Droguería Sarrá

Museo Farmacia Habanera
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Museo Farmacia Habanera
Información geográfica
PaísBandera de Cuba Cuba
CiudadLa Habana
Información general
Inauguración30 de julio de 2004
TipoHistoria de las farmacias
Coleccionesmicroscopio, balanzas, frascos y herramientas de farmacias
Conservador(a)Oficina del Historiador de La Habana
Información visitantes
DirecciónTeniente Rey e/ Habana y Compostela, Habana Vieja
Otros datos de interésTel.:866 7556

Droguería Sarrá (actualmente Museo Farmacia Habanera) fue una farmacia (botica) habanera y ahora destinado a mostrar la historia de las farmacias en La Habana y el devenir de la ciencia farmacéutica en Cuba. Muestra también evidencias arqueológicas relacionadas con el tema, encontradas mediante las excavaciones realizadas por el Gabinete de Arqueología en casas habaneras, como numerosos frascos encontrados en el Centro Histórico algunos hasta con restos de los medicamentos contenidos, los datos del comercializador y la ciudad de origen.

La reparación del edificio forma parte de un proyecto ejecutado por el grupo de inversiones de la Oficina del Historiador de La Habana. Con La Reunión, suman tres las farmacias habaneras recuperadas. Anteriormente se restauraron la Johnson y Taquechel, ambas fundadas también en el siglo XIX, ubicadas en la calle Obispo.

Historia

Interior de la farmacia

En 1853, Valentín Catalá y Pradell, José Sarrá y Catalá, José Sarrá y Valldejulí, todos farmacéuticos venidos a Cuba procedentes de Malgrat del Mar, puerto marítimo de Cataluña, crearon la sociedad Catalá, Sarrá y compañía, junto con otro boticario, Antonio González López. Estos jóvenes fundaron, en el inmueble doméstico número 22 (correspondiente al 261 actual) de la calle Teniente Rey, un establecimiento farmacéutico que nombraron La Reunión, porque en él comenzaron a vender, por primera vez en un mismo lugar, medicamentos alopáticos y homeopáticos. En 1865, Valentín Catalá vende a sus parientes y socios su parte del negocio y regresa a Barcelona, por lo que la sociedad se disuelve, y se crea Sarrá y Compañía, que compra también la finca 767, situada en Compostela número 95 ½ o 95 A, para colocar sus almacenes. En 1868 Antonio González López también vende su parte y quedan como únicos socios Sarrá Catalá y Sarrá Valldejulí. En 1877 José Sarrá Valdejulí se queda como único socio, al morir en Barcelona José Sarrá Catalá de un ataque cardiaco a la edad de 56 años. El lugar se transforma en un bello establecimiento que luce vistosos salones de estilo neogótico y neoclásico, estanterías y mostradores lujosos de maderas preciosas, vidrieras y cristales decorativos, según la moda francesa llegada a La Habana en el último cuarto del siglo XIX.

José Sarrá y Valldejulí adquiere otras casas anexas a Teniente Rey 41 por la calle Compostela, con los números 83 y 85, la botica, droguería y escritorio existían desde 1865 por la calle Teniente Rey y a los almacenes por Compostela, se les agregan espacios de oficinas, manufactura medicamentos, etc.

El mobiliario se renueva y se decoran los mostradores con hermosas vidrieras de manera que en 1886 La Reunión era una de las farmacias más distinguidas de La Habana. A principios del siglo XX se consideraba la segunda en categoría en el mundo y la primera en Cuba. Su dueño también creció en prestigio social. José Sarrá Valdejulí fue vocal de la sección tercera de la Junta Superior de Instrucción Pública de Cuba, cooperó con la fundación del Colegio Farmacéutico y fue su presidente en 1882, por iniciativa de los propios directores. El rey de España, Alfonso XII concedió:“…al Dr. José Sarrá el título honorífico de “Farmacéutico y Droguero de la Real Casa”, así como la facultad de utilizar el Escudo de Armas Reales en las muestras, facturas y etiquetas de la Droguería Sarrá”.

El 15 de octubre de 1898 muere repentinamente José Sarrá Valldejulí en uno de sus viajes a Cataluña y la propiedad pasa a manos de su viuda, Celia Hernández Buchó. Tras este acontecimiento la sociedad pasó a denominarse Viuda de Sarrá e hijos. El varón primogénito, Ernesto, recién se había recibido de Doctor en Farmacia en la Universidad de La Habana el 2 de diciembre de 1897, por lo cual estaba preparado para continuar la tradición familiar. Ernesto se casó en 1906 con Dolores Larrea y en la primera década del siglo XX, realizó transformaciones y remodelaciones en la farmacia y hacia el interior de la manzana delimitada por las calles Teniente Rey, Compostela, Muralla y Habana. El proceso de adquisición de más de veinte propiedades de esta manzana, concluyó con la fusión de estas mediante estructuras de hormigón armado y el 20 de mayo de 1914, el negocio abrió sus puertas convertido en una gran industria que abarcaba veintitrés edificios.

