Diplejia espástica

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Diplejía Espástica
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Clasificación:Parálisis cerebral que afecta predominantemente a los miembros inferiores, cuya musculatura se halla espástica y prácticamente imposibilita la flexión
Región de origen:cerebro

Diplejía Espástica o parálisis cerebral bilateral, donde la lesión se encuentra en el córtex motor (parte más externa del cerebro) o el tracto piramidal, que es el que controla los movimientos voluntarios. Afecta mayormente los miembros inferiores, presentando espasticidad en su musculatura y provocando, lo que se denomina, marcha en tijera.

Causas

Al igual que en las otras formas de parálisis cerebral, las causas en muchas ocasiones se desconocen y en muchos otros casos no se llegan a relacionar con ningún acontecimiento concreto. Lo que provoca que un niño presente una diplejia es una lesión cerebral que puede deberse a alguna de las siguientes causas, puesto que son las más frecuentes:

  • Asfixia neonatal, es decir, la falta de oxígeno en el cerebro. Esta es la causa más común de la diplejía espástica y generalmente se debe a los problemas sucedidos durante el parto.
  • Prematuridad. Los niños nacidos de forma prematura y con bajo peso (con menos de 2500 g) tienen un mayor riesgo de desarrollar esta condición.
  • Otras causas, como las infecciones maternas, la fiebre alta o la rubéola durante el embarazo también juegan un papel importante en el desarrollo de la diplejia.

Diagnóstico

Los signos precoces; pueden estar presentes desde los primeros meses de vida. Pero no siempre se consigue establecer un diagnóstico de forma temprana, por lo que es muy importante observar si aparecen dificultades de movimiento en las piernas o en la adquisición de habilidades motrices según la edad del bebé, que nos hagan sospechar de un posible signo de alarma.

Exámenes complementarios:

  • Neuroimagen (normalmente, una resonancia magnética): para confirmar la existencia, localización y extensión de la lesión.
  • Electroencefalograma (EEG): para detectar signos de epilepsia y hacer un seguimiento en niños con más riesgo.
  • Revisión oftalmológica
  • Estudio de la audición
  • Radiografías: tanto en las caderas, como antes de que empiece a ponerse de pie, para valorar si hay riesgo de subluxación o luxación.

Manifestaciones y pronóstico

La parálisis cerebral infantil (PCI) se puede dividir en 5 niveles según las habilidades motoras que presenta el niño. En la diplejía espástica, el 98% de los niños están en los niveles I, II y III. Eso significa que, normalmente, la gran mayoría de niños con diplejía espástica lograran tener una marcha autónoma con o sin ayudas (muletas, caminador, bastón…). Como resultado de la espasticidad en las piernas, estos niños pueden presentar problemas posturales y de equilibrio cuando están de pie, caminan, corren, etc., y alteraciones músculo esqueléticas como mal desarrollo de la cabeza del fémur, pies en equino o acortamientos musculares y contracturas a nivel de miembros inferiores. En algunas ocasiones, pueden presentar dificultades en la manipulación, con una reducción de la calidad del movimiento y/o necesitan más tiempo para realizar una tarea. Con frecuencia presentan problemas de agudeza visual y estrabismo. Sin embargo; tanto, el lenguaje y las funciones cognitivas; como, las oromotoras y gastrointestinales, no acostumbran a estar afectadas a pesar de estar en riesgo de padecer cierto retraso mental o problemas en el desarrollo.

Incidencia

La diplejia espástica, junto con la hemiparesia espástica, es una de las afectaciones más frecuentes de la parálisis cerebral, ya que abarca alrededor del 38% de todos los casos.

Pronóstico

Habilidad para caminar

De todos los niños con este diagnóstico, el 98% se encuentran clasificados en los niveles I, II o III según la GMFCS (sistema de la clasificación de la función motora gruesa, en sus siglas en inglés); y solamente el 2% restante entre los niveles IV y V. Esto significa que los niños con diplejia espástica, generalmente, son niños que pueden llegar a caminar sin restricciones, aunque presenten pequeñas limitaciones en las actividades como saltar, correr (nivel I); pueden presentar alguna limitación para caminar por la calle (nivel II), o puede que necesiten algún tipo de ayuda (muleta, bastón) para caminar (nivel III). Los niños con diplejia espástica, pese a que suelen llegar a ser niños bastante independientes, suelen empezar a caminar más tarde que los niños con desarrollo típico. Esto es debido a las dificultades que presentan para mantener el equilibrio, a la desalineación de los músculos (debido a la espasticidad) y las articulaciones, etc.

