Claustrofobia


Claustrofobia
Información sobre la plantilla
Claustrofobia 23 .jpg
Miedo intenso a los lugares cerrados.
Clasificación:Fobia

Claustrofobia es el temor a quedar confinado a espacios cerrados o estrechos. Pertenece al grupo de fobias específicas, del tipo situacionales, y es una de las fobias que posee mayor incidencia a nivel mundial, junto a la agorafobia, la acrofobia, y las fobias asociadas con animales. En este sentido, los expertos calculan que hasta un 5% de la población mundial padece de Claustrofobia.

Definición

Claustrofobia (del Latín claustrum, "cerrar" y el Griego φόβος, phóbos, "miedo" o "pánico"), es un miedo intenso e irracional a los lugares cerrados. El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales V (DSM-V) la clasifica dentro de los trastornos de ansiedad como una Fobia Específica, es decir, un miedo específico a situaciones y objetos concretos. Cuando la persona se enfrenta a ese objeto o situación, experimenta ansiedad intensa de forma inmediata, lo cual le lleva a evitar la situación fóbica, aún cuando pueda reconocer que su miedo es excesivo o irracional.

Estas personas suelen evitar los ascensores, el metro, los túneles, las habitaciones pequeñas, hasta las puertas giratorias les pueden presentar dificultades, así como también el uso de equipos para técnicas de diagnóstico médico como el TAC (Tomografía Axial Computarizada).

Componentes

La claustrofobia incluye dos componentes:

  1. Miedo a la restricción. Es decir, al confinamiento, ya que los espacios cerrados pueden suponer una limitación de movimientos, la persona manifiesta "sentirse atrapada".
  2. Miedo al ahogo. La persona manifiesta una sensación de falta de aire, lo cual le hace pensar que se va a asfixiar.

Miedos más frecuentes

Las personas claustrofóbicas no temen la situación en sí misma, es decir, el ascensor o la habitación estrecha, sino más bien las posibles consecuencias negativas de estar en ese tipo de sitios. En este sentido, los claustrofóbicos le temen a:

  • Quedarse encerrados y no poder escapar. La mayoría de los espacios estrechos provocan pensamientos catastróficos en los claustofóbicos, relacionados con el hecho de quedar atrapados en ese lugar.
  • Movimientos limitados. Los lugares cerrados se caracterizan por coartar la libertad de movimiento, lo cual provoca preocupación y miedo de que la persona no podrá escapar en caso de quedar encerrada, e incluso, puede ser muy difícil que reciba ayuda, debido al aislamiento.
  • El miedo a la asfixia. Tanto las reducidas dimensiones del lugar como la restricción del movimiento, puede provocar sensaciones de ahogo y asfixia, motivados por la impresión de que el aire es poco en ese tipo de lugares, o que puede agotarse.
  • Ansiedad anticipatoria. Cuando una persona que sufre este problema anticipa que va a entrar en un espacio cerrado, experimenta una gran preocupación y temor, así como alteraciones corporales que aumentan su miedo, como por ejemplo, palpitaciones, temblores, sudoración, molestias gastrointestinales, confusión, etc.

Todos estos miedos provocan niveles de ansiedad, estrés y angustia difíciles de controlar, y capaces de desatar un ataque de pánico. Por ello las personas claustrofóbicas tienden a evitar este tipo de lugares.

Otras veces, aunque se enfrenten a esas situaciones, lo hacen experimentando una gran ansiedad y por tanto puede que intente protegerse de algún modo (por ejemplo, situarse cerca de una ventana de la habitación, sentarse en la última fila del cine, o sentarse cerca del pasillo o de la salida del vagón, entre otras).

Frecuencia

Se estima que entre un 2 y un 5% de la población general padece de claustrofobia, originada generalmente por haber vivido una experiencia desagradable en un espacio cerrado. Pero también el miedo a los espacios cerrados puede adquirirse indirectamente, por recibir información sobre experiencias desagradables en espacios cerrados o ver a alguien pasar por una experiencia de este tipo, cabe resaltar que dichas personas que sufren de este trastorno mental deben evitar los espacios cerrados ya que una vez que empieza este trastorno es difícil de controlar a la persona.

Síntomas

Los síntomas pueden incluir aquellos típicos de un ataque de pánico:

  • Miedo y ansiedad.
  • Pensamientos catastróficos, de daño o de muerte.
  • Aumento del ritmo cardíaco.
  • Sudoración.
  • Falta de aliento o hiperventilación.
  • Temblores.
  • Aturdimiento o desmayos.
  • Náuseas y vómitos.
  • Conductas de alejamiento o de evitación.

Estos síntomas pueden aparecer antes de entrar al lugar cerrado, o una vez dentro. Además, pueden prevalecer alrededor de 10 o 15 minutos una vez que la persona ha salido de esa situación.

Factores de Riesgo

Los siguientes factores de riesgo están asociados con una creciente probabilidad de desarrollar claustrofobia o ataques de ansiedad claustrofóbica.

  • Un antecedente de ansiedad o nerviosidad cuando se está dentro de un cuarto o espacio encerrado.
  • Evitar continuamente las situaciones que provocaron ataques previos de ansiedad; la elusión repetida de hecho puede incrementar la probabilidad de un ataque claustrofóbico y su severidad.

Tratamientos

La psicoterapia es el tratamiento más utilizado para la claustrofobia. Involucra asesoría de salud mental enfocada a vencer el miedo y a controlar los pensamientos asociados.

Para ello se llevan a cabo diferentes tipos de estrategias, entre ellas:

  • Técnicas de relajación y visualización diseñadas para calmar el miedo cuando se está en un ambiente claustrofóbico.
  • Terapia cognitiva-conductual, es un tipo de tratamiento terapéutico que se enfoca en la reestructuración cognitiva. Esta técnica consiste en la modificación de pensamientos e interpretaciones que pueden causarle malestar a la persona. A su vez, este tipo de terapia recurre a la exposición gradual progresiva, técnica que consiste en exponer a la persona a su miedo, en este caso, a los lugares cerrados, y por medio del acompañamiento del terapeuta, el paciente podrá aprender a controlar su ansiedad.
  • Medicamentos. En algunos casos los fármacos como antidepresivos o ansiolíticos pueden ser útiles para el tratamiento, especialmente si la persona sufre de ataques de pánico recurrentes.

Relación con la agorafobia

Algunos especialistas relacionan la claustrofobia con la Agorafobia (miedo a los espacios abiertos) ya que las consideran dos caras de la misma moneda. En ambas fobias, quienes las padecen reconocen que sus temores son irracionales, pero no pueden controlarlos. Los síntomas de ansiedad experimentados son similares. Y en ambos casos, la solución a la fobia comienza por enfrentar los propios temores.

Véase también

Fuentes