Batalla de Creta

Revisión del 07:54 27 jul 2019 de Carlos idict (discusión | contribuciones) (Texto reemplazado: «<div align="justify">» por «»)
(dif) ← Revisión anterior | Revisión actual (dif) | Revisión siguiente → (dif)
Batalla de Creta
Información sobre la plantilla
Batalla de Creta.JPG
Paracaidistas alemanes avanzan bajo el fuego enemigo.
Fecha:20 de mayo al 1 de junio de 1941
Lugar:Creta, Bandera de Grecia Grecia
Descripción:
Única gran operación aerotransportada efectuada por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial.
Resultado:
La batalla se enmarca dentro de la campaña de los Balcanes mediante la cual los alemanes querían asegurar esa importante región. Se inicio después del ataque italiano a Grecia, luego de que las tropas inglesas desembarcaron en la isla de Creta para impedir que fuera tomada por tropas del Eje.
Consecuencias:
Después de duros combates durante los cuales las tropas de paracaidistas alemanes sufrieron grandes pérdidas, la isla fue tomada. Creta permaneció bajo el dominio alemán hasta que su guarnición finalmente se rindió en mayo de 1944.
País(es) involucrado(s)
Bandera de Alemania Nazi Alemania Nazi Bandera de Italia Italia Bandera del Reino Unido Reino Unido Bandera de Grecia Grecia Bandera de Nueva Zelanda Nueva Zelanda Bandera de Australia Australia
Líderes:
Comandantes:
Ejecutores o responsables del hecho:
Bandera de Alemania Nazi Alemania Nazi Bandera de Italia Italia


Batalla de Creta: realizada durante la Segunda Guerra Mundial entre el 20 de mayo y el 1 de junio de 1941. La invasión de Creta fue llevada a cabo exitosamente bajo el nombre código Operación Merkur (Mercurio), siendo la única gran operación aerotransportada llevada a cabo por la Wehrmacht, ejército alemán en este periodo.

Resumen de los hechos

El 6 de abril de 1941, la Wehrmacht había iniciado la Operación Marita, la cual culminaría exitosamente el 30 del mismo mes. Para concretar la campaña de los Balcanes sólo restaba invadir Creta. La elección de esta isla griega como objetivo militar se debió a que había en la misma dos aeropuertos británicos, desde los cuales los ingleses podían lanzar ataques aéreos a los pozos petroleros de Ploesti, Rumania, los cuales eran vitales para la aceitada maquinaria bélica de Adolfo Hitler cuando éste iniciara la Operación Barbarroja el 22 de junio de 1941. Es por eso que, el 28 de abril de 1941, el Führer firma la Directiva Nro 28, la cual ordenaba el inicio de la Operación Merkur. La invasión sería llevada a cabo por la 7ª División Aerotransportada, perteneciente al XI Cuerpo Aerotransportado, comandado por el General Kurt Student, y por la 5ª División de Montaña, bajo el mando del General Julius Ringel.

Desarrollo de la batalla

Primera oleada

Se decide desembarcar en los alrededores de Máleme a primera hora del 20 de mayo y en Retimo y Iraklión, por la tarde, siendo la primera oleada de ataque de unos 3.000 hombres. Para el salto de vanguardia contaban la 7ª División Aerotransportada y el Regimiento Paracaidista de Asalto, con el plan inicial de intentar la conquista del algún aeródromo de Chipre y desde allí formar una plataforma para que la 5ª División de Montaña pudiera ser transportada en avión. Portando estos solamente armas ligeras, porque las colectivas se lanzarían luego en empaques y las pesadas llegarían por vía marítima.

