperceptible, es importante que acuda con su médico en caso de que sienta un cambio en la manera de percibir los olores y los sabores, para recibir el mejor tratamiento y recuperar sus sentidos lo antes posible

Afecta al 2% de la población, casi en la misma medida que la ceguera o la sordera La detección a tiempo de un escape de gas puede salvarnos la vida. ¿Cómo logramos captarlo? Evidentemente, a través del olfato. Pero, ¿qué ocurre cuando este sentido está deteriorado o ausente del organismo? Es lo que los médicos denominan anosmia, es decir, la reducción máxima o desaparición de la percepción de los olores. Es una dolencia desconocida que puede acarrear graves consecuencias físicas y psicológicas a las personas que la padecen.

Problemas para relacionarse

Además de lo dicho, existen estudios que certifican otras dificultades evidentes. Por ejemplo, la preocupación que experimentan los enfermos por su higiene, olor y aliento ante su incapacidad para identificar olores. De hecho, hay casos de pacientes que jamás comen a media luz -pues no pueden ver el estado de los alimentos que consumen- o que limitan el contacto interpersonal, evitando la cercanía con personas que no son de su entorno íntimo o cercano.

También se han documentado muchos casos de anósmicos que sufren una compulsiva necesidad de lavarse y cambiarse de ropa numerosas veces al día. El miedo que tienen estos pacientes a oler mal provoca que se duchen varias veces cada jornada, que se muden de ropa interior continuamente, cambien sábanas y mantas con profusión, ventilen sus casas durante todo el día o consuman más papel higiénico de lo habitual.

Los especialistas revelan que uno de los comentarios más habituales es el siguiente: “no sé si huelo bien”, lema que les retrae a la hora de relacionarse con otras personas. Cuando lo hacen se topan con otra tara. No son capaces de descifrar cómo huelen los desodorantes o perfumes que usan. En general, los utilizan de forma discreta y sólo si son conscientes de que han acertado con la elección, a través de terceros, por ejemplo.

Es evidente que los enfermos de anosmia no pueden comprobar su olor corporal ni otros que les rodean. Por ejemplo, no podrían vivir solos en casas con cocinas de gas o con animales de compañía, ya que serían incapaces de detectar los orines de su mascota. También lo tienen complicado a la hora de cocinar, ya que no detectan si se queman los alimentos o si éstos se encuentran en óptimas condiciones.

Orígenes y tipos

La anosmia puede ser una afección en sí misma o bien reflejo de otras patologías. Existen diferentes causas que provocan la pérdida del olfato. También para la hiposmia (oler poco) y la hiperosmia (oler en exceso), otras variantes de los trastornos que afectan a las fosas nasales y a su sentido principal. A juicio de Enrique Rodríguez, esta patología se produce por todo aquello que pueda provocar la obstrucción de la entrada de aire a la parte superior de la nariz, lugar en el que reside el nervio olfativo y, en consecuencia, el sentido del olfato.

Según el origen del trastorno, los expertos médicos consultados diferencian dos tipos de enfermedad. Son la congénita y la secundaria, provocada por otras disfunciones.

La congénita es incurable porque se debe a la falta de desarrollo del nervio olfativo. Su aparición puede deberse a un traumatismo cerebral o a problemas de diversa naturaleza desde el nacimiento. Es irreversible, ya que deviene de problemas en la parte del cerebro en la que se encuentra la memoria. Al no estar habilitada esta zona, o al estar dañada, es imposible que el paciente pueda reconocer olor alguno. Según datos extraídos de un estudio médico, sólo el 3% de los casos de anosmia responden a estas características. El principal problema que presenta esta patología es su difícil detección. Suele presentarse cuando el paciente ya ha cumplido los 10 años y se detecta en personas que tienen problemas por su falta de apetito y que son incapaces de sentir nada ante los diferentes olores. Dentro de este tipo de anosmia, existen los casos idiopáticos. Aquéllos cuyo origen es desconocido para los facultativos.

