Conquista y colonización de Cuba

Conquista y colonización de Cuba
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Lugar:Cuba
País(es) involucrado(s)
España
Ejecutores o responsables del hecho:
Bandera del Imperio Español Imperio Español

La conquista y colonización de la isla de Cuba por parte del Imperio español condujo a la aniquilación de los nativos y la fundación de varias villas a lo largo del territorio cubano. Se inició casi dos décadas después del primer viaje de Cristóbal Colón al continente americano, como parte del proceso de ocupación que se irradiaba hacia diversas tierras del Caribe. El desembarco de castellanos en Cuba no parecía ser en sus comienzos la de penetrar para ocupar el territorio, pero las ambiciones por parte de España sobre el nuevo mundo, era un camino fácil y seguro a las riquezas para la corona española, esto no pasaría inadvertido para aquellos que sufrían la fiebre del oro.

Durante esta etapa el enfrentamiento de mayor relevancia que tuvieron los españoles contra los nativos fue la rebelión del cacique Hatuey en la provincia india de Maisí durante la conquista de esta región que concluyo con el aniquilamiento de los mejores guerreros que había en suelo cubano y la fácil conquista de la Isla.

Una vez derrotados los nativos, el «adelantado» Diego Velázquez, realizó la campaña de colonización de Cuba, siendo el primer gobernador de la isla. De este periplo irregular, que duró de 1511 a 1515, nacieron las siete primeras villas coloniales cubanas: Baracoa (1511), Bayamo (1513), La Santísima Trinidad (1514), Santa María del Puerto del Príncipe (1514), Espíritu Santo (1514), Santiago Apóstol (1515) y La Habana que, aunque se considera su nacimiento definitivo el 16 de noviembre de 1519, se fundó inicialmente en 1515.

A Diego Velázquez, uno de los más ricos colonos de La Española, se encargó sojuzgar el territorio cubano, que se inició en 1510 con una prolongada operación de reconocimiento y conquista, plagada de cruentos incidentes. Alertados acerca de las tropelías cometidas por los españoles en las islas vecinas, los aborígenes de la región oriental de Cuba resistieron la invasión hispana, dirigidos por Yahatuey o Hatuey, un cacique fugitivo de La Española, quien finalmente fue apresado y quemado vivo como escarmiento.

La Española

Ingenio antiguo.

Diego Velázquez a pesar de ser el teniente del virrey de La Española tenía potestades limitadas e incluso no estaba autorizado ni a repartir tierras ni otorgar encomiendas, las ordenes que tenía era las de crear un enclave que permitiese satisfacer as necesidades de fuerzas de trabajo en La Española, de igual forma debía constatar la existencia de oro y practicar su obtención y la forma de organizar asentamientos en a isla ello se avenía con la estrategia que por entonces se seguía, la rápida extinción de los indios en ese territorio había llevado a la organización de empresas para la captura y esclavización de los de otras regiones circuncaribeñas.

Este propósito se observa en una carta a Diego Colón, fechada en junio de 1510. Donde se dice: debeys de pensar si faciendo una población en Cuba a la costa, se podrían de allí embarcarse los cristianos con los indios para venir a explotar oro a las minas de La Española.

Por otra parte, todo indica que el teniente del virrey tenía intenciones muy diferentes a las orientaciones que se le habían dado. Las órdenes que poseía explicarían los movimientos iniciales de Velázquez.

Entre 1508 y 1519 la máxima dirección de las operaciones en el Nuevo Mundo recayó directamente sobre el Consejo de Castilla.

Colonización española

La hueste invasora se movió por la parte más oriental de la Isla, la zona de Maisí, la más montañosa, pero una de las más pobladas de aborígenes y la más cercana a La Española. Las limitaciones de Diego Velázquez explican los problemas que confrontó. Primero, la resistencia de los aborígenes en la zona de Maisí, donde el cacique Hatuey o Yahatuey, que no casualmente provenía de Guahaba, en La Española, había organizado a los indios para enfrentar a los españoles. La superioridad de la técnica, de la organización y de la cultura militar castellanas, logró imponerse. A los tres meses del desembarco, los aborígenes iniciaron el éxodo masivo hacia otras regiones. Por otra parte, Velázquez ni fundaba villas ni hacía repartos de indios, lo que motivaba el descontento de parte de su pequeño ejército irregular.

