Diferencia entre revisiones de «El rapto de las sabinas (escultura de 1583)»

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La obra ha sido concebida para ser contemplada desde distintos puntos de vista (multifacialidad), por lo que una completa y profunda contemplación de la misma exige circunvalar el grupo y así tomar conciencia del "movimiento" ascendente y helicoidal que lo impulsa. (forma serpentinata).
 
La obra ha sido concebida para ser contemplada desde distintos puntos de vista (multifacialidad), por lo que una completa y profunda contemplación de la misma exige circunvalar el grupo y así tomar conciencia del "movimiento" ascendente y helicoidal que lo impulsa. (forma serpentinata).
Es una composición dinámica, en la que las tres figuras parecen girar en el espacio para componer una escena, en apariencia, de gran carga dramática. Sin embargo, los rostros no acaban de ser coherentes con la tensión y el esfuerzo que los cuerpos (perfectos y clasicistas desnudos) anuncian. Los rostros de la joven y del padre no expresan, al menos con convicción, el "phatos" que un episodio como éste demanda. Parece que estemos, en fin, ante una danza en la que los cuerpos coreografían un episodio de gran dinamismo pero exento de su significado más dramático. Los cuerpos giran como una espiral en el espacio, se relacionan entre ellos, tanto en lo físico como en lo psicológico, se retuercen en un ámbito físico limitado y angustioso. Podría ser, más bien, un drama de carácter más intelectual que físico; no obstante, la influencia de la escultura helenística (tal vez el grupo del Laoconte, hallado en [[1506]] en [[Roma]]) es patente en la escultura italiana ya desde [[Miguel Ángel]], pues éste ya hizo uso de la forma serpentinata en algunas de sus producciones.
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Es una composición dinámica, en la que las tres figuras parecen girar en el espacio para componer una escena, en apariencia, de gran carga dramática. Sin embargo, los rostros no acaban de ser coherentes con la tensión y el esfuerzo que los cuerpos (perfectos y clasicistas desnudos) anuncian. Los rostros de la joven y del padre no expresan, al menos con convicción, el "phatos" que un episodio como éste demanda. Parece que estemos, en fin, ante una danza en la que los cuerpos coreografían un episodio de gran dinamismo pero exento de su significado más dramático. Los cuerpos giran como una espiral en el espacio, se relacionan entre ellos, tanto en lo físico como en lo psicológico, se retuercen en un ámbito físico limitado y angustioso. Podría ser, más bien, un drama de carácter más intelectual que físico; no obstante, la influencia de la escultura helenística (tal vez el grupo del Laoconte, hallado en [[1506]] en [[Roma]]) es patente en la escultura italiana ya desde [[Miguel Ángel]], pues éste ya hizo uso de la forma serpentinata en algunas de sus producciones.
 
Podemos comprobar al examinar más a fondo la composición, que para equilibrar el grupo, el artista ha colocado la tercera figura, la del padre, curvada en dirección al suelo. En este caso los tres cuerpos se combinan en el espacio: el vencido en el suelo con los miembros encogidos; el romano que dibuja un arco de círculo, encorvado y fogoso, y la Sabina que intenta zafarse con un gesto de su espalda. La geometría de las líneas de fuerza, el juego de las miradas, el contraste entre las expresiones, la variedad de los volúmenes que se contraen en dirección descendente y luego se expanden, todo ello convierte al Rapto no sólo en un prodigio técnico sino también en un hito de la reflexión estética acerca de la relación entre las formas en el espacio.  
 
Podemos comprobar al examinar más a fondo la composición, que para equilibrar el grupo, el artista ha colocado la tercera figura, la del padre, curvada en dirección al suelo. En este caso los tres cuerpos se combinan en el espacio: el vencido en el suelo con los miembros encogidos; el romano que dibuja un arco de círculo, encorvado y fogoso, y la Sabina que intenta zafarse con un gesto de su espalda. La geometría de las líneas de fuerza, el juego de las miradas, el contraste entre las expresiones, la variedad de los volúmenes que se contraen en dirección descendente y luego se expanden, todo ello convierte al Rapto no sólo en un prodigio técnico sino también en un hito de la reflexión estética acerca de la relación entre las formas en el espacio.  
  

Revisión del 13:08 22 may 2018

El Rapto de las Sabinas
Información sobre la plantilla
Raptodasabina.jpg
El Rapto de Sabina
Datos Generales
Autor(es):Giovanni de Bologna
Año:1579 y 1583
País:Italia Bandera de Italia
Datos de la Escultura
Estilo:Manierista
Dimensiones:4.10
Localización:La Loggia dei Lanzi en la ciudad de Florencia, Italia Bandera de Italia

El Rapto de las Sabinas también conocida como las tres edades del hombre es un grupo escultórico de mármol datado entre los años 1579 y 1583, y realizado por el escultor Giovanni de Bologna.

Identificación.

