Cine argentino

Cine argentino
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Concepto:La cinematografía argentina se ha convertido en una de las principales del mundo en idioma castellano.

Cine Argentino. Una de las tres cinematografías más desarrolladas de Latinoamérica, junto a México y Brasil. A lo largo del siglo XX la producción cinematográfica argentina, apoyada por el estado y avalada por una larga lista de directores y actores, se convirtió en una de las principales del mundo en idioma castellano.

Historia

Doctor Alejandro Posadas inició el cine quirúrgico

El cine llegó a Argentina apenas un año después de su lanzamiento en París. Se efectuaría el 18 de julio de 1896 en el Teatro Odeón la primera proyección cinematográfica del país en la ciudad de Buenos Aires. En esta fecha se exhibieron los célebres cortos de los Hermanos Lumière que se habían estrenado el año anterior en París, Francia.

En 1894 había llegado el kinetoscopio y, a comienzos de 1896, un concesionario de kinetoscopios había experimentado proyecciones públicas con un aparato de su invención. En 1897 comenzó la importación de cámaras francesas, y un francés residente en Argentina, Eugene Py, se convirtió en el primer realizador y camarógrafo con el corto La bandera argentina.

En 1898, filmando sus propias operaciones quirúrgicas, el doctor Alejandro Posadas inició el cine quirúrgico. En 1900 aparecieron las primeras salas específicamente dedicadas al cine, y los primeros noticieros.

Cine mudo

Tras unos inicios con predomino del documental y del cortometraje, otro extranjero, el italiano Mario Gallo, rodó la primera película argumental, también de corte histórico-patriótico, "El fusilamiento de Borrego", en 1907. En este periodo se filman La Revolución de mayo, en 1910, Amalia, en 1914 y en 1915, la primera película netamente argentina con alguna repercusión: Nobleza gaucha, de Humberto Cairo, ya en la línea sentimentalista y costumbrista que reaparecerá en varios momentos del futuro de la industria. Esta película costó 25.000 pesos y recaudó medio millón en seis meses.

Amalia un filme de 1914

Otro inmigrante italiano, Federico Valle, hizo el primer largometraje de dibujos animados en 1916, "El apóstol", sátira política, la primera película argentina con muñecos, filma también Una noche de galán en el Colón, en 1919; y poco después, en 1920, el primer noticiario cinematográfico argentino: Film Revista Valle.

Por aquel entonces, aún dentro de la dispersión industrial del período mudo, José A. Ferreira utilizaba con éxito los temas y las letras del tango: el mundo del arrabal, las historias de amoríos, engaños y desengaños.

Cine sonoro

‎ Libertad Lamarque, Tita Merello y Luis Sandrini

Con la llegada del cine sonoro surgió entre el público la exigencia de escuchar su propio acento, en lugar del castellano al uso, en las películas realizadas en Hollywood o en París. En estrecha relación con esto, la producción argentina de aquella época se iba a ver marcada por el auge del tango, en aquel momento la música popular de mayor impacto mundial, que se asumía como algo propio, incluso en países tan distantes como la Unión Soviética o Finlandia, y era capaz de generar producciones estadounidenses alrededor del cantante argentino Carlos Gardel.

Sobre esta base se hizo en 1933 el primer filme sonoro argentino, Tango de Luis Moglia Barth, protagonizado por la diva de la canción Libertad Lamarque. A este éxito siguió ese mismo año el de "Los tres berretines", de Enrique T. Susini, y poco después, más desde el campo de la revista musical, "Noches de Buenos Aires" (1935) de Manuel Romero, o "Puerto Nuevo" (1936), de Luis César Amadori.

LLegada del cine sonoro

Por aquel entonces surgió también una generación de nuevos realizadores que floreció antes de la II Guerra Mundial, más orientada hacia un cine de género con aspiraciones artísticas, en la que destacaban Leopoldo Torre-Río ("La vuelta al nido", 1938), el también actor Mario Soffici (que había empezado con "El alma del bandoneón", 1935, de nuevo con Libertad Lamarque, pero más tarde hizo "Viento norte", 1937 y "Prisioneros de la tierra", 1938, que inició el cine social argentino), y sobre todo, Luis Saslavsky ("Crimen a las tres", 1935; "La fuga", 1937; "Puerta cerrada", 1939; o "La casa del recuerdo", 1940), el cineasta del período con más aspiraciones intelectuales.

