Chamanismo

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Chamanismo. Profesión casi esencialmente masculina. Su dominio más importante es el de la medicina con prácticas religiosas y de éxtasis. El awá (pl. awapa) o chamán, goza de una posición privilegiada y a la vez marginal en el seno de su grupo. Es el intermediario entre el individuo, la divinidad y la comunidad.

El awá o chamán

El chamán tiene su alter ego (su otro yo), que es su nahua o animal protector, el cual suele ser el jaguar o el ave-pico. El suyo es un arte que requiere muchos conocimientos técnicos, de invocación, cánticos y pases mágicos, por lo que debe tener un período de aprendizaje. A la vez que es admirado, es temido: establece pocas interacciones con los demás.

El chamán representa otra persona revestida de autoridad entre la comunidad, y por sus características distintivas, con sólo su presencia ejerce gran influencia en la conducta de la comunidad, quizás por temor a una represalia. Los nombres con los que se denomina a los chamanes corresponden a distintos grados o niveles, y en gran parte a la especialización de sus funciones.

La vida religiosa está concentrada en la persona del chamán, por ser él el intermediario entre el individuo, la comunidad y el mundo sobrenatural. La importancia del chamán depende de su poder mágico, del control que ejerce sobre los espíritus. El chamán cura a los enfermos, adivina los sucesos futuros de los individuos y de la comunidad, controla los fenómenos atmosféricos, maneja lo impuro, o conduce las almas de los difuntos hasta la morada final. Convirtiéndose en animal ejerce la función de hechicero.

En los niveles mayores (uskares e isogrodos), el cargo es hereditario y se transmite directamente al hijo, el cual le pide al chamán que le enseñe pagándole algo de antemano. Sin embargo, en los otros niveles la búsqueda de los poderes es voluntaria.

En la cultura talamanqueña, los mitos cumplen una función terapéutica y es la razón por la que el awá (médico) es quien mejor los domina. Durante los ritos terapéuticos, el awá canta los mitos o fragmentos de ellos, pues para erradicar la enfermedad de su paciente requiere no sólo administrarle el remedio natural adecuado, sino también ubicar el espíritu de la enfermedad que provoca los males, para así librar de éste a la víctima.

El mito cuenta el origen de todas las cosas, y por lo tanto el de las enfermedades y el de plantas involucradas en el tratamiento. Cantando, el awá pretende descubrir sus efectos, el lugar de donde provienen, las circunstancias en que actúan. De esta manera, y por el poder que reconoce en sus invocaciones, logra alejar al espíritu de la enfermedad.

Para ser chamán es necesario morir, pues el cuerpo tiene que ser despedazado y renovado. Los chamanes mueren y resucitan continuamente en cada una de sus experiencias místicas. Valiéndose de sus trances, acompañan a los muertos al Reino de las Sombras, y sirven de mediadores entre ellos y sus dioses. El chamán es el gran especialista del alma humana. Él es el intermediario entre el individuo, la comunidad y el mundo sobrenatural. Ver sus funciones como psicopompo en la sección de rituales funerarios.

Rangos chamánicos

CAPAR (usékar) jaguar -asociado con la luna nueva – isogros

USEKÖL blupa (bkli) zorro pelón

USEKOL itsököl (cantores funerarios)

OKÖM bikakla (fem. tsirú' okom)

Usekar: reina (ahora)

Accesorios chamánicos

El poder del chamán descansa en la habilidad que tiene de comunicarse con los espíritus. La comunicación se realiza a través de ciertos objetos especiales, tales como los bastones, las sonajas, los tambores, el fuego sagrado, y especialmente las piedras mágicas.

Bastón

Al bastón se le considera como símbolo de autoridad. Su origen data de antes del origen del mundo, cuando Sibú poseía un bastón que era amonestador. En la concepción mítica, el bastón está vinculado con el ombligo, al cual su madre guardó y que más tarde Sibú convirtió en fuente de su poder y mando.