Al oeste de la isla, se lanzaría el mayor general Eugene Meindl con su grupo Cometa y trataría de conquistar Máleme, contando con 2.400 hombres en cuatro batallones; 300 hombres en 53 planeadores DFS, 80 hombres del mayor Braun en 9 DFS tomarían el puente sobre el río Tavranitis ; el mayor Koch con la 3ª y 4ª compañías de paracaidistas atacarían la cota 107, defendida por los ingleses y los Junkers JU-52 lanzarían el II Regimiento del mayor Stenger, el IV regimiento del mayor Geriche y el III Regimiento del mayor Sherber; al este, el grupo Orión, del coronel Bruno Bräuer, que se encargaría de la conquista de Iraklión, por el centro el grupo Marte, del mayor general Wilhem Süssman, con 270 hombres de la 1ª y 2ª compañías del I Regimiento , mientras el resto del I Regimiento y el II Regimiento de Paracaidistas se lanzarían para dominar el valle de la Prisión , La Canea y Suda.

A la una de la madrugada del 20 de mayo, el coronel von Trettner, jefe del estado mayor de operaciones, telefoneo al dormitorio del general Student en el hotel Grande Bretagne, despertándolo, avisándole de que se había avistado una gran fuerza naval británica al sur de Creta. Esto significaba que los ingleses estaban al tanto de la operación y que reunían buques de guerra, para trasformarlos en plataformas de cañones antiaéreos con los cuales bombardear a los lentos Junkers 52 que transportaban las tropas. El primer avión de asalto debía partir dentro de tres horas, pero Student , replicó ;” No es razón suficiente para cambiar los planes ni para despertarme, Buenas noches”.

Segunda oleada

La segunda oleada saltaría sobre Retimo y Iraklión , el I y III FJR y el I el grupo Orión con el 2º Regimiento Paracaidista más un batallón de refuerzo. Pero el día 18 de mayo, sucedió un hecho que puso al descubierto los planes alemanes, la D.C.A. británica derribó un aparato de reconocimiento alemán, salvándose el piloto y el observador, lanzándose en paracaídas, siendo recogidos por una barca pesquera cretense, los pescadores fingiendo ser simpatizantes nazis se mostraron dispuestos a esconderlos, los pilotos les dijeron que la invasión empezaría dentro de dos días. Viendo lo que se le venía encima, el general británico Freyberg, mando supremo de la isla, envió la consigna “Cromwell”, señal de alarma, el día 19 sus fuerzas comprendían 41.500 hombres, británicos, neozelandeses, australianos y griegos, con la artillería disponible, algunos morteros de 76 mm. y 9 cañones franceses e italianos enviados por Wavell y tomados al enemigo en Egipto. Mandó evacuar a las mujeres y niños, y el 19 de mayo, el rey Jorge II abandonó la “Villa Kapina” para trasladarse al pabellón de su primer ministro.

Sobre las 9,30 de la mañana del día posterior, las primeras fuerzas tomaron tierra cerca de “Villa Kapina”, abandonada el día anterior por la familia real, dos centenares de paracaidistas irrumpieron en la villa, no encontrando al monarca pero sí el Gran Cordón de la Jarretiera y el resto de sus joyas. El monarca, el príncipe Pedro, el coronel Levidis, jefe de protocolo, el primer ministro Tsuderos y Vavaressos, gobernador del Banco de Grecia, huían hacía las montañas, escoltados por una sección de neozelandeses del 18 batallón, al mando del teniente W.H. Ryan y el coronel Blunt y unos cuantos policías griegos. Tuvieron una escaramuza con los paracaidistas alemanes , pero fueron bien cubiertos por los neozelandeses, mientras Ryan le ordenaba al rey que se desprendiera de sus condecoraciones y bordados, pero al fin fueron descubiertos y salvados por una partida de partisanos.

El 20 de mayo de 1941, tal como estaba previsto a las 6,00 horas de la mañana, la Luftwaffe , lanzaba su VII cuerpo del aire, con Von Richtofen a la cabeza, con sus Dorniers 17 y Junkers 88 , seguidos por los cazabombarderos encargados de ametrallar sus objetivos, los cañones Bofors , se cebó especialmente en los aeródromos de Máleme y de Iraklión, con una primera oleada. Una hora más tarde empezó el cielo cretense a cubrirse de los paracaidistas alemanes.