Pero la II Guerra Mundial resultó nefasta para la producción argentina, ya que debido a las simpatías del Gobierno con las potencias del eje, los directivos de la industria estadounidense dejaron de enviar sus negativos a este país para mandarlos a México, lo que supuso el auge de la industria cinematográfica mexicana en perjuicio de Argentina.

A este hecho se vino a unir el Golpe de Estado del General Perón, en 1943, que favoreció al cine cuantitativa pero no cualitativamente, debido a la fuerte censura establecida. No obstante destacan en este período "Tres hombres del río" (1943), de Mario Soffici; "La dama duende" (1945), de Luis Saslavsky; "A sangre fría" (1947) y "La vendedora de fantasía" (1950), de "Tynaire", ambas interpretadas por el actor Alberto Closas, que luego continuó su carrera en España; y sobre todo Lucas Demare, que dirigió "Su mejor alumno" (1944), "Pampa bárbara" (1945), una especie de western criollo, y "Los isleños" (1951).

Auge de Actores y Actrices

Después, con la caída del peronismo, se produjeron una serie de películas de crítica abierta a este régimen, comenzando con la de Lucas Demare, "Después del silencio" (1956). Durante este periodo aparecieron dos jóvenes realizadores: Leopoldo Torre Nilsson, hasta el momento el cineasta argentino de mayor prestigio internacional, que hizo "La casa del ángel" (1956), "Fin de fiesta" (1960), "La mano en la trampa" (1961) y "Martín Fierro" (1968); y "Fernando Ayala", que dirigió "Ayer fue primavera" (1955), "Los tallos amargos" (1956) y "El jefe" (1958).

Ya en los años sesenta, la influencia de la nouvelle vague francesa en el cine argentino generó títulos como "Alias Fardelito" (1961), del actor Lautaro Murúa (conocido por sus intervenciones en las películas de Leopoldo Torre Nilsson, autor de la popularísima "La Raulito", 1975); "La cifra impar" (1960), sobre texto de Julio Cortázar, y la inédita "Los venerables todos" (1962), ambas de Manuel Antón; "Los jóvenes viejos" (1961), al estilo del italiano Michelangelo Antonioni, y "Pajarito Gómez" (1964), de Rodolfo Kuhn. Este último sí enlazó con la producción industrial, a diferencia de lo que pasó en líneas generales con este movimiento, que por descuido de este aspecto del cine, pronto produjo el desinterés del público.

También en estos años y bajo la influencia de la nouvelle vague el actor Leonardo Flavio se lanzó a la dirección con "Crónica de un niño solo" (1964), "El romance de Aniceto" y "Francisca" (1967) y "El dependiente" (1968). Es entonces cuando se consolidó en el cine argentino una fuerte tendencia ideológica, que atrajo incluso producciones extranjeras, como "Los inocentes" (1962) o "La boutique" (1967), de los directores españoles Juan Antonio Bardem, y Luis García Berlanga, respectivamente, que se rodaron en Argentina por problemas con la censura franquista. En esta línea ideológica que aún hoy perdura destaca en 1968 la encuesta neoperonista de cuatro horas y media "La hora de los hornos", de Fernando Solanas y Octavio Genio.

Por su parte, Torre Nilsson hizo "Güemes, la tierra en armas" (1972), "Boquitas pintadas" (1974), adaptación de la novela de Manuel Puig, que alcanzó gran éxito internacional, y "La mafia" (1971), que explora el tema de esta organización familiar-delictiva un año antes que "El Padrino", de Francis Ford Coppola. El golpe militar de 1976 y la dictadura consiguiente, provocó una crisis de la cinematografía nacional de 1976 a 1980, durante la que apenas se realizaron producciones interesantes, a excepción de películas como "La parte del león" (1978), debut del director Adolfo Aristarain.

La Industrialización

El período 1931-1940 abarca la aparición del cine sonoro y la industrialización, con su consiguiente expansión casi simultánea dentro del país y fuera de él, en América y España.

Argentina Sono Film

La industrialización propiamente dicha comienza en 1933, con el estreno de las dos primeras realizaciones sonorizadas mediante el sistema óptico (Movietone la banda sonora impresa en el margen de la película) y con la producción programada y copiosa de los dos sellos que arrancan con esos filmes iniciales: Argentina Sono Film, con "Tango", y "Lumiton", con "Los tres berrétines" . "Lumiton" cuenta con estudios propios desde diciembre de 1932; en cambio, Sono trabaja en viejos sets utilizados durante el período mudo, hasta que en 1937 coloca la piedra fundamental de los modernos estudios de Martínez.