Los bastones más sencillos tienen una figura zoomorfa en la parte superior, que muchas veces está sentada sobre sus ancas. Los más elaborados tienen una cavidad con palitos que lo hacen parecer un cascabel. Tanto el sonido de este tipo de bastón como las sonajas tienen la función de atraer a los espíritus a las sesiones, y a veces estos sonidos son considerados como la propia manifestación de estos espíritus. Para hacer un bastón, la madera se obtiene de troncos semipodridos. Para obtenerla, se debe hacer un ceremonial o ritual, y se ha debido purificar previamente, para no exponerse a ser picado por la serpiente venenosa que protege dicha madera.

Tambores

Los hay de dos tipos:

•Tambor de lengüeta en forma de u, con figuras zoomorfas o antropomorfas talladas en la parte superior, siendo la preferida la figura de lagarto, que se usa en la muerte de un chamán o cacique.

•Tambores cilíndricos, que pueden usarse también con fines profanos.

Flauta larga o de cañuela

Esta flauta sólo pueden hacerla los chamanes.

Sía o piedras mágicas

Son consideradas como receptáculos de poder mágico, tienen la función de conversar con las almas de los enfermos. Al soplarlas los espíritus se manifiestan favorablemente o no, permaneciendo inmóviles o dando vueltas. El chamán puede transformarlas en varias especies de animales como serpientes, jaguares, aves, etc. Además estas piedras permiten al chamán adivinar los acontecimientos futuros. Los colores, la calidad y procedencia de las piedras adivinatorias tienen relación con las funciones que se les atribuyen.

“Tienen unas piedras como de jugar a las tabas, de diversos colores: las coloradas adivinan si hay enemigos por donde van a trabajar o caminar; otras como de mármol con unas vetas aplomadas, para saber el buen día de su sombra; otras de laja para cazar o pescar; y el modo como lo hacen es que ponen las piedras sobre la palma de la mano y le hacen su razonamiento y luego le dan un soplo; si la piedra baila hay feliz acierto, y si no, no van a caminar porque sucederá mal; y en esto tienen gran fe, porque dicen que Dios les dio a sus mayores de aquellas piedras para gobernarse, y ellos lo imitan y van a sacar a la cantería en ayunas y luego las amuelan; y en este tiempo no comen sal”.

Rituales chamánicos

Rituales de iniciación

En el caso del Okub o sepulturero, debe plantar estacas, entonces el chamán amarra las muñecas del mismo a un árbol; si crecen, el novicio tendrá un futuro exitoso, considerándose de cierta forma como un escogimiento divino. Aquí se ponen a prueba la inteligencia y resistencia del aspirante.

El usékar va a la cueva para entrar en comunicación con los espíritus. La cueva es sustituida en los otros niveles chamánicos (awá, okub, bikakra) por una cabaña construida de hojas de plátano que se instala generalmente en el bosque; aquí el novicio permanece encerrado durante el día, permitiéndosele salir durante la noche; el awá adquiere el espíritu protector de una persona que hace mucho tiempo ha muerto, el cual posiblemente sea el espíritu de un antiguo o desaparecido chamán.

En el esquema mágico religioso, la conversación del espíritu con los novicios, especialmente con Dular, mensajero de Sibú, a solas en la oscuridad, alcanza el clímax cuando el espíritu se le acerca.

El bastón es el intermediario entre el chamán y los espíritus y puede ser adquirido por el novicio mediante compra, regalo o búsqueda ritual en el bosque y por el adiestramiento que éste ha recibido de su maestro referente a las canciones rituales. La próxima ceremonia parece estar encaminada a entregar al futuro hombre-médico sus implementos rituales y el entrenamiento y aprendizaje tradicionales para ejercer a cabalidad la profesión.

También tiene que construir una cabaña de hojas de plátano y debe permanecer sin dormir, acción que debe ser supervisada. Debe utilizar la mano derecha en algunos de los pasos, por ser ésta sagrada en oposición a la izquierda que es profana. Aquí el futuro chamán recibe plumas de aves (símbolo ornitomorfo), las cuales amarra a un pedazo de tela, las piedras mágicas o sagradas envueltas en algodón, dos bancas blancas de balsa, una de ellas con cola y cabeza de animal, un bastón, una piel de jaguar y una flauta larga de cañuela (que sólo los curanderos pueden hacer).