Al tiempo que perseguía a los indios de Maisí, Velázquez organizó su campaña hacia el resto de la región oriental de Cuba. La encomendó a dos columnas; una al mando del segundo jefe, Francisco de Morales y la otra de Pánfilo de Narváez. La primera marchó por el norte a la zona de Maniabón; la segunda lo hizo hacia el suroeste, a las de Macaca y Bayamo. La resistencia indígena fue duramente sofocada, Hatuey capturado y quemado vivo, aunque parte de los indios intentaron huir hacia la región camagüeyana, más hacia el oeste, muchos tuvieron que regresar debido a que sus iguales de esta región no podían abastecerlos ni mantenerlos.

Diego Velázquez Cuéllar

Diego Velázquez de Cuéllar.

En 1513, las condiciones cambiaron a favor del conquistador. Diego Colón fue sustituido como virrey de La Española; a su vez, Velázquez era nombrado gobernador de Cuba con la facultad, entre otras, de fundar villas y efectuar repartimientos de indios. De esta forma, el jefe expedicionario adquiría su independencia de acción con respecto a La Española.

Ahora podía iniciar el verdadero proceso de colonización con la creación de villas y repartos de indios por medio de la institución de la vecindad alegando que Francisco de Morales había, cometido excesos, se deshizo de él. Y a había establecido laprimera villa, Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa (1511); ahora, funda la de Bayamo (1513). Sin las limitaciones iniciales, Velázquez preparó la fase siguiente de la conquista, la exploración del resto de la Isla, paso previo a la creación de nuevas villas. Esta tarea se la encomendó al nuevo segundo jefe de la expedición, Pánfilo de Narváez, quién tendría a Juan de Grijalva de segundo y a fray Bartolomé de las Casas como consejero.

Pánfilo de Narváez inició su avance hacia el occidente de la Isla con 100 españoles y más de dos mil aborígenes. Posteriormente fue reforzado con 40 infantes y 12 hombres de caballería. Tenía órdenes estrictas de Velázquez de emplear métodos pacíficos con los aborígenes porque de ellos dependía la futura producción de la colonia. Sin embargo, los excesos cometidos fueron numerosos.

En el poblado (El Caonao, los conquistadores arremetieron contra unos 2 000 aborígenes produciendo un verdadero genocidio. A partir de la región de Camagüey, las fuerzas de Narváez realizaron su avance hacia Occidente por la costa norte y en canoas, hasta llegar a la bahía de La Habana. Ya en este lugar, arribó un bergantín que le informó de la orden de Velázquez de interrumpir su exploración y trasladarse a la Bahía de Jagua (actual Cienfuegos) donde debían reunirse. La estrategia consistiría, ahora, en la creación de villas, con repartimientos de indios, en las zonas propicias para la explotación agrícola y aurífera y, sobre todo, ubicada convenientemente en los lugares más favorables para la navegación hacia las tierras firmes americanas.

Esta ubicación, y los pasos posteriores emprendidos por el jefe español, expresan claramente sus intenciones a más largo plazo: utilizar a Cuba como avanzada fuente de abastecimiento y retaguardia para la conquista continental.

Casa donde vivió Diego Velázquez de Cuéllar.

Con los datos suministrados por Narváez, se inició la fundación de poblaciones.

En enero de 1514, se fundó la tercera villa, la de La Trinidad (posteriormente Trinidad), en una de las riberas del río Arimao (cerca de la actual bahía de Cienfuegos) en la zona central de la Isla. De ellas partieron, en Narváez y Velázquez. Entre abril y mayo de 1514, el primero San Cristóbal de La Habana, en el occidente de Cuba, y el segundo, Sancti Spíritus, en la región central.

Con respecto a la ubicación de la primitiva villa de La Habana, se sabe que fue en la costa sur, pero aún se discute en qué parte. En los alrededores de 1517, La Habana fue trasladada a la costa norte, probablemente a los márgenes del río Casiguaguas, posteriormente llamado de La Chorrera y más tarde Almendares.

Entre junio y julio de 1515 se fundó la única villa ubicada en la costa norte, Santa María del Puerto del Príncipe (actual Camagüey), en la bahía de Nuevitas. Por último, a finales de agosto de 1515, quedó establecida la séptima y última villa fundada por Velázquez, Santiago de Cuba. Con la excepción de esta última, todas las villas creadas por Velázquez cambiaron con posterioridad sus sitios de asentamiento.

Estos cambios se debieron a la búsqueda de oro, de concentraciones de población aborigen, de condiciones para la agricultura y, varias décadas después, de protección contra el ataque de corsarios y piratas. Un caso singular en este proceso inicial fue el surgimiento de El Cayo o La Zavana (actual Remedios) fundada fuera de la estrategia velazquista por el original y atractivo personaje de Vasco Porcallo de Figueroa. Para 1515,cinco años después del desembarco de Velázquez, ya estaba formada la primera red poblacional de Cuba colonial. Sobre sus características se hacen necesarias un conjunto de precisiones.

