Bola de cristal

Bola de cristal
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Bola de Cristal transparente usada de forma convencional en la adivinación

Bola de cristal- Esfera elaborada en vidrio, cuarzo o cristal, empleada para obtener imágenes relacionadas con el presente, pasado y futuro. El berilo, debido a su naturaleza transparente, fue a menudo usado en los procesos adivinatorios. Los montañeses escoceses llamaron a estos objetos “piedras de energía”. Una práctica alternativa asociada a ella, también utilizada en la adivinación, es el uso de una copa de cristal transparente y redonda llena de agua.

Historia

Las tribus célticas, que habitaban la isla de Gran Bretaña desde 2000 a. C., fueron unificadas por los druidas, los cuales fueron uno de los primeros grupos que usaron cristales en la adivinación. La religión druídica tenía semejanzas con la religión megalítica de la antigua Gran Bretaña, por lo que es posible que de ellos haya venido el uso de este tipo de adivinación. Más tarde, durante el medioevo en la Europa Central (500 - 1500), videntes, magos, hechiceros, médiums, astrólogos, adivinos y todos los demás adivinadores también usaron cristales para ver el pasado, el presente o el futuro.

Bola de Cristal de quarzo

Aunque las primeras bolas de cristal fueron hechas de berilo, este material fue sustituido más tarde por el cristal de roca, una roca aún más hialina. La tercera bola de cristal más grande de la historia se encuentra en el Museo Penn la cual perteneció a la emperatriz china Cixí durante la Dinastía Qing.

Bolas de cristal en la protociencia

El doctor John Dee (15271608 ó 1609) célebre matemático, astrónomo, astrólogo, geógrafo y consultor británico de la reina Isabel I dedicó buena parte de su vida a la alquimia, la adivinación y a la filosofía hermética; y fue, asimismo, conocido por su uso de bolas de cristal en su trabajo.

Qué es la cristalomancia

Según el libro escrito por Northcote W. Thomas en 1905 Crystal Gazing: Its History and Practice, with a Discussion of the Evidence for Telepathic Scrying ("La lectura del cristal: su historia y práctica, con información sobre las pruebas que demuestran la cristalomancia telepática"), en la era preindustrial la lectura de cristales era una práctica común entre los pawnee, los iroqueses, los incas, los egipcios, los persas, los chinos y los pueblos de Yucatán.

La Bola de Cristal como herramienta adivinatoria

Sin embargo, lo más probable es que el uso más temprano de los cristales como herramientas adivinatorias del que se tiene noticia se remonte a los druidas celtas de la Galia, Gran Bretaña e Irlanda, que vivieron en la Edad de Hierro y que fueron exterminados en su mayoría por la Cristiandad hacia el año 600 después de Cristo. Gran parte de lo que se conoce acerca de los druidas, procede de los relatos orales de Julio César y del filósofo de la Roma antigua Plinio el Viejo. Los primeros lectores del significado de los cristales o specularii, preferían un mineral de color verde mar denominado berilio que pulían hasta darle forma de esferas para mejorar sus propiedades reflectantes dando lugar al nacimiento de la bola de cristal. Se considera que el berilio posee una carga magnética mayor que otros minerales y, en consecuencia, que es más apto para conectar con las energías psíquicas de la luna.

Aquellos primeros intérpretes del significado de los cristales miraban fijamente a la piedra y entraban en una especie de trance meditativo que permitía que su subconsciente se abriera y revelara secretos del pasado, presente y futuro (aunque la opinión popular generalmente hace creer que los poderes psíquicos solo sirven para saber qué sucederá en el futuro, en realidad las bolas de cristal pueden ver en cualquier dirección cronológica, dependiendo de las capacidades de cada vidente).

El cristalomántico

Tenía que ser una persona pura, tanto en lo espiritual como en lo físico, y debía prepararse para cada sesión rezando y haciendo ayudo durante unos días. Solía usarse una habitación especial, de ambiente solemne y ceremonial. Con esta preparación y esta atención por el mínimo detalle se trataba de ayudar al vidente a conseguir un estado de trance mientras contemplaba el cristal, facilitando así que aparecieran imágenes en su mente. En algunas culturas se pensaba que los niños resultaban los mejores videntes, pues eran espiritualmente puros y más abiertos a la imaginación que los adultos. Esta teoría era ampliamente aceptada en la Europa renacentista, donde era posible contratar a un niño o niña para que predijera el futuro mediante un ritual de consulta del cristal. Esta herramienta es mucho más que una simple bola de cristal, es una bola mágica que puede ayudar a las personas con el don de la adivinación a poder saber cosas que de otra manera no serían capaces de averiguar.

Las bolas de cristal en la Edad Media

Muchas culturas utilizaron y siguen utilizando algún tipo de antiguo ritual de sanación o adivinación mediante el cristal, pero la asociación más obvia con la bola de cristal procede de la Edad Media, que duró desde más o menos el momento en que desaparecieron los druidas hasta el Renacimiento, en el siglo XV. Aunque su trayectoria es escabrosa, se cree que la bola de cristal era utilizada durante todo el Medievo por los anglosajones como instrumento mágico y también como ostentoso accesorio de moda. Ferguson incluso sugiere que el mítico mago Merlín llevaba siempre una bola de berilio encima por si el Rey Arturo necesitaba una lectura de emergencia.

