Bombardeo a la bahía de Matanzas

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Bombardeo a la bahía de Matanzas
Información sobre la plantilla
Bombardeo-dibujo-matanzas.png
Fecha:27 de abril de 1898
Lugar:Bahía de Matanzas, Cuba
País(es) involucrado(s)
Bandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos y Bandera de Cuba Cuba

Bombardeo a la bahía de Matanzas . Primer acto bélico de la Guerra Hispano-Cubano-Americana ocurrido en la bahía de Matanzas.

Historia

En horas cercanas al mediodía del miércoles 27 de abril de 1898, el US New York acorazado insigne de la flota norteamericana, al mando del contralmirante William T. Sampson llega a la entrada de la bahía de Matanzas. Allí se reúne con el monitor Puritan y el crucero protegido Cincinnati, quienes hacia días bloqueaban la rada.

Al medio día, y después de incertidumbre de ataque, estos buques de guerra se adentran a la bahía y son bienvenidos con cañonazos dirigidos desde las recién erigidas baterías de Punta Maya, Rubalcava, y Sabanilla. A lo que los masivos cañones de los modernos buques norteamericanos respondieron sin cesar por alrededor de 15 minutos.

Los dos centinelas más antiguos de la rada, el Castillo de San Severino y la batería de El Morrillo, casi no pudieron responder a los disparos norteamericanos por ser entonces prácticamente obsoletos contra la nueva avanzada.

Algunos proyectiles cayeron en la ciudad de Matanzas. Aunque no se sabe si por accidente o intencionalmente. Varios de los proyectiles fueron recogidos y expuestos en gabinetes de curiosidades. Otros han sido fruto de pesquisas arqueológicas en las aguas del Morrillo y el San Severino.

Dos de los proyectiles hallados en inmediaciones del Castillo de San Severino

En un escrutinio en profundidad, se logra acceder al reporte de municiones utilizadas contra los matanceros desde el acorazado USS New York: 15 proyectiles de ocho pulgadas, 61 de cuatro pulgadas y 28 de seis libras (Bureau of Navigation 1898:182) para un total de 104 proyectiles usados. Ello prueba que el bombardeo a Matanzas se tradujo en inequívoca acción de guerra, y aun tratándose de intercambio de disparos de piezas de artillería desde maltrechas baterías de costa españolas, muchas veces incapaces de abatir por su reducido alcance a la escuadra norteamericana.

Consecuencias

Al margen de lo hilarante del hecho, lo cierto es que el bombardeo de la armada norteamericana a Matanzas, produjo una única baja, la de un pobre borrico empecinado en pastar plácidamente, ajeno a las implicaciones de las apetencias imperialistas.

Testimonios

Fue un evento bien recordado por los testigos. Lola María Ximeno lo graba bien en sus Memorias:

" “Era el 23 de abril de 1898. La emoción fue terrible para los habitantes de Matanzas que, acostumbrados tan sólo a la bendita calma de sus serenos paisajes —en eterna indiferencia nunca temían— y por eso tal vez las azoteas de las casas se llenaron de curiosos para ver lo que pasaba.”... “Se oirían ese día más de cincuenta cañonazos y algunas granadas al caer en la bahía levantaban un surtidor de agua como el de las ballenas. La población es un campamento, no se ven nada más que soldados; la aduana, el teatro, el palacio, todo está convertido en cuartel: ya te conozco todos los toques de diana, silencio, retreta… y en la orilla del mar están las trincheras. ¡Que nunca suceda! La bala que cayó en Pueblo Nuevo se extrajo y la exhiben [sic] en la casa de comercio de Bea; pienso ir a verla. Del bombardeo sólo resultó una mula muerta.”

Ante el inusitado desenlace de la asonada norteamericana y así lo recogió una publicación del New York Times del 5 de agosto de 1898, al replicar la entrevista del diario inglés London Globe a Mr. Smails, jefe de los oficiales del vapor Myrtledene, navío encargado del trasiego de azúcar y a la sazón, convertido en testigo presencial del increíble entierro:

" “Había alrededor de 200 personas, incluyendo a numerosos oficiales de alta graduación y las autoridades de la ciudad. Todos iban en procesión acompañando con tristeza los restos de aquel desdichado animal hasta el campo donde iba a reposar, una banda de música que precedía el cortejo tocó música fúnebre todo el tiempo. Un oficial del Ejercito despidió el duelo al pie de la fosa y mientras se escuchaba una salva de mosquetería enterraron al cuadrúpedo envuelto en la bandera española”.

Memorándum

Este evento histórico fue considerado por las fuerzas norteamericanas como un ejercicio naval, que serviría de alerta a las fuerzas españolas. Este, al igual que el también olvidado bombardeo de Cárdenas, fueron sin dudas unos eventos importantes, aunque poco divulgados, ya que serían soslayados por otros, luego ocurridos en el Oriente de Cuba y en el teatro de operaciones del Pacífico.

No obstante, el bombardeo de Matanzas nos queda como un recordatorio, como un cisma histórico que claramente dividió el antes y después de nuestra historia, ya que fue el principio de las acciones directas de fuerzas militares norteamericana en la isla, marcando además un hito para el amarillismo de la prensa, en ambos lados del Atlántico. La española le dio poca atención al evento, mientras que la norteamericana lo exalto, para hacer brillar la proeza y superioridad estadounidense ante el mundo.

Fuentes