Gran parte de la ceremonia está dedicada a cantar a las piedras sagradas, diciendo en ellas sus cualidades y virtudes mágicas. La asistencia a un número determinado de sesiones, generalmente acorde con los números míticos (3 o 4) es requisito indispensable del aprendizaje.

Rituales de curación

Encender el fuego es el paso inicial en los rituales de curación. El awá enciende el fuego y en él la pipa. Luego soasa hojas de aiko o sabanillo, que se pasan por el pecho y espalda del enfermo. También le echa bocanadas de humo de tabaco. Asimismo le pasa animales por el cuerpo, dependiendo del tipo de enfermedad, para que sus espíritus combatan con el espíritu de la enfermedad. Estos elementos son los símbolos materiales de la purificación. Entran también en el proceso de curación los ayunos y las dietas. Existen diferentes tipos de dietas y de restricciones para las diversas enfermedades e impurezas.

Cantos ceremoniales

Los cantos son el elemento básico del ritual del chamán; éstos permiten al oficiante comunicarse con los espíritus animales. Es posible que cada chamán tuviera sus cantos particulares, pero la mayoría de ellos tuvieron que ser enseñados por su maestro durante las ceremonias de iniciación.

Aunque en ciertos cantos talamanqueños es posible descubrir palabras del cabécar antiguo, lo más probable es que deba tratarse de un lenguaje especial para los animales; tal parece testimoniarlo la iniciación del awá, porque cuando el maestro y los auxiliares cantan, lo hacen refiriéndose a ciertas aves del bosque. Es muy posible que los aullidos que los chamanes suelen emitir en sus sesiones tengan mucho que ver con la imitación de los que producen los animales.

Todos los cantos sagrados son cantados en cabécar, aun cuando puedan ser cantados en bribri; por tal motivo, el resto de la comunidad no entiende la letra de los mismos.

Cantos sagrados

El awá trae al espíritu (itsó) de donde lo tiene escondido para cantar. Dikúswa es la piedra usada por los curanderos para combatir las enfermedades. Se canta sobre las sía, o piedras sagradas, y en particular sobre dikúswa para ver si el paciente va a vivir o morir. El origen del canto es el siguiente:

Al principio dikúswa era un pájaro y Sibú lo mandó a llamar cuando se sintió enfermo y le preguntó si iba a vivir o a morir. Dikúswa contestó que Sibú sólo estaba fingiendo pues él nunca moriría. Sibú quedó tan complacido con la respuesta que dejó a dikúswa convertido en piedra para que la usaran los curanderos cuando estuvieran en ejercicio de sus funciones.

Danzas rituales

Las danzas y cantos fueron enseñados a los bribris por Sibú, para que el hombre fuera feliz. Les enseñó la danza del zopilote y la danza del mono, enseñándosela al abuelo del zopilote y del mono congo, y éstos la transmitieron a los hombres.

Existen danzas funerarias, las cuales no solamente se realizan con carácter ritual, sino también profano. La danza de los huesos es efectuada por hombres si el muerto era un adulto, y por mujeres si el difunto era un niño. En la danza de la inauguración de la casa se esconde una máscara que los celebrantes tienen que descubrir antes de que se ejecute dicha danza.

Los 4 mundos chamánicos

..."En el pensamiento chamánico, el mundo objetivo es simplemente otro lugar donde operar, y el proyecto del chamán es hacerlo con eficacia en cualquiera de los mundos"...

Ike papakahi: el mundo objetivo

El mundo del primer nivel es lo que la mayoría de la gente en la sociedad moderna llamaría realidad ordinaria. Tomando como ejemplo un prado en pleno bosque, la mera experiencia sensorial del mismo (los colores de las plantas, la tierra y el firmamento, el olor de las flores, el canto de los pájaros, la sensación de la brisa en la piel, la percepción del movimiento de una gama con sus cervatillos) tendría lugar en un marco objetivo.

