Diferencia entre revisiones de «Edith Irene Södergran»

m (Texto reemplazado: «<div align="justify">» por «»)
 
Línea 1: Línea 1:
<div align="justify">
+
 
 
{{Ficha Persona
 
{{Ficha Persona
 
|nombre = [[Edith Irene Södergran]]
 
|nombre = [[Edith Irene Södergran]]
Línea 24: Línea 24:
 
|web =  
 
|web =  
 
}}
 
}}
<div align="justify">
+
 
  
 
'''Edith Irene Södergran'''. Poeta fino-sueca, pionera de la poesía en sueco en Finlandia  
 
'''Edith Irene Södergran'''. Poeta fino-sueca, pionera de la poesía en sueco en Finlandia  

última versión al 05:51 7 ago 2019

Información sobre la plantilla
Edith-Sodergran-biografí-a.jpg
Nacimiento4 de Abril de 1892
San Petersburgo
Fallecimiento24 de junio de 1923
Raivola (Actualmente Roshchino en Rusia
Causa de la muertetuberculosis


Edith Irene Södergran. Poeta fino-sueca, pionera de la poesía en sueco en Finlandia

Síntesis biográfica

Nació en San Petersburgo el 4 de abril de 1892,.

Trayectoria

Pasó casi toda su vida en un pueblecito llamado Ráivola -residencia de verano la intelligentsia de San Petersburgo- situado en la frontera con Finlandia. Se desarrolla en una familia burguesa de habla sueca. Su padre, Matts Södergran, trabajaba en una compañía de Alfred Nobel, siendo contratado posteriormente en una fábrica en Raivola como mecánico, a pesar de tener la responsabilidad de un ingeniero. En 1890 se casó con Helena Lovisa Holmroos, cuyo padre había tenido una exitosa carrera en el negocio de la fundición. Rubia y tuberculosa, poeta, fotógrafa de gatos y paisajes invernales, cuando escribió uno de los versos más rotundos de la poesía vanguardista: "Yo sé, yo sé que venceré... el misterio yace en el cuerpo de la fuerte cuando, cegado por el alcohol, pasa a la acción". La acción, para esta campesina convertida en dama y luego en víctima, es el sacrificio del poeta. Su impacto en la poesía nórdica, especialmente en el modernismo finlandés de los años veinte, fue significativo en lo que se refiere a la liberación del verso de los confines de la rima, el ritmo regular y la imaginería tradicional. Como modernizadora de la poesía, sólo Katri Vala puede ser comparada con Edith Södergran, una de las poetas nórdicas más queridas. Fue criada como una dama rusa, en el colegio alemán de San Petersburgo, donde aprende diversos idiomas (alemán, ruso, inglés, francés) que luego desdeña para terminar escribiendo en la lengua de su madre: el sueco. Por esa extraña simbiosis que suele formarse entre las hijas únicas y sus únicas madres, acompañada de Helena Hoolmros, su mamá, deambuló por sanatorios europeos buscando el ansiado aire transparente que le permitiese mejorar. Es en ellos donde descubre su portentoso talento para las palabras y los sonidos. Perteneciente a una reconocida familia burguesa, estudió en el famoso centro alemán Petro-Schule de Corelia, ciudad de confluencia ruso-finlandesa. A sus primeros escritos de corte crítico y analista, le siguieron poemas en alemán y sueco con marcada influencia de poetas alemanes. Afectada por la tuberculosis desde los diecisiete años, aprovechó su estancia en varios hospitales suecos para estudiar las corrientes expresionistas y futuristas. A raíz de la expropiación de los bienes de su familia durante la revolución rusa de 1917, se refugió en Raivola, cerca a San Petersburgo, donde apareció la primera publicación de renombre en 1918, bajo el nombre de "Septemberlyran", seguida de "El altar de las rosas" en 1919, y "La sombra del futuro" en 1920, obras que marcaron el inicio de la poesía modernista finlandesa.


