Artritis y encefalitis caprina

Artritis y encefalitis caprina
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La artritis y encefalitis caprina (AEC) es una enfermedad viral de las cabras, de importancia económica. El virus de la artritis y encefalitis caprina (VAEC) es un lentivirus que infecta a sus huéspedes de por vida. Aunque la mayoría de las infecciones son subclínicas, algunos animales desarrollan síndromes progresivos intratables tales como poliartritis en animales adultos y encefalomielitis en cabritos. Este virus también causa mastitis indurativa, resultando en una disminución en la producción de leche. Las infecciones por el VAEC disminuyen de por vida la productividad en las cabras lecheras, especialmente cuando la prevalencia de la infección dentro de un rebaño es alta. Además, el VAEC crea una barrera a la exportación de cabras provenientes de países donde es endémica, entre ellos los Estados Unidos.

El VAEC está estrechamente relacionado al virus de maedi-visna (VMV), que se encuentra con mayor frecuencia en las ovejas. Aunque los casos documentados de transmisión natural cruzada inter-especies son poco comunes en la actualidad, el VAEC puede infectar a las ovejas y el VMV puede infectar a las cabras. En Suiza, el VAEC se reintrodujo a rodeos de cabras libres, por exposición a las ovejas. Asimismo, recientemente se ha demostrado la recombinación entre el VMV y el VAEC. Estos hallazgos indican que los programas de erradicación de la enfermedad de maedivisna (neumonía progresiva ovina) o de la artritis y encefalitis caprina deben abarcar ambas infecciones, simultáneamente.

Etiología

La AEC se debe a la infección por el virus de la artritis y encefalitis caprina, que pertenece al género Lentivirus de la familia Retroviridae (subfamilia Orthoretrovirinae). Varias cepas genéticamente distintas circulan en las cabras.

Los análisis filogenéticos han demostrado que el VAEC está estrechamente relacionado al virus de Maedi-Visna, un lentivirus que se encuentra con mayor frecuencia en las ovejas. Estos dos virus comparten numerosas características y se los considera en conjunto como, lentivirus de los pequeños rumiantes (LVPR). Los primeros estudios filogenéticos sugerían que el LVPR se podía dividir en seis clados secuenciales, del I al VI. El clado I contiene el virus visna prototipo, islandés, y a las cepas del VMV relacionadas. El clado II incluye a cepas de lentivirus norteamericano aisladas de ovejas. El clado III consiste en el LVPR de noruega, y el clado IV en LVPR francés. El clado V incluye a las cepas francesa y suiza, cepas prototipo norteamericanas y cepas de lentivirus ovino norteamericano. El clado VI contiene el LVPR francés. En este análisis, los clados III a VI contienen LVPR relacionados tanto de las ovejas como de las cabras mientras que los clados I y II son más especie específicos. Estos hallazgos sugirieron en que estos virus podrían estar más estrechamente relacionados entre sí, en algunos casos, que con otros VAEC o VMV, pero los estudios se realizaron en base a secuencias cortas de ácidos nucleicos. Un nuevo análisis filogenético, en base a secuencias genéticas más largas, divide a estos virus en 4 grupos secuenciales principales, de la A a la D. Además, los grupos secuenciales A y B se siguen dividiendo en subtipos. El grupo A contiene al menos siete subtipos y el grupo B al menos dos subtipos. Hasta la fecha, los subtipos A5 y A7, y los grupos C y D se han identificado en cabras únicamente. Los subtipos A1 y A2 se han aislado exclusivamente en ovejas. Los subtipos A3, A4, A6, B1 y B2 se han encontrado en ambas especies. Recientemente, se ha demostrado una recombinación entre un virus maedivisna del grupo A y un virus de la artritis y encefalitis caprina del grupo B en cabras infectadas con ambos virus.

Especies afectadas

El VAEC infecta a las cabras y, en menor medida, a las ovejas. Se desconoce la frecuencia de la transmisión cruzada entre especies. Raras veces se ha demostrado bajo condiciones naturales, pero el manejo de los animales puede influir significativamente.

Se ha registrado evidencia serológica de infecciones por LVPR en rumiantes silvestres, entre ellos muflones, íbices y rebecos; no obstante, la evidencia preliminar sugiere que estos virus pueden ser distintos al CAEV y el VMV.

Distribución geográfica

El VAEC es común en las cabras lecheras de la mayoría de los países industrializados. Raras veces se encuentra este virus en las razas criollas de países en desarrollo, a menos que hayan tenido contacto con cabras importadas.

