Central Antonio Maceo

Central Antonio Maceo
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Obra Arquitectónica  |  (Central Azucarero)
Central antonio maceo.jpg
Descripción
Tipo:Central Azucarero
Localización:Maceo, Cacocum, Holguín
Uso inicial:Producción de azúcar de caña
Uso actual:Uso patrimonial (Antiguo molino de azúcar)
Datos de su construcción
Inicio:1921
Término:2005
Demolición:2005

El Central Antonio Maceo se nombraba Central Maceo hasta que fue nacionalizado al triunfo de la Revolución Cubana. Considerado como presencia de la inversión norteamericana en Cacocum, Holguín.

Historia

Es el central Maceo la génesis de una historia, porque es con su llegada que se funda una comunidad en la zona donde hasta entonces existían haciendas, y uno que otro pequeño bohío aislados. Gracias a la construcción del ferrocarril, traen un ingenio desmantelado en Redención, provincia Camagüey, adquirido en 30 mil pesos, fue traído en planchas ferroviarias en 1920 e instalado en 1921 y en 1923 hizo su primera zafra con una producción de 7 052 sacos de azúcar de 325 libras y un rendimiento de 9,49 % y de ahí comienza su larga historia de logros, desaciertos, luchas obreras, éxitos y vicisitudes, hasta el 2005 que decidieron paralizarlo y “demolerlo” dejando sus dos chimeneas que señalan el lugar de su existencia.

Poseía una capacidad de molida de 125 000 arrobas de caña cada 24 horas. Los subarrendatarios se unen a otros comerciantes y formaron la Compañía Azucarera Arroyo Blanco SA. Al no poder pagar los derechos de subarrendamiento estos pasaron a La Luanda Sugar Company el 15 de febrero de 1927, quien en enero de 1928 constituye hipoteca voluntaria a favor del The Royal Bank of Canadá SA, venciendo esta en junio de 1930.

En 1929 la industria no fue costeable debido a los bajos precios del azúcar en el mercado mundial, por lo que esta empresa se vio obligada a transferir el ingenio a los hermanos Rodríguez Fuentes. Ese año no hizo zafra, la caña fue molida por el central San Germán. Fue tan profunda la crisis capitalista que el azúcar se cotizó a solo $ 0,59 el quintal. Fue una era de penurias para los vecinos de la localidad y los trabajadores con las crisis económicas del capitalismo a escala internacional de 1920 al 1921 y la de 1929 a 1933, a lo que se une la situación política provocada por el presidente Gerardo Machado de crimen y persecución a las fuerzas progresistas del movimiento obrero y sindical y el movimiento comunista.

Según los datos estadísticos, la mayor zafra fue la de 1952, que se inició el 20 de diciembre de 1951 y culminó el 22 de junio de 1952, con una duración de 186 días y una molida de 26 409 208 @ de caña, una producción de 34 720 toneladas de azúcar, el equivalente a 347 198 sacos de 100 kilogramos. Un rendimiento de 11,56 y el 82,09 de recobrado. El azúcar producida por este central era de una gran calidad, muy codiciada en el mercado mundial, exportándose regularmente por los puertos de Santiago de Cuba y Antilla.

Hasta 1954, año en que se concluyó un terraplén que enlazó al central Maceo con la carretera central los medios de transporte de los trabajadores lo constituían los ferrocarriles consolidados de Cuba y algunos automóviles que esporádicamente entraban a la localidad procedentes de la ciudad de Holguín. A partir de entonces mejoró considerablemente la transportación de pasajeros con servicio de automóviles y autobuses.

En 1958 dicha compañía presenta deudas en el subarrendamiento por lo que hipoteca el ingenio con todas sus anexidades a favor del Banco de Fomento Agrícola e Industrial de Cuba, representado por los señores Adolfo Hermilo Sánchez y Rafael Dalmautresina. Cuando se produce el triunfo revolucionario en 1959 el central estaba inscripto a favor de La Sociedad Anónima Central Maceo.

Estuvo más de 80 años produciendo azúcar, casi siempre para el mercado mundial, la alta calidad de hacía que su azúcar fuese codiciada en el mercado internacional, pero carecía de un sistemático abasto de agua. Sólo los que cada año escucharon su ruidoso proceso industrial, el andar rápido de las locomotoras con sus largas colas de vagones y el ir y venir de camiones, tractores y carretas quizás puedan describir lo que se siente en su ausencia y más aún los que laboraban en este proceso y formaban parte de tamaño ajetreo, ante su desaparición son muchos los que añoran su presencia y sienten su ausencia, porque el sentimiento y la tradición de sentirse azucareros no se borra con facilidad, creo que nunca.

Fuente

  • Edith Santos Montejo Historiadora de Cacocum