Al mediodía la mayor parte de los alemanes que habían desembarcado al este de Máleme habían perecido o hechos prisioneros. Sin embargo, al oeste en un torrente de una anchura de 600 metros , otros habían conseguido reorganizarse y recibían todo tipo de suministros desde el aire. Cerca del campo de la R.A.F. no tardaron en progresar avanzaron hacía la cota 107, en la cual estaba situado el puesto de mando del teniente coronel Andrew, el comandante en jefe de los maoríes, el cual abandonó precipitadamente dicha cota.

El I Batallón Paracaidista del ya citado von der Heydte cayó muy concentrado y avanzó hacía el pueblo de Penivolia, mientras el II Batallón Paracaidista sufrió unas 150 bajas al tomar tierra en la zona de Galatás, pero amenazó las posiciones neozelandesas. El III Batallón cayó disperso al este de Glatas y fue atacado inmediatamente por los neozelandeses y el Batallón de Ingenieros encontró también gran resistencia de las tropas griegas.

El otro objetivo principal de los alemanes en los sectores de Máleme y Suda era el valle Ayía, al suroeste de Canea, conocido por el valle de la Prisión, por los edificios bajos y blancos de la cárcel de Ayía. Aquí uno de los oficiales neozelandeses considerado de los más aptos, cometió el error de no fortificarse en la Prisión, un rectángulo de edificios inmune a los disparos de fusil alemanes. Mientras los aviones que transportaban el estado mayor del fallecido general Süssmann, aterrizaron entre la prisión y el lago Ayía e inmediatamente les siguieron oleadas de aviones de transporte que lanzaron a tres batallones del 3ª Regimiento de paracaidistas y al batallón de ingenieros. El general de brigada Meindl, jefe de estado mayor de la división, se negó a viajar en el planeador, también hizo lo propio el comandante conde von Uxküll el cual se lanzó en paracaídas. Una gran parte de su batallón del 3er. Regimiento cayó sobre las posiciones, bien camufladas de los 18º y 19ª batallones neozelandeses y sufrieron muchas bajas.

El cuartel general de los alemanes en Atenas no tuvo noticias hasta el mediodía y los aviones de la segunda oleada llegaron a Creta dispersos y con considerable retraso. Estaba previsto que los cazas y bombardeos sobrevolasen las isla a las 15,00 horas y esperaron hasta las 16,15 que agotaron sus reservas de combustible y tuvieron de regresar a sus bases.

Creta era diferente, sin lugar a dudas, inmersos en la trepidante lucha, ambos bandos no tuvieron muy en cuenta las normas de la Convención de Ginebra. En ambos bandos se dieron numerosos casos de soldados y oficiales que mataron a sus prisioneros. Se cuenta que los paracaidistas del 3er batallón del 3º regimiento atacaron al hospital de campaña, situado a dos kilómetros al norte de Daratsos, al parecer forzando a los prisioneros británicos a hacer de escudos humanos. La diferencia principal de la guerra en Creta era la de los “civiles no alistados” a diferencia de otros grupos de la resistencia en el resto de Europa, aquí empezaron a tomar conciencia de que se había de evitar la invasión como fuera, mientras en otras naciones conquistadas surgían estos grupos al año o más tarde de ser invadidos.

A las 17 horas, comenzó el ataque en el sector de Iraklión. Los cañones Bofors de los australianos, las “pom, pom” antiaéreas y las ametralladoras abatieron quince Junkers, incendiándose los aparatos en el momento en que los paracaidistas iban a saltar y los paracaídas llamearon al viento. El batallón de York y Lancaster y los griegos defendían la ciudad de Iraklión, mientras el coronel Braüer , jefe del 1er. Regimiento Paracaidista , tomó tierra con el I Batallón al este del aeródromo sin poder ocuparlo. Al oeste, el II Batallón tuvo más de 400 bajas al aterrizar y sufrieron un duro castigo. El III Batallón tomó tierra y chocó contra las tropas inglesas y griegas, mientras el III Batallón del 2º Regimiento , llegó sin problemas y bloqueó la carretera de la costa.

