Discusión:Diego Evelino de Compostela

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OBISPOS DE CUBA Años Finales del Siglo XVII. Desarrollo de la Iglesia en Cuba EL OBISPO COMPOSTELA Por José Miguel Espino

La gente en Cuba deseaba tropezar con el Obispo Compostela porque consideraba su presencia como augurio de buena suerte. Y es que hizo tantas buenas obras, que la intuición popular lo bautizó con el sobrenombre de “Obispo Santo.” Fernando Portuondo, Historia de Cuba, sexta edición, Editorial Minerva Habana.

El 17 de Noviembre de 1687, arribó a La Habana el 24° obispo de Cuba, Dr. Diego Evelino de Compostela, uno de los mas esclarecidos y virtuosos obispos que España envió a Cuba.. Nombrado el 4 de junio de 1665 y consagrado en España, estuvo al frente de su diócesis cubana durante 17 años hasta la hora de su muerte. Llega el Prelado a Cuba en un momento de auge económico sin precedente hasta entonces en la Isla. Por una parte, el creciente desarrollo de la producción azucarera y del tabaco, crearon un incremento del bienestar económico del país y de la población Y por otra la paz de Ryswick entre España, Inglaterra, Francia y Holanda que termina la era de los filibusteros y bucaneros y el cese de los ataques de los corsarios. Cierra uno de los períodos mas desastrosos de la Historia de Cuba y permite el fomento acelerado de la economía de la Isla. Los ingresos de la Iglesia también iban en aumento por concepto de limosnas, dádivas y cesiones de bienes, al mejorar los ingresos de los fieles. Desde que llegó, el obispo emprendió, sin pérdida de tiempo, la reforma moral y material de su diócesis. Si su predecesor Juan García con la convocatoria y disposiciones derivadas del Sínodo de la diócesis cubana, había iniciado el plan de acción social de la Iglesia por el adecentamiento de las costumbres y la reforma disciplinaria del clero, (Ver el número anterior del boletín), fué a Compostela a quien correspondió desarrollarlas, extenderlas y sentar las bases de la presencia de la Iglesia en toda la Isla. Emprendió de inmediato la construcción de templos en aquellos pueblos que carecían de ellos, y dondequiera que, siguiendo el camino del tabaco. se iban creando nuevas poblaciones. Con lo que extendió la obra de la Iglesia y proporcionó atención espiritual a gente que vivía en el mayor aislamiento. Solamente en el primer año de su episcopado (1668) creó, entre parroquias e iglesias auxiliares, mas de 30 nuevos templos. En sus 17 años de episcopado dejó creada las redes educacional y parroquial de Pinar del Rio, La Habana y Matanzas y parroquias y templos en muchos pueblos de las región central y oriental del país. Por iniciativa suya, también muchos templos antiguos fueron reedificados. Comenzó y vió terminada la recostrucción de la catedral santiaguera, arrasada por un terremoto en 1678, llamado el “temblor grande”. Reconstruyó la parroquial de Puerto Príncipe, destruida por un huracán en 1692. En la Capital fueron varias las que se beneficiaron, entre ellas la Iglesia del Cristo y San Felipe Neri, hoy restaurada y dedicada a sala ce conciertos. Para cubrir la necesidad de sacerdotes para tan vasta obra, fundó en 1689 el Seminario Conciliar de San Ambrosio, antepasado directo del de San Carlos y San Ambrosio que a tantos sacerdotes y patriotas cubanos había de formar en sus aulas, en los siglos venideros. El seminario llenó un vacío que ya desde el inicio de este siglo trató de cubrir el obispo Cabezas Altamirano, con la creación del Colegio Seminario del Apostol Santiago, de vida efímera. También al inicio de su episcopado (1668) se fundó, a iniciativas suyas, el segundo convento de monjas en La Habana, el Monasterio de Santa Catalina de Sena. El obispo no se conformó sólo con la creación de parroquias, costrucción y reparación de templos. Su celo pastoral lo desarrolló también en obras educacionales y de caridad. Fundó una escuela para huerfanos pobres en La Habana, el colegio de San Francisco de Sales, e instó a los padres de la Compañía de Jesús a fundar un colegio para niños en el lugar donde el había construido una ermita a San Ignacio de Loyola. Fundó el Hospicio de San Isidro para la infancia desvalida y abandonada. Y donó 30 000 pesos para la fundación de la Real Casa Cuna, y gestionó en Cartagena de Indias la introducción en Cuba de las Madres Teresianas para que se encargaran de esta obra. Anexo a la Iglesia del Niño Jesús (hoy María Auxiliadora), en la esquina de las actuales calles Teniente Rey y Compostela en la Habana Vieja, construyó su convento, que hoy se encuentra entre las obras de reconstrucción del Historiador de La Habana. El Prelado tampoco olvidó a los enfermos. Inició la construcción del Hospital de Convalescientes de Belén para complementar el que ya atendían desde el inicio de siglo, los Hermanos de San Juan de Dios, que ya era insuficiente para el número de enfermos de la población habanera de finales de siglo. Para la construcción del mismo cedió su huerta de San Diego, donde en el próximo siglo se levantaría el primer Colegio de Belén. También construyó un asilo para leprosos en una parcela situada frente a la caleta de San Lázaro. Ya en 1704, el obispo que había nacido en 1638 y tenía 66 años, no dejaba de multiplicar su actividad. Por lo que para aliviar la presión de tantas tareas, fue nombrado un obispo auxiliar que lo ayudara. Así fue consagrado el primer cubano que llegaba a la dignidad episcopal en la persona del sacerdote D. Dionisio Recino Ormachea. No debemos dejar de mencionar la ayuda y comprensión que recibió el obispo, de los gobernadores de Cuba en el péríodo de su extenso episcopado, que se compenetraron con su labor, y que fueron sus colaboradores en la obra de la organización y extensión de la Iglesia cubana. Ellos fueron Diego de Viana, Severino de Manzaneda, y Diego de Córdoba, cuyas acciones gubernativas contribuyeron al desarrollo del país. Compostela fue un predicador de palabra elocuente, pero sabía que la mejor elocuencia radica en las acciones ejemplares. Su prédica, sus iniciativas y su vida las consagró por entero a extender la religión, la enseñanza y la beneficencia a todo el rebaño que Dios le había encomendado. Su generosidad despertó la de muchos, y siempre tuvo algo que dar a los necesitados. Por ello cuando murió el 27 de agosto de 1704, hubo que poner guardias junto a su cadaver, mientras estuvo insepulto, pues la muchedumbre que fue a rendirle el postrer tributo, quería obtener algo de sus vestiduras como preciosas reliquias. Y es que las obras que realizó en Cuba le ganaron al obispo fama de santo. En el ambiente de la Cuba de finales del S. XVII lo que hizo, tenía que parecer milagroso. Fue sepultado en el Monasterio de Santa Teresa, que con tanto amor había construido para una de sus obras mas queridas. Sobre su tumba se colocó un bello epitafio que rememora sus hechos. El ayuntamiento de La Habana dio su nombre a la calle en que vivió el ejemplar ministro del Señor y que aún hoy lleva a pesar de los vaivenes de la historia. Sin dudas, Compostela fue uno de los grandes obispos de Cuba, cuya fecunda labor extendió y consolidó la obra de la Iglesia, marcando el inicio de un rápido desarrollo de la misma. Como veremos en próximas colaboraciones, otros grandes pastores fueron enviados por la Providencia en el siglo XVIII para continuar la extensión del Reino en estas tierras. Ω