Ernesto Sarrá Hernández invirtió en divulgación de todo tipo acerca de las bondades de la farmacia La Reunión. Las propagandas solían ser de grandes dimensiones, sobre todo el formato de las letras del nombre dentro del cartel de promoción. La notoriedad de Ernesto Sarrá hizo que la farmacia comenzara a conocerse mayormente por el apellido de su dueño, tradición que ha llegado hasta nuestros días.

Las remodelaciones en esta época incluyen la construcción del edificio de siete pisos para almacenes, por la calle Compostela a continuación del escritorio, una tercera planta añadida a la farmacia, y el inmueble de tres pisos de fachada art decó que se encuentra en la esquina de Teniente Rey y Habana, destinado a la producción de medicamentos.

El 28 de abril de 1941, a la edad de 64 años, Sarrá hizo donación perpetua inter vivos y por terceras e iguales partes, a sus hijas Ernestina, Hilda y Ofelia, según refiere Anicia en Cronología y Legado.

Después del triunfo de la Revolución, La Reunión es nacionalizada y continuó funcionando como farmacia hasta 1999. En los salones colindantes se estableció la Empresa de Suministros de Medicamentos, ENSUFARMA4 (7) y el resto del espacio de la manzana que perteneciera a Sarrá, fue entonces la Industria Saúl Delgado, del Ministerio de Salud Pública (MINSAP5), dedicada a la producción de preparaciones líquidas.

Inauguración

La antigua Farmacia-Droguería se inauguró el 30 de julio de 2004 como Museo de la Farmacia Habanera, luciendo en sus amplios salones las antiguas estanterías de maderas preciosas, los lujosos mostradores, las vidrieras y las luminarias que fueron encargadas a Italia, copia de las originales.

Se proyectó una ambientación que tuvo la intención de corresponderse con la apariencia de los finales del siglo XIX y comienzos del siguiente, para lo que se tomaron, como referencia, imágenes gráficas de la prensa de la primera década del siglo XX. Los vitrales fueron elaborados por la artista contemporánea Rosa María de la Terga.

Este museo de ciencias de la Oficina del Historiador de la Ciudad, está diseñado para la visita libre. Posee en el salón central una serie de paneles con textos que le permiten al visitante conocer quiénes somos, de dónde proceden nuestras colecciones, cómo se desarrolló el proceso de restauración; asimismo, se puede leer una breve reseña de la historia de la farmacia en Cuba y una cronología del antiguo establecimiento farmacéutico.

En la antigua Farmacia Profesional se venden medicinas de origen natural y productos alternativos, mientras que en el antiguo salón Droguería, se expenden especias y plantas medicinales secas que con su aroma contribuyen positivamente a la ambientación del establecimiento.

En el recorrido por el museo, se pueden apreciar alternativamente piezas de alto valor de colección y otras de procedencia arqueológica, alternando en el salón Farmacia Profesional con los productos en venta. Las reproducciones de frascos de cerámica rinden homenaje a los antiguos establecimientos farmacéuticos de La Habana. Los paneles impresos con propagandas de la época le muestran a las nuevas generaciones cómo se conducían estos negocios, a la vez que aportan elementos para análisis sociales e históricos.

El trabajo de restauración ha sido aplicado con gran rigor, especialmente en las estanterías, mostradores, enchapes y falsos techos. Al momento de la intervención, el estado de conservación de los materiales en especial de la madera, era regular. En el 2006 le fue otorgado el Premio Nacional de Restauración

Salas

Vitrina y colección de frascos

Transitan la historia de esa ciencia en Cuba en las muestras expositivas permanentes distribuidas en tres grandes salones.

El primer salón, donde estaba la antigua botica, conserva todo su mobiliario de estilo neogótico con influencia morisca, vitrinas en las que se exhiben reproducciones de botes de farmacia con el emblema de La Reunión. En esta área actualmente se venden medicamentos como la Emulsión de Scout, la Spirulina, entre otras elaboraciones naturales. Comprende, además, la rebotica y dispensario donde se pueden apreciar frascos de medicamentos, morteros, pildoreros, balanzas, y microscopio.

El segundo salón rinde homenaje a los establecimientos habaneros mediante la colección de frascos de medicinas y herramientas relacionados con el arte de curar y medicamentar, extraídos de excavaciones arqueológicas realizadas en el Centro Histórico. En este espacio se muestra, una colección de libros copiadores de fórmulas de gran valor en el estudio de la farmacopea cubana.

El tercer salón está dedicado a la venta de productos farmacéuticos naturales y tradicionales, especias y plantas medicinales.El visitante puede observar el proceso de realización de fórmulas, lociones y cremas, que se realizarán en el dispensario y el laboratorio.

Fuentes