Apiñamiento dentario

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Apiñamiento dentario
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Apiñamiento dentario. Es una de las alteraciones en la posición de los dientes más frecuentes en los seres humanos. Los dientes en este caso aparecen montados o solapados unos sobre otros. Se produce porque existe una diferencia entre el tamaño de los dientes y el espacio que hace falta para que estén alineados. Eso conlleva a veces a que los dientes no salgan a la boca y se queden dentro del hueso, otras en cambio los dientes sí salen pero quedan solapados entre sí.

Causas

El apiñamiento resulta de la actuación conjunta de varias circunstancias que se dan durante el desarrollo de los dientes. Por una parte influye la herencia genética aunque en un elevado porcentaje la causa radica en otros factores independientes del desarrollo de cada persona. Cabe decir que el apiñamiento es más frecuente en las sociedades desarrolladas y que aumenta con la edad. Gracias a los estudios de antropología se ha podido averiguar que el hombre primitivo tenía menos apiñamiento que el actual; esto se debe a que durante el proceso de evolución han permanecido los dientes grandes mientras que el tamaño de los huesos de la boca ha tendido ha hacerse más pequeños para dejar más espacio al volumen del cráneo. Por eso, el hombre actual, al tener los dientes grandes y los huesos cada vez más pequeños, hay más tendencia al apiñamiento dental. Los dientes tienden a apiñarse en la zona anterior de la boca porque existe una tendencia de estos a irse hacia delante como resultado de un conjunto de fuerzas.

Tipos

Existen distintos tipos de apiñamiento que se clasifican fundamentalmente por la causa que lo produce y por la edad en la que se produce. En primer lugar está el que se conoce como primario. Éste se debe a la influencia del factor genético. Así, cuando los padres han tenido los dientes apiñados, es frecuente que los hijos también los tengan. El factor genético, aunque se conoce desde hace tiempo, no ha sido bien aclarado. Se pensaba que el niño podía heredar los huesos pequeños de la madre y los dientes grandes del padre; pero en la actualidad se tiende a creer que el apiñamiento es la suma de la interacción de genes, en la herencia del volumen de los maxilares y de los dientes. Asimismo la tendencia en la evolución del hombre es a aumentar el volumen de la cabeza y a llevar a los huesos maxilares hacia atrás. Por ello, se tiende a reducir, conforme evoluciona la especie, a tener los huesos de la boca más pequeños. Por otra parte también influye la dieta de las personas, ya que las comidas blandas hacen que los músculos no se ejerciten lo suficiente y por tanto los huesos tampoco. Por esto es tan importante que los niños empiecen a masticar pronto, de este modo el desarrollo de los huesos será más completo y los dientes podrán tener el espacio suficiente. Además también influye el hecho de que los incisivos superiores (paletas) estén en una correcta inclinación (ligeramente hacia delante), de forma que dejen más sitio que si están inclinados hacia atrás. La presencia de más dientes en la boca de lo normal, dientes extra, hace que se necesite también más espacio en los huesos para que queden alineados. El apiñamiento llamado secundario es el que se produce por alteraciones que se dan en la boca que actúan sobre los dientes y consiguen recortar el espacio del que se dispone para que queden normalmente alineados. Estas alteraciones, que podemos prevenir, son por ejemplo la presencia de hábitos como chuparse el dedo, interponer el labio inferior entre los dientes de arriba y los de abajo o respirar por la boca en vez de por la nariz. Esto produce un desequilibrio entre los músculos de la lengua, mejillas y labios que repercute en la posición de los dientes. Por otra parte, la pérdida de dientes de leche hace que las piezas vecinas intenten tapar el espacio que queda, de modo que cuando salgan los permanentes, tengan menor espacio. Esto se da sobre todo si se pierden las muelas primarias. También es importante decir que este desequilibrio que se produce dependerá de la edad a la que se pierda el diente de leche, ya que si el permanente está a punto de salir la pérdida de espacio es menor. Otro tipo de apiñamiento es el que se produce en la última fase de crecimiento maxilar. Puede producirse en bocas que tienen los dientes en una correcta posición como en las que no lo están. Su origen se atribuye a dos posibles causas; por una parte se ha observado que la salida a la boca de las muelas del juicio suele coincidir cronológicamente con la aparición del apiñamiento. Se piensa que la presión que ejerce esta muela hacia delante rompería el equilibrio existente en la zona anterior de la boca. Esta hipótesis está muy discutida ya que este apiñamiento tardío también se ha observado en personas que no tienen formadas las muelas del juicio. Por ello aunque no se descarta su influencia, el resultado de los estudios realizados no demuestra por sí sólo el papel de estos dientes en la aparición del apiñamiento. La otra hipótesis, más apoyada que la anterior, se basa en que el último brote de crecimiento de la mandíbula, coincide con la aparición del apiñamiento. Éste es el último hueso que deja de crecer en la cara de forma que los dientes inferiores, al rotar la mandíbula hacia delante, quedarían bloqueados por los superiores y produciría que se apiñaran. Este hecho aunque coincida con la aparición de la muela del juicio no justifica que ésta se tenga que extraer para aliviar el apiñamiento de la zona de incisivos inferiores.