En 1902, ingresó en la Petri-Schule alemana en San Petersburgo. Influenciada por Heinrich Heine y Johann Wolfgang von Goethe, escribió sus primeros poemas en alemán, cambiando posteriormente al sueco. No obstante, los germanismos se convirtieron en una constante en su lenguaje. Durante aquella época criticó en sus escritos, entre otras cosas, el sistema zarista, sin tomar ninguna postura política clara. Su padre, que tenía tuberculosis, volvió a casa en 1907, tras una estancia en un hospital de Nummela. Los temas relacionados con la muerte, muy populares entre los decadentes, empezaron a aparecer en su poesía. Desde 1911 hasta 1914 vivió principalmente en hospitales en Suiza, donde empezó a estudiar sobre Italia y a leer a Dante. En 1914 regresó a Finlandia, llena de esperanzas con respecto a su futuro. Al año siguiente, conoció en Helsinki al escritor Arvid Mörne (1876-1946), que la animó a seguir escribiendo. Se cree que un encuentro casual con el filólogo Hugo Bergroth (1866-1937) fue el motivo por el que dejó de escribir en alemán, pasando al sueco. El expresionismo alemán de la pre-guerra la interesó sobremanera, de igual forma que el futurismo ruso de Vladimir Majakovski. Poco antes de la Primera Guerra Mundial se instaló con su madre en la casa de verano en Raivola. Su primer libro, Dikter 1916, representaba la naturaleza de su pueblo natal como si de un sueño se tratara. En un poema amoroso (Hacia el atardecer refresca el día…, parte VI) escribió: “Buscabas una flor / y encontraste un fruto. / Buscabas una fuente / y encontraste un mar.” Este libro representó una nueva voz en la literatura de aquel entonces, pero no causó demasiado debate, siendo recibido en algunos casos con admiración desconcertada y en otros como si se tratase de algo ridículo, hiriéndola profundamente. Södergran dejó de intentar entrar en los círculos literarios sueco-fineses de Helsinki en un vuelo a Raivola. Llegó a pasar incluso una larga temporada en el sanatorio Davos Dorf, de Suiza, escenario de "La Montaña Mágica" de Thomas Mann. Al parecer el lugar fue propiciatorio para todo tipo de causas pasionales, y es allí donde se enamora de su médico, Ludwig von Muralt, un hombre de cincuenta años, equilibrado y fuerte, pero casado. Edith, de apenas 21 años, logra sacarlo de sus casillas con las horribles fotos que le toma a su esposa, y que le envía como travesura tras hurtarle sus propios guantes, que esconde bajo la almohada para aspirar el olor del cigarrillo. "Una vez amé a un hombre que en nada creía.../ En un frío día llegó él con los ojos vacíos/ en un pesado día partió con el olvido en la frente..." Tras abandonar el sanatorio, en vísperas de la I Guerra Mundial, no lo volvería a ver: él también se contagia de tuberculosis y muere en 1917.

Su familia perdió sus posesiones en la Revolución rusa de 1917, motivo por el cual Edith sufrió de depresión y extrema pobreza, pero a pesar de la inseguridad y las duras condiciones de vida en las que se encontraba, escribió Septemberlyran 1918, Su obra no tuvo una gran aceptación en vida; no obstante, le abrió las puertas al mundillo de la literatura. En una visita a Helsinki en el otoño de 1917, conoció a numerosos escritores, a saber: Hans Ruin, Jarl Hemmer, Runar Schildt, Juhani Aho, y Eino Leino. Pero la más importante en su vida fue la crítica y escritora Hagar Olsson, que reseñó con gran entusiasmo elSeptemberlyran. Olsson fue a Raivola a visitarla, y ambas mantuvieron una intensa correspondencia.

Obras

Al compás de las fluctuaciones de su estado morboso, su poesía oscila pendularmente entre el desaliento y la esperanza, pero también alcanza resignada serenidad. Hagar Olsson destaca el increíble coraje, moral y físico, demostrado por Edith Södergran al enfrentarse a la vida, la enfermedad y la muerte. En 1916 que Edith le envía sus poemas al crítico de literatura de Helsinki Arvid Mörne, quien se los devuelve con estupendos comentarios. Con este empujón se lanza al ruedo y trabaja un libro que envía a la editorial Holger Schildt, con una nota que decía: "si me devuelve el poemario, lo consideraré como una muestra de gran enemistad de su parte". Logra convencerlos y el libro sale a la luz ese mismo año bajo el escueto título de "Dikter" (Poemas)

