Toma de Imías (1958)

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Toma de Imías
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Parte de Guerra de Liberación (1956-1958)
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Fecha 14 de noviembre de 1958

La toma de Imías fue un combate en que el Ejército Rebelde venció a los casquitos batistianos, el 14 de noviembre de 1958.

Preliminares

Luego de la Huelga del 9 de abril de 1958 , la tiranía de Fulgencio Batista reforzó sus posiciones contra el movimiento revolucionario. En el poblado de Imías ― provincia de Guantánamo― extremó las medidas de fortificaciones, aumentó el número de hombres y mejoró el armamento.

En protección al poblado, se hicieron zanjas comunicadas entre sí y parapetos de maderas duras reforzadas con sacos de arena. En cuanto al número de hombres de 17 que había en abril, ascendió a unos 60 en los últimos meses, incluso el día antes de producirse el segundo y último combate había entrado un refuerzo al cuartel; poco más de 100 hombres.

El armamento enemigo estaba compuesto principalmente por ametralladoras 30.06; bazookas, fusilería de combate y un mortero de 81 mm.

Con la victoria obtenida por los rebeldes en Guamá (Baracoa), el día 4 de Noviembre de 1958, la tiranía se percató que las fuerzas rebeldes llevaban un paso arrollador y que si había ocurrido aquella derrota a las puertas de la ciudad donde existían mayores recursos a su favor, en Imías: serían aun difícil de contener. Es por lo que según el Servicio de Inteligencia Rebelde (SIR) da a conocer mediante informe, que la tiranía evacuaría la fuerza que tenía destacada en Imías, su tercera tenencia en importancia al este de Guantánamo.

El comandante Félix Pena, jefe de la columna No. 18, enterado de los trámites y propósito del enemigo, decidió cercar el cuartel desde el día 9 de noviembre y evitar con ello se escapara la posibilidad de obtener un acaudalado botín de guerra. El jefe de la columna No. 18 Antonio López Fernández, ordenó al capitán José Arias Sotomayor prepara la operación Ciro Frías, para ello se trazó como estrategia:

  • Cercar y hostigar el cuartel.
  • No permitir la salida de los soldados de aquella guarnición.
  • Seleccionar el personal para la ejecución del cerco y ataque al cuartel.
  • Priorizar la garantía y la seguridad de la parte liberada.
  • Redistribuir las armas de refuerzo de la tiranía a la zona de asedio.
  • Por último, el combate y toma del cuartel.

Para evitar la entrada de refuerzo enemigo desde Guantánamo, se sumó al pelotón del primer Teniente Argelio Pérez Aguilar con el grupo de Natalio Rojas Sánchez. Además, las compañías “E”, “D”, “A” de la Columna No. 18, tenían el control de los territorios desde la base naval estadounidense hasta Yateritas.

Las fuerzas del capitán Zapata garantizaban que no entrara refuerzo enemigo desde Baracoa.

Por la compañía "E” fueron seleccionados los jefes José Sandino Rodríguez, Juan Carlos Borges Martí y Fidel Martínez Machado entre otros. Todos bajo el mando del capitán [[José Arias Sotomayor. La compañía tenía la misión de hostigar a los guardias en el área aledaña al cuartel y evitar el abastecimiento de alimentos y materiales bélicos.

El armamento dispuesto para la acción por los rebeldes fue

  • 1 cañón de 20 mm,
  • granadas,
  • fusiles springfields, San Cristóbal, garans,
  • ametralladoras Browning y otras.

La distribución del personal por el comandante Félix Pena para cubrir las posiciones de combate fue la siguiente:

  • José Sandino al frente del pelotón cubrió por el sur, al lado de la loma y por el sureste.
  • Juan Carlos Borges Martí, con otro pelotón, fue ubicado a la entrada del poblado.
  • La parte por cubrir sería la compañía “A” al mando del capitán Zapata que llegaría al otro día.

