Batalla de Platea

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Batalla de Platea
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Parte de Batalla decisiva con la que finalizó la Primera Guerra Médica
Batallaplatea.jpg
Fecha 27 de agosto del 479 a. n. e.
Lugar cerca de la ciudad de Platea
Grecia
Resultado Victoria decisiva griega.
Consecuencias Finalizó la Primera Guerra Médica
Beligerantes
Liga Panhelénica Mardonio
Bajas
10 000 (según Éforo y Diodoro),
1360 (según Plutarco),
159 (según Heródoto)
257 000 (según Heródoto)

La batalla de Platea fue la última batalla de las Guerras Médicas en el sur de Grecia. Tuvo lugar el 27 de agosto del año 479 a. n. e.

Los ejércitos persas y griegos se enfrentaron durante ocho días en las orillas del río Asopo en los alrededores de Platea y en las faldas del monte Citerón. Tras la batalla, los persas fueron repelidos de Grecia.

Esta batalla pertenece a lo que se conoce como la Segunda Guerra Médica entre persas y griegos.

Historia

Objetivo

El objetivo primario del general persa Mardonio era terminar con la resistencia de los griegos, y para eso tenía que invadir inevitablemente la zona del Peloponeso.

Las fortificaciones griegas del istmo de Corinto habían sido completadas a principios del año 479 a. n. e., asi que era necesaria para Mardonio la participación en la guerra de la flota persa, severamente dañada en la Batalla de Salamina, pero aun muy superior en número a la flota griega.

Trato de dividir a la liga Helénica, intentando un acercamiento a Atenas a través del rey de Macedonia, Alejandro I. Mardonio ofreció a los atenienses la posibilidad se separarse de la liga helénica, a cambio de mantener todos sus territorios, recibir una gran suma de dinero por parte de Jerjes y la reconstrucción de sus templos religiosos a expensas de la hacienda persa.

Al tener conocimiento de estas conversaciones, los espartanos enviaron una delegación a Atenas exhortando a los atenienses a no abandonar la Liga y seguir combatiendo a los persas.

Preludio de la batalla

A comienzos del verano del año 479 a. n. e., Mardonio comisionó a Alejandro I de Macedonia para que transmitiera a Atenas una oferta de paz y alianza con Persia sobre una base de igualdad. Los atenienses rehusaron la oferta, pero exigieron a los espartanos que se unieran con ellos en contra del invasor persa. Ante la negativa ateniense, Mardonio se dirigió a Atenas y volvió a ofrecer una alianza a Atenas.

Arístides, general ateniense exigió a Esparta una acción inmediata en contra del ejército de Mardonio si quería conservar la lealtad de la ciudad. Como resultado de lo anterior salió del Peloponeso hacia el istmo, al mando del general Pausanias, un ejército espartano compuesto por 10.000 hoplitas.

Mardonio prendió fuego a la ciudad y se retiró a Beocia con el propósito de atraer a los espartanos y sus aliados al terreno más favorable para los movimientos de su caballería.

Pausanias debe haber llegado al istmo de Corinto probablemente en julio de ese año, allí reunió a los contingentes peloponenses y luego se dirigió a Eleusis donde se le unió Arístides con 8.000 hoplitas y una considerable fuerza de arqueros.

Desde Eleusis el ejército marchó a Eritras ubicándose en las laderas del monte Citerón, desde donde se podía observar el campamento persa rodeado de una empalizada junto al río Asopo.

En primer lugar atacaron los arqueros, de los que los espartanos se defendieron con sus escudos y la formación en falange. La caballería tampoco pudo hacer mella ante una falange erizada de lanzas. Finalmente, la infantería ligera, sin armadura, era rechazada por las largas lanzas de las falanges. El ejército persa, menor en número que sus oponentes, llevaba las de perder y el desenlace se aceleró al caer muerto Mardonio en la lucha, se dice - asómbrese el lector - que a consecuencia de una pedrada. Al correrse entre sus huestes la noticia de que su general había muerto, cundió la desolación y el ejército persa terminó por desbandarse. Los hoplitas de Pausanias decidieron la victoria helena en Platea.

La batalla

Aunque la posición griega no era apropiada para el empleo de la caballería, Mardonio decidió atacar antes que los griegos continuaran sumando refuerzos y para ello envió toda su caballería, al mando del general Masistio, en contra de las fuerzas griegas, acción que resultó desastrosa para los persas y en la cual perdió la vida el general Masistio.

De este primer enfrentamiento, los persas comprendieron que en terreno accidentado la caballería no servía de gran cosa frente a fuerzas entrenadas y bien dispuestas.

Los griegos a su vez se entusiasmaron con el triunfo y creyeron que podían vencer a la caballería en cualquier terreno. La victoria obtenida contra la caballería persa y la carencia de un suministro adecuado de agua en Eritra decidió a Pausanias a abandonar su posición defensiva en la montaña y trasladó su ejército a la llanura de Platea, entre dicha ciudad y el río Asopo. Los espartanos se ubicaron en el ala derecha, los atenienses en el ala izquierda y el resto de los aliados en el centro.

Cuando Mardonio descubrió el cambio de posición del ejército griego, se apresuró a sacar su ejército hacia la llanura formando una línea paralela a la de los griegos. El ala izquierda conformada por los persas, enfrentando a los espartanos, los aliados asiáticos en el centro y los beocios y otros griegos en el ala derecha, enfrentando a los atenienses.

Llanura de Platea desde el monte Citerón

Según Heródoto:

Los dos ejércitos permanecieron enfrentándose durante ocho días, sin efectuar ningún movimiento. Al octavo día, Mardonio envió a la caballería a destruir los pasos por donde llegaba el aprovisionamiento a las tropas griegas. Además Mardonio comenzó a atacar nuevamente con su caballería, pero esta vez empleando proyectiles lanzados desde larga distancia.

La posición griega se hizo crítica después del ataque a sus líneas de abastecimiento por lo que en la mañana del segundo día de ataque decidieron retroceder en la noche a una posición hasta el monte Citerón.

En la mañana del 27 de agosto, Mardonio, al ver el nuevo movimiento griego dejó a su ala derecha que combatiera contra los atenienses y él, con el grueso del ejército y la caballería, se lanzó contra el ala derecha griega conformada por los espartanos. En este combate, la falange griega demostró una vez más la fortaleza de su constitución.

Las tropas ligeras y la carencia de escudos u otra protección de los persas constituyeron la mayor desventaja contra hombres fuertemente armados. Mardonio fue muerto y desde ese mismo instante los persas cedieron y al poco tiempo retrocedieron en fuga.

Pausanias había conseguido una victoria que cambiaría el curso de la historia. Por su parte los atenienses, después de una encarnizada lucha, vencieron a los beocios.

Consecuencias

Después de la batalla los griegos saquearon al campamento persa y entregaron el botín al oráculo de Delfos, que les había alentado a la victoria al afirmar que los dioses estaban del lado de los griegos.

Los persas abandonaron Tebas y al poco tiempo regresaron al Asia Menor.

Fuentes