El Primer Pirata del Caribe

El Primer Pirata del Caribe
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Leyenda
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Es originaria de:Mitos y leyendas populares de Trinidad


Según cuenta el historiador Manuel Lagunilla Martínez en su libro "Trinidad de Cuba: tradiciones, mitos y leyendas" fue en esta villa cubana por el año 1518 que ocurrio el primer acto de piratería en tierras americanas.

La llegada de Cortés

A fines de noviembre de 1518, llegó al surgidero de La boca, Hernán Cortés quien había apresurado su partida Santiago de Cuba en post de la conquista de México por temor a su jefe y armador Don Diego Velásquez de Cuellar

Navegaron por el Río Guaurabo hasta llegar a una inmensa Ceiba en que amarraron la nao capitana y otros nueve navíos. Los conquistadores subieron la cuesta que conduce a la villa de Trinidad por el mismo camino que años antes siguiera Diego Velásquez en su fundación.

Después de dejar la presente calle del Guaurabo y pasar el histórico jigue, al llegar frente a la Plaza Mayor, Hernán Cortés fue recibido por el aguerrido Juan de Grijalva, antiguo compañero de armas, quien lo alojó en una rústica casona donde en la actualidad se encuentra la casa de dos planta que fuera vivienda del regidor Francisco Pérez Ortiz de Zúñiga.

Plantó su estandarte negro con cruz roja al centro de la plaza y ordenó pregonar su llegada y los propósitos de conquistar la Costa Firme. Ofrecía, además, grandes riquezas para todo aquel que lo acompañara en la expedición. Compró caballos, tocino, puercos, casabe, pescado y otras muchas cosas necesarias para su largo viaje.

Atraco

Enterado Cortés de que cerca de las costas trinitarias pasaba un navío cargado de víveres, ordenó a Diego de Ordaz que lo persiguiera con una carabela bien armada y lo abordara. Cumplida la misión, el marinero lo condujo al embarcadero del Guaurabo y presentó al patrón nombrado Juan Zedeño y a sus marinos ante el jefe.

Dio cuenta entonces del cargamento, que consistía en cuatro mil arrobas de pan, mil quinientos tocinos y muchas gallinas. Fue este el primer acto de piratería en tierras americanas.

Convencido Zedeño y sus hombres por los ofrecimientos de las tierras por conquistar, se unieron a los expedicionarios. Diez días vivió Trinidad en un verdadero hervidero, interrumpido sólo por la llegada de dos mozos de espuela que traían la orden dictada por Velásquez de detener a Cortés, la cual no pudo ser cumplida por su cuñado Francisco Verdugo, alcalde mayor de la Villa, pues no tenía fuerzas suficientes para ello. Pedro Lazo, se unió también a la expedición.

Soltaron amarras de la histórica Ceiba del Guaurabo y pusieron proa a La Habana, que estaba al sur, para desde allí enrumbar hacia la conquista del Imperio de Moctezuma.

Fuentes

  • Lagunilla Martínez, Manuel. "Trinidad de Cuba: tradiciones, mitos y leyendas." Ediciones Luminaria. 2006.