Desde esta perspectiva también parecería evidente e incuestionable que el prado tiene unas dimensiones determinadas, un número concreto de árboles de ciertas especies, que unos son de madera dura y hoja caduca y otros coníferas, que una cantidad específica de animales de distintos géneros puebla la zona, que alguien es propietario de la misma, etc. Todo esto sería evidentemente cierto, pero sólo a dicho nivel de percepción.

Este primer nivel, por evidente que parezca, sólo es perceptible de ese modo gracias a una creencia o supuesto fundamental que sirve de marco de referencia al mundo objetivo: el supuesto de que todo es independiente. Éste es el supuesto que da cabida a la experiencia sensorial directa, la física clásica y las diversas filosofías de causa y efecto.

Suele ser bastante difícil que la gente formada en dicha creencia sea capaz de verla como un simple supuesto. Es evidente que aparenta ser la única verdad posible. Pero ésta es la naturaleza de los supuestos fundamentales. Toda experiencia tiende a ser consecuente con los supuestos acerca de la experiencia. Es como ponerse unas gafas de color rosa y olvidar que se llevan puestas. Si uno jamás recuerda que se las puede quitar, siempre pensará que el color rosa es el único y natural del mundo.

La falta de consonancia se manifiesta cuando uno descubre, consciente o inconscientemente, otros supuestos, como por ejemplo cuando se le caen las gafas, o cuando recuerda que algún día se las puso, o cuando sueña con un mundo verde. Entonces uno puede abrirse a la experiencia de otros niveles. El chamán aprende lo antes posible que el mundo objetivo no es más que una forma de ver.

La idea de que todo es independiente es muy útil y poderosa. Ha estimulado los viajes, la exploración, la ciencia, la industria y todos los milagros de la tecnología moderna, incluidos los que han permitido que esta obra se publique. Sin embargo, también ha servido para justificar la esclavitud, el racismo, las guerras, la vivisección, la contaminación y la explotación abusiva de los recursos del planeta.

Debemos comprender que el supuesto en sí no es bueno ni malo. Los seres humanos debemos crear otros supuestos relacionados con los sistemas de valores antes de poder introducir el concepto: de bueno o malo, y éstos pueden operar en cualquier otra nivel de la realidad.

Por ejemplo, observando objetivamente el mencionado prado, puede considerarse como bueno porque constituye una fuente de nutrición para diversos animales. O puede considerarse como malo porque ocupa un valioso espacio, que sería mejor utilizar para construir casas o alimentar seres humanos. El caso es que el uso o abuso del medio ambiente o de sus habitantes se basa en la idea de que las cosas son independientes, vistas desde un sistema de valores personal.

Dos supuestos secundarios del mundo objetivo son el de que todo tiene un principio y un fin, y el de que todo efecto es producto de una causa. Algún acto u otro constituye la causa del nacimiento o principio de la existencia de las cosas, que un día mueren o dejan de existir.

Esto es de vital interés en el pensamiento objetivo y despierta grandes polémicas en cuanto a las causas físicas de las enfermedades y al momento exacto en que un grupo de células se convierte en un ser humano. Se gastan enormes sumas de dinero para determinar las causas sociales y ambientales de la delincuencia, y en la conservación de edificios históricos, porque su desaparición supondría una pérdida cultural. Y la gente sufraga toda clase de cargas emocionales y económicas, a fin de descubrir el trauma específico de su infancia responsable de su desdicha actual, y para prolongar la existencia del cuerpo físico. Todo ello tiene perfecto sentido visto desde el supuesto antes mencionado, pero desde otras perspectivas no tiene sentido alguno.