Los alemanes, tenían la certeza, según sus servicios de inteligencia de que los cretenses les darían la bienvenida y se llevaron una sorpresa mayúscula , y por ello la magnitud de sus bajas los enfureció. Ya que solo el primer día de combate perdieron 1.856 paracaidistas, rondando los dos mil después que empezaran a fallecer los heridos más graves. Siendo imposible calcular a cuantos de ellos habían dado muerte los cretenses, pero los alemanes quedaron fuertemente impresionados ya que esperaban que el enemigo quedara fuertemente impresionado por el llamado Furor Teutonicus, inspirándose claramente en la Furia Española en Flandes. Al no poder doblegar la resistencia de los civiles, tradicional en la historia de Creta, ofendió el sentido prusiano del orden militar y desencadenaron una violenta represión contra los civiles.

Student, al anochecer llegó a la conclusión que la situación era desfavorable, comprendió que si no tomaba alguna de las pistas durante la primera noche habría de depender de los refuerzos por vía marítima, y decidió apoyar al Sturm Regiment que había tomado parte del aeródromo de Maleme y llevó allí a la 5ª División de Montaña. La noche fue crítica para los neozelandeses, los cuales machacados por la Luftwaffe , solo disponían de unos 200 hombres en condiciones de combatir. Los alemanes no habían podido tomar Retimno, ni Iraklión, pero Máleme corría el peligro de caer sus manos.

A medida de que caía la noche del 20 de mayo, los comandantes supervivientes en el sector Máleme-Gallatas, presintieron que habían perdido, sin tomar ni el aeródromo de Máleme, ni el puerto de La Canea, ni el pequeño pueblo de Kasteli Kisamu, con unas pérdidas importantes y a la espera de que un contraataque británico complicara aún más las cosas. Siendo Student, en Atenas, el único dispuesto a seguir con la invasión. Richthofen, comandante del VIII cuerpo del aire, Lörh, comandante de la 4ª fuerza aérea y List , comandante del XII ejército, desaconsejaban la operación. Aquí también, Freyberg perdió la oportunidad de lanzar un enérgico contraataque, pero éste había mostrado poco interés en Máleme y solo se llegó a lanzar uno sobre el valle Prisión, por medio de Puttick, el cual envió dos compañías y tres carros de combate , cifra exigua contra los 1.300 paracaidistas de Heidrich.

Tercera oleada invasión de las tropas anfibias

En la mañana del 21 de mayo , la flotilla del contraalmirante Glennie, formada por los cruceros Dido, Orión y Ajax, más cuatro destructores, fueron duramente atacados por los aviones alemanes, durante más de cuatro horas y suerte tuvieron de escapar sin grandes pérdidas, mientras más el este, la fuerza del almirante King, perdía al destructor Juno. Mientras tanto los mensajes del servicio de inteligencia revelaron que habían detectado el convoy alemán entre Milos y Máleme y se envió al almirante Glennie , a bordo del Dido, más el Orion y el Ajax y los destructores, Janus, Kimberley, Hasty y Hereward y pronto trabaron combate con el Lupo, italiano . el cual les envió una ración de torpedos y pasó , valientemente entre los cruceros enemigos, pero el Dido le alcanzó con dos dianas , antes de que el Ajax lo enviara al fondo del mar, con una andanada a bocajarro.