Factores

Por una parte influyen los antecedentes familiares. Así, el hecho de que los padres tuviesen los dientes apiñados hace que el niño tenga más probabilidad de sufrirlo. Además están otros factores locales como la existencia de dientes extra, llamados supernumerarios, o dientes demasiado grandes (macrodoncia). Esto por si solo, o bien unido a unos huesos de tamaño normal o algo menor, hace más fácil el hecho de tener apiñamiento. Por otra parte aumentan el riesgo la presencia de hábitos bucales, como respirar por la boca, chuparse el dedo o morderse el labio inferior. De este modo las fuerzas que se producen alteran la posición de los dientes y hace que se solapen o creen otro tipo de anomalía. Además la pérdida de dientes de leche antes de la época de recambio, ya sea por caries o por traumatismos, hace que se pierda espacio si pasa un tiempo hasta la salida del diente permanente y no se toman medidas. La influencia del tercer molar (muela del juicio), no está totalmente demostrada, y no existe una evidencia clara de su relación con el apiñamiento de los incisivos inferiores.

Prevención

El apiñamiento puede ser causa de distintos factores, por ello la prevención irá encaminada a actuar sobre ellos. Por una parte si existe una tendencia familiar a tenerlo pueden hacerse revisiones tempranas para, si es posible, poder corregir el factor causante. Es conveniente tener una correcta higiene y prevenir traumatismos para evitar la pérdida temprana de dientes. Las revisiones en los niños son fundamentales, ya que se pueden tratar las caries antes de que la pieza dental se pierda o se pueda prever la falta de espacio por la existencia de dientes extra y/o demasiado grandes. También se pueden corregir hábitos que pueden llegar a ser muy perjudiciales para la posición de los dientes y la forma de la cara. De este modo el tratamiento se ve más facilitado.

Tratamiento

El tratamiento del apiñamiento dental fue el primer objetivo de la ortodoncia (dientes rectos). A lo largo de la historia han existido diferentes tendencias de tratamiento, por una parte, la falta de espacio, se corregía mediante extracciones de algunos dientes; en otra época la tendencia era más conservadora y se idearon dispositivos para crear espacio sin necesidad de quitar piezas. Hoy en día el tratamiento intenta conseguir espacio sin hacer extracciones, aunque en algunos casos no queda otro remedio. Puede ser que el apiñamiento se presente de forma aislada y sólo afecte a un cierto grupo de dientes o exista también una alteración en la forma de contactar entre sí. Lo mejor es que en la dentición primaria (dientes de leche) haya espacios entre las piezas para que posteriormente las piezas permanentes tengan más sitio y puedan quedar alineadas; pero esto tampoco significa que no vaya a haber apiñamiento. El tratamiento según el caso puede ir encaminado a conseguir distintos objetivos. Por una parte podemos actuar de forma preventiva intentando ahorrar el máximo espacio durante la época de recambio. Por ejemplo, si el diente de leche se pierde antes de lo debido, podemos impedir que los dientes de al lado ocupen su espacio mediante unos aparatos bucales, llamados mantenedores de espacio, que pueden ser de quita y pon o fijos durante el tiempo necesario. También se puede recuperar el espacio perdido, por la ocupación de los dientes adyacentes, mediante aparatos ortodóncicos que inclinen los dientes un poco hacia delante o moviendo las primeras muelas hacia atrás. Este tratamiento esta condicionado por la edad y por las condiciones de la boca del individuo. Otro método para conseguir espacio, de forma que se puedan alinear los dientes, es expansionando el hueso del paladar. Este tipo de tratamiento es más fácil en edades tempranas, cuando su sutura no está totalmente cerrada. De todas formas este método no es del todo seguro y puede que con el tiempo, la posición de los dientes, tienda a volver a la original. La extracción de dientes permanentes es otro método que puede utilizarse, no obstante, en la actualidad se intenta dejar como último recurso.

Consecuencias

El apiñamiento tiene efectos negativos tanto para la estética como para la salud de la boca. Por una parte los dientes apiñados afectan a la imagen de la boca y de la cara. Esto puede crear y más en la actualidad un complejo de estas personas que evitan sonreír abiertamente y relacionarse con el mundo que les rodea. Por otra parte el apiñamiento dificulta la limpieza de los dientes por lo que estas personas son más propensas a tener caries y a la enfermedad de las encías. En muchos casos la encía se altera, se inflama y baja de nivel dando problemas también de sensibilidad. El soporte de los dientes, debido a la enfermedad periodontal se ve perjudicado y algunas piezas pueden llegar a moverse. Por ello, para conseguir un bienestar personal y bucal es conveniente que realice las revisiones oportunas con su odontólogo y/o ortodoncista.

Fuentes