Algunas personas evalúan el mundo objetivo como nocivo y procuran huir del mismo, menospreciarlo o negarlo. Sin embargo, en el pensamiento chamánico, el mundo objetivo es simplemente otro lugar donde operar, y el proyecto chamánico es hacerlo con eficacia en cualquiera de los mundos. Por consiguiente, en su función esencialmente curativa, el chamán podrá utilizar supuestos del mundo objetivo, a fin de adquirir pericia en métodos de curación como el masaje, la quiropráctica, las hierbas y medicinas, la cirugía y el ejercicio, o la nutrición y la cromoterapia, sin limitarse a los supuestos de dichos métodos.

Ike papalua: el mundo subjetivo

Ahora supongámonos de nuevo en el prado. En esta ocasión somos conscientes de la interdependencia del mundo natural, de las funciones de apoyo mutuo desempeñadas por los elementos de luz y sombra, viento y agua, tierra y piedra, árboles, pájaros, flores e insectos. Más que meros observadores, nos sentimos parte de dicha interdependencia.

Puede que sintamos la emoción de la paz, la felicidad, el amor, o el asombro. O puede que seamos conscientes de la estación y acudan a nuestro recuerdo las estaciones pasadas y venideras. Si uno es chamán, o psíquicamente sensible, es probable que pueda realizar un cambio interno más profundo y percibir las auras, o campos de energía, de todo lo presente, así como la interrelación de dichas fuerzas.

Puede que logre conversar con las plantas, los animales y las piedras, o con el viento, el sol y el agua, compartiendo sus historias y sus secretos. Según la formación, experiencia y pericia de cada uno, podrá ser incluso consciente de los espíritus de la naturaleza y comunicarse con los mismos, o con la sobrealma o aumakua del propio prado. Sin moverse del lugar, puede que de pronto presencie una escena de hace cien años, de indios acampados después de una buena cacería, fumando sus pipas alrededor de la hoguera y dándole gracias al gran espíritu. Es incluso posible que se sienta como uno de ellos.

Los ejemplos precedentes de experiencias en el mundo subjetivo son posibles gracias al supuesto básico de dicho nivel, que sostiene que todo está interrelacionado, con el apoyo de los supuestos secundarios de que todo forma parte de un ciclo y de una transición, y de que todos los acontecimientos son sincrónicos. En el marco de referencias de este mundo, la telepatía y la clarividencia son hechos naturales, tan incuestionables como la acción de una palanca en el mundo objetivo.

La comunicación mental, independientemente de la distancia y con todo cuanto existe, es posible gracias a que el mundo está interrelacionado. Se pueden experimentar emociones gracias a la conexión empática. Las auras son visibles y tangibles porque la energía es el vínculo que las enlaza. Se pueden conocer vidas pasadas y futuras porque la vida es cíclica y el tiempo sincrónico. La muerte, a este nivel, no es más que una transición, parte de un ciclo, mientras que en el mundo objetivo es un fin. Todo acerca de este nivel es cierto, pero, una vez más, sólo desde la perspectiva del mismo.

Ésta es la razón por la que a la gente orientada primordialmente hacia el mundo objetivo le resulta tan difícil aceptar la veracidad de los fenómenos psíquicos y las ciencias subjetivas como la astrología, y a aquéllos orientados primordialmente hacia el mundo subjetivo les es sumamente difícil explicar sus experiencias a sus amigos anclados en la objetividad.

Ninguno de dichos mundos tiene sentido visto desde la perspectiva del otro. Si uno se limita a nacer y a morir, las vidas anteriores son patrañas. Si las estrellas están a tantísimos millones de kilómetros de la tierra, cualquier influencia es absurda. Por otra parte, si todo está interdependientemente conectado, la tala indiscriminada de árboles para construir ciudades es un acto suicida, y si uno ha pertenecido a otra raza en una vida anterior, odiar dicha raza en la actualidad es pura hipocresía.

La solución chamánica a dicho dilema se halla en el séptimo principio de Huna: 'la eficacia es la medida de la verdad'. En lugar de intentar decidir cuál de estos puntos de vista es el correcto, el chamán adopta indistintamente el más eficaz y apropiado a cada objetivo curativo.

