Edmundo Concha

Edmundo Concha
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Ensayista, crítico literario, columnista, profesor universitario chileno
NombreEdmundo Concha
Nacimiento1918
Temuco, Bandera de Chile Chile
Fallecimiento26 de octubre de 1998
NacionalidadChilena
EducaciónPeriodismo
Alma materUniversidad Católica de Chile
OcupaciónEnsayista, crítico literario, columnista, profesor universitario
PremiosPremio Alejandro Silva de la Fuente (1985) de la Academia Chilena de la Lengua

Edmundo Concha. Ensayista, crítico literario, columnista, profesor universitario. Su aporte a la literatura chilena se condensa en el exquisito manejo del lenguaje, donde campeaba la síntesis, la brevedad, los hallazgos literarios y una agudeza artística que raya en la genialidad.

Síntesis biográfica

Nace en Temuco en 1918. A los 3 años llegó a Santiago de Chile. A los 8 colaboró en El Peneca y Don Fausto.

Trayectoria

Estudió en el Liceo Miguel Luís Amunategui y periodismo en la Universidad Católica. Trabajó como topógrafo desde 1935 a 1941). Dibujante técnico en la Dirección General de Obras Públicas. Fue Jefe de Relaciones Públicas de ENDESA en 1951. Profesor de Técnica de la Expresión en el Departamento de Ciencias y Técnicas de la Comunicación, Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad de Chile.

Colaboró en forma permanente en Los Anales de la Universidad de Chile, revista Atenea y en los diarios Las Últimas Noticias (1947-1961) y El Mercurio (1961-1998). En éste publicó con singular éxito su Día a Día, donde, en apretada síntesis, sacaba a relucir su agudeza leve, contenida, a ratos brillante. Premio Alejandro Silva de la Fuente (1985) de la Academia Chilena de la Lengua.

Muerte

Murió a los 80 años el 26 de octubre de 1998.

Desarrollo intelectual

Ensayista, crítico literario, columnista, profesor universitario. De un perfil muy bajo, su aporte a la literatura chilena se condensa en el exquisito manejo del lenguaje, donde campeaba la síntesis, la brevedad, los hallazgos literarios y una agudeza artística que raya en la genialidad. Gran amigo de Hernán Díaz Arrieta, Alone, coincidía en el norte literario y en el tratamiento que le daban al estilo. Junto a González Vera fueron alguna vez tratados como Los Últimos Mohicanos del Estilo. La ironía fina era la escondida arma para vencer su renuencia a surgir en público. Comparando a Huidobro con Neruda decía de ambos:

« Huidobro nació rico y murió rico. Neruda nació pobre.” Sobre sus inconfensables afanes de gloria: “Ninguno de los dos era desganado para promover su nombradía ».

Nos recuerda a González Vera. Los Gusanos, según Raúl Silva Castro, “es una galería de miniaturas en que el novelista conserva rasgos de unos cuantos compañeros de oficina, da especial profundidad a esta obra, diseñando un ambiente como el de Un Perdido de Eduardo Barrios, en escala reducida”. El ejercicio de la crítica literaria, llevada a cabo ocasionalmente, lo encumbró con rapidez al sitial de los comentaristas de fuste, ya sea por su estupendo estilo, ya por su penetrante visión de lo analizado. Alone, en un artículo dedicado a la Critica Literaria, dice de él:

« Edmundo Concha allega de cuando en cuando su contribución y ha abierto debates, como el de la supremacía de los novelistas hispanoamericanos más recientes, cuyas repercusiones fueron prolongadas y que, al comentar con tranquila lucidez la obra de un luchador del bando opuesto, sea cual fuere la opinión que sobre él se tenga, nos da la sensación cada día más escasa, de que vivimos todavía en un país civilizado ».

Juan Antonio Massone, en su espléndido ensayo sobre el autor (Periodismo Estético 2008), resalta las cualidades de Edmundo Concha como critico. Valora su amplitud intelectual y estética, su afán de acercarse a la escritura y no a los literatos, a los frutos y no a las siembras, su lealtad con el autor. Admira su espíritu reflexivo, poético, filosófico y psicológico. Habla sobre la “difícil facilidad” de escribir, lo sindica como esgrimista de la palabra y analiza con profundidad sus textos, desde su construcción hasta el parto. Abrocha su juicio con una perla: “meditador que pensó en grande en espacio reducido”. Su gran coincidencia con Alone tiene que ver con el acertado manejo del estilo y la adopción de una lengua proporcionada por una cultura superior. La mirada a lo cotidiano, fielmente representado por su columna Día a Día,( que firmaba como E.C.), habla fehacientemente de la capacidad de observación, como asimismo, del magistral uso, reiteramos, de la síntesis, la ironía, el humor y la brevedad. Edmundo Concha, en una entrevista a El Mercurio, 1991, dijo, respecto de su metodología para enjuiciar los libros:

« El critico tiene que dejarle espacio para que el descubra por donde va la cosa, para que lector tenga el gusto personal de descubrirlo, porque si yo lo llevo de la mano al descubrimiento, pasa a ser un actor pasivo y si yo lo hago sentir como lector, pasa a ser un agente activo. A mi me interesa entregar vida, la vivida por el lector, la que él ignora, cosa que yo se la redescubra y él la mire de nuevo”.La entrevistadora resumía un poco su método, expresando que “le interesa el contenido de las cosas, una esencia que a veces encuentra en esos pequeños detalles que nadie se detiene a observar».

El titulo de la entrevista corrobora un poco su quehacer: Un solitario que le escribe a los pequeños detalles Su escaso interés por aumentar las bibliotecas conspiró para aumentar el exiguo currículo bibliográfico. Los libros son pocos y si a eso añadimos su comentado bajo perfil, tenemos como consecuencia que su nombre no es consulta obligada en las publicaciones entendidas. La divulgación de sus libros, sin embargo, no delata el enorme capital de su quehacer, desperdigado en las volanderas páginas del periodismo. Escribió mucho. Ayude esta breve semblanza a rescatar del ceniciento olvido la figura de un admirable escritor que hizo de la palabra su norte de vida.

Libros publicados

La novela Los Gusanos es su máxima incursión en la novelística. La primera y la última. Tiene prólogo de Alone y fue bien recibida. La Huella de los Días (texto auxiliar para la enseñanza media) recopiló en gran medida muchas de sus columnas periodísticas. No perseveró en el mismo afán. Sus trabajos sobre la novela latinoamericana revelan su interés por el afán de los autores sudamericanos. Quedan inéditas sus grandes contribuciones en el periodismo chileno y latinoamericano.

  • Los gusanos (1946)
  • Ahí va Pablo Neruda (1969)
  • Antología Precoz de Marcos Denevi (1970)
  • La novela latinoamericana de hoy (1973)
  • La Huella de los Días

Fuentes