Entre las medidas organizativas para el combate se concibió, exhortar a los habitantes del poblado que se refugiaran durante la acción armada. Además, se comunicó a los guardias, ya cercados, que se rindieran sin usar las armas, para evitaba el derramamiento innecesario de sangre.

Para la comunicación se utilizaron carteles situados en lugares claves de acceso, donde los guardias y la población podían leerlos. También se utilizó un amplificador ubicado del otro lado del río Imías.

Bajo los efectos de estas orientaciones, los vecinos disciplinadamente obedecieron y se acamparon en las montañas aledañas. Otros partieron para Guantánamo y Santiago de Cuba.

Paralelamente, en la Comandancia del II Frente Oriental en Mayarí Arriba los comandantes Raúl Castro y Efigenio Ameijeiras, primero y segundo jefes del Frente, seguían las acciones en Imías.

En apoyo y refuerzo al comandante Félix Pena, las fuerzas de choque con poco más de 100 hombres, dirigidas por Ameijeiras salieron rumbo a Imías, mientras en la zona de operaciones los rebeldes se apoderaron de los paracaídas que la aviación enemiga lanzó con municiones, víveres y otros insumos.    

El comandante Efigenio Ameijeiras, jefe de la Columna n.º 6, Juan Manuel Ameijeiras Delgado reunió las tropas (poco más de 100 hombres) en Bayate estaba Silvia Rivas que después de negársele el permiso, esconderse y demás actos de resistencia de su parte, fue la única mujer que vino en la tropa como combatiente a la toma de Imías.

Con 3 camiones y 4 Jeep llegaron a Soledad por caminos cada vez más infernales a causa de las fuertes lluvias.

En Felicidad de Yateras se reunieron con el capitán Fajardo jefe de la compañía “D” de la Columna No. 18, que lo esperaba con algunos hombres y el célebre cañón Don Paco, allí pernoctaron. Al otro día tomaron rumbo suroeste por caminos intransitables, y cerca de Palenquito, el jeep donde iba Fajardo se volcó y este se fracturó una clavícula.

El 13 de noviembre, una fragata de la Marina de Guerra del Ejército de Batista cañoneó la parte del litoral costero imiense. Más tarde se comprobó, que fue la que trajo el refuerzo de apoyo a la tiranía y que logró penetrar en el cuartel. El desembarco se produjo por la playa Jinmi, en la parte oeste.

Con el encuentro de los comandantes Ameijeiras y Pena, se revisó el plan de ataque, que tenía como garantía el control de los rebeldes en la zona este de Guantánamo y Baracoa desde los meses de junio y julio. El movimiento de los rebeldes era amplio el único impedimento enemigo era la aviación.

Además del cerco se determinó que Zapata y Eduardo Terry se ubicaran a la entrada de La Playa y La Chivera con el objetivo de evitar la entrada de refuerzo enemigo, que finalmente entró por mar.

La operación consistió en que Pena atacaría por el este; Sandino y Carbó con un cañón semiautomático de 20 mm por el sur; Sotomayor, Juan Carlos y Floirán Piña, con dos pelotones por el oeste; Samuel Biuto, Marcelino, Bayamo y Efigenio Ameijeira con tres pelotones, el cañón Don Pepe y una escuadra del personal de Fajardo, embestirían por el norte, de frente al cuartel y a todo lo ancho del poblado.

En hora de la madrugada avanzaron sobre Imías y ocuparon las posiciones. En esta ocasión, la tropa dirigida por Efigenio Ameijeira fue recibida por un nutrido fuego de ametralladoras y fusilaría, ya que el práctico los condujo por un lugar desprovisto de vegetación.

Jack, un combatiente de origen estadounidense que operaba como artillero en las tropas revolucionarias, rindió el parte de que el cañón Don Pepe, estaba listo para el combate. En su interior, tenía una funda de aluminio con una mezcla de explosivo y un fulminante de escopeta que estallaba por percusión.