Los métodos curativos chamánicos a este nivel utilizan la sugestión telepática y las formas mentales, la acupuntura o la acupresión, así como el equilibrio, transferencia y movimiento de energía, ya sea manual o con la ayuda de instrumentos tales como cristales, y formas y pautas especiales de energía.

Ike papakolu: el mundo simbólico

Nos encontramos una vez más en el prado, sólo que en esta ocasión dejamos volar la imaginación y en su claridad vemos nuestra propia loa al amor y a la vida, los árboles se convierten en representaciones de nuestra fuerza interna y máximas aspiraciones, los pájaros cantan promesas de alegría y los rayos del sol son la caricia de Dios en nuestro rostro.

Uno se siente impregnado por la belleza del lugar y tan conmovido que, según la inclinación de cada uno, escribe inmediatamente un poema o pinta un cuadro para capturar aquella sensación. Ahora nos habremos trasladado a un conjunto mental dotado de su propio supuesto básico: todo es simbólico.

Con una formación chamánica uno puede ir más allá y procurar discernir augurios orientadores en la formación de las nubes, de las hojas o de los pájaros en vuelo. O llevar a cabo un ritual que consagre el prado, convirtiéndolo en el mejor lugar de curación para futuros visitantes. Una progresión de ideas típicamente chamánica a este nivel es la de que, si todo es simbólico y los sueños son símbolos, esta realidad es también un sueño.

Así pues, un aspecto de la pericia chamánica consiste en saber penetrar en los sueños y transformarlos.

Puede que a estas alturas alguien se pregunte ¿de qué es todo simbólico? y ¿a quién pertenece el sueño? En este nivel sería correcto afirmar que todo es simbólico de todo lo demás, pero esencialmente de quien lo percibe, y que el sueño es el sueño de todo cuanto existe, pero especialmente del sujeto. O, alternativamente, podríamos afirmar que en el nivel simbólico la totalidad de la experiencia personal del sujeto es un reflejo de sí mismo, incluida toda la gente y objetos que le rodean. Cambiar la experiencia de este nivel, supone que uno puede cambiar los símbolos, la interpretación de los mismos o cambiarse a sí mismo, para que así cambie el reflejo.

Los supuestos secundarios son los de que todo forma parte de un orden y existe en relación a otra cosa, y que todo significa lo que uno decide que signifique. Muchos investigadores científicos y teóricos matemáticos se aferran a este nivel, intentando descubrir pautas y relaciones significativas en la estructura aparente del universo, e ignorando con frecuencia el efecto que sobre su investigación provocan sus propias decisiones en cuanto a lo que es significativo, así como ignorando toda aplicación objetiva de su investigación.

Para los chamanes, u otras personas simbólicamente sensibles, es útil darse cuenta de que las creencias se reflejan en el cuerpo y en las experiencias de la vida, y percibir la facilidad con que cambian las condiciones y las relaciones, cuando también cambian los conjuntos de creencias.

Los métodos de curación chamánicos -en este nivel- incluyen todos aquellos principios basados en la fe, las terapias verbales y de visualización (incluido el hipnotismo), las afirmaciones de programación neurolingüística, la orientación de imágenes, los placebos, los sueños, y el uso de amuletos y talismanes.

Ike papaba: el mundo holístico

En esta ocasión uno no está en el prado, sino que es el prado. Siente como la clorofila de las hojas convierte la luz en energía utilizable, al tiempo que sus propias raíces absorben elementos nutritivos de la tierra y ofrece encantado su néctar a la abeja que recoge el polen para compartirlo con otras flores. Como la abeja, disfruta libando el néctar y, sin pensarlo, sabe que parte del polen será compartido con otras abejas y que una buena cantidad será transportado a las extensiones de sí mismo en la colmena. Siente un cosquilleo en la garganta al emitir su canto de apareamiento y mueve las plumas de la cola para conservar el equilibrio sobre la rama de un pino al borde del prado, y como pino sabe que está al margen del prado, pero forma parte de lo que hace que el lugar sea lo que es.