Los reflectores de los buques ingleses que inundaban de luz el mar, detectaron en seguida los caiques , en los cuales los soldados alemanes blandían pañuelos en señal, inequívoca de rendición, cosa que el capitán del Dido, obvio y mandó abrir fuego a sus cañones. Con la ayuda del radar, los destructores persiguieron, con saña, a los caiques, que trataban de huir de los reflectores y los oficiales artilleros enronquecían dando órdenes de fuego a discreción, contra todos los blancos posibles, fueran caiques, botes salvavidas, balsas de caucho o según fuentes alemanas, grupos de hombres con chalecos salvavidas que nadaban o se aferraban a los mástiles. A pesar de la intensidad del fuego, solo murieron 327 hombres, el resto fue recogido por buques alemanes e hidroaviones y solo uno de los caiques logró llegar, con su dotación entera de 3 oficiales y 110 soldados, al cabo Spaza, al oeste de Máleme.

Sin embargo ya habían llegado a la isla más de 5.000 paracaidistas y ambos bandos tenían muchas bajas y los alemanes no habían podido conquistar ningún aeródromo , pero los aliados del general Freyberg, estaban menos entrenados y contaban con aparatos de menor alcance y no podían controlar la batalla.

Cuarta oleada desastre en tierra y mar

El 22 de mayo se toma decisión definitiva sobre el contraataque tomada, aproximadamente a las seis de la tarde, sin que nadie pusiera en cuestión que dos batallones eran pocos efectivos para luchar contra un enemigo que continuamente se estaba reforzando. Tampoco nadie cuestiono ni el horario ni que Freyberg insistiera de que el 20º batallón no avanzara hasta que hubiera llegado el batallón australiano al completo.

Se reconoció claramente que el éxito de la operación dependía de la oscuridad y el cuartel general aliado había fijado el inicio del avance para la una de la madrugada, o sea con solo tres horas de noche por delante ante unas fuerzas enemigas superiores. Si los australianos llegaban demasiado tarde para el relevo del 20º batallón, el cobijo de la oscuridad sería insuficiente. Tanto fue así que el oficial al mando del 20º batallón, inquieto por el retraso del contraataque y después de observar el combate marítimo entre el convoy la Royal Navy, telefoneó dos veces para confirmar la orden de esperar a los australianos, sin moverse, y la contestación fue tajante, no puede abandonar sus posiciones hasta ser relevado por los australianos. En resumidas cuentas, los australianos no llegaron a las posiciones que habían de relevar hasta las 11,30 h, de modo que el 20º batallón no pudo alinearse con los maoríes hasta las 3,30 horas de la madrugada, con una demora de dos horas y media, , o sea con solo tres horas de noche por delante ante unas fuerzas enemigas superiores de modo que no solo estaban expuestos a los ataques aéreos, sino que además ,perdieron otra ventaja ; los alemanes a lo largo de toda la guerra, habían dado claras muestras de no apreciar las operaciones nocturnas.

Este mismo día 22, tercer día de combate, los aparatos del 8º Cuerpo Aéreo de la Luftwaffe hundieron al destructor británico Juno, averiando seriamente al crucero Ajax y dañando a otros cuatro barcos más. La situación se hizo muy confusa y los alemanes continuaban enviando paracaidistas , aunque los Junkers JU-52 transportaban un pelotón en cada viaje , necesitaban realizar muchos viajes y las tomas de tierra cada vez eran más complicadas, ya que el viento soplaba cada vez con más fuerzas y los pilotos se veían obligados a lanzar cada vez más al interior para que sus hombres no cayeran al mar. Los embarques con armas colectivas y pertrechos(municiones, víveres…etc.) las cuales caían muy lejos de los paracaidistas y éstos al carecer de armas antitanques ,eran muy vulnerables a los escasos tanques británicos.

