Celeste Woss y Gil

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Celeste Woss y Gil
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Es la primera mujer que se dedica profesionalmente a las artes plásticas. Fue alumna del pintor y escultor Abelardo Rodríguez Urdaneta.
NombreCeleste Woss y Gil
Nacimiento5 de mayo de 1890
Santo Domingo
Fallecimiento1985
Santo Domingo
OcupaciónPintora, dibujante, escultora y maestra
PadresMaría Ricart y Pou Alejandro Woss y Gil

Celeste Woss y Gil . Formada en Nueva York y con amplios y provechosos recorridos por Europa, ha tenido, como la tuvo Enrique García Godoy, una participación entusiasta y decisiva en el florecimiento de las artes plásticas en la República Dominicana. De su Academia de pintura y dibujo salieron jóvenes temperamentos que, en cierto modo, señalan la eclosión del arte pictórico dominicano.

Síntesis biográfica

Nació el 5 de mayo en Santo Domingo. Hija de María Ricart y Pou y de Alejandro Woss y Gil, ex Presidente de la República.

Estudios

Cursó sus primeros estudios de arte bajo la orientación de Abelardo Rodríguez Urdaneta. Producto del exilio político de su padre salió junto a su familia hacia París donde permaneció nueve años. Después, vivió en Santiago de Cuba donde ingresó en la Academia de Pintura y fue discípula del paisajista José Joaquín Tejada.

De 1922 a 1924 asistió al Art Students League en Nueva York.

Su carácter sensitivo

Celeste Woss y Gil, formada en Nueva York y con amplios y provechosos recorridos por Europa, ha tenido, como la tuvo Enrique García Godoy, una participación entusiasta y decisiva en el florecimiento de las artes plásticas en la República Dominicana. De su Academia de Pintura y Dibujo salieron jóvenes temperamentos que, en cierto modo, señalan la eclosión del arte pictórico dominicano.

En realidad Celeste Woss y Gil fue maestra de un grupo de jóvenes de pintores del que parte el actual periodo evolutivo, impulsado mas tarde desde la Escuela Nacional de Bellas Artes, de la que ella es ahora profesora y desde la cual continua su laboriosa y fecunda obra de pedagogía artística. Lastima que su temperamento reservado haya dificultado la difusión, en mayor grado, de su valiosa obra.

Doña Celeste, como se la llama cariñosamente y devotamente en y fuera de la Escuela, posee un excepcional temperamento pictórico y una técnica impecable. En sus retratos de excelente factura, la intención decorativa, supeditada al poder ambiental, va unida a la solidez del dibujo y la seguridad de su trazo. Sin embargo, el temperamento vigoroso de la artista se manifiesta mejor en obras como verdes y sabrosos, óleo en el cual evoca su esplendorosa época de los desnudos, tratados con sutil riqueza de tonos neutros y una sorprendente amplitud en la pincelada.

Trayectoria laboral

En 1924 regresó a Santo Domingo y abrió su Estudio-Escuela (1924-1928) en el patio de su casa familiar donde enseñó dibujo y pintura. Para inaugurarlo, presentó una exposición individual de sus trabajos que resultó ser la primera muestra individual presentada por una mujer en República Dominicana.

Los nuevos métodos docentes que empleó a partir de modelos vivos dinamizaron el panorama de las artes plásticas en el país. Formó parte del primer grupo de profesores de la Escuela Nacional de Bellas Artes, inaugurada el 19 de agosto de 1942.

En 1928 volvió a Nueva York para estudiar anatomía artística y ponerse en contacto con las nuevas corrientes de las artes visuales. En 1931 regresó definitivamente a Santo Domingo y entonces abrió su Academia de Dibujo y Pintura en la calle Luperón 52, su hogar de entonces en Santo Domingo.

En 1942 fundó la Escuela Nacional de Bellas Artes donde fue profesora junto a José Gausachs, Manolo Pascual y José Vela Zanetti. En su obra aparecen bodegones, retratos y paisajes de un realismo racionalista dirigido hacia el expresionismo. Murió en Santo Domingo a los 95 años.