Esto no es más que una pequeñísima muestra de la experiencia a nivel holístico. En este caso el supuesto básico es que todo es uno. En términos prácticos, es el sentido de identidad de uno con uno mismo. La experiencia más profunda acostumbra a llamarlo «conciencia cósmica», lo que supone un intento sumamente lamentable de describir una sensación de unicidad con el universo, esencialmente indefinible porque las palabras y el lenguaje son simplemente incapaces de contener dicha experiencia.

Su rasgo más común y superficial consiste en la sensación de saber que uno existe. Descartes utilizó un enfoque simbólico muy de tercer nivel, para justificar dicha sensación de ser, cuando dijo: «Pienso, luego existo». El enfoque objetivo podría ser «siento, luego existo». Sin embargo, en el cuarto nivel holístico es probable que no logremos mejorar la definición de Popeye, que dijo: «Soy lo que soy y eso es todo lo que soy».

En el mundo holístico no existe sensación alguna de distinción entre uno mismo y lo que sea con lo que uno se identifique como sí mismo. En la medida que uno es consciente de dicha identificación, uno opera en el reino holístico, y en la medida que uno sea consciente de 'lo demás' estará operando en otros reinos. Habremos podido comprobar que, en nuestra progresión de un mundo a otro, la sensación de separación -atributo bastante primordial y característico del mundo objetivo- decrece en el mundo subjetivo (una mayor sensación de conexión indica menor separación) y es todavía menor en el mundo simbólico (a pesar de que el nivel del reflejo todavía denota que se refleja algo ajeno).

Una persona también puede ser holísticamente consciente de lo que se considera como 'sí mismo', al mismo tiempo que lo es no holísticamente de lo que aparece como 'no sí mismo'. Así pues, el miembro de una tribu en África occidental puede identificarse holísticamente con su propia tribu (es decir, puede no tener un sentido de identidad personal, aparte de como componente de su tribu) y una visión completamente objetiva, separatista y hostil de otra tribu.

A pesar de que la identificación holística es algo natural en la experiencia humana (mucha gente extiende normalmente su sentido de identidad a sus posesiones personales, a la familia, a la ciudad o a su país), se precisa una destreza considerable para poder penetrar y operar conscientemente en dicho mundo. Los actores y las actrices, cuya profesión emana de una antiquísima tradición chamánica, son los mejores practicantes conocidos de dicho arte en la actualidad. En la antigüedad, y hasta cierto punto hoy en día, los chamanes eran y son capaces de adoptar la identidad de animales, espíritus de la naturaleza y de ciertos arquetipos que aparecen bajo capa de dioses y diosas. En dicho estado de identificación, adquieren las cualidades y los poderes de los entes en cuestión.

Al igual que un buen actor, normalmente tímido, puede interpretar convincentemente el papel de un héroe seguro de sí mismo con una mentalización adecuada, el chamán logra tener la fuerza de un oso o la sabiduría de un dios gracias a la contemplación y a una interpretación tan perfecta del papel, que el papel le interpreta a él. Esto se desprende del supuesto secundario de este nivel, que sostiene que el saber engendra el ser.

'Realiza la obra y gozarás del poder', ha dicho Emerson. A este nivel, existen esencialmente dos modos de curación chamánicos. En primer lugar, existe la 'canalización', por medio de la cual se adopta, en mayor o menor grado, la identidad de alguien con mayores poderes de curación, o uno se identifica con un poder curativo superior, para actuar sobre alguien con fines curativos. En segundo lugar, existe un proceso que yo denomino 'grokking and guiding', por el que uno se identifica con la persona que debe ser curada, o se convierte en la misma, y entonces se cura a sí mismo.

Ni que decir tiene que, para practicar con éxito este segundo método, hay que estar muy seguro de sí mismo. De lo contrario, uno puede sentirse tan perturbado por el estado del otro que se vea obligado a abandonar el nivel holístico sin poder operar con eficacia en el mismo, o bien olvida su auténtica identidad, adquiriendo los síntomas del otro sin llegar a ser capaz de curarse. Puede que las personas que sean fuertemente empáticas experimenten esto con frecuencia.