El almirante Cunningham desde su cuartel general en Alejandría, seguía decidido a que no llegara a Creta el segundo convoy alemán, y envió a la fuerza C del almirante King, con tres cruceros y cuatro destructores, para evitar este segundo convoy, que había zarpado de Milos, con retraso para esperar la protección del Sagittario. King puso rumbo a Iraklion y luego viró al norte-noroeste , en dirección a Milos y a las 8,30 horas, el crucero australiano Perth divisó un caique y lo hundió, eludiendo el ataque aéreo ya que al estar cerca del caique los Junkers88 no le atacaron para no herir a sus propios hombres, el crucero inglés Naiad atrajo la atención de los aviones y así siguieron el camino a Milos y ya a las 10 de la mañana y a unos cuarenta kilómetros de la isla, divisaron el convoy, el Sagittario lanzó una columna de humo para cubrir la retirada de los caiques, pero King tomó la decisión de detenerse, escaseaba la munición antiaérea y se había frustrado el intento de desembarco de los alemanes. Cunnigham se exasperó, diciendo que para evitar ataques aéreos lo mejor era estar en medio de los caiques, otro jefe más arriesgado seguramente habría conducido a su flotilla a un desastre.

King, de todas maneras tuvo al Naiad averiado, con la velocidad máxima reducida a 16 nudos y el crucero Carlisle fue hundido, uniéndose después a la fuerza A1 del contraalmirante Rawling y los barcos Warspite y Valiant. Una bomba alcanzó al Warspite . que tuvo importantes daños y el destructor Greybound fue hundido. Siendo entonces el almirante King el jefe de la nueva flotilla, ordenó al Kandahar y el Kingston que recogieran a los supervivientes y a los cruceros Gloucester y Fiyi que prestaran apoyo antiaéreo, sin tener en cuenta sus limitaciones en municiones.

Esta concentración masiva de buques, atrajo la atención de los aviones alemanes que se lanzaron sobre ellos , sin arredrarse ante los disparos antiaéreos, el Gloucester recibió varios bombazos, y se hundió sin remisión, con un total de 722 hombres, entre oficiales y marinos, perdieron la vida. Alcanzando también al Fiyi, con más de quinientos hombres y al Valiant. En esta escaramuza los británicos, perdieron dos cruceros y un destructor y tenían dañados otros dos buques. Este mismo día había zarpado de Malta, la 5ª flotilla de destructores, bajo el mando del capitán Lord Louis Mountbatten , a bordo del Kelly, de Su Majestad, que inicialmente iba a unirse a la flota de guerra, tuvo que desviarse para socorrer a los tripulantes del Fiyi y del Gloucester y Cunningham les ordenó atacar el puerto de la Canea , atacados ferozmente por una escuadra de veinticuatro Stukas, y ya mermada la flotilla de Mountbatten con solo tres destructores, después que el Kipling, abandonara por problemas con el timón y el Jackal y el Kelvin habían partido en busca de más superviviente, mientras el Kaschmir era alcanzado y hundido , el Kelly iba zozobrando a la deriva, el Kipling que estaba en la tarea de socorrer a los supervivientes fue atacado por los aviones alemanes y sobrevivió , milagrosamente a 83 bombas y pudo rescatar a 279 oficiales y marinos y a unos ochenta kilómetros de Alejandría quedo varado sin combustible y tuvo que ser socorrido. Lord Mountbatten que luego sería un comandante en jefe excelente, como jefe de los destructores su labor no fue muy lucida.

En las ultimas horas de la tarde del 22 de mayo, Freyberg retiró la 5ª brigada neozelandesa del general James Hargest del frente que iba de Máleme a Galatás, influido por la idea del mismo Hargest de que los alemanes se estaban retirando y por versiones muy optimistas del contraataque sobre Máleme , no apreció pues la gravedad de la situación hasta esa tarde. Los temores de Hargest de que los alemanes aislaran su brigada , debido a las incursiones de tanteo por la costa, de las patrullas de Heidrich, le convencieron que la retirada era inevitable.