En este período ven la luz las películas de los directores que, de pioneros, se convierten en maestros de un estilo y en motores de una expresión artística. A partir de 1940, todos productores, actores, directores, periodistas, técnicos y gobierno- tienen noción clara de la magnitud potencial del cine argentino. Comienza, sin embargo, poco después, la gran decadencia industrial y artística, agravada primero por los ecos de la guerra mundial, que se traduce en el ingreso con cuentagotas de película virgen (materia prima que se fabricaba en los Estados Unidos y que entregaban en mayor cantidad a los estudios mexicanos) y, después, por la despersonalización de los argumentos que, como dijo alguien, "tenían universalidad pero la identidad de las gentes y de sus lugares era irreconocible".

Fue entonces cuando se advirtió que el cine podía ser un medio para dirigir la mentalidad de la masa y para ordenar el pensamiento del individuo "cautivo" en una sala con el fin de orientarlo en una dirección de carácter masivo. En 1944, un decreto -el 21.344- fue la primera herramienta legal que ordenó desde el punto de vista jurídico al cine nacional con disposiciones sobre la obligatoriedad de exhibición.

Cine clásico

Hugo del Carril

A partir de 1940 el cine argentino entró en un largo periodo de crisis cinematográfica determinada por la competencia comercial del Cine Estadounidense y el predomino del Cine Mexicano que estaba en su "Época de Oro" y dominaba el mercado en los países de habla hispana. Algunas de las grandes películas de la década fueron "Historia de una noche" (1941) y "La dama duende" (1945), ambas de Luis Saslavsky; "La Guerra Gaucha" (1942) y "Malambo" (1945) de Lucas Demare y Hugo Fregonese; "Pelota de trapo" (1948) y "Crimen de Oribe" (1950) de Leopoldo Torres Ríos, y "Las aguas bajan turbias" (1952) de Hugo del Carril.

En esa década saltan a la fama las hermanas gemelas actrices Mirtha Legrand y Silvia Legrand.

Nuevo cine argentino

Desde 1957 una nueva generación de directores consiguió aunar la habilidad técnica con el refinamiento estético. Leopoldo Torre Nilsson, Fernando Ayala, David José Kohon, Simón Feldman y Fernando Solanas, fueron los protagonistas de esta renovación del cine argentino en la década de 1960.

Un caso excepcional es el de Hugo Santiago, autor de "Invasión" y "Los otros" que emigró definitivamente a Francia. Posteriormente otros directores consiguieron su estilo cinematográfico, como José Martínez Suárez, Manuel Antón, y Leonardo Favio. En el cine infantil de dibujos animados se destaca Manuel García Ferré "Petete y Trapito", 1975; "Ico, el Caballito Valiente", 1981).

Década del 80

Este período se remontó con una serie de interesantes realizaciones que trataban de una u otra forma temas políticos, como "Tiempo de revancha" (1981) y Los últimos días de la víctima (1982), de Aristarain, a través de protagonistas obreros que se cuestionan su compromiso político; Asesinato en el senado de la nación (1984), de Juan José Musid, con un tratamiento histórico del asunto; "La historia oficial" (1985), de Luis Puenzo, Oscar a la mejor película extranjera, y No habrá más penas ni olvidos (1983), de Héctor Oliveira, "Oso de Plata" en el Festival de Berlín, que tratan directamente las trágicas consecuencias de la dictadura militar.

Filme Asesinato en el senado de la nación

Dentro de esta corriente el tema del exilio aparece también en Tango, el exilio de Gardel (1985), de Fernando Solanas, Gran Premio del Festival de Venecia, y se perciben tintes feministas en la obra de María Luisa Bemberg, realizadora más comercial y prolífica, que en sus retratos de la alta burguesía argentina, como "Miss Mary" (1986) trata también de adscribirse al análisis político vigente.

Este brillante periodo, durante el que se realizaron películas como "La deuda interna" (1988) de Pereira, alcanzó un promedio anual de producción de más de 30 películas. Su esplendor se vio truncado por la inflación galopante y la crisis económica subsiguiente de 1989, que hizo descender el número de rodajes y provocó que algunos de los mejores realizadores, como Aristarain, se instalaran fuera del país.