Muchos terapeutas, por ejemplo, se identifican hasta tal punto con los problemas de sus pacientes o clientes que pasan a padecer las dolencias que intentan ayudar a curar. Por consiguiente, cuando les enseño a mis alumnos a curar en el nivel holístico, les recomiendo que limiten todo proceso de identificación a un máximo de un noventa y nueve por ciento, de modo que el 'uno por ciento de chamán' siempre pueda volver a la identidad de partida.

El Chamán en América

El Chamán americano tiene creencias religiosas diversas. Nunca hubo una religión o sistema espiritual común. Aunque muchas de las culturas tienen curadores, ritualistas, cantores, místicos y oradores ningunos de ellos se ajusta exactamente a la definición de chamán.

Muchas de estas religiones indígenas han sido falsificadas burdamente por los observadores y los antropólogos, tomando aspectos superficiales e incluso totalmente erróneos que eran tomados como "más auténticos" que los relatos de los miembros de esas culturas. Se contribuye al error al pensar que las religiones americanas son algo que existió solamente en el pasado, y que se pueden obviar las opiniones de las comunidades nativas.

No todas las comunidades indígenas tienen individuos con un papel específico de mediador con el mundo de los espíritus en nombre de su comunidad. Entre las que tienen esta estructura religiosa, métodos espirituales y creencias pueden tener algunas similitudes, aunque muchas de estas concordancias son debido a las relaciones entre naciones de la misma región o a que las que las políticas gubernamentales post colonialesmezclaron naciones independientes en las mismas reservas. Esto puede dar la impresión de que hay más uniformidad entre creencias de las que realmente existieron en la antigüedad.

Chamán Mapuche

Entre la gente Mapuche de Suramérica, sirve a la comunidad como chamán una mujer, llamada Machi, que realiza ceremonias y prepara hierbas para curar enfermedades, expulsar demonios e influenciar sobre el tiempo y la cosecha.

Chamán Guaraní

En el inmenso territorio compartido por Argentina (Nordeste), Brasil y Paraguay (Este); cerca de la confluencia de los ríos Iguazú y Paraná habitan los mbyá (hombres del monte o de la selva) que es una etnia Guaraní. Sus médicos-shamanes se denominan caraí opy gua (señor del op´y o recinto ceremonial). Son avanzados (as) curadores físicos y espirituales. Sus rituales de sanación en ocasiones son masivos con la confluencia de los shamanes de muchas comunidades regionales.

Amazonas

En la Amazonía Peruana y en las regiones costeras del norte del país, los chamanes se conocen como curanderos. Además del uso de los cactusde San Pedro para la adivinación y la diagnosis, los curanderos de la costa norte son conocidos en toda la región por sus altares curativos, llamados mesas.

Sharon defiende que las mesas simbolizan la ideología dual entre la práctica y la experiencia del chamanismo.

Navajos

Los hombres medicina navajos, conocidos como “Hatalii”, utilizan varios métodos para diagnosticar las dolencias del paciente. Usan herramientas especiales tales como rocas cristalinas, y habilidades tales como trances, acompañados a veces de cánticos.

El Hatalii selecciona un canto específico para cada tipo de dolencia. Los curadores navajos tienen que ser capaces de realizar correctamente la ceremonia de comienzo a fin, ya que en caso contrario no surtirá efecto. El entrenamiento de un Hatalii es largo y difícil, casi como un sacerdocio. El aprendiz aprende observando a su maestro, memorizando las palabras de todos los cánticos. En ocasiones, un hombre medicina no puede aprender todas las ceremonias tradicionales, así que puede optar por especializarse en unas pocas.

México

En México es relevante la supervivencia de elementos y rituales de tipo mágico-religioso de los antiguos grupos indígenas, no sólo en los indígenas actuales sino en los mestizos y blancos que conforman la sociedad mexicana rural y urbana.

Tierra del Fuego

En las leyendas de la Tierra del Fuego, el xon tiene habilidades sobrenaturales, por ejemplo puede controlar el tiempo.

Fuentes