Obra

Entre sus cuadros de flores recordamos el titulado Rosas en el cual, con otros muchos de la misma naturaleza, dignifica la artista un asunto pictórico de lo mas directamente ligados al naturalista tradicional y que Celeste Woss y Gil ha resuelto bendiciendo todos los restos artísticos y con magistral sentido de la composición y del color y con insospechadas cualidades valorativas de la materia en casi la misma dignificación del tema que hayamos en las flores de Josep Gausachs. Es una artista que no escapa, a pesar de su formación, a la sugestión de lo propio. Por esto la mayor parte de su obra esta revestida de color local y de intenso valor tipológico. Sin embargo, su obra no pretende ser trascendente, aunque lo es, y esta es una de sus mayores virtudes. De hecho, se trata de figuras en las que se busca, sin trascendentalismo, el misterio sin enigmas de nuestra gente, su palpitar de vida total y primitiva, en conveniencia con todos los convencionalismos de nuestra civilización.

Situada en su clima estético, el acento que recorre en sus obras no es de la presencia directa, imitativa y real del tema, sino de la evocación. Frente a la naturaleza y el hombre la pintora se sitúa con espíritu de captación emotiva y no con afan de captación conceptual. Por eso las figuras son modeladas por ella desde la sensibilidad. La función de naturaleza y pensamiento constituye, sin duda, la raíz de su arte.

A pesar de la concepción realista de los temas, la obra global de Celeste Woss y Gil hay presente una cierta repulsa contra el naturalismo fiel. No es una repulsa agria porque la artista, si bien se aleja de los servilismos imitativos –incluyo la imitación de la naturaleza-, no quiere desprenderse de los nexos reales conservándolos en sus pinturas, al través, como ya hemos señalado, de una modelación determinada y efectiva significación en el cuadro. Esta depuración de advierte mucho mas en los desnudos.

En su obra están presentes todos los rasgos que caracterizan al objeto real, principalmente en las figuras, sistema con que exalta la veracidad sin caer en la verdad misma, en la verdad fotográfica, en la verdad inexpresiva e insensible. Por el contrario, dentro de esta naturalidad, la artista construye desde la sensibilidad. Pocas veces se siente como en estos cuadros de Celeste Woss y Gil, la impresión de realidad, de seres en la plenitud de su integridad física y espiritual.

Pero para lograr esta plenitud, el volumen de materia trasladada al lienzo no puede ser menor. Y en la obra quedan los rasgos definitivos de una personalidad al través de un colorido sin violencias, en el que predominan los tonos neutros y del que surge, como resultado de la masa tonal, ese fulgor propio que constituye una de las principales características de la pintura de Celeste Woss y Gil.

Y es bueno observar, dentro de esta peculiar característica, como de la realidad ineludible mas patente que en la pintura tradicional aflora, de los cuadros de esta artista, lo sustancial de la naturaleza y del hombre y penetra en el alma directamente, sin ninguna interposición de materia. Se debe esto, sin duda, al fundamento estético de sus estilizaciones, mas concretadas por su sensibilidad que por el intelecto, a pesar de su verdad esencial.

Por lo que al color se refiere, en los cuadros de esta influyente artista se advierte, ante todo, la calidad de la inspiración y no la materia en que esta inspiración se concreta. Sin embargo, hay una calidad lírica en sus colores que procede del juego de armonías que en el alma de la artista provoca la interpretación sensible de la naturaleza y el hombre. Y uno de los meritos a destacar, es dentro del empaste, la sutil reflexión de los tonos.

Celeste Woss y Gil es uno de los valores de la pintura dominicana, no sólo por su extensa y valiosa obra, por desgracia no conocida aquí como debería serlo, sino por el influjo que sigue ejerciendo en los jóvenes al través de su actividad docente en la Escuela Nacional de Bellas Artes.

La pintura exepcional de Celeste Woss y Gil

Doña Celeste Woss y Gil mostró elegancia y solidez en los trazos. La fisonomía de sus figuras, discurren en espacios familiares y en giros de movimientos enérgicos. La interiorización humana de muchos de los personajes que simboliza en sus lienzos, tienen la características de los contrastes en relación a su entorno y temperamento. Los valores plásticos en la pintura de doña Celeste Woss y Gil, se distinguen por el diseño y la expresión.

Tuvo gusto refinado, característica que le permitió pintar con rigor, sin tocar el formalismo ni la retórica. Pintó siempre con emoción porque amaba el arte como a su vida misma. En líneas generales, sigue siendo la artista mas destacada y una de las mas cotizada en todo 1o que va de siglo. En su taller situado en la calle Luperón, en la ciudad de Santo Domingo, pintó con regularidad desnudos de hombres y de mujeres. Su obra es abundante, pero muy pocas veces vendió sus obras. Se le considera como una de las académicas mas importantes en la plástica nacional.

Fuentes