SUCESOS Y DATOS CURIOSOS

Por José Miguel Espino

La Catedral de Cuba, fue destruida y tuvo que ser reconstruida 7 veces en el transcurso de los siglos XVI y XVII . La primitiva Iglesia de la Villa de Santiago de Cuba, devenida catedral el 28/4/1522 fue pasto del fuego en 1516 y nuevamente en 1523. El obispo Miguel Ramírez comenzó a construirla, esta vez de piedra y terminada en 1555. A finales de ese siglo fue saqueada y destruida por el pirata francés Richrds y reconstruida por el obispo Juan A. Diaz de Salcedo. En 1604 fue de nuevo saqueada e incendiada por piratas franceses, y reconstruida por el obispo Juan de las Cabezas Altamirano. En 1663 el obispo Juan de Sancto Mathía comenzó de nuevo su reconstrucción después que otro ataque de piratas la incendiara. La catedral recién reconstruida, sufrió en 1675 graves daños a consecuencia de un terremoto. Reconstruida por el obispo Gabriel Díaz Vara Calderón. La catedral reparada con tantos sacrificios, esta vez fue totalmente arrasada por un terremoto de gran magnitud ocurrido en 1678 llamado “el temblor grande” El Obispo Juan García comenzó su reconstrucción, que fue terminada por el obispo Compostela en 1690, excepto la torre que fue terminada en el 1704

 Durante los siglos XVI y XVII fueron nombrados para Cuba 24 obispos. De ellos: 5 nunca llegaron a venir a Cuba. 1 no aceptó la mitra cubana. 2 murieron antes de llegar a Cuba. 2 no llegaron a ser consagrados  El primer cubano consagrado obispo fue el Padre Dionisio Resino Ormachea, nombrado obispo auxiliar del obispo Compostela (1704-1711) y titular de Adramite, y ordenado por este en el 1704 el mismo año de su muerte.  En la calle que con todo derecho lleva su nombre estaba la casa en donde vivió y murió el Obispo Compostela. En la misma calle levantó el convento de las Teresianas que trajo a Cuba para la Obra de la Real Casa Cuna. (Hoy en restauración por la Oficina del Historiador) En esa calle tenía una huerta que donó para que los Belemitas levantaran un Hospital de Convalescientes, en donde en el siguiente siglo se levantó el primer Colegio de Belén (Hoy en restauración por la Oficina del Historiador) Y en la misma calle fue sepultado en el convento de las Teresianas en medio de una manifestación de dolor sin precedente en la Habana de entonces.