Esta obra mide 13 pies 5 pulgadas de alto ( 4.10 m ) y fue bautizada con en tema de Rapto de las Sabinas. Dicho tema fue asignado cuando la escultura ya estaba casi terminada pues Giambologna creó esta escultura como una demostración de virtuosismo y no por encargo de nadie. La obra constituye un grupo escultórico exento, está realizado en un solo bloque de mármol blanco, mediante la técnica de la talla y, posteriormente, pulido. Las tres figuras se hallan profundamente entrelazadas, tanto por la acción que desarrollan individualmente como por la escena que componen entre ellas.

En el pedestal sobre el que está situado el grupo está inserta una placa de bronce en relieve que narra diferentes escenas del rapto. Este bajorrelieve es similar al de que puso Benvenuto Cellini en el pedestal de su escultura del Perseo con la cabeza de Medusa. El trabajo está firmado por el autor de la siguiente manera:

OPVS IOANNIS BOLONII FLANDRI MDLXXXII

La obra podemos situarla en la última etapa del Renacimiento italiano, durante el llamado "Manierismo", en el último tercio del siglo XVI. Se trata de un momento de ruptura y distorsión de los ideales clasicista del primer Renacimiento y un anticipio de las nuevas formas de expresión del Barroco, estilo que le sucederá en el tiempo.

Análisis formal.

Fue realizada en un solo bloque de mármol blanco y la componen tres personajes desnudos: un hombre joven, una mujer joven y un hombre viejo. La mujer es levantada por el hombre joven y pareciera que trata de luchar por su libertad y grita de desesperación para poder desprenderse de su secuestrador. Mientras tanto, el mismo hombre joven se encuentra atrapado entre las piernas del hombre viejo que aparece muy desesperado por lo que esta ocurriendo. Si observan bien las figuras, no aparecen tensas en sus rostros pero mas bien llevan una unión psicológica con sus miradas y las posiciones de sus cuerpos y miembros dando la sensación de girar en torno de un eje central del que no pueden escapar. La obra ha sido concebida para ser contemplada desde distintos puntos de vista (multifacialidad), por lo que una completa y profunda contemplación de la misma exige circunvalar el grupo y así tomar conciencia del "movimiento" ascendente y helicoidal que lo impulsa. (forma serpentinata). Es una composición dinámica, en la que las tres figuras parecen girar en el espacio para componer una escena, en apariencia, de gran carga dramática. Sin embargo, los rostros no acaban de ser coherentes con la tensión y el esfuerzo que los cuerpos (perfectos y clasicistas desnudos) anuncian. Los rostros de la joven y del padre no expresan, al menos con convicción, el "phatos" que un episodio como éste demanda. Parece que estemos, en fin, ante una danza en la que los cuerpos coreografían un episodio de gran dinamismo pero exento de su significado más dramático. Los cuerpos giran como una espiral en el espacio, se relacionan entre ellos, tanto en lo físico como en lo psicológico, se retuercen en un ámbito físico limitado y angustioso. Podría ser, más bien, un drama de carácter más intelectual que físico; no obstante, la influencia de la escultura helenística (tal vez el grupo del Laoconte, hallado en 1506 en Roma) es patente en la escultura italiana ya desde Miguel Ángel, pues éste ya hizo uso de la forma serpentinata en algunas de sus producciones. Podemos comprobar al examinar más a fondo la composición, que para equilibrar el grupo, el artista ha colocado la tercera figura, la del padre, curvada en dirección al suelo. En este caso los tres cuerpos se combinan en el espacio: el vencido en el suelo con los miembros encogidos; el romano que dibuja un arco de círculo, encorvado y fogoso, y la Sabina que intenta zafarse con un gesto de su espalda. La geometría de las líneas de fuerza, el juego de las miradas, el contraste entre las expresiones, la variedad de los volúmenes que se contraen en dirección descendente y luego se expanden, todo ello convierte al Rapto no sólo en un prodigio técnico sino también en un hito de la reflexión estética acerca de la relación entre las formas en el espacio.

Estilo.

La obra es un ejemplo prototípico del estilo manierista, esa corriente artística que desde mediados del siglo XVI sirvió de puente entre las formas más clásicas del Renacimiento y el emergente dinamismo del Barroco. De hecho, el Rapto de las Sabinas de Giovanni da Bologna junto al Perseo de Cellini son las obras escultóricas más emblemáticas del Manierismo, y curiosamente ambas las podemos observar en el mismo emplazamientos: la Loggia dei Lanzi en la ciudad de Florencia. El Rapto de las Sabinas en concreto se basa en la típica composición manierista, denominada con la palabra italiana serpentinata, ya que los cuerpos de las figuras parecen seguir una composición curva ondulante, igual que el movimiento que hacen las serpientes. Este tipo de planteamiento hace que la escultura posea diferentes puntos de vista para el espectador, y si bien es el punto de vista frontal y los dos perfiles las formas ideales para mirar la figura, en realidad es interesante observarla desde cualquiera de los 360 grados de su entorno. Pero todavía hay otro detalle más que vincula esta obra con el Manierismo y anticipa lo que va a ser la escultura barroca. Basta ver que no se trata de una composición cerrada, y parece que las esculturas van a huir y nos indican un punto de fuga para la escena, gracias al brazo izquierdo en alto de la muchacha raptada, que nos indica un movimiento ascendente. Para conseguir el movimiento en remolino de las figuras, el autor hace que un material tan duro como el mármol parezca sumamente dúctil y flexible, de manera que los cuerpos de los protagonistas se torsionan sobre sus propios ejes, a veces con movimientos contradictorios, y haciendo que se imbriquen los troncos y los miembros de unos personajes con otros. De esta manera, el ojo del espectador va siguiendo este movimiento continuo, como si fuera una espiral, hasta que por fin sin darnos cuenta hemos dado la vuelta (una al menos) a toda la escultura.