La organización de la colonia

Cuando Diego Velázquez inicia el proceso de conquista de Cuba, el sistema (de colonización desarrollado en La Española desde 1499, había madurado y se comportaba como un cerrado complejo económico, social, jurídico, político y cultural armónicamente articulado. Como el conquistador había sido uno de sus principales ejecutores, no resulta extraño que fuese éste el sistema que aplicó en Cuba. El núcleo central de la organización estaba en la concepción y creación de las villas

Con sus fundaciones se conseguían varios propósitos. En primer lugar, crear una base legal, organizativa y política en cada región lo cual se lograba al establecer, en cada acto de fundación, la institución del municipio. En segundo lugar, garantizar la concentración y permanencia en el territorio de un núcleo conquistador mediante La vecindad. Esta última institución es de primerísima importancia en la colonización española porque transforma al conquistador en vecino que se compromete a permanecer en el territorio como vía para adquirir sus derechos dentro de la institución municipal.

La vecindad permitió la presencia de un núcleo estable de pobladores en los primeros años que, con el tiempo, dio origen a un nuevo arquetipo social, el criollo, cuyos nexos estarían ya definitivamente vinculados con su región. Un tercer objetivo el más importante para los que se establecían, era el reparto de indios, tierras y minas sólo obtenibles con la condición de vecino.

En los primeros la riqueza mayor dependía del número de indios asignados a cada conquistador, y no a la cantidad de tierras, por lo que el poder de un colono se medía por el número de indios encomendados. De ahí que la Encomienda fuese la institución que trazó el rasgo caracterológico de lo que podemos llamar la primera colonia.

Un último objetivo en la creación de la red poblacional fue establecer la villa, en lugares que primero fuesen centros para la expansión de la conquista al continente y, núcleo, abastecedores de dichas regiones y de nexo comercial con La Española y Europa. Por estas razones, las villas debían estar ubicada, en Ias costas, preferentemente en la sur, y disponer de un entorno que permitiese una producción agrícola y ganadera de subsistencia y, una vez logrado, un excedente de exportación.

El agua potable constituyó un recurso básico por lo que siempre se asentaron a orillas de ríos. Otros dos elementos condicionaron el establecimiento de las villas: la presencia en el lugar de ciertas concentraciones de indios la fuerza de trabajo indispensable para la construcción, la agricultura, las minas y otras actividades y la búsqueda de yacimientos de oro. La forma en cine quedaron distribuidas estas poblaciones garantizaba la presencia española en todo el territorio si bien no lo penetraba. Para la creación de las villas, Diego Velázquez se atuvo estrictamente a lo reglamentado; cada una tuvo iglesia, plaza, casa de gobierno y un mínimo de diez vecinos.

Un elemento que tipifica el sistema español de Colonización por vecindad, y que lo diferencia del anterior de factorías y los posteriores de plantaciones o poblamiento abierto, es el lugar que ocupaba la Iglesia. El rey Fernando ideó un sistema totalmente novedoso: la creación de obispados con sus correspondientes redes parroquiales conforme al número de villas. Hasta entonces estas estructuras en provincias eclesiásticas solo eran europeas.

Fuera de este continente la expansión cristiana se hacía por medio de las misiones evangelizadoras. El rey dispuso con la creación de cada villa, la fundación de una parroquia y, con posterioridad las agrupó en obispados, todos sufragáneos del arzobispado de Sevilla. Esta política fue siempre paralela al envío de misiones evangelizadoras. La Corona dejó establecido que en las comunidades indígenas, en las que había que cristianizar actuaran los misioneros y en las villas, cuya población se suponía era española o cristianizada, estuviese la presencia de la Jerarquía eclesiástica. Ello demostraba el carácter de asentamiento definitivo que implicaba la villa.

Velázquez, muy penetrado de la concepción de la colonización por vecindad, pidió la creación del obispado de Cuba en 1513, lo que le fue concedido el 10 de febrero de 1516. La sede original estuvo en Baracoa, por lo que se le dio a este pequeño caserío la condición de ciudad. En 1523 la sede del obispado fue trasladada a Santiago de Cuba que por esa razón también adquirió el título de ciudad.

Aunque el proceso inicial de creación de las villas fue demorado y el de reparto de indios provisional, por las razones expuestas, el rey lo ratificó todo por real cédula de 21 de diciembre de 1516. De inmediato se pasó a la organización productiva de la colonia.

