Cerro del Fraile

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Cerro del Frayle
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Lomadelfraile.jpg
Ubicación Geográfica:Peniplano CamagüeyLas TunasHolguín, Bandera de Cuba Cuba

Cerro del Frayle, una de las mayores elevaciones del municipio Holguín. Se caracteriza por lo generalizado de sus leyendas, la pureza de sus aguas y sus cuevas misteriosas.

Principales elevaciones

Al costado de la vertiente que hace colindante con Ciudad Jardín se ubica el cerrito del Pilón, un cono perfecto, guardacantón de El Fraile y su acompañante perenne en la extendida sabana.

El Cerro de El Fraile pertenece a una rama del grupo orográfico de Maniabón, que circunvala a la cuidad, lo que ha dado motivo a que muchos llamen a la tierra del Marañón, El Jigüe y el Valle de Holguín.

El Cerro de El Fraile en su altitud máxima no pasa de las 275m. Este cerro y los otros que rodean al Holguín capitalino como anfiteatro geológico forman parte de la región fisiográfica natural denominada Peniplano CamagüeyLas Tunas – Holguín, que está entre dilatadas sabanas no muy aptas para la agricultura pero sí para la ganadería.

Historia

Origen del nombre

El origen del nombre de el Cerro de El Fraile es anterior a 1848, cuando un fraile franciscano que oficiaba en Holguín perdió sus facultades mentales y le dio por trepar a las faldas del cerro a pronunciar largas "peroratas" amenazantes.

Tomó el gusto al lugar y allí se quedó a pernoctar. Vecinos de la cuidad le llevaban alimentos y ropas para que se cubriera del frío y la intemperie.

Cuando las vecinas tomaban el trillo del cerro, los curiosos le preguntaban: -

Comadre, ¿Dónde va con ese bulto tan grande? - Voy al Cerro de El Fraile a llevarle comida y ropa...

- respondían las humanitarias comadres. El Fraile debe su popularidad a la leyenda donde el origen de su nombre y a la antigua creencia de que en su cúspide se anidaba el ave agorera.

Características

Flora y vegetación

El Cerro de El Fraile es una colina serpentinosa donde se presentan fundamentalmente matorrales xeromorfos espinosos sobre serpentinitas conocidas comúnmente como cuabales (formación vegetal natural).

Abundan las yerbas Guineas y Paraná, Yayas, espartillos y las variadas especies copernicias o plantas de guano – yarey. También se encuentra la silvestre “Mori – Viví” (Mimosa Púdica).

Minerales

Por la vista del frente opuesto existe una pequeña cueva de boca angosta esta fue socavada hace más de un siglo por una compañía dedicada a la búsqueda y extracción de minerales. La perforación de esta cueva fue conocida erróneamente como “Cueva del Indio”.

San Juan Bidopia y Don Demetrio Pittaluga comenzaron a perforar el manto rocoso del cero en busca de minerales.

El día 2 de mayo de 1834 ante el escribano Miguel de Aguilera se emitieron 24 acciones o barras de 200 pesos cada una. Bidopia y Pittaluga se reservaron once acciones y las restantes las colocaron en esta forma: José María Moroto, Antonio del castillo, Francisco Antonio de la Carrera, Luís Proenza, Diego Ochoa, Manuel Zúñiga Ávila y Manuel Angulo, una acción para cada uno y dos acciones para Juan A de Mora y José Ignacio de Aguilera.

Poesía

Juan Cristóbal Nápoles Fajardo “El Cucalambé” en su primer libros de poesía publicado en Holguín, escribe un poema sobre El Cerro de El Fraile, dedicado a su amigo Don Fernando Montes de Oca.

''El cerro del Fraile

Risueña como un festín,
Como la noche de un baile,
Se eleva frente de Holguín
Loma esbelta como el güin,
Llamada el “ Cerro del Fraile.”

Mil antiguos peralejos
Se mecen sobre su cumbre,
Y sus puntas a lo lejos
Muestran del sol a la lumbre
Tornasolados reflejos.

Sus peñascos colosales
En la florida estación
Brotan limpios manantiales
Cuyas aguas minerales
Fecundan la población.

Cantando alegres las aves
En su cumbre placentera
Del sol a la luz primera
Celebran con cantos suaves
La cándida primavera.

Sábese bien de su nombre,
El origen verdadero,
Pues refiere el pueblo entero
Que allí alborotaba un hombre
Que era loco o embustero.

Sobre la empinada cumbre
Por espacio de dos meses,
Con enfado y mansedumbre
Tuvo el hombre la costumbre
De hablar a los holguineses.

Con el supuesto y extraño
Apodo de Fray Bragazas,
Se dio a conocer ese año
Y dijo en sus amenazas
Verdades de gran tamaño.

Pues creo que este señor
Por arte atroz de los diablos
Ocultaba en su interior
Espléndido surtidor
De los más fuertes vocablos.

Con su fingido ropaje
Y su entusiasmo perenne,
Si temer ningún ultraje,
Ya bufaba de coraje,
Ya lloraba como un nene.

Nunca el pueblo tuvo en poco
Su fuerte voz de cencerro,
Ni sospechaba tampoco
Que el habitante del Cerro
Era, en vez de un Fraile, un loco.

Y los pobres holguineses,
Teniendo sus amenazas,
Le regalaron hogazas
Y sufrieron mil reveses,
A la voz de Fray Bragazas.

La gente, llena de espanto
Al eco de sus razones,
Por calles y callejones
Corrió derramando llanto
Y dando mil tropezones.

Los hombres llenos de miedo,
Por todas partes corrían
Rezando a voces el credo
Y las viejas se ponían
Sobre los labios un dedo.

No hubo sastre ni platero
Que no rezó a troche moche,
Ni palmito sandunguero
Que medroso por la noche
No buscase compañero.

Mas, he aquí que una ocasión
En que estaba húmedo el piso,
Al decir una expresión
En que era bufar preciso,
Dio tan fuerte resbalón

Que, rodando como un bolo
Y dando horrorosos gritos,
Refieren todos, toditos,
Que no cayó un hombre solo,
Sino muchos pedacitos.

¡Infeliz de Fray Bragazas!
No halló la copa de miel
Que buscó en sus amenazas,
Ni fue feliz como aquél
Fray Gerundio de Campasas.

¡Murió el charlatán, murió!
Murió. La cumbre del cerro
Limpia del todo quedó,
Y el pueblo a oír no volvió
Su aguda voz de cencerro.

Recogiéronse sus restos
Entre burlas, risa y llanto,
Y en su sarcófago puesto
Se dicen que yacen éstos
En medio del camposanto.

Y desde entonces aquella
Loma alegre como un baile,
Cuya cumbre verde y bella
El pie del mortal no huella,
Se llama el” Cerro del Fraile”.

Fuente