Respecto a la anosmia secundaria, conviene diferenciar entre la que se puede remediar y la que no. En este sentido, se puede hacer la siguiente clasificación:

  • Pasajera. Sus causas más habituales son el resfriado común, tras padecer alguna enfermedad viral, y las alergias. En este caso, se puede denominar anosmia respiratoria o gustativa, según aclara el diccionario médico Roche. Este tipo se da en la mayoría de los casos.
  • Temporal. La actuación de virus o bacterias sobre el nervio olfativo o las lesiones de éste por traumas -desviación del tabique nasal, por ejemplo-, pólipos o tumores son sus principales causas. También puede ser indicio de otros trastornos neuronales o de patologías comunes de las fosas nasales -sinusitis o rinitis, entre otras- o como efectos de otras afecciones graves como Parkinson, Alzheimer o la enfermedad de Resum. También se da en fumadores.
  • Permanente. Las causas descritas con anterioridad pueden complicarse o ser de carácter irreversible, si es que dañan definitivamente el nervio olfativo. Entonces, la anosmia no remitirá jamás. A juicio del prestigioso doctor Pablo Bravo, “a medida que la edad del paciente sea más avanzada, habrá una mayor posibilidad que la afección sea permanente”. De hecho, al igual que sucede con el resto de los sentidos, el olfato se deteriora con los años.

Los expertos advierten que muchos medicamentos -anfetaminas, estrógenos, nafazolina, fenotiazina, reserpina o algunos descongestionantes nasales, entre otros- tienen como efectos secundarios el cambio o disminución en la capacidad para detectar olores. La consecuencia de esto -no identificar olores- influye directamente en otro sentido, el del gusto. Sin olfato, el paciente podrá distinguir los sabores dulce, salado, agrio y amargo, ya que se perciben desde la lengua. Sin embargo, el resto no serán distinguibles, ya que dependen de sensaciones olfativas.

Otros tipos de ausencia del olfato son la anosmia tóxica, provocada por el consumo de estupefacientes por vía nasal y la hormonal, ya explicada con anterioridad. También puede estar provocada por envenenamiento con plomo, radioterapia o cirugía en la zona nasal.

Cómo detectarla y combatirla

Para detectar esta enfermedad, han diseñado una prueba que permite determinar si la función olfativa de una persona es normal. Se trata de que el paciente identifique 20 olores comunes de la vida cotidiana. Así, se logra saber si la persona puede oler e identificar lo que huele. Es el primer paso para comprobar la evolución de los enfermos y para diseñar los tratamientos adecuados.

Se reconoce que los métodos utilizados “están poco desarrollados aún”. Entre las actuaciones que se llevan a cabo para detectar anosmia se encuentra la estimulación con olores fuertes. Consiste en que el paciente detecte olores como el café o el alcanfor. Si no los llega a oler, quiere decir que padece esta anomalía. También hay olfatómetros eléctricos que detectan la capacidad de percibir olores. Independientemente del origen de esta enfermedad, lo cierto, según avanza el doctor, es que los tratamientos son muy prácticos. “No obstante, la eficacia de cualquier actuación dependerá de la rapidez de la detección de la patología y de la edad del paciente”, explica el doctor. Si la anosmia es definitiva, por causa de la acción de un virus o por un traumatismo, el tratamiento será meramente paliativo, ya que es imposible recuperar el nervio olfativo. Los doctores especializados en este tipo de dolencias recomiendan el uso de corticoides inhalatorios. En todo caso, la mayor dificultad que implica esta enfermedad es su diagnóstico. Para los facultativos es relativamente fácil detectar si un bebé padece sordera o ceguera. Sin embargo, determinar si éste puede oler es más complicado. Son muchos los casos en los que no se realizan diagnósticos positivos hasta que el paciente rebasa con amplitud los 10 años de edad.

Referencias