Brujería

Brujería
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Creencias que se practican por medio de magias y hechizos para lograr ciertos propósitos
Religiones relacionadas:Santería, Vudú

Brujería es lo que se conoce como un grupo de creencias, ritos y actividades que se practican de forma oculta por grupos de personas o individuos que se hacen llamar brujas en el sexo femenino, ya que a los brujos varones se les conoce bajo el título de hechiceros que están supuestamente dotados de ciertas habilidades mágicas que emplean con la finalidad de lograr sus propósitos ya positivos o negativos.

Historia

En casi todas las culturas y todas las edades ha existido la tendencia a practicar la brujería o en menor grado la superstición, aunque entre cada civilización hay elementos comunes y también muy diferentes. Bajo una ideología occidental en la que predomine la cosmovisión cristiana, esta sería asociada con el diablo, con más probabilidades en la era medieval.

En el siglo XX y XXI la palabra bruja a sido aceptada por religiones neo paganas y sectas ocultitas.

Etimología

En el idioma español la palabra bruja es de etimología muy difícil de identificar ya que parece proceder de épocas preromanas, del mismo origen que el idioma Portugués y Catalán bajo el término bruxa y en catalán bruixa. La primera aparición documentada de la palabra, en su forma bruxa, data de finales del siglo XIII En 1396 se encuentra la palabra broxa, en aragonés, en las Ordinaciones y Paramientos de Barbastro.

En el País Vasco y en Navarra se utilizó también el término sorguiña (en euskera sorgin), y en Galicia, la voz meiga.

En latín, las brujas eran denominadas maleficae (singular maléfica), término que se utilizó para designarlas en Europa durante toda la Edad Media y gran parte de la edad moderna. Términos aproximadamente equivalentes en otras lenguas, aunque con diferentes connotaciones, son el inglés witch, el alemán Hexe y el francés sorcière.

Historia de la brujería en el Imperio Greco Romano.

En las ciudades imperiales de Grecia y Roma era bastante general la superstición y la magia, que, a su vez, está clasificada en varios tipos: casi todos identificables en magia buena y magia mala. La magia mala se le atribuía a las hechiceras y hechiceros. Era una creencia general y aceptada en los textos clásicos el hecho de que estas hechiceras tenían la capacidad de transformarse en animales, que podían volar de noche y que practicaban la magia, tanto en provecho propio como por encargo de terceras personas. Se dedicaban preferentemente a la magia erótica, aunque también eran capaces de provocar daños tales como enfermedades o tempestades. Se reunían de noche, invocaban en sus conjuros a diosas como Hécate, Selene y Diana a quienes consideraban sus protectoras.

La brujería en la biblia

En la biblia es claramente usado el termino "brujería" y además es condenado por explícitos pasajes. Esto no evitó que la práctica de ritos asociados e identificados por brujería y hechicería fueran practicados y registrados en la historia bíblica.

En el Primer Libro de Samuel (1 Samuel 28:1-25) se relata la historia de la bruja de Endor, a la que Saúl, contraviniendo sus propias leyes, recurrió para invocar al espíritu de Samuel antes de una guerra con los filisteos.

De otras citas bíblicas (Levítico 20:27, Deuteronomio 18:11-12), se desprende que la principal actividad de estas brujas bíblicas era la necromancia o invocación a los muertos.

El aquelarre

Es común la creencia de que las brujas celebraban festivamente sus ritos de consagración en reuniones nocturnas en las que adoraban al Demonio. Estas reuniones recibieron diversos nombres en la época, aunque predominan dos: sabbat y aquelarre. En los aquelarres se realizaban ritos que de cierta forma satirizan o son una parodia de la liturgia cristiana en que se realiza una inversión sacrílega de los cristianos. Entre ellos estaban, por ejemplo, la recitación del Credo al revés, la consagración de una hostia negra, que podía estar hecha de diferentes sustancias, o la bendición con hisopo negro. Además, casi todos los documentos de la época hacen referencia a opíparos banquetes (con frecuencia también a la antropofagia) y a una gran promiscuidad sexual. Una acusación muy común era la del infanticidio, o los sacrificios humanos en general.

Véase también

Fuentes