Transmisión

El VAEC se transmite principalmente de las hembras a las crías, por ingestión de calostro o leche que contiene el virus; la transmisión suele ocurrir en las etapas tempranas de la vida. La transmisión horizontal también se puede producir por contacto directo, por exposición a fómites durante la alimentación, o por exposición a leche contaminada en las salas de ordeño. La transmisión iatrogénica puede ocurrir a través de agujas contaminadas u otros fomites contaminados con sangre. La existencia de la transmisión in utero es un tema controvertido; la mayoría de las fuentes sugieren que tiene poca importancia. Se ha encontrado el VAEC en el semen, pero ésta vía no ha sido investigada en detalle. Los humanos pueden diseminar el VAEC entre los rebaños a través de fomites. El VAEC infecta a las cabras de por vida, pero las cargas virales en los animales son variables. Tanto los animales sintomáticos como los asintomáticos pueden transmitir el VAEC.

Las ovejas pueden servir como fuente de transmisión de los LVPR a las cabras y viceversa. Existe poca información sobre las rutas de transmisión entre las cabras y las ovejas, pero se ha propuesto a la ingestión de leche o calostro contaminados, o al contacto cercano entre las dos especies en establos hacinados como posibles vías. Bajo condiciones experimentales, las crías amamantando de cabras infectadas se pueden infectar persistentemente con el VAEC.

Período de incubación

El período de incubación es altamente variable. La mayoría de las cabras se infectan cuando son muy jóvenes y desarrollan la enfermedad después de meses o años. La encefalitis suele aparecer en cabritos de 2 a 6 meses de vida, pero se ha registrado en un cabrito de un mes y en cabras de mayor edad. Por lo general, la poliartritis se observa en los animales adultos.

Signos clínicos

La mayoría de las cabras permanecen asintomáticas, pero una minoría desarrolla signos clínicos. La encefalomielitis (paresia progresiva) se produce principalmente en cabritos de 2 a 6 meses de vida, pero también se ha registrado en un cabrito de un mes y en animales de mayor edad, incluyendo adultos. Los síntomas iniciales en los cabritos pueden incluir cojera, ataxia, déficit postural de las patas traseras, hipertonia e hiperreflexia. Inicialmente, los cabritos se muestran vivaces y alertos, y continúan alimentándose normalmente. Los síntomas neurológicos empeoran gradualmente hasta convertirse en paraparesia, tetraparesia o parálisis. Algunos cabritos afectados pueden mostrar depresión, inclinación de la cabeza, marcha en círculos, ceguera, nistagmo, opistótonos, tortícolis, trastornos de los nervios faciales, pedaleo o disfagia. Se han registrado aumentos variables de la temperatura corporal. Los cabritos afectados son sacrificados por razones económicas o de bienestar animal, o finalmente mueren debido a causas secundarias tales como neumonía. Aparentemente, algunas cabras se han recuperado, pero no es común.

Raras veces se registran síntomas neurológicos en animales adultos. Estos casos se caracterizan inicialmente por anomalías pequeñas en la marcha, cojera y deformación del casco, que progresan a parálisis en semanas o meses. Los reflejos permanecen intactos. Ocasionalmente, se han informado otros síntomas tales como temblores generalizados, nistagmo, trismo, salivación y ceguera.

El principal síndrome en las cabras adultas es la poliartritis dolorosa crónica acompañada de sinovitis y bursitis. Los primeros síntomas incluyen distensión de la cápsula articular y un grado variable de cojera. Las articulaciones carpianas resultan afectadas con mayor frecuencia, pero también pueden aparecer síntomas en otras articulaciones. Aunque el curso de la enfermedad es lento, es siempre progresivo. En las fases tardías, las cabras pueden caminar con las patas delanteras flexionadas o echarse. Además, los animales afectados pierden la condición corporal y suelen presentar un pelaje hirsuto y áspero.

Puede aparecer mastitis indurativa en las hembras. Estas cabras muestran inflamación y endurecimiento de la glándula mamaria y producen cantidades inferiores de leche con apariencia normal. En casos graves existe agalactia durante la parición. En algunos casos, la glándula mamaria puede ablandarse y la producción de leche puede acercarse a los niveles normales; en otros, la producción de leche se mantiene en niveles bajos. En general, se calcula que la producción de leche disminuye alrededor del 10 % en los rebaños afectados.

Ocasionalmente, las cabras con evidencia serológica de infección por VAEC pueden desarrollar neumonía intersticial crónica y disnea progresiva. Se han descrito otros síntomas en cabras seropositivas, entre ellos bajo peso al nacer en las crías, crecimiento más lento y un aumento de fallas reproductivas.