Durante todo ese día, los alemanes desembarcaron tropas de montaña en el aeródromo de Maleme y desde allí se lanzaban directamente al combate. Mientras los británicos y los griegos resistían en Galatas, La Canea y Suda, pero la situación de la batalla maniobra en contra de ellos. Mientras un contraataque británico que pretendía recuperar el aeropuerto de Maleme se saldó con un fracaso y esta misma noche, el rey Jorge II de Grecia, embarcaba en el destructor británico Decoy , rumbo a El Cairo.

Quinta oleada

El día 23, los alemanes conquistaron La Canea, la capital de la isla, mientras al día siguiente, el almirante Andrew Cunningham informaba que la Mediterranean Fleet no podía impedir el paso de los convoyes alemanes, por las graves pérdidas que la aviación alemana les podía infligir. El Almirantazgo no podía enviar más barcos con base en Gibraltar y la Home Fleet , ya que se hallaban tras las huellas del Bismarck en el Atlántico Norte.

El Estado Mayor británico, espoleado por un Churchill enfurecido, no creía que los alemanes con solo la base de Maleme, pudieran conquistar la isla e instaron a la R.A.F. y la Royal Navy a impedir la llegada de los refuerzos, por vía marítima, de los alemanes sin importar las pérdidas. La R.A.F. empezó a hacer acto de presencia y varios Hurricanes y Blenhelm despegaron de África y cruzaron el mar, esquivando el fuego de sus propios barcos, que no estaban acostumbrados a que les sobrevolaran aviones propios y cuando con los depósitos vacíos se disponían a aterrizar en Heraklión, coincidieron con un bombardeo de los Stukas. Éstos continuaron machacando sin cesar la ciudad y fue preciso evacuar a la población civil.

Sexta oleada

El día 24 de mayo continuaba degradándose la situación en la isla con la llegada ininterrumpida de los refuerzos alemanes, en el sector de Maleme. El “Evening Standard” publicó una editorial en el que se presentía la derrota: “Si Hitler se apodera de Creta , nuestra isla es el siguiente objetivo”. Mientras el almirante Cunningham , comandante en jefe de la Royal Navy de la cuenca oriental mediterránea, respondía a los apremios del Almirantazgo de Londres: “ La amplitud de los ataques enemigos ya no permite a la flota operar de día en el Egeo , ni en las proximidades de Creta”. La Mediterranean Fleet perdió más de 2.000 hombres, más tres cruceros(entre ellos el “Gloucester” y el “Fiji” y seis destructores, y unos trece barcos más averiados seriamente, entre ellos su único porta-aviones. Mientras Student enviaba refuerzos con un ritmo solo limitado por su capacidad aérea.

En las primeras horas del dia 25, Freyberg solo podía esperar una retirada en buen orden, y sin ni siquiera tenia la seguridad de conseguirla, cuando estaba a punto de enviar el mensaje para informar a este respecto, el general Puttick le anunció que los alemanes comenzaban un poderoso ataque sobre Maleme y se disponían a romper el frente. El general Ringel, jefe de la división de montaña disponía de cerca de 18.000 hombres en tierra y estaba dispuesto a descargar un golpe definitivo sobre los defensores de la isla. Mientras Freyberg enviaba un mensaje al Almirantazgo, bajo estos términos : “ Se ha llegado al límite de la resistencia humana, la situación militar es desesperada”. Una vez se hubo recibido este mensaje, el almirante Cunningham se dispuso a preparar el “Tercer Dunkerque”

El día 26, los alemanes con sus tropas de refresco llegaban a Kastelli y se enfrentaron al 1er. Regimiento griego y a los alumnos de la escuela de suboficiales griegos, mandados por el mayor T. Bending, neozelandés, pero éstos bombardeados por los Stukas no pudieron aguantar un solo día de resistencia y al tomar al día siguiente dicho puerto, ya los suministros empezaron a llegar regularmente, por vía marítima, refuerzos , materiales y algunos carros de combate ligeros.