EEl obús de hierro se ponía en la boca del cañón, que no tenía seguro, la espoleta era de un fulminante de escopeta de 12 mm. A las 10 de la mañana, Efigenio dio la orden de: ¡Fuego! y se produjo la explosión, que, por el efecto en la zona enemiga, así como la aprobación de Ameijeiras, con alegría, Jack emitió una frase que pudo significar: “¡Mucho bueno, comandante!”.

El combate se reanudó y de los 16 proyectiles del cañón, excepto 2 ó 3 no impactaron el área deseada. Indudablemente el cerco se cerró sobre el enemigo que comenzó a huir con la significativa ventaja para las armas rebeldes.

En esos momentos, Félix Pena, Zapata y Terry, que estaban situados en la y griega del camino a la playa y la carretera a Baracoa hicieron el papel de tropa de retaguardia, pues al estar confirmada la asistencia del refuerzo enemigo y no existir posibilidades de más entrada, decidieron acudir al lugar del combate con una fuerza estructurada por más de dos pelotones, que garantizó la rendición de casquitos y la toma por asalto del poblado.

Característica del combate

  • La huida de algunos casquitos que escaparon por la loma a la playa y zarparon en la fragata.
  • Lo sangriento del combate.
  • La brevedad en que se desarrolló (55 min).
  • Las grandes pérdidas por el enemigo y las mínimas para el Ejercito Rebelde.
  • La transformación mecánica del combate al convertirse en persecución de los rebeldes a los guardias de la tiranía.
  • El miedo y pánico demostrado por el enemigo, generado por el cañón Don Pepe.
  • La desesperada intentona de los casquitos para romper el cerco.

Entrevista

Histórica entrevista entre el comandante Efigenio Ameijeiras Delgado, del Ejército Rebelde y el capitán Juan de Dios Cotilla por el Ejército de Batista.

En esta ocasión se confirmó una vez más la baja moral combativa, la confusión y el pánico por parte de los del ejército batistiano.

Después me encontré con Pena y Zapata que traían a un “casquito” herido en la mano. Me informaron que era el capitán Cotilla, jefe de la tropa enemiga.
―¿Por qué trataste de romper el cerco en forma tan temeraria? ―le pregunté.
―Otras veces, la temeridad nos ha salvado de situaciones peligrosas. Además, ustedes nos estaban haciendo mucho daño con el mortero y tenía que abandonar rápido la posición.
Tuve ganas de echarme a reír y enseñarle a Don Paco, pero me contuve. Le pregunté de donde había venido y en cuantos lugares había operado. Me contestó que era de La Habana, como la mayoría de sus hombres que había estado en operaciones en la Sierra Maestra con el coronel Sánchez Mosquera, y que últimamente estaba con su compañía acuartelado en el Cuartel Moncada, en Santiago de Cuba, para cumplimentar misiones especiales con esta. Siguió diciendo que había desembarcado en la playa Jinmi y no en Imías, porque le esperaba una emboscada.
Corté la conversación diciéndole que fuera a curarse, pero él, con una sonrisa, me contestó:
―Comandante, usted tiene una gran tropa. Si yo hubiera tenido una fuerza así las cosas hubieran sido distintas.

―Usted nunca podrá tener una tropa como esta ―le repliqué― porque nosotros no estamos a sueldo. Somos voluntarios de una causa justa.

Así culminó la histórica dialogada entre los jefes de una y otra parte contendientes en el combate y toma de Imías, el 14 de noviembre de 1958 “Zapata” se llevó a Cotilla para que éste fuera curado.

Efigenio Amejeiras recuerda a Ciro Frías

Ciro Frías.

Ameijeira se disponía a partir al lugar donde había caído el valeroso capitán Ciro Frías Cabrera, cuando el comandante Félix Pena, con un semblante diferente al del día anterior, en actitud solemne y muestras de alegría, lo felicitó por la tropa que había podido reunir y por la brillante victoria obtenida.