Habilidad manual

Respecto a las habilidades manuales, aunque esta condición afecta principalmente a las extremidades inferiores, las manos también pueden presentar ciertas limitaciones. Normalmente los niños con diplejía se encuentran entre los Niveles I y IV de la Clasificación de la Habilidad Manual (MACS). La mayoría de ellos tienen una ligera reducción en la calidad y/o velocidad de la ejecución del movimiento, y pueden presentar ciertas dificultades para las actividades de la vida diaria, si no han sido previamente organizadas o adaptadas.

Alteraciones secundarias

La diplejia, es una condición que no cambia a lo largo del tiempo. Sin embargo, a medida que el niño crece y va desarrollándose, se pueden observar la presencia de algunas alteraciones secundarias. Entre ellas, las deformidades músculo-esqueléticas son las más graves. Los desequilibrios que presentan entre los músculos espásticos y sus antagonistas (habitualmente no afectados) pueden llegar a provocar deformidades en las articulaciones que dificulten sus capacidades motrices, sobre todo en la edad adulta. Algunos de estos problemas pueden ser:

  • Mal desarrollo de la cabeza del fémur (displasia de cadera), causando deformidad, dolor y dificultades para caminar.
  • Mala posición de articulaciones y huesos, lo que puede dar lugar a pies equinovalgo), hallux valgus, pies hacia dentro, etc.
  • Contracturas o acortamientos musculares, por la espasticidad muscular y la limitación en el movimiento de las articulaciones, sobre todo tobillos y rodillas.

Todo ello altera la postura, el equilibrio y la capacidad de caminar, limitando la autonomía del niño/a. Los niños que presentan esta condición, frecuentemente presentan también problemas de agudeza visual y estrabismo. Sin embargo, el lenguaje y las funciones cognitivas, oromotoras y gastrointestinales, no suelen verse afectadas.

Objetivos

Pese a que la lesión cerebral primaria no se puede solucionar, se pueden hacer muchas cosas para disminuir sus efectos, ayudar a desarrollar las habilidades y evitar las alteraciones secundarias. ¿Qué se debe tener presente?:

  • Aunque los niños con diplejia comparten muchas características comunes, cada caso presenta sus particularidades, por lo que su atención ha de estar adaptada y personalizada a sus necesidades.
  • Los resultados van a depender de múltiples factores (grado de afectación, intervenciones, entorno, motivación, etc.)
  • Las intervenciones que debe recibir van a depender de los objetivos que se persigan en los diferentes entornos del niño (hogar, escuela, etc.)
  • Durante los primeros 5 años de vida las intervenciones más adecuadas son las que buscan aprovechar la neuroplasticidad de su cerebro y favorecer al máximo el desarrollo de sus habilidades.
  • Cuando el niño no puede desarrollar una habilidad por sí solo, se debe pensar en compensar y adaptar el ambiente con ayuda de alguna tecnología de asistencia (caminador, bipedestador, ortesis,ordenador, etc.) para favorecer que pueda realizar esta habilidad a “ su manera”
  • Es importante favorecer que el niño tenga un estado físico óptimo y hacer una prevención de las alteraciones secundarias

Tratamiento

Se ha estudiado la relación y eficacia de las diferentes intervenciones que existen para los niños con diplegia, y se han clasificado según el grado color verde son aquellas que han demostrado ser eficaces, proporcionando resultados favorables, por lo que se considera que han de ser la primera opción a considerar para conseguir el objetivo para el cual ha demostrado su eficacia. Las señaladas en color naranja son aquellas que, precisan de más estudios que terminen de confirmar su eficacia, por lo que se consideran tratamientos prometedores. Estas intervenciones están recomendadas pero necesitan ir acompañadas de medidas de resultados.

Fuentes