En una nota preliminar a su colección manuscrita La lira de septiembre, había escrito: “Nadie puede negar que lo que escribo es poesía, pero no quiero sostener que es verso. He tratado de llevar ciertos obstinados poemas a un ritmo y así he descubierto que únicamente bajo completa libertad, es decir, a expensas del ritmo, tengo el poder de la palabra y de la imagen. Mis poemas deben verse como descuidados bocetos. En cuanto al contenido, dejo a mi instinto construir lo que mi intelecto contempla en tranquila expectativa. Mi confianza en mí misma se basa en que he descubierto mis dimensiones. No me conviene menospreciarme.” Con estas sencillas y claras palabras, llegaba a la médula misma de la mejor concepción del poema contemporáneo aventurado en la libertad, corriendo siempre el riesgo del fracaso en su busca de certezas, de las verídicas facciones del rostro inaprensible de la realidad. Aquilató el valor de la palabra y la imagen haciéndose, al margen de las restricciones normalizadoras, espíritu y mensaje. Entre sus lecturas juveniles se hallaba Nietzsche; supo así, por éste y por su propia y penosa experiencia, que la sangre es espíritu cuando se escribe con ella. Su instinto, es decir, su pobre sangre fatigada, pero combatiente tenaz y lúcida, le hizo accesible la palabra poética, lejos, bien lejos de la tinta.

Esta publicación dio pie a un debate sobre su posible locura. Este libro reflejaba fuertes visiones Nieztscheanas y euforia dionisiaca, pues lo que ella quería mostrar era que ni la Guerra Civil Finesa, ni la sangrienta Revolución rusa, ni la tuberculosis ni mucho menos las críticas la harían dejar de escribir poesía.

A principios de los años veinte se hizo miembro de la Sociedad de Antropología, dejando de escribir poesía durante un tiempo. Su último libro, Landet som icke är, fue la preparación de Södergran para la muerte; fue publicado póstumamente en 1925. Los poemas resignados, que buscaban en el país que no existe, fueron recopilados y publicados por el poeta Elmer Diktonius. En sus poemas flamea el poder profético y visionario. Ella, que se ha purificado en el dolor, a su vez “sueña con liberar al mundo y purificarlo”. Percibe la magnitud de los cambios profundos que la guerra del 14 iba a producir, la dimensión ecuménica del conflicto, a diferencia de la impresión que se tenía en Escandinavia en el sentido de que éste era pasajero y, una vez cesado, las cosas volverían a su antiguo y habitual orden. Así en el poema “La tormenta”:

Llegó a contar, tan sólo treintaiún años; la mitad de este lapso la vivió amedrentada por la enfermedad. Pocos acontecimientos se destacan en su dolorosa y monótona existencia: un viaje a Suiza, en compañía de su madre, para internarse en un sanatorio, otros que le permitieron conocer algunos países, un corto tiempo de estudios en un liceo de Helsinki. Pese a la precariedad de sus recursos materiales, el último decenio de su vida transcurrió tranquilamente en Raivola.

Traducciones al castellano

  • Antología poética (traducido por Jesús Pardo). Visor, Madrid 1992. ISBN

84-7522-283-8

  • Edith Södergran. El corazón desmedido (traducido por Carmen Díaz de Alda

Heikkilä). Torremozas, 1992. ISBN 84-7839-089-8

  • Poesía completa. Tercera edición revisada y corregida [1993-1999]. Traducción

del sueco e introducción ("Edith Södergran: el cuerpo hecho poema") de Renato Sandoval Bacigalupo. Lima-Ica: Biblioteca Abraham Valdelomar, noviembre 2012. 226 pp. (Colección La Fuente Escondida; 1). [Contiene: Poemas, Lira de setiembre, Altar de rosas, La sombra del futuro, La tierra que no es, aforismos (1919-1922) e iconografía de la autora].

  • Las Cartas de Edith (Estocolmo, 1955) constituyen la colección completa de las que la poeta dirigió, entre 1919 y 1923, a su entrañable amiga y confidente Hagar Olsson, escritora y crítica notable, sensible a las nuevas formas expresivas y perspicaz comentarista de la obra poética y epistolar de Edith Södergran.

Muerte

Fallece en Raivola, 24 de junio de 1923. Actualmente Roshchino en Rusia, la noche de San Juan y día sagrado de los finlandeses, expira acompañada sólo de su madre, en medio del silencio del bosque blanco. Debajo de la almohada encontraron dos poemas, en ellos resume esa mezcla de naturaleza ardiente y postración obligada, sin olvidar un irónico saludo a manera de desafío: "Muerte, ¿por qué te quedas en silencio?". Murió en la pobreza, víctima de la misma enfermedad que mató a su padre, aquella que la había condenado a una vida de reposo.


Fuente