Chilomastix mesnili

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Chilomastix mesnili
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Chilomastix mesnili es uno de los protozoos flagelados que fue probablemente observado por primera vez por Davaine en 1845, quien lo denominó en 1860 como Cercomonas intestinalis. La primera descripción correcta la ofreció Wenyon en 1910, y Alexeieff en 1920 creó el género Chilomastix para las especies descritas por Wenyon como Macrostoma mesnili o Tetramitus mesnili.

Agente Etiológico

Chilomastix mesnili es uno de los protozoos flagelados que ha sido clasificado taxonómicamente como se refiere a continuación:

  1. Reino Protista
  2. Subreino Protozoa
  3. Phyllum Sarcomastigophora
  4. Subphyllum Mastigophora
  5. Clase Zoomastigophorea
  6. Orden Diplomonadida
  7. Familia Chilomastigidae
  8. Género Chilomastix
  9. Especies Mesnili

Estos protozoos tienen fases de quiste y de trofozoito bien definidas. Los trofozoitos vivos son asimétricamente piriformes, por el surco espiral que se extiende por la parte media del cuerpo. Los trofozoitos miden generalmente de 6 a 20 µm de largo por 3 a 10 µm de ancho. Tienen un núcleo esférico que mide de 3 a 4 µm y está situado hacia la parte media del polo anterior y posee un cariosoma central bien definido, del cual se extienden unas cuantas fibrillas acromáticas hacia la membrana nuclear, que está revestida con placas de cromatina. A uno de los lados del núcleo se encuentra el citostoma, redondeado por delante y por detrás, estrecho y largo y con una estrangulación media. Por delante del núcleo y muy cercano a este se encuentran seis blefaroplastos diminutos: de tres de estos se originan los tres flagelos anteriores libres (dos cortos y uno largo); de otro blefaroplasto se origina un flagelo delicado que se encuentra en el interior del citostoma y los dos restantes van a constituir como especies de fibrillas axonémicas que circundan los bordes del citostoma. El citoplasma presenta granulaciones finas y contiene vacuolas alimentarias. Los quistes son característicos en forma de Pera o Limón con uno de los extremos ancho y redondeado y el otro algo cónico y romo. Estos son incoloros y miden de 7 a 10 µm de largo por 4,5 a 6 µm de ancho y tienen una pared gruesa y resistente. El citoplasma del quiste, densamente granular, se encuentra por lo común separado de la pared quística en el extremo más fino de este.

Ciclo de Vida

El Ciclo de Vida (ACV) está compuesto de dos estados fundamentales: el trofozoitos y el quiste. Los trofozoitos viven habitualmente en el ciego, donde se comportan como un comensal que vive a expensas de las bacterias entéricas en la luz de las glándulas y donde se multiplican por fisión binaria. En las heces líquidas recientemente emitidas se observan trofozoitos, en las semiformadas tanto quistes como trofozoitos, y en las bien formadas pueden verse quistes que son las formas infectantes para un huevo hospedero. Cuando el huevo hospedero susceptible ingiera los quistes infectantes, éstos se van a desenquistar y darán lugar a un trofozoito que se volverá a implantar en el intestino grueso y a reproducir por bipartición.

Patogenia y fisiopatología

Se considera como un comensal inocuo y por lo tanto, no produce patologías en los hospederos susceptibles.

Manifestaciones clínicas

Se considera como un comensal inocuo y por lo tanto, no provoca síntomas en los hospederos susceptibles.

Diagnóstico

Aunque el examen microscópico de las heces es el método más práctico y efectivo para establecer la presencia de la infección en el hombre, la excreción de quiste puede ser errática, lo que pudiera llevar a resultados falsos negativos. Por esta razón es importante la realización de exámenes seriados con el fin de aumentar la sensibilidad. El examen microscópico de las heces consume tiempo y requiere de buena calificación y experiencia del personal que realiza el diagnóstico. Además con el empleo de métodos parasicológicos de concentración como el método de Ritchie (formol-éter/acetato de etilo) o el de Faust (sulfato de zinc), se aumenta considerablemente la sensibilidad del examen parasicológico.

Epidemiología

Este es un protozoo común en el hombre a nivel mundial, aunque con una frecuencia menor que Entamoeba y Giardia. El mecanismo de transmisión es similar al de otros protozoos intestinales patógenos como Giardia. Se han involucrado vectores coprófagos en su transmisión, como cucarachas y moscas, que transmiten los quistes a través de sus heces, lo que se ha comprobado en trabajos experimentales. La transmisión persona a persona es uno de los mecanismos principales para este protozoos, que se difunde por la vía fecal-oral. Se ha planteado que los monos pueden infectarse por una especie de Chilomastix que resulta morfológicamente indistinguible de Chilomastix mesnili, pero no parecen ser una fuente importante de infección para el hombre. Su frecuencia puede variar entre 1 y 10 % en dependencia de las poblaciones estudiadas y aunque no son patógenos, hablan a favor de transmisión local y de índices de contaminación fecal-oral en una comunidad.

Control y prevención

La estrategia básica para el control de la transmisión de Chilomastix debe ser similar a la de otras infecciones por protozoos intestinales, y se basa en prevenir o reducir la exposición a las heces infectivas. Los métodos para llevar esto a cabo pueden ser sofisticados o simples, y deben ser adaptados a las situaciones locales.

Tratamiento

Como se considera un comensal inocuo, no existen indicaciones terapéuticas para las infecciones por este protozoo.

Fuentes

  • Atias-Neghme. Parasitología Clínica. 3ra. Ed. Publicaciones Técnicas. Santiago de Chile: Mediterráneo Ltda., 1994:365-73