Década del 90

En este período el realizador Adolfo Aristarain se trasladó a España, donde rodó Un lugar en el mundo (1992), Premio Goya de la Academia de Cinematografía Española en 1993, y ya como producción totalmente española "La ley de la frontera" (1995).

No obstante, en los últimos años se aprecia un renacer del cine argentino, si no industrial, sí del cine de autor, con directores como Eliseo Subiela: Hombre mirando al sudeste (1986), "El lado oscuro del corazón" (1992), "No te mueras sin decirme adonde vas" (1995), las dos últimas protagonizadas por el actor Darío Grandinetti. Aparecen además realizaciones que mezclan el cine de género con la crítica social como "Perdido por perdido" (1993) de Alberto Lecchi y "Gatica el mono", de Leonardo Flavio, Goya en 1994, todas ellas con cierta distribución internacional.

El segundo nuevo cine argentino

En la década del noventa surge una nueva corriente denominada comúnmente como nuevo cine argentino, marcada por el carácter independiente de las realizaciones, y un cambio en la mirada. El precursor en este movimiento es Martín Rejtman quien hace en 1991 su ópera prima "Rapado". Otro filme que marca un punto de inflexión en la realización es "Picado fino" (1994) de Esteban Sapir. Sin embargo no será hasta 1998 que estos nuevos realizadores logran tener una mayor difusión. La primera película que tiene una repercusión pública, dentro de esta nueva generación, es "Pizza, birra, faso", de Bruno Stagnaro e Israel Adrián Caetano. A esa le siguieron "Mundo Grúa" (1999) de Pablo Trapero y otras que continuaron esa línea de películas de tónica y personajes reales, bajo presupuesto y actores no conocidos.

Filme Rapado

Desde los comienzos y hasta la actualidad se han estrenado casi 2.500 películas argentinas, siendo los años 2004 y 2005 con 66 y 63 respectivamente, los que registran la mayor cantidad de estrenos.

En 2009 se estrenó la película "El secreto de sus ojos" (ganadora del Oscar a Mejor Película en Lengua extranjera del 2010), de Juan José Campanella, basada en la novela La pregunta de sus ojos de Eduardo Sacheri. El film cuenta con las actuaciones de Ricardo Darín, Soledad Villamil, Guillermo Francella, entre otros artistas de renombre. Con más de 2.000.000 de espectadores, se convirtió en la segunda película argentina más taquillera de toda la historia del cine nacional; superada solo por "Nazareno Cruz y el lobo" de Leonardo Favio, estrenada en 1975.

El Cine Independiente Argentino

El Cine Independiente Argentino

Alberto Fischerman estrena su ópera prima, The Players versus Ángeles caídos. El film, un trabajo experimental con elementos reconocibles de la cultura pop, se presenta como ejemplo de cine-participación (desde la configuración de film-abierto, según los postulados del semiólogo Umberto Eco sobre la Obra abierta). En abril de 2002, Hernán Andrade y Víctor Cruz presentaron en dos funciones a sala llena (dentro del Buenos Aires IV Festival Internacional de Cine Independiente) su documental La noche de las cámaras despiertas. Basado en el texto homónimo de Beatriz Sarlo sobre los hechos de censura sucedidos precisamente a comienzos de los '70 en la obra del llamado entonces Grupo de los 5 (que integraban junto a Fischerman, Ricardo Becher, Raúl de la Torre, Nestor Paternostro y Juan José Stagnaro). En el medio se tensa una línea histórica, difusa e intensa a la vez, de lo que dio en llamarse Cine Independiente Argentino.

Cine argentino de género

En la actualidad los géneros cinematográficos están siendo revalorados en el cine argentino no sólo por los directores locales que los abordan, sino por el público, la crítica y los programadores. Surgen festivales destinados al cine de género independiente, como el Buenos Aires Rojo Sangre, también conocido como el BARS. No solo se realizan películas de terror y suspenso sino también policiales. Entre los realizadores con mas trayectoria del nuevo cine argentino de género se encuentran: Pablo Trapero, Adrián García Bogliano, Diego Parés y Hernán Saez.

Fuentes

  • Artículo: Cine argentino en: Alipso
  • Artículo: Historia del cine argentino en: ONI
  • Artículo: Argentina Sono Film en: Wikipedia
  • Artículo: Cine latino en: Monografías