El autor.

Esta obra le sirvió a Giovanni da Bologna para alcanzar un enorme prestigio como escultor. Como su propio nombre indica era originario de Bolonia, donde nació en el año 1529. Pero dadas sus buenas cualidades artísticas desde temprana edad, sus maestros le indicaron que debería viajar a otros centros culturales más importantes. Por eso, siendo un veinteañero emigró a Roma, y aquella estancia que duró dos años, sobre todo le sirvió para estudiar con detenimiento del mayor genio de la época: Miguel Ángel, sin duda alguna el artista más influyente para la generación posterior de artistas que llevaron a cabo obras manieristas, un término que tiene su origen en que decían que trabajaban “alla maniera de Michelangelo”. Finalmente, Giambologna se desplazó a Florencia en el año 1559, ciudad en la que residiría hasta su muerte en 1609, y donde desarrolló su productiva labor artística, aunque desde ahí también realizó obras para su ciudad natal, como la famosa Fuente de Neptuno de 1566.

Historia del título.

Este titulo se refiere a un episodio en los primeros tiempos de Roma. Como existía mucha escasez de mujeres en la joven Roma, los Romanos secuestraron a las mujeres de una tribu cercana, los Sabinos. Pero estos se opusieron y no permitieron que sus mujeres se casaran con los Romanos. Al ser rechazada la proposición de los Romanos, disgustados planearon el rapto de sus mujeres durante un gran festival que Rómulo organizó. Cuando los pueblos vecinos asistieron al festival y los inocentes Sabinos también llevaron a sus mujeres, los Romanos los encerraron y solo dejaron salir a los esposos, hermanos ó padres de ellas. De esa manera las convirtieron en sus mujeres. Como era de esperarse, el rey sabino Tito Tacio les declaró la guerra a Roma pero no les atacaron inmediatamente sino que dejaron pasar un tiempo para poder engañarlos y poder entrar a Roma. Cuando llegaron a atacar a los Sabinos, dichas mujeres raptadas ya casadas y con hijos, se interpusieron entre los combatientes y los Sabinos desistieron de luchar. Ellas habían recapacitado y pensaron que si dejaban que los Sabinos mataran a los Romanos ellas se quedarían sin sus esposos y padres de sus hijos. O por lo contrario, podían quedarse sin sus padres y hermanos, según como terminara la pelea. Después que se consiguió la paz, Tito Tacio se asoció con Rómulo, al cual concedió la mano de su hija Hersilia.

El estilo manierista.

Los rasgos manieristas superficiales son patentes: el alargamiento de las figuras, el gesto desmedido y poco coherente, el espacio angosto... Pero lo propio de Giambologna es su capacidad para introducir estas notas -que son generales a todo el Manierismo- en un movimiento que rompe de forma definitiva con la estatua clásica. El rapto de las sabinas responde todo él a la forma serpentinata que ya había utilizado Miguel Ángel, pero Giambologna prescinde del punto de vista único y el grupo incita a multitud de perspectivas. No existe un delante y un detrás sino una multiplicidad de puntos de vista, de tal manera que el grupo gira como una espiral. Esta multiplicidad, insistimos, viene impuesta por la misma escultura: el movimiento de las figuras que se retuercen y prolongan en su contraposición no atiende ya a la perspectiva frontal típica del Renacimiento, visión estática y serena sustituida, aquí, por un enérgico dinamismo. Giambologna introduce así una creciente intranquilidad en el espectador que, en relación con las pautas clasicistas, puede resultar -como así fue para los hombres de la época, de ahí su enorme éxito- enigmática. La imagen constituye un problema casi imposible de resolver: dónde termina una figura y empieza otra, cuál es el juego de cortes, paralelismos y contraposiciones, son cosa sobre las que el espectador nunca tomará una decisión definitiva.

La influencia de esta obra en la escultura y la pintura de épocas posteriores quedará patente si se observan algunas de la obras escultóricas de Gian Lorenzo Bernini (máximo exponente del barroco italiano), que irá mucho más lejos en la expresión del "phatos", o de Girardon (grupos escultóricos de los jardines del Palacio de Versalles), o algunas de las exuberantes y dinámicas pinturas del flamenco Pedro Pablo Rubens.

Fuentes.