Durante esta época, las esferas de cristal, engarzadas en abrazaderas de alambre, se utilizaban como símbolos de poder, de estatus social y posiblemente como talismanes mágicos que mantenían alejadas las enfermedades y la maldad. Durante unas excavaciones de tumbas medievales realizadas en Kent se encontró este tipo de amuletos en forma de bola de cristal en diversas fosas de mujeres adineradas (y algunos hombres también), colocadas entre sus rodillas junto a otras posesiones que demostraban su nivel de riqueza. El Diccionario Ilustrado Oxford de la Inglaterra Medieval supone que aquellas bolas de cristal podrían estar vinculadas a algún tipo de culto pagano.

Tras el reinado de protagonismo de la Edad Media, la bola de cristal obtuvo un gran reconocimiento en el siglo XVI gracias a John Dee, consejero real de la Reina Isabel I. Dee estaba muy interesado en lo paranormal, pero no tuvo mucha suerte como médium. Tras conocer a un cristalomante itinerante llamado Edward Kelley, ambos empezaron a organizar "sesiones de cristalomancia" durante las cuales afirmaban visualizar y comunicarse con ángeles (y en ocasiones con demonios) mediante una oscura bola de cristal de obsidiana. Dee tomaba fastidiosas notas sobre aquellas conversaciones a través de la bola en la creencia de que los ángeles eran una línea directa hasta Dios, lo que finalmente le llevó a crear el idioma enoquiano o "angélico". Su compañero de cristalomancia, por su parte, afirmaba que había recibido un mensaje de un ángel que decía que ambos debían compartirlo todo, incluidas sus esposas.

Gitanas echadoras de la buenaventura

Quizá la representación más frecuente de la bola de cristal sea la de una mujer, normalmente gitana, envuelta en pañuelos de brillantes colores y adornada con gran cantidad de pulseras, pendientes y anillos, enunciando historias del futuro y el pasado sobre un tapete de terciopelo. En cierto modo, esta imagen no es tan inexacta. Cuando llegaron a Europa procedentes del norte de la India, los romanís fueron perseguidos casi inmediatamente porque, entre otras cosas con las que la Iglesia Católica no estaba contenta, practicaban la adivinación. Como estaban constantemente desplazándose de un lugar a otro, los gitanos se dedicaban a negocios que pudieran montar y desmontar en un momento, de modo que probablemente es así como comenzó el mito de la gitana que lee la bola de cristal en las ferias itinerantes.

La fortuna por una moneda

Las máquinas de adivinación, que contenían personajes mecánicos y normalmente estaban ubicadas en vecindarios problemáticos, siguieron perpetuando la imagen del gitano o la gitana envuelto en pañuelos que se vinculaba a los adivinos de la bola de cristal. Las máquinas de clarividencia que funcionaban con monedas se introdujeron en Norteamérica en 1910, aunque tras el exitoso filme Big de 1988, que incluía una de estas máquinas llamada 'Zoltar Habla' durante los momentos más importantes de su trama, la popularidad de este tipo de máquinas volvió a repuntar.

La bola de cristal en la cultura popular

Sin duda las referencias a la bola de cristal en la cultura popular son innumerables. Una de las representaciones más icónicas procede de El Mago de Oz: Dorothy hace una visita al Profesor Marvel, que empieza a balbucear acerca de que su cristal proviene de personajes como Cleopatra y Osiris antes de que el sonido de un tornado que se aproxima le interrumpa. En otras escenas, la Bruja Malvada del Oeste ladra órdenes a su bola de cristal gigante para poder vigilar a Dorothy y a al resto del grupo. Más tarde, cuando Dorothy es capturada por la Bruja Malvada, se pone a lloriquear desesperadamente al ver la fugaz imagen de la Tía Em en la esfera de cristal.

Como medio de predicción

Jareth Rey de los Goblins, el personaje interpretado por David Bowie en la película de culto Dentro del laberinto, no dejaba de girar, agitar y deslizar bolas de cristal entre sus manos como haría un barman experimentado preparando un cóctel. Aquellas bolas no tenían como finalidad ver el pasado o el futuro, sino más bien simbolizar vagamente el mundo de los sueños.

El cristalomante moderno

En la actualidad, la mayoría de los videntes ya no se limitan exclusivamente a leer la bola de cristal, sino que la emplean como accesorio para otras herramientas de adivinación como las cartas del tarot, el horóscopo o la quiromancia.

Bola de Cristal en forma comercial

A través de su duradera historia, la bola de cristal sigue siendo una de las imágenes más poderosas y omnipresentes con las que relacionamos el misticismo espiritual. No solo como medio para obtener conocimientos, sino también como imagen firmemente enraizada de la imaginería cultural, ya que la magia y la brujería están experimentando un incremento de popularidad. Esto se debe a que estas prácticas dan voz a los marginados y proporcionan una comunión con el otro. Además, ya no está mal visto entregarse a la seducción de lo paranormal. Es posible llevar la herramienta de clarividencia cosida en una cazadora vaquera o enganchada en forma de pin pues así lo impone la moda. Independientemente de si reflejan en realidad algo acerca de la personalidad individual o no, los brillantes orbes de cristal se perpetúan su existencia.

Fuentes