Después de los ataques lanzados contra la colina el primer día de la batalla, el coronel Heidrich tenía a su 3er regimiento de paracaidistas en posiciones defensivas en el valle de Prisión, recibiendo muchos contenedores de víveres y se quedaron el día 21 , descansando y reorganizándose. Pero este regimiento no disponía de los efectivos necesarios para lanzar el gran ataque que esperaba Student. Ya en la mañana del 22 de mayo, Heidrich entendió que los neozelandeses no iban a iniciar ningún ataque , reorganizándose, sobre todo su III batallón y los ingenieros paracaidistas, creó patrullas de combate , y las envió por detrás de la 5ª brigada, por la costa en el norte, tal como Hargest había temido el día anterior, y mientras el general Puttick ordenó que se enviaran patrullas de combate , para comprobar esta teoría de que los alemanes estaban enviando a sus aviones , no para reforzar la invasión sino para replegar sus tropas., y fue el 19ª batallón el que avanzó para hacer esta comprobación y la respuesta enérgica alemana dio al traste con la idea, optimista , del repliegue alemán.

Mientras Heidrich envió al comandante Derpa, jefe de II batallón y le ordenó atacar a los neozelandeses atrincherados en los montes de Galatás. Derpa intentó hacer recapacitar a su superior de la pérdida innecesaria de vidas humanas, pero Heidrich se mantuvo en sus trece y encolerizado puso en duda la valentía de Derpa. Este pereció tratando de tomar las colinas de Galatás.

Consecuencias

Si los acontecimientos en Máleme hubieran sido como los de Iraklión y Retimno , los alemanes hubieran perdido la batalla. Los australianos habían pasado la mayor parte del 21 de mayo, acosando y rematando a sus enemigos, mientras el 4º regimiento griego avanzaba hacía la alzamara por el sur, mientras el 5º regimiento griego y el 2/11 batallón de Sandover, giraban y se dirigían a Perivolia. Este tenía en su poder la orden de la operación de los alemanes y además contaba con las instrucciones con que los paracaidistas se comunicaban con la Luftwaffe, con banderolas y esvásticas para dirigir o bien los ataques aéreos , así como también la llegada de suministros, también por el aire. Lo que llevó a los paracaidistas, que no contaban con contacto telefónico con el continente, a escribir mensajes en la arena, para que sus aviones no cayeran en la trampa de los ingleses.

En Iraklión la mayor parte de los hombres del coronel Bräuer estaban con brotes de disentería, al beber de el agua estancada en las balsas de riego, debido a la sed que tenían, algunos de ellos para mitigarla mascaban hojas de parra. Cuando el comandante Walther recibió las ordenes de Bräuer de recomponer a sus hombres e ir en apoyo de los hombres de Blücher , descubrió con asombro que uno de sus pelotones había sido aniquilado por los cretenses , con un total de 200 hombres. El pelotón bajo el mando del teniente conde Wolfgang von Blücher se puso en marcha, el 21 de mayo. Fue un verdadero drama que dio origen a un mito. Los hombres de Walther iban a auxiliar a los de Blücher, rodeados por los Black Watch escoceses, que ya habían perdido más de la mitad de sus efectivos y se había quedado sin municiones y según cuentan los actores de la acción apareció un jinete a caballo , cargado con dos cajas de municiones, los escoceses no daban crédito a lo que veían, pero enseguida lo tomaron como blanco de sus disparos, pero el jinete consiguió llegar a las posiciones alemanas y descargar sus preciadas municiones. Preguntando Blúcher por la suerte del jinete, se enteró que estaba muerto y era uno de sus hermanos de 19 años de edad. La misma mañana siguiente el mayor , Wolfgang murió y el hermano menor Hans-Joachim también murió, sin llegar a encontrar nunca su cuerpo.

Véase también

Bibliografía

  • Cardona Gabriel, La batalla de Creta, Historia de la Segunda Guerra Mundial.
  • Beevor Antony, La batalla de Creta, memória crítica.