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En la década de 1820, unos pescadores encontraron la cruz, formada naturalmente. Debido a la naturaleza supersticiosa de las personas en esa época, los pescadores creyeron que se trataba de un milagro. Llevaron la cruz al terrateniente [[Puerto Príncipe (Cuba)|principeño]] Pedro de Alcántara Correoso y Usatorres, quien la donó al «padre» Valencia (sacerdote de la villa de Camagüey). El cura colocó la cruz dentro de una urna de cristal en el extremo del altar mayor de la [[iglesia de San Lázaro]], y difundió leyendas de esta cruz, a la que él atribuía milagrosas propiedades curativas. Allí la conocieron varias generaciones de camagüeyanos.
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En la década de 1820, unos pescadores encontraron la cruz, formada naturalmente. Debido a la naturaleza supersticiosa de las personas en esa época, los pescadores creyeron que se trataba de un milagro. Llevaron la cruz al terrateniente [[Puerto Príncipe (Cuba)|principeño]] Pedro de Alcántara Correoso y Usatorres, quien la donó al «padre» Valencia (sacerdote de la villa de Camagüey). El cura colocó la cruz dentro de una urna de cristal en el extremo del altar mayor de la [[iglesia de San Lázaro]], y difundió leyendas de esta [[cruz]], a la que él atribuía milagrosas propiedades curativas. Allí la conocieron varias generaciones de camagüeyanos.
  
 
== Fantasía popular ==
 
== Fantasía popular ==

Revisión del 10:29 29 nov 2019

Cruz de Sal
Información sobre la plantilla
Iglesia-san-lazar.JPG
Iglesia católica de San Lázaro (en Camagüey), donde durante el siglo XIX se conservó la Cruz de Sal como una reliquia mágica.

La cruz de sal fue una cruz naturalmente formada por la sal de una salina cerca de la Villa de Santa María del Puerto del Príncipe (actual ciudad de Camagüey). Se guardó durante décadas en el templo de San Lázaro, en Camagüey.

Historia

En la década de 1820, unos pescadores encontraron la cruz, formada naturalmente. Debido a la naturaleza supersticiosa de las personas en esa época, los pescadores creyeron que se trataba de un milagro. Llevaron la cruz al terrateniente principeño Pedro de Alcántara Correoso y Usatorres, quien la donó al «padre» Valencia (sacerdote de la villa de Camagüey). El cura colocó la cruz dentro de una urna de cristal en el extremo del altar mayor de la iglesia de San Lázaro, y difundió leyendas de esta cruz, a la que él atribuía milagrosas propiedades curativas. Allí la conocieron varias generaciones de camagüeyanos.

Fantasía popular

Pasaban los años y la cruz permanecía intacta ante la expectación de todos. El padre Valencia había vaticinado que cuando la cruz se deshiciera (debido a que se sabía que las formaciones salinas se deshacen con el tiempo, debido a que absorben la humedad ambiente) ocurriría el fin del mundo.[1]

Un día, en la segunda mitad del siglo XIX, la cruz se deshizo, pero no sucedió nada. Tiempo después, para no reconocer que el venerado padre Valencia se había equivocado al crear la leyenda milagrosa, los feligreses afirmaron que la cruz había sido robada por los envidiosos habitantes de otra ciudad.[1]

Fuentes