Llegó al lugar y desde allí reconoció las características de Imías como pueblo olvidado, con un ambiente desolador, “La Iglesia le parecía un búho”. Este lugar no tenía otra presencia. Aglutinó en su mente las acciones de Ciro a favor de la Revolución desde que se unió a Fidel en los primeros días posteriores a Alegría de Pío. Siendo uno de los primeros campesinos que se incorporó a la lucha donando su propiedad a la causa revolucionaria. Igualmente recordó las últimas palabras de Ciro al caer:

―¡Quemen el cuartel!

Efigenio, sin pensarlo más, ordenó quemar aquel enclave de donde por largos años había sido el punto de impartición de injusticia y de sobornos, de amenaza al campesinado para que obedeciera a los geófagos foráneos que venían a Imías para impunemente adueñarse de las tierras que durante siglos fueron trabajadas por nativos imienses, también fue un lugar de donde el día 20 de mayo se ordenó y ejecutó la muerte de Idilio Lara, miembro del movimiento 26 de julio.

En este crimen el pueblo testifica la salvajada cometida por Chirí y Jesús Mojica que después de torturarlo y hacerle perder la vida fue arrojado al mar, frente a las costas de los Guayacanes. Visto y reconocido por la tripulación de la goleta La Cristina que navegaba en busca de la madera de Idilio que sería cargada en Cajobabo.

Con el cumplimiento de la orden dada por Ciro Frías, con eco estertóreo, se reducía a cenizas la guarida de lo que significó en Imías, repugnancia y mal ejemplo militar.

Ciro tenía razón, su fe inagotable en el triunfo revolucionario lo hizo pensar así, porque sabía que con aquellas tres palabras entregaba en las manos de sus compañeros su anhelo supremo.

Además del triunfo y de continuar su obra ¿Qué otra cosa podía hacer Ameijeiras sino cumplir la orden que dio Ciro?

Retirada del cuartel

Luego del homenaje a Ciro Frías y quemado el cuartel, tenían que retirarse con rapidez: recoger y asegurar a los prisioneros, curar los heridos, requisar el armamento y enterrar a los muertos. La aviación podía aparecer y liquidar el desarrollo de las acciones post combate, por lo que se formaron grupos de trabajo.

Los heridos fueron llevados para el campamento de El Guajacal donde se estableció el puesto médico, conocido por el nombre de Emiliana que era la casa del mambí Wenceslao Velásquez.

El mando rebelde logró comunicarse por radio con la Cruz Roja para que, utilizando las prerrogativas legales, fuera respetado el convoy que condujera los heridos hasta la posta de la entrada a la Base Naval donde se hospitalizarían.

La tiranía por su parte era responsable de cualesquiera que fueran las incursiones bélicas que ocurrieran en el camino y entorpecieran la entrega de los heridos en manos estadounidenses. No hubo problemas al respecto.

Resumen del combate

Se capturaron 60 “casquitos”. [...] Hubo 33 heridos y 27 muertos. En esto están adicionados los que fallecieron en vía de recurso médico en El Guajacal y entre la Base Naval y Santiago de Cuba. Fueron capturados 106 fusiles automáticos y de cerrojo, ametralladoras trípode 30.06, un mortero de 81 mm, 3 cajas de granadas de mano y un equipo de radio Minipack […] Balas “como para acabar la guerra”.

Bajas por parte de los rebeldes:

Danilo Varela Wilson y Luis Navarro Rodríguez, [heridos] menos graves y Edilberto Gónzalez Martínez (Yambi), [herido] grave.

Fuente

  • Colectivo de Autores. Síntesis histórica del municipio Imías. Guantánamo, 2015. Inédito.
  • Sitio web de la Dirección Municipal de Cultura de Imías.
  • http://www.venceremos.cu Sitio web del periódico Venceremos, de Guantánamo.]
  • Wejebe Cobo, Jorge (2018): «A 60 años de la liberación de Imías», artículo publicado el 14 de noviembre de 2018 en el sitio web de la Agencia Cubana de Noticias (La Habana).