Diagnóstico

Clínico

Se debe sospechar de artritis y encefalitis caprina en animales adultos con poliartritis y/o mastitis indurativa, y en los cabritos con parecía progresiva, especialmente cuando aparece más de un síndrome en el rebaño. Se puede realizar un diagnóstico presuntivo en base al historial y los signos clínicos.

Diagnóstico diferencial

El diagnóstico diferencial para la artritis causada por el VAEC incluye a la artritis traumática y la artritis infecciosa causada por especies de Mycoplasma. En los animales jóvenes con paresia progresiva, se deben considerar la ataxia enzoótica, la nematodiasis cerebroespinal, los abscesos o trauma de la médula espinal, y los trastornos congénitos de la médula espinal y la columna vertebral. En cabras con síntomas de compromiso cerebral, el diagnóstico diferencial también incluye la polioencéfalomalacia, listeriosis y rabia. La forma pulmonar en las cabras adultas se puede parecer a la forma pulmonar de la linfadenitis caseosa.

Análisis de laboratorio

El diagnóstico de la AECse puede realizar mediante las técnicas de detección del ácido nucleico, PCR, la inmunotransferencia de tipo Southern blot y la hibridación in situ. Estas pruebas se utilizan en algunos laboratorios para obtener un diagnóstico rápido.

También se puede diagnosticar la enfermedad mediante una combinación de serología y signos clínicos, junto con el examen histológico de los tejidos cuando fuera necesario.

Las pruebas serológicas utilizadas con mayor frecuencia son las de inmunodifusión en gel de agar (AGID) y ELISA. Por lo general, sólo se realiza la inmunotransferencia de tipo Western blot en laboratorios especializados, pero la misma puede resultar útil cuando los sueros muestran resultados erróneos en otras pruebas. La radioinmunoprecipitación y el radioinmunoensayo se suelen utilizar en investigación exclusivamente. El diagnóstico serológico de esta enfermedad presenta algunas limitaciones. La seroconversión generalmente ocurre después de meses, más que semanas, y puede ser impredecible. Algunas cabras pueden permanecer seronegativas, y las cabras con títulos bajos pueden volverse temporalmente seronegativas. Los anticuerpos maternos pueden interferir con la detección en las crías. En las cabras adultas, un resultado positivo puede indicar que la cabra está infectada de manera persistente con el VAEC, pero no confirma que los síntomas en un animal individual sean causados por este virus porque la mayoría de las cabras infectadas no presentan síntomas. Debido a estas limitaciones, la serología tiene mayor valor para el control de los rebaños que para el diagnóstico de la enfermedad en animales individuales.

En los animales sintomáticos seropositivos, la histología puede confirmar el diagnóstico en las muestras de la biopsia o la necropsia. El aislamiento del virus también puede ser de utilidad; no obstante, los títulos virales son variables, pueden ser bajos en la sangre y fluctuar con el paso del tiempo. El VAEC se aísla mediante el co-cultivo de los leucocitos de la leche o la sangre periférica proveniente de animales vivos con células de membrana sinovial de cabra (CMSC) u otras líneas celulares adecuadas. El VAEC también se puede aislar de los tejidos afectados durante la necropsia. En los cocultivos con CMSC que muestran efectos citopáticos, se puede confirmar la presencia del virus con métodos de inmunomarcaje y microscopía electrónica.

Se pueden analizar los cultivos de macrófagos adherentes que se establecen a partir del lavado broncoalveolar post mortem para ver la producción viral mediante microscopía electrónica o un ensayo con transcriptasa inversa. También se puede llevar a cabo un co-cultivo de los mismos con células indicadoras para el aislamiento del virus.

Muestras a recolectar

Se debe recolectar suero para la serología. Además, se puede analizar la leche para detectar anticuerpos. Se puede realizar el aislamiento del virus en la sangre periférica o la leche de animales vivos, y posiblemente en el líquido aspirado de las articulaciones. Durante la necropsia, se puede aislar el VAEC de los tejidos afectados, tales como el pulmón, la membrana sinovial, la médula espinal y cerebral o la ubre. La muestra específica varía según el síndrome. También se pueden obtener macrófagos alveolares de los pulmones durante la necropsia, mediante lavados bronco alveolares post mortem. Las muestras para el aislamiento del virus y los macrófagos alveolares deben ser tan frescos como sea posible.

Tratamiento

No existe un tratamiento específico para la AEC, pero la terapia de sostén puede mejorar el bienestar de las cabras afectadas. Las medidas posibles incluyen el corte de pezuñas, el suministro de material adicional para las camas, y la administración de medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINE) a las cabras con artritis. Se debe suministrar alimento de alta calidad y digestibilidad.

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