Arturo Comas Pons

Arturo Comas Pons
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Nacimiento5 de junio de 1865
Bejucal, Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento22 de agosto de 1948
Colón, Matanzas, Bandera de Cuba Cuba
CiudadaníaCubana
EducaciónUniversitario
OcupaciónIngeniero agrónomo

Arturo Comas Pons. Agrónomo de profesión, periodista y poeta, además, inventó un pluviómetro y hacía experimentos con varios tipos de abonos. Pero su gran mérito está en el invento de un velocípedo aéreo, el cual en su modelos en miniatura utilizaba la cuerda de un reloj, satisfecho con estos resultados construye uno mayor con capacidad para un hombre, con resultados satisfactorios.

Datos biográficos

Nació en Bejucal el 5 de junio de 1865. Hijo de una familia de clase media, creció con el don de la ingeniosidad y el afán por la investigación. Ya joven, le fascina el interés por crear un artefacto aéreo tripulado. Desde su juventud sintió los dolores de la patria encadenada por la metrópoli española, por lo cual se decidió a ayudar eficazmente a la causa independentista, como buen patriota decide que el mejor uso que se le debe dar al invento es para contribuir en la guerra que se libraba contra España.

El primer aviador cubano

Para conseguir el propósito de ayudar a la causa independentista desarrolló la genial idea de crear una máquina voladora capaz de lanzar bombas a las tropas españolas desde el aire. El invento se denominó velocípedo aéreo.

Muy poco se sabía entonces sobre algo que no existía aún: la aviación. Escasos hombres lo intentaban; entre ellos Sir George Caley, de quien Comas Pons consulta sus estudios de aeronáutica. Pero no le basta. Busca más información, investiga.

Con los conocimientos adquiridos en su búsqueda, diseñó y creó un monoplano a pequeña escala de 28 onzas de peso. La armazón era de güines y papel; las aspas de cedro y el motor contaba con una máquina de reloj reforzada. La prueba que tuvo lugar en su casa superó con creces sus expectativas. Al accionar el mecanismo, el equipo tomó una altura inesperada, al punto que se impactó contra el techo. Aquel fue el primer paso hacia el objetivo supremo.

El invento se denominó velocípedo aéreo. Arturo Comas Pons tuvo muchos tropiezos para concebir su velocípedo aéreo, pues la máquina no debía ser más pesada que la atmósfera. Había que reducir a un mínimo el peso del aeroplano o equiparlo con potentes motores para que el mismo se mantuviera en vuelo. Con mucha paciencia y pocos recursos superó estos obstáculos. Trabajó con mucha discreción para no levantar sospechas ante las autoridades españolas. Finalmente hizo una prueba en las canteras cercanas a Bejucal, donde consiguió que su monoplano hecho con papel y güines, volara más de 100 m en forma de circunferencia antes de estrellarse contra el farallón. El invento era un éxito.

En una carta dirigida a José Martí, fechada en Bejucal el 23 de mayo de 1893, Arturo Comas Pons le propone al delegado del Partido Revolucionario Cubano utilizar el velocípedo aéreo como arma de guerra. Seis meses después recibe la respuesta de Félix Iznaga, quien en nombre de la Junta Revolucionaria en el extranjero, le contesta informándole que no es posible aceptar su oferta, pues el dinero estaba dedicado a la compra de fusiles y balas. En 1895 Comas debió marchar al exilio a los Estados Unidos, allí trata infructuosamente de convencer a algunos patriotas para utilizar su invento. El paso del tiempo lo hace desistir de su idea.

Profesor, Director y revolucionario

Había regresado a la Patria tras el fin de la Guerra de Independencia, para residir en la ciudad de Colón, Matanzas, donde funge como Profesor de Agronomía de una granja docente que tenía el nombre del ilustre habanero Álvaro Reynoso, de la cual es más tarde su Director.

Aunque vió frustrados sus esfuerzos por poner el velocípedo aéreo "antes que a nadie a mi patria", Arturo Comas Pons prosiguió dando riendas sueltas a su capacidad creadora y realiza otros experimentos. Diseñó y construyó un pluviómetro muy novedoso para la época.
También instaló un observatorio astronómico sobre el techo de la escuela matancera de Agronomía, donde laboró por muchos años.

Fue un activo conspirador contra la España colonial y amigo de los hermanos Hidalgo Gato y otros bejucaleños comprometidos con la causa de los cubanos, por la cual fundó el periódico clandestino El Bejucaleño.

El mayor reconocimiento a su velocípedo aéreo llegó en 1980. Ese año se proyectó el documental "Antes que a nadie a mi patria", con guión de Omar Felipe Mauri, la asesoría artística de Carlos Díaz y Juan J. Varona y la histórica de Diego Torrientes (ya fallecido) y Lenio Jiménez, todos bejucaleños.

El documental ganó el primer premio en el festival fílmico auspiciado por la DAAFAR, que tuvo por sede a Villa Clara y en el cual se designa a Comas Pons precursor de la aviación en Cuba.
En el Museo del Aire se exhibe una de las dos avionetas de fumigación que llevaban su primer apellido (Comas 1 y Comas 2), en honor a tan ilustre patriota e inventor cubano.

Muerte

Arturo Comas Pons falleció en Colón, Matanzas, el 22 de agosto de 1948, con una brillante carrera como ingeniero agrónomo en 1918, a la edad de 83 años, le sorprende la muerte, dejando atrás otros proyectos e investigaciones de avanzada sobre Astronáutica, Física y Agronomía.

Fuentes