De acuerdo con los derechos de vecindad se hicieron los primeros repartos de tierras entre los conquistadores, y éstas fueron concedidas en usufructo y a perpetuidad. Jurídicamente sobre la tierra sólo se tenía un derecho de posesión, no de propiedad. Sólo el rey podía distribuirla y la persona la recibía a través de las facultades que el monarca les otorgaba a los cabildos o municipios de las villas. Como el origen de estas posesiones era la violencia, se hizo necesaria su justificación jurídica. Se alegó para ello un antiguo sistema medieval español, La presura.

En realidad, su aplicación resultaba arbitraria porque el sistema consistía en el poblamiento o repoblamiento de tierras consideradas abandonadas o yermas. En España había sido un medio para la creación de Comunidades agrícolas; en Cuba, un arma de desposesión de las Comunidades aborígenes y de justificación del reparto de tierras. Sin embargo, no es en estos repartimientos iniciales donde está el origen de las grandes propiedades latifundistas de Cuba, ni tampoco ellos provocaron la conversión del espacio geográfico en regiones económicas.

Las tierras en explotación agrícola estaban fundamentalmente en el entorno de las villas, que apenas penetraba el territorio de la Isla. Este aspecto resulta importante: durante más de dos siglos y medio apenas se modifica el interior del país. No obstante, la autonomía que tenían estas poblaciones y su distancia entre sí y del gobernador, les permitieron convertirse en conjuntos humanos que propiciarían, siglos después, esa conquista territorial. De igual forma, el dominio del gobierno municipal y, a través de él, del reparto tic indios y tierras, dio origen a las Oligarquías regionales.

Características de los repartos

Se distinguen dos tipos complementarios de repartos de tierras, el solar dentro de la villa y las tierras de labor en su periferia. En el solar se asentaba la vivienda y tenía suficiente espacio para patio que, en muchos casos, se convertía en huerta.

Las tierras de labor se basaron, originalmente, en los "montones de yuca" de los aborígenes pero, en la medida en que se lucieron otras siembras, se les denominó, también, Estancias. En ellas se desarrollaron cultivos mixtos aborígenes y europeos; entre los primeros, el tabaco y la yuca y, entre los segundos, la caña de azúcar, probablemente introducida en el país alrededor de 1520. Se le denominó conuco a la parte de la estancia dedicada a los cultivos originales y huerta a la dedicada a los traídos de Europa; los platanales tuvieron un lugar específico dentro de la estancia. También resultó mixta en cuanto a que en ella no sólo se cultivaba sino que servía además para la crianza de animales.

La fiebre del oro

El centro del interés de los colonos era la búsqueda (le oro y todo el sistema de colonización operaba como apoyo a esta actividad, complementada con los preparativos de la conquista continental. Mas, a pesar de todos los esfuerzos, no aparecieron metales preciosos como para saciar la "Fiebre del oro" de los conquistadores.

La producción aurífera cubrió, en lo fundamental, de [[1512] a 1542. Ya para la última fecha los lavaderos estaban prácticamente extinguidos. Este mineral no se encontraba en minas bajo tierra sino que se obtenía lavando las arenas de los ríos o placeres cercanos en lugares que, por esa razón, se llamaron "Lavaderos de oro". El hecho de que se pensase que Cuba podía ser una colonia minera se reafirma cuando, en febrero de 1512, se designa al pri¬mer fundidor real para la Isla, Hernando de la Vega quien, a su vez, nombró al platero Cristóbal de Rojas para ejercer el cargo en Cuba. Al parecer, la primera fundición estuvo en Baracoa, de donde se trasladó a Bayamo y de aquí, en 1515, a Santiago de Cuba.

Explotación del cobre

La etapa terminal del oro coincidió con el inicio de la explotación del cobre. Sin embargo, la extracción de este último tuvo un carácter muy diferente a la del primero. Mientras la búsqueda y obtención del oro se desarrollaban como empre¬sas particulares con la correspondiente asignación de la parte real, el cobre fue una empresa exclusiva de la Corona. En 1529, los buscadores de oro de la zona de Santiago del Prado (actualmente El Cobre), enviaron muestras del nuevo mineral.

El entonces monarca Carlos I necesitaba este militar imperial. El 15 de septiembre de 1530, los oficiales reales López Hurtado y Hernando de Castro le informaban al rey del hallazgo de minas en Santiago del Prado. Para su explotación, el rey nombró a los banqueros Alemanes Fuggert y Welzer. El cobre sería un importante renglón en la Economía colonial, pero no marcaría sus rumbos. Lo que se puede considerar la etapa de la búsqueda minera quedaba cerrada hacia 1542, entre otras razones, porque la explotación del cobre